La novela y el teatro español del siglo XX

La novela española de 1939 a 1974

El ambiente de desorientación de los años cuarenta es acusado en la novela, cuya pobreza queda condicionada. La nota común es que no hay innovaciones formales. Entre estas tendencias, la más valorada es la novela existencial. Los temas son el pesimismo, la soledad, la inadaptación, la frustración, la muerte y la incomunicación. El arranque de este tipo de novelas se produce en 1942 con La familia de Pascual Duarte de Camilo José Cela. Tras Cela vendrán Carmen Laforet con Nada en 1945 y Miguel Delibes con La sombra del ciprés es alargada. Otras tendencias son la novela de evasión y la novela de guerra o falangista, destaca Juan Antonio Zanunegui con ¡Ay… estos hijos! en 1943.

La novela de los 50 arranca con La colmena de Cela en el año 1951, que se basa en ofrecer el testimonio de la sociedad, el personaje colectivo y el perspectivismo y la reducción espacio-temporal. En 1954 surge la llamada generación del 50 y se publica Juegos de manos de Juan Goytisolo. Este tipo de obras sientan las bases de la novela social a la que se sumarán autores de la generación anterior, como Delibes, autor de El camino en 1950. La novela social pretendía señalar la injusticia y la desigualdad. Aparte de las obras mencionadas, son representativas dentro de una corriente más objetiva: El Jarama (1955) de Sánchez Ferlosio. Dentro de una línea más crítica destaca: La mina de Armando López Salinas.

En los años 60 comienza la denominada novela experimental, destaca Tiempo de silencio (1962), esta obra de Luis Martín-Santos. Este tipo de obras reciben influencias de las técnicas renovadoras de la narrativa occidental. Hay que añadir también la influencia de los narradores hispanoamericanos, que recibió la denominación de novela experimental, que tenía una estructura que rompe con la linealidad y en la que destaca el monólogo interior en forma de flujo de conciencia y los diferentes registros lingüísticos.

Otros aspectos son el uso de la segunda persona, la técnica del collage y la alteración de la puntuación.

Por el camino abierto por Tiempo de silencio transitan autores que se dieron a conocer con novelas sociales, como Juan Goytisolo con Señas de identidad en 1966 o Juan Marsé con Últimas tardes con Teresa también en 1966.

La novela de 1975 a finales del siglo XX

El fin de la dictadura, la llegada de la democracia, la desaparición de la censura y el acercamiento a Europa son hechos relevantes de esta nueva etapa.

En los primeros años de la democracia se cultivarán todas las tendencias narrativas posibles: la coexistencia de distintas promociones: la del 36, del 50, del 60 y la de los 80. A todas estas les tenemos que sumar la de la Generación X.

La mezcla de las generaciones narrativas y el boom editorial dificultan la tarea de establecer tendencias. Intentaremos agrupar los autores y las obras de las principales tendencias reconocidas hasta los años 90.

  1. La metanovela: es un ejemplo claro de literatura dentro de la literatura. Se cuenta una novela y también los problemas planteados en su creación. Nos encontramos problemas como El desorden de tu nombre.
  2. Novelas líricas: es un texto creativo, acercándose al poema lírico, destaca La lluvia amarilla.
  3. Novela histórica: es una proyección del pasado sobre el presente, destaca El capitán Alatriste.
  4. Novela de intriga: destaca la intriga y la novela negra, como La verdad sobre el caso de Savolta.

A partir de los 90 podemos encontrar la llamada Generación X, los principales autores son Juan Bonilla, Antonio Orejudo y Javier Cercas. Estos personajes escriben con una conciencia en libertad, se mueven de un tema a otro. En ellos destaca el humor, la ironía y la parodia.

La novela de la Generación X estuvo de moda durante la década de los 90 mayoritariamente. Su novela se basaba en la representación de la conducta de los jóvenes adolescentes de aquellas épocas. Escribían una literatura con sus experiencias personales y contaban como únicos aliados a los lectores jóvenes. El detonante fue Historias del Kronen, de José Ángel Mañas. Hubo una campaña contra la Generación X y tuvo varias acusaciones: la falta de originalidad, la imitación de escritores extranjeros y la pobreza de su lenguaje.

En cuanto a la narrativa, existe una nueva generación nacida en torno a 1970 llamada la Generación Nocilla. Una de las obras más importantes fue Nocilla dream.

Podemos decir que la novela española de las últimas décadas sigue unos parámetros de absoluta libertad creadora. Las preocupaciones existenciales siguen siendo lo más destacado. Destacan autores como Sara Mesa y Marta Sanz.

Debemos terminar este tema dedicando unas palabras a la inmensa escritora Almudena Grandes, fallecida en 2021, perteneciente a la llamada Generación del 90, la cual nos dejó obras como Episodios de una guerra interminable.

El Novecentismo y la literatura vanguardista

El Novecentismo se trata de un movimiento artístico y literario impulsado por un grupo de pensadores que se había formado en la Institución Libre de Enseñanza. Proclaman la deshumanización de la obra de arte y el intelectualismo. Las características de la literatura novecentista son las siguientes: el europeísmo, enlaza la ciudad y lo urbano, arte puro, preocupación por la forma y preocupación por el lenguaje.

Los novecentistas cultivaron tres géneros con mayor profundidad:

ENSAYO

El ensayo fue uno de los géneros preferidos, destacaron Eugenio D’Ors, Américo Castro, pero sin duda el más destacado fue José Ortega y Gasset. Su obra gira en torno a dos temas principales: España y el arte. Escribió libros como España invertebrada, Rebelión de las masas y La deshumanización del arte.

NOVELA

La renovación novecentista de la novela se produce con las obras de Ramón Pérez de Ayala. Introduce fórmulas nuevas en sus creaciones.

POESÍA

Ramón Jiménez es considerado como el máximo representante de la poesía novecentista. Su idea es crear belleza absoluta y eternidad. En los poemarios que escribió durante su período novecentista destaca Eternidades.

LAS VANGUARDIAS

Los movimientos de vanguardia fueron una violenta convulsión del panorama artístico europeo. Se desarrollaron a principios del siglo XX, con rebeldía al arte que se basaba en la imitación de la realidad. Las vanguardias se desarrollaron en dos etapas: la primera etapa de 1903 a 1924 con un arte deshumanizado, en la cual surgieron el Cubismo, Futurismo, Dadaísmo y el Expresionismo. Y la segunda etapa de 1924 a 1931 con la rehumanización del arte, donde apareció el Surrealismo que desarrolló la rehumanización del arte.

En España, el desarrollo de las vanguardias europeas coincidió cronológicamente con el Novecentismo y la Generación del 27. Ramón Gómez de la Serna difundió las vanguardias en nuestro país a través de la revista Prometeo. Sobresale por la creación de un nuevo género: la greguería, que él mismo definió como”metáfora + humo”. Son textos breves que se forman a partir de situaciones cotidianas.

Entre 1918 y 1927 surgieron las vanguardias hispánicas: el Ultraísmo y el Creacionismo, que pretende crear una realidad completamente nueva.

El teatro anterior a 1939

En las primeras décadas del siglo XX, por la influencia de las nuevas tendencias de teatro europeas, se produjeron intentos de renovación teatral, pero estos no contaban ni con el favor del público ni con los empresarios. Así, el teatro español del primer tercio del siglo se puede dividir en dos grandes grupos:

a) El teatro que triunfa, que podemos clasificar en:

  • La comedia burguesa de Jacinto Benavente: su obra realiza una crítica amable de los ideales burgueses, así sucede en Los intereses creados.
  • El teatro en verso se centraba en temas históricos o legendarios, su principal representante fue Eduardo Marquina (En Flandes se ha puesto el sol).
  • Teatro cómico: buscaba principalmente el entretenimiento, sus principales autores son: Carlos Arniches con su tragedia grotesca como La señorita de Trevélez.

b) El teatro que pretende innovar con nuevas técnicas o enfoques ideológicos, aunque los intentos de renovación no tuvieron el favor del público y la mayoría de las obras se quedaron sin poder ser representadas. Destacan las aportaciones de Unamuno. Los máximos representantes de esta nueva visión del teatro fueron Valle-Inclán y Federico García Lorca. La evolución del teatro de Valle-Inclán suele agruparse en tres ciclos:

  1. El ciclo mítico: con obras ambientadas en una Galicia mítica.
  2. La farsa: con obra como La Marquesa Rosalinda.
  3. El esperpento: el esperpento es un intento de presentar la realidad española presentando los hechos de una manera exagerada y burlesca, uno de sus esperpentos más importantes es Luces de Bohemia.

El teatro de García Lorca se caracteriza por la frustración, el conflicto entre la realidad y el deseo. De ahí los destinos trágicos. Dividiremos la evolución del teatro de Lorca en tres momentos:

  1. Las experiencias de los años 20, como La zapatera prodigiosa.
  2. La etapa vanguardista de principios de los años 30, escribía obras de difícil representación como El público.
  3. La etapa de plenitud: esta etapa pertenece a las tragedias y dramas. En esta etapa también observamos su interés en reflejar la situación de la mujer. Lorca mezcla la prosa y el verso, una de sus obras más importantes es Bodas de sangre.

El teatro de 1939 a finales del siglo XX


La Guerra Civil significó para el teatro español una ruptura importante. Los grandes
renovadores del 98 y el 27 murieron como Valle-Inclán o Lorca, y otros tuvieron que exiliarse
como Alberti.
Durante la España de Franco se impuso una censura que hacía difícil una visión crítica de la
realidad. Predominó el teatro comercial ya que la mayoría de teatros eran para el público
burgués. Los principales representantes de este tipo de teatro son Joaquín Calvo (La visita que
no tocó el timbre), y ya en los 50 Alfonso Paso (Usted puede ser un asesino).
Los estrenos de Historia de una escalera (1949) de Antonio Buero Vallejo y Escuadra hacia la
muerte (1953) de Alfonso Sastre abren el camino hacia un teatro distinto, de temas
existenciales y sociales desde una punto de vista realista, a partir del 55 estos dos personaje
conducen al teatro social, un teatro de protesta y denuncia que encontró muchas dificultades
para llegar a los escenarios. En esta tendencia destaca Lauro Olmo (La camisa).
En los últimos años del franquismo continúa la ruptura entre el teatro comercial y el
renovador. El teatro renovador en los años 60 y sobre todo en los años 70, se desarrolla una
corriente experimental, que no abandona la intención crítica pero se opone a la estética
realista. El enfoque realista es sustituido por otro tipo de símbolos en busca del espectáculo
total, donde lo no verbal adquiere tanta o más importancia que lo verbal.
Entre los dramaturgos, los autores más destacados son Francisco Nieva (Pelo de tormenta) y
Fernando Arrabal (Pic-nic). Además aparece el teatro subterráneo, estos autores apenas
estuvieron en las carteleras comerciales.
Durante la transición no se produjo el éxito del teatro que se esperaba. 

A partir de la creación
del INAEM en el año 1978, ayudó a fortalecer al sector público que promovió grandes y
costosos montajes de los grandes clásicos. Se estrenó la llamada “operación rescate”.
El teatro de la democracia tiene numerosos temas, estilos y formas. En los 90 ya están
presentes en autores precedentes de grupos independientes como Alonso de Santos (Bajarse
al moro) o José Sanchís Sinisterra (¡Ay, Carmela!) que sirven como modelo a la generación
Bradomín. Juan Mayorga (Cartas de amor a Stalin).
Otros rasgos característicos del teatro de los 80 y de los 90 es la falta de compromiso político,
pero no se abandona la crítica social. Se representan problemas cotidianos típicos de
protagonistas jóvenes en entornos urbanos.