Literatura española de finales del siglo XIX y principios del XX: del 98 a las vanguardias

Generación del 98.

Esta generación literaria, nacida del intento de regeneración de los males del país, tiene unos elementos comunes:

  • Crítica de los males de España, especialmente del hambre y la ignorancia.
  • Pesimismo ante la decadencia histórica, unida a la caída de los valores sociales y espirituales.
  • Influencia de la filosofía, especialmente el existencialismo (búsqueda del sentido de la vida)
  • Dolor por España: nace profundo patriotismo, centralista y castizo, representado en Castilla.
  • El subjetivismo: el análisis de la decadencia se hace desde la sensibilidad personal. Es una reacción contra el Realismo anterior, que buscaba testimoniar con objetividad lo que pasaba.
  • Renovación estética del lenguaje: se busca la sobriedad y la sencillez, usando palabras tradicionales y castizas.

Pío Baroja

Miguel de Unamuno

Escribió siempre sobre sí mismo y sobre sus preocupaciones personales: el sentido de la vida (filosofía existencialista), la angustia ante la muerte, la existencia de Dios, el ansia de eternidad, el tema de España. Sus novelas más destacadas son Niebla y San Manuel Bueno, Mártir.

Valle Inclán

Sus años iniciales están marcados por la tendencia modernista y representados por las Sonatas. En Ruedo ibérico manifiesta su tendencia más noventayochista, analizando la degradación moral de España.

José Martínez Ruiz “Azorín”

Emplea en su literatura un estilo sencillo, claro y preciso. Entre los temas principales, encontramos los recuerdos de su infancia y juventud, llenos de nostalgia. Destacan La voluntad y Antonio Azorín.

Antonio Machado

Que, aunque destacó por la poesía, escribió obras en prosa como Juan de Mairena.

Concha Espina

Se alejó de innovaciones estilísticas y de la preocupación existencial de los autores del 98, aunque dio gran importancia a personajes femeninos del entorno rural.

Carmen de Burgos

Destacó por su pensamiento regeneracionista como activista de los derechos de la mujer (Puñal de claveles)

Novecentismo o Generación del 14

En torno a 1914 surge una nueva generación de intelectuales, formados en universidades y de clara vocación europeísta, que reacciona contra el sentimentalismo en el arte y propone una literatura intelectual. Se los conoce como novecentistas o Generación del 14. Estos autores anteponen el europeísmo al castellanismo de la Generación del 98. Se sienten obsesionados por una obra «bien hecha», alejada de improvisaciones y con un gran cuidado de la forma. Sus características principales:

  • Ruptura absoluta con el pasado, tanto del Realismo, Modernismo como la Generación del 98.
  • Renovación del género narrativo con nuevas técnicas que olvidan la trama o el argumento.
  • Lenguaje pulcro, cuidado y equilibrado.
  • Es un arte deshumanizado, es decir, sin compromiso social. Existe una clara separación entre vida y literatura.
  • Es una literatura elitista, para minorías, a veces difícil de entender.
  • Huida de lo vulgar, de lo fácil y de lo monótono.

Se consideran dentro de esta estética a los novelistas Gabriel Miró (Las cerezas del cementerio), Ramón Pérez de Ayala (Tigre Juan y el curandero de su honra), Ramón Gómez de la Serna (El torero caracho), Wenceslao Fernández Flórez (Las siete columnas), José Ortega y Gasset y Ramón J. Sender.

La novela hacia 1927

En los mismos años en los que destacan los poetas de la Generación del 27, escriben novelas autores muy influenciados por la situación política que dará origen a la Guerra Civil. Algunos son novelistas republicanos que padecieron el exilio con la Guerra Civil, como Benjamín Jarnés, Juan Chabás y Rosa Chacel. El segundo grupo plantea una novela social muy comprometida con la ideología revolucionaria, como José Díaz Fernández y César Mª Arconada

Modernismo

El Modernismo llega a España comienza en 1880 y se mantuvo hasta la Primera Guerra Mundial (1914). Fue iniciado por el nicaragüense Rubén Darío a través de su obra Azul. Rubén Darío trae a España las influencias francesas de dos movimientos, el Parnasianismo y el Simbolismo, y las combina con la influencia de Bécquer.

Esta mezcla da lugar a dos vertientes del Modernismo:

Por un lado, está el Modernismo estético, que busca la búsqueda de la belleza y la perfección formal como único medio de huir de la realidad cotidiana. Hay una evasión al pasado y a lugares exóticos. Abundan los palacios, los castillos, las princesas, las ninfas y el gusto por la mitología griega y romana, etc.

Por otro, el Modernismo intimista, en el que los autores expresan su intimidad personal como otra manera de huir de la realidad exterior. Es el Modernismo que más triunfa en España.

El lenguaje es culto y muy seleccionado, con abundancia de figuras retóricas, especialmente metáforas, sinestesias o personificaciones. En cuanto a la métrica, predomina la innovación formal frente a la tradición literaria. Aparecen los versos alejandrinos (de 14 sílabas) y las rimas en esdrújulas, cierto gusto por poemas en dodecasílabos y empleo de romances que abandonan la tradición octosílaba.

Entre los grandes poetas modernistas destacan su fundador Rubén Darío (Cantos de vida y esperanza) y los hermanos Manuel Machado con su obra Alma y Antonio Machado con Soledades, galerías y otros poemas. También el Premio Nobel Juan Ramón Jiménez es considerado modernista en su primera etapa, con obras como Arias tristes y Platero y yo (este último en prosa poética).

Las vanguardias

Al terminar la Primera Guerra Mundial aparecen en Europa una gran cantidad de movimientos culturales (no sólo literarios) y artísticos basados en la provocación, la ruptura con lo anterior y el intento de buscar caminos nuevos al arte a través de la experimentación continua. Son las vanguardias, caracterizadas por hacer un arte para minorías, transgresor y difícilmente inteligible, sin ninguna preocupación por los problemas sociales. Destacamos el Surrealismo en Francia con autores como Bretón y el Futurismo en Italia con poetas como Marinetti.

En España triunfaron dos vanguardias: el Creacionismo, basado en el goce de inventar, y el Ultraísmo, movimiento este último que aglutinó todas las vanguardias mediante la ruptura del discurso lógico, la eliminación de las ideas y la introducción de innovaciones como los poemas visuales o el caligrama. Entre los principales autores del Ultraísmo destaca Ramón Gómez de la Serna, famoso por sus greguerías, que eran frases breves que recogían una idea original con un resultado ingenioso y humorístico. También destacan Gerardo Diego y Guillermo de la Torre