La Economía y Sociedad en el Franquismo: De la Autarquía al Desarrollismo (1939-1975)

Introducción: El Franquismo y sus Transformaciones (1939-1975)

La victoria de Franco en la Guerra Civil española (1936-1939) introdujo una nueva orientación económica y social en el país. En la economía, cabe diferenciar tres etapas principales: una autárquica, otra de desarrollismo y, finalmente, la crisis que marcó el fin del régimen. En el ámbito social, al tradicionalismo inicial le sucedió una época de mayor dinamismo, marcada por el crecimiento urbano y una creciente apertura internacional. En el ámbito político, los falangistas y militares fueron cediendo terreno en favor de los tecnócratas y otros civiles. El régimen autoritario, no obstante, persistió en lo esencial, asentado por la Ley Orgánica del Estado y con la designación de Juan Carlos como sucesor en 1969.

La Autarquía (1939-1959): Aislamiento y Escasez

Contexto y Características Iniciales

La etapa de la autarquía (1939-1959) tuvo su punto de partida en una renta per cápita que no alcanzaba el 73% de la previa al inicio de la guerra, con importantes destrucciones y bajas producciones en un contexto exterior de guerra mundial. La respuesta del régimen fue una política autárquica, es decir, basada en la autosuficiencia, en la producción propia y bastante cerrada al resto de países; pero que no contó con los recursos de oro y divisas necesarios para llevar a cabo la reconstrucción. La situación de los primeros años de posguerra fue la de una España de miseria y racionamiento.

La etapa de autarquía económica pura se extendió entre 1939 y 1951, para después iniciar un cambio hacia una progresiva liberalización. La autarquía, además de la ruina, la falta de abastecimiento y el bloqueo aliado, se caracterizó por un programa arbitrario e improvisado que variaba enormemente de un sector a otro. La regulación era estatal, un claro intervencionismo o dirigismo económico, que fijaba precios y salarios en casi todos los ámbitos y donde solo se mantuvieron relaciones exteriores significativas con Portugal y la Argentina de Perón.

Consecuencias Económicas y Medidas Adoptadas

La situación resultante contemplaba la miseria y las malas cosechas, con carencia de materias primas como el petróleo, abonos y algodón, así como la falta de capitales y tecnología para el desarrollo de la industria y el comercio. Los productos estaban regulados y racionados, lo que acarreaba un encarecimiento y desabastecimiento, dando lugar a un floreciente mercado negro, el estraperlo. La inflación se disparó.

La reforma agraria fue sustituida por el organismo estatal del Instituto Nacional de Colonización, encargado del fomento de nuevos pueblos y la mejora rural. En la industria, se fundó el Instituto Nacional de Industria (INI) en 1941, inspirado en el modelo italiano, que abarcó distintos sectores como el ferroviario, la automoción, la electricidad y la minería. A la vez, se multiplicaron los monopolios estatales: RENFE, CAMPSA, Tabacalera, Iberia, etc., lo que contribuyó positivamente a la recaudación de Hacienda. La rigidez de la autarquía se aplicaba sobre todo al comercio exterior, que no recuperó el nivel de exportaciones hasta 1950. Así, esta primera década se resumió en estancamiento y retraso.

Hacia la Apertura: Cambios en la Década de 1950

La década de los cincuenta mostró signos de cambio y una salida progresiva de la autarquía, apoyados en el fin del aislamiento y un cambio en las relaciones internacionales, especialmente la apertura de la Organización de Naciones Unidas (ONU) al régimen franquista. La ayuda económica y técnica de EE. UU. desde 1953 y la integración de España en el comercio internacional fueron clave. Al final del periodo (1958), España ingresó en tres organismos económicos internacionales:

  • OECE (Organización Europea de Cooperación Económica)
  • FMI (Fondo Monetario Internacional)
  • BIRF (Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento)

En el ámbito social, el desempleo descendió rápidamente, especialmente debido a un constante éxodo rural hacia los focos industriales (el sector agrario se redujo a un 40% de la población activa), pero cuyos salarios eran incapaces de compensar una inflación rampante. La sociedad estaba polarizada en dos grupos: la rica oligarquía agraria, industrial y financiera, y por otro lado, la mayoría de la población con un muy bajo nivel de renta. En un orden asegurado por una estricta jerarquización social, una moral católica y unas organizaciones sindicales verticales, los mayores logros se consiguieron en el sistema sanitario y las subvenciones a las familias numerosas.

El Desarrollismo (1959-1973): Crecimiento y Modernización

El Plan de Estabilización de 1959

La etapa del Desarrollo Económico (1959-1973) llegó con un cambio ante el callejón sin salida que suponían la inflación, el déficit comercial y, por lo tanto, la peligrosa disminución de las divisas. La introducción de políticos independientes expertos en economía, denominados tecnócratas, orientó el rumbo hacia una línea de liberalismo económico y de apertura hacia Europa. España ingresó en organismos internacionales como el FMI o el Banco Mundial, lo que aseguró el apoyo a las medidas emprendidas.

El Plan de Estabilización pretendía flexibilizar la actividad económica para evitar la quiebra de la balanza de pagos, frenar la inflación y liberalizar el comercio exterior. Para ello, se tomaron medidas concretas de reforma fiscal y flexibilidad laboral. A corto plazo, los éxitos previstos conllevaron emigración, dificultades obreras y el cierre de empresas no rentables, pero a la larga, crecieron las producciones, las exportaciones y las inversiones extranjeras.

Los Planes de Desarrollo

Una vez en marcha este nuevo sistema, los esfuerzos se centraron en programar los Planes de Desarrollo, una planificación económica indicativa al estilo francés, desarrollada en tres planes desde 1964 hasta 1975, con una duración de tres o cuatro años cada uno. El objetivo era un desarrollo equilibrado y equitativo de todo el territorio peninsular para evitar zonas excesivamente atrasadas. Las directrices eran obligatorias para las empresas públicas y orientativas para el sector privado, incentivado con rebajas fiscales, infraestructuras, etc.

  • El primer Plan promocionó polos de desarrollo.
  • El segundo Plan se centró en el sector agrícola y educativo.
  • El tercer Plan se diluyó inmerso en la crisis de 1973.

Balance del Periodo y Transformaciones Sociales

La valoración del periodo comprendido entre 1960 y 1973 destaca el crecimiento acelerado del PNB, superior al 6% de media anual —solo superado por Japón— y una duplicación de la renta per cápita. La agricultura se tecnificó, el sector terciario se disparó y se vieron los resultados de las grandes empresas, ya fueran del INI o bancarias. Pero no se corrigieron los desequilibrios territoriales y la dependencia exterior fue notoria. De esta manera, el déficit comercial solo se compensó mediante la entrada de divisas de un creciente turismo y las remesas de dinero enviadas por los emigrados al extranjero.

Socialmente, en estos últimos años se produjo un «baby boom», un crecimiento demográfico asombroso de casi seis millones de personas. La organización empresarial aceleró los movimientos migratorios hacia las ciudades y hacia Europa. Un millón y medio de personas tuvieron preferentemente destino en Francia, Alemania y Suiza. Todo ello provocó un enorme proceso de urbanización, en algunos casos con infraviviendas. En cuanto al reparto sectorial, se observó la inferioridad de la población agrícola respecto al sector secundario o terciario. El aumento del nivel de vida cambió los hábitos, fomentó una sociedad de consumo y el ímpetu constructivo.

La movilidad social fue un hecho, experimentándose una importante expansión de la clase media (56% en 1975). Dentro de un inmovilismo político, hubo un esfuerzo por mejorar las condiciones sociales, cuyo apartado más destacado fue la Ley de Bases de la Seguridad Social (1963) y la Ley General de Educación de 1970, que decretó la gratuidad de la enseñanza primaria. En otro ámbito de cosas, se produjeron ciertos cambios como la Ley de Prensa de 1966, impulsada por el ministro Manuel Fraga Iribarne, que supuso suprimir la censura previa, y la Ley de Libertad Religiosa, que abrió la posibilidad de funcionamiento de otras religiones.

La Crisis Final del Franquismo (1973-1975)

La etapa final del franquismo (1973-1975) se inició con la crisis económica provocada por el alza del coste del petróleo y su influencia en la inflación. Los precios al consumo subieron un 17% respecto al año anterior. A esto se añadieron las deficiencias de una industria con sectores maduros (siderurgia, textil, etc.) que se iban quedando obsoletos ante la nueva era tecnológica. La conflictividad laboral y social aumentó a partir de 1974. Por el contrario, disminuyeron las inversiones extranjeras.