Nuevos Aires en la Narrativa Estadounidense: Del Siglo XIX al XX

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Nuevos aires en la narrativa

El tránsito del s.XIX al XX supone la progresiva consolidación económica y política de EEUU. En Norteamérica hay una sociedad en ebullición con afluencia masiva de inmigrantes y avances técnicos.

Los primeros cambios son los escritores naturalistas Stephen Crane y Frank Norris que ensanchan la novela con personajes sacados de la nueva realidad circundante: hombre de negocios, viajantes, proletariado urbano y rural, inmigrantes, sacerdotes desencantados y mujeres que  buscan sus sueños.

Sitúan la acción en nuevos lugares: pisos alquilados, mataderos, fábricas, rascacielos o grandes firmas comerciales. Es la literatura muckraker, con tintes de denuncia que refleja un sistema social determinista totalmente donde el hombre se empequeñece.

Se siente con más fuerza la influencia de modelos europeos (Ibsen, Dostoievsky, Shaw, H. G. Wells, Freud, Bergson) y aumenta el interés por los temas sociales, educación, feminismo y psicologismo.

Proliferación de revistas literarias.

LA GENERACIÓN PERDIDA

Década de los veinte la sociedad Norteamericana estaba con su opulencia (abundancia o riqueza excesiva de bienes).

Gertrude Stein la primera europea hizo una guía y catalizadora de todos los jóvenes norteamericanos. El segundo es la librería Shakespeare and Company.

En París formaron la ‘’generación perdida’’: Francis Scott, Fitzgerald, Ernest Hemingway, John Dos Passos.

Se ha idealizado la estancia en Europa. Buscaban saciar sus inquietudes además del clima humano tolerante.

Allí vivieron la Primera Guerra Mundial y maduraron personalmente.

Reflejaron el pesimismo y desconcierto que siguió a la 1ª Guerra Mundial.

Describieron la inutilidad y la crueldad de la guerra, los felices años veinte, la era del jazz, la depresión económica y la sociedad norteamericana en general.

Ernest HemingWay:


París contacta con los intelectuales europeos y norteamericanos. En su primer libro explica la guerra como tema recurrente. En contacto con la cultura española publica ‘Fiesta’, dónde los personajes superan la frustación por medio del alcohol, sexo, peligro o riñas entre sí. La novela siguiente ‘Adiós a las armas’, tiene alto dosis de autobiografismo, narración lineal, dominio del lenguaje en los diálogos y docilidad del personaje femenino (estilo duro). En relación con nuestro país publica ‘Muerte en la tarde’ y ‘Por quién doblan las campanas’ que cuenta las experiencias de la Guerra Civil y su apoyo a la causa republicana. ‘El viejo y el mar’, novela cargada de simbolismo; con un pescador y un pez enorme que los tiburones le impiden mostrar su trofeo a los demás.


F. Scott Fitzgerald


Cronista de la década de los veinte. Los personajes no son endurecidos, son desequilibrados, ricos y ociosos. Tampoco era un mundo brutal, sino una sociedad refinada. Tras las primeras novelas de formación aparece ‘El Gran Gatsby’, que es narrado por un narrador interpuesto en el que el pasado de Gatsby es nebuloso y quiere recuperar a Daisy. Éste tiene fe absoluta en el valor de sus ideales. El autor generalizó el choque romance/Realismo como imagen de una Ámerica. Él y su esposa tuvieron problemas económicos. Hizo más novelas como ‘Tierna es la noche’ y ‘El último magnate’ que se considera una obra anticuada e irrelevante.


Literatura experimental


John Dos Passos: Aunque es miembro de la generación perdida ahonda en el experimentalismo. Publica ‘Manhattan Transfer’ con técnicas expresionistas, cortes abruptos y fragmentación. Tiene una influencia del cine. La ciudad, las multitudes, los rascacielos y los transportes dominan el libro. Para Jean-Paúl Sartre, Dos Passos es el inventor de la novela ‘’sin autor’’ y ‘’sin personajes’’. Las innovaciones técnicas más complejas son ‘Paralelo 42’ y ‘El gran dinero


William Faulkner y la literatura sureña


Frente a la literatura dominante, Nueva York y Chicago, van cobrando fuerza.


William Faulkner, comienza a el viejo sur, dónde conserva las plantaciones, las grandes mansiones y las reuniones sociales. Culminan en ‘Lo que el viento se llevo’ de Margaret Mitchel.


El novelista muestra un fresco grandioso de la condición humana, tanto en lo bueno como en lo malo: valentía, resistencia y tenacidad, pero también avaricia, violencia, debilidad y deshonestidad.


Faulkner no gozó de la aceptación crítica y popular.


Sus primeras obras, ‘La paga del soldado’ y ‘Mosquitos’


Ganó un premio nobel en Literatura en 1949.


Faulkner creó un microcosmos de Yoknapatawpha, trasunto imaginario de su tierra natal.


El sonido y la furia’, fusiona el romance sureño con la forma experimental moderna. Cuatro personajes cuentan su versión de la historia en cuatro fechas distintas. Paradójicamente, la verdadera protagonista de la novela, Caddy, no aparece representada por su propia voz.


Otra más compleja, ‘Mientras agonizo’, cincuenta y nueve monólogos interiores de quince personajes cumplen su voluntad de ser enterrada en el cementerio de Jefferson. Aunque todos cumplen con la voluntad de la difunta, cada uno tiene sus propios objetivos inconfesados para acudir a la gran ciudad.


Faulkner, dice que en el sur no es sólo una localización geográfica, también es un estado mental que va diseccionado.


Otra, ‘¡Absalón, Absalón!’, una de sus mejores novelas que trata sobre la historia.


Realiza una trilogía: ‘El villorrio’, ‘La ciudad’ y ‘La mansión’.


Publica otra obra importante, ‘Desciende Moisé’, relata la historia de los McCaslin, otra de sus viejas familias del sur aristocrático, en sus momentos de decadencia.


Faulkner, continuó su magisterio después de la Segunda Guerra Mundial y publica ‘Los rateros’ (1962), que le reportó su segundo premio Pulitzer.


Literatura social


Dos acontecimientos muy significativos preludian el fin de los años veinte.


El primero, fue una ejecución en la silla eléctrica de los anarquistas. Condena internacional y las protestas de los intelectuales.


El segundo, fue el crack de 1929 y los posteriores años de la Depresión.


En esta coyuntura, la novela temática social es la que se abre paso.


John Steinbeck:


Su fama se debe a las obras sociopolíticas. ‘De ratones y hombres’ (1937) y ‘Las uvas de la ira’ (1939), su novela cumbre. Utiliza técnicas cinematográficas dónde relata el viaje de los Okies, los campesinos pobres de Oklahoma hacia la tierra prometida de California. Predica que hay que dejar la codicia personal para cooperar en la salvación del país. ‘Al este del Edén’, ofrece las peripecias de varias generaciones en una misma familia. Con ‘La perla’ gana un Nobel.


Corrientes de la narrativa estadounidense de posguerra


 En las líneas generales son:


La novela policíaca: Muestra el lado oscuro de la sociedad y están protagonizadas por detectives. Destaca la escritora Patricia Highsmith, que publica ‘Extraños en un tren’.


La generación >: Destaca Henry Miller, que escribíó ‘Trópico de Cáncer’, ‘Trópico de Capricornio’, ‘Sexus’, ‘Plexus’, y ‘Nexus’. Eran inconformistas y rebeldes. Los narradores destacan eran, Kerouac y William Burroughs.


La narrativa judía: Destaca Isaac Bashevis Singer, con religiosidad de tradiciones judías. Uno de los autóctonos era Saul Bellow.


La narrativa negra: Predomina la problemática racial. Destaca Truman Capote con ‘A sangre fría’.


La novela de ciencia ficción: Se consolida plenamente en la segunda mitad del s.XX. Destacan autores como:


Ray Bradbury: Su obra ‘Fahrenheit 451’ dónde nos sitúa en un tiempo en que han desaparecido los libros, de forma que lo que es una anticipación del estado de incultura y de desconocimiento en que ha caído la humanidad se convierte en una sátira contra la situación actual. También ‘Crónicas marcianas’ y ‘Las historias de Ray Bradbury’.


Isaac Asimov: Un norteamericano de origen ruso, destaca por sus escritos de divulgación científica y por sus novelas de ciencia ficción. Como ‘Yo, robot’.


Vladimir Nabokov: Es inclasificable, dónde destaca ‘Lolita’.


Jerome David Salinger: ‘El guardián entre el centeno’, un olvidable retrato de la pérdida de la inocencia juvenil.


Paúl Bowles, Norman Mailer, Gore Vidal, Tom Wolfe (‘La hoguera de las vanidades’), John Updike, Susan Sontag (‘El amante del volcán’) y Paúl Auster (‘Leviatán’