Movimientos Vanguardistas en la Literatura

A) EL EXPRESIONISMO

Ofrece un signo diferente al de los otros ismos, así como una mayor duración y extensión. Desarrollado en países de habla alemana, nace como corriente pictórica hacia 1905 y pasa después a la literatura. Para el Expresionismo la literatura debe ser un reflejo de las tensiones espirituales internas y un arma de combate contra la sociedad. De ahí el tono pesimista, inquietante y rebelde de sus escritos, y los temas que se acercan a los aspectos más sórdidos del hombre y a la miseria espiritual de las multitudes urbanas. Denuncia las miserias de la guerra y rechaza la tecnología moderna. Es común la introducción de simbologías oscuras, de imágenes visionarias intensas y violentas, de personajes melancólicos y extraños, lo que dota a sus obras de una atmósfera atormentada y trágica. Entre las técnicas del lenguaje expresionista destaca la deformación subjetiva de la realidad mediante hipérboles, caricaturas, antítesis, humor negro, para expresar la angustia existencial.

B) EL FUTURISMO

Surgió en Italia, bajo la dirección del escritor Marinetti. Desde su comienzo (1909) proclama la ruptura radical con el pasado y alaba el esplendor geométrico del mundo, la civilización mecánica y las conquistas de la técnica. El Futurismo es antirromántico, destierra los sentimientos humanos como materia del arte: El dolor humano no es más importante que el que siente una lámpara eléctrica en un cortocircuito (Marinetti). Sus escritos tratarán de la belleza de las máquinas o de la emoción de la velocidad. Ofreció nuevos temas a la literatura como el automóvil, el avión, las fábricas, el cine, el deporte, la violencia… En el lenguaje se suprimirán los adjetivos, los signos de puntuación y los nexos sintácticos para conseguir dinamismo y velocidad. Buscará nuevos efectos con la introducción de signos matemáticos o con la disposición tipográfica de la página. El futurismo no tuvo un gran impacto en España ni creó escuela, aunque influyó en algunos poetas de la Generación del 27 que, fascinados por la técnica moderna, el movimiento y la velocidad, escribieron poemas sobre estos temas en sus primeros libros: Seguro azar (1929) de Pedro Salinas y Cal y canto (1927) de Rafael Alberti.

C) EL CUBISMO

Es un movimiento esencialmente pictórico. Defiende la independencia absoluta del arte y reorganiza la realidad mediante cuadros simultáneos y bidimensionales, sin una relación aparente entre ellos. Mezcla los distintos elementos a la manera de collage. El Cubismo literario incluye a Guillaume Apollinaire y sus Caligramas o poemas donde distribuyen tipográficamente los versos para formar imágenes visuales. Poesía sin adornos, con predominio de sustantivos y ausencia de nexos. Asociación libre de palabras.

D) EL DADAÍSMO

Fue el movimiento más radicalmente destructivo. Su nombre, elegido al azar, abriendo un diccionario con un cuchillo, es como un balbuceo infantil: no significa nada. Fue fundado en plena guerra, en 1916, en Zurich, por el rumano Tristan Tzara. Dadá va contra todo, es la negación absoluta, que incluye al arte y la literatura, a Dadá mismo y a sus creaciones. Frente a la razón, propugna liberar la fantasía, crear un lenguaje incoherente, pero sin ninguna pretensión de crear arte. Se oponen a cualquier convención y reclaman para el arte la destrucción de las normas, la incoherencia y el valor de la intuición y del inconsciente. No se respeta la lógica ni la sintaxis, se pretende dar sensación de improvisación y de caos. A partir de 1919, instalado en París, el movimiento irá perdiendo fuerza, pero algunos de sus componentes se integrarán en la revolución surrealista.

E) EL SURREALISMO

Es el movimiento vanguardista más revolucionario y de mayor alcance. Influido por el psicoanálisis de Freud y las teorías de Marx. Nace de las cenizas de varios ismos en 1924, fecha en que su líder, André Breton, publica el primer Manifiesto del Surrealismo. El Surrealismo descubre un universo, el subconsciente, entrevisto a través de los sueños, y una técnica: la escritura automática con la que quiere construir una nueva lógica, un nuevo lenguaje que se nutra de las imágenes del mundo interior. Se trata de alcanzar el estado de trance y dejarse arrastrar por la asociación inconsciente, sin restricciones ni límites y conseguir alcanzar una esfera de conocimiento más elevada que está por encima de la realidad visible. La irracionalidad que pregonan los surrealistas puede dar lugar a un hermetismo que en estado puro impide la comunicación o al uso del mundo de los sueños y la subconsciencia para elaborar imágenes sin pasar por la censura de la lógica, la moral o la estética. El surrealismo enriqueció el lenguaje con asociaciones nuevas y metáforas ilógicas; además recuperó la emoción y lo pasional. La huella surrealista es profunda en el arte del s. XX y en varios poetas de la Generación del 27. En España las visitas de André Breton y Louis Aragon en 1925 dieron a conocer el Surrealismo en nuestro país. Su difusión estuvo a cargo de Juan Larrea, que influyó notablemente en algunos autores de la Generación del 27 como Federico García Lorca, Poeta en Nueva York (1930); Rafael Alberti, Sobre los ángeles (1927-1928); Luis Cernuda, Los placeres prohibidos (1931) y Vicente Aleixandre, Espadas como labios (1930-1931). El Surrealismo español tiene una personalidad propia: nunca llegó a los extremos de la escritura automática y rehumanizó la poesía; además, enriqueció la lengua poética gracias a la utilización de sorprendentes imágenes y de novedades métricas como el versículo.