Filosofía cartesiana: Del método a la moral

El método cartesiano: Búsqueda de la certeza

René Descartes, figura clave del racionalismo del siglo XVII, desarrolló un método para alcanzar la verdad filosófica inspirado en las matemáticas. Su duda metódica, que cuestionaba incluso la realidad exterior, lo llevó a la famosa afirmación “pienso, luego existo” como punto de partida irrefutable. El método cartesiano, con sus reglas de evidencia, análisis, síntesis y enumeración, buscaba construir deductivamente certezas absolutas, como la existencia de Dios y del mundo material.

Ideas y sustancias en Descartes

Descartes consideraba las ideas como modos del pensamiento y distinguía entre ideas adventicias, facticias e innatas. Estas últimas, como la idea de infinito, eran cruciales para demostrar la existencia de Dios y la conexión entre el sujeto pensante y la realidad. El concepto de sustancia en Descartes se refiere a aquello que existe por sí mismo, identificando tres sustancias principales: la sustancia pensante (el yo), la sustancia infinita (Dios) y la sustancia extensa (el mundo material).

Argumentos sobre la existencia de Dios y del mundo

Descartes presentó argumentos para demostrar la existencia de Dios, como el argumento de causalidad e infinito, basado en la idea innata de infinito, y el argumento ontológico, que afirma que la existencia de Dios se deriva de su propia esencia. La existencia de Dios, a su vez, garantizaba la existencia del mundo material.

Dualismo antropológico: Mente y cuerpo

La teoría antropológica de Descartes es dualista, concibiendo al ser humano como la unión de dos sustancias independientes: la mente (pensamiento) y el cuerpo (materia extensa). Esta dualidad buscaba conciliar el mecanicismo del mundo con la libertad humana. Descartes propuso la glándula pineal como punto de interacción entre mente y cuerpo, y desarrolló una teoría de las pasiones del alma, donde la razón y la voluntad deben controlar las emociones y deseos corporales para alcanzar la libertad.

Moral provisional

La moral cartesiana, inicialmente considerada “provisional” para no interferir con la investigación filosófica, presenta máximas como la obediencia a las leyes, la firmeza en las decisiones, el autocontrol y la dedicación al cultivo de la razón. Esta moral busca la sumisión de las pasiones a la razón y la búsqueda del conocimiento verdadero como base para una conducta ética.

Reflexiones sobre el dualismo y las drogas

El dualismo cartesiano ofrece una perspectiva interesante para analizar la experiencia de la consumición de drogas. Las alteraciones perceptivas y las experiencias introspectivas inducidas por las drogas pueden interpretarse como manifestaciones de la mente explorando nuevos límites, mientras que los efectos físicos evidencian la conexión entre mente y cuerpo. El dualismo también plantea cuestiones éticas sobre la libertad y la autonomía frente a las sustancias psicoactivas.

En conclusión, la filosofía cartesiana, desde su método hasta su moral, ofrece un marco profundo para comprender la búsqueda de la certeza, la naturaleza de la realidad y la relación entre mente y cuerpo, con implicaciones que se extienden incluso a temas contemporáneos como la experiencia con las drogas.