Recorrido por la Dramaturgia y Lírica Contemporánea de España

Teatro Innovador: Características y Autores Destacados

Este teatro se caracteriza por:

  • La influencia de los movimientos de vanguardias europeos.
  • Sus temas están relacionados con la tradición y el folclore.
  • Imitan la forma de otros subgéneros teatrales más populares.

Autores del Teatro Innovador

Miguel de Unamuno

Presenta una fuerte carga filosófica en su dramaturgia. Es interesante por los nuevos planteamientos escénicos como la sencillez de la escenografía, la importancia de la reflexión y la temática existencial. Su obra más significativa es El otro.

Jacinto Grau

En contra del teatro acomodado y superficial, ahonda en los problemas sociales, existenciales y artísticos. Destaca por El señor de Pigmalión.

Ramón María del Valle-Inclán

Su obra tiene una clara voluntad de ruptura, tanto formal como temática. Parte de sus dramas de raíz modernista hasta la maduración del esperpento. Su teatro ha sido considerado “agenerico” e incluso narrativo. En su época, sobre todo los esperpentos, fueron considerados irreprepresentables debido a la multiplicidad de espacios y personajes, a la crudeza de algunas escenas y a la amplitud y estilo de las acotaciones que se acercan a la lírica. Por otro lado, traerá al teatro español algunos rasgos del teatro vanguardista europeo:

  • Tendencia a la deshumanización.
  • Introducción de lo absurdo y lo grotesco.
  • El intento de crear un espectáculo integral en el que entren todo tipo de recursos de puesta en escena.

El Esperpento

Se llama así a la deformación de los personajes y de la realidad para criticar la situación de crisis en que vivía el país a principios de siglo. Se caracteriza por mezclar lo cómico con lo serio. Los personajes se animalizan, los animales se humanizan. Utiliza la técnica del fondo de vaso. Valle-Inclán une en estas obras lo tradicional con los nuevos inventos del siglo XX.

Federico García Lorca: Dramaturgia y Estilo

Se caracteriza por los dramas de contenido rural. La obra de teatro para este autor es un espectáculo total donde se unen los elementos musicales y plásticos. Se trata de un teatro poético. Lorca escribe un teatro muy variado que podemos clasificar en dos grupos:

1) Teatro Representable

  • De tendencia modernista en verso (El maleficio de la mariposa).
  • De contenido histórico en verso (Mariana Pineda).
  • Farsas para personas (La zapatera prodigiosa).
  • Las tragedias de la tierra (Yerma).
  • Drama rural (La casa de Bernarda Alba).

2) Teatro Imposible

Se trata de un tipo de teatro experimental que nunca llegó a representar en vida. Gira fundamentalmente en torno a la reflexión sobre el teatro (Comedia sin título y El público).

El Teatro Español de Posguerra (1939-1975)

Años 40: Evasión y Renovación

En la posguerra, el público acude al teatro en busca de una evasión y por ello triunfa la comedia burguesa y el teatro de humor. La primera pretende entretener haciendo una ligera crítica de costumbres y con un estilo muy tradicional, siguiendo la obra de Benavente.

Dentro del teatro de humor destacan Jardiel Poncela y Miguel Mihura. El primero escribe un teatro ilógico, con un humor basado en lo inverosímil, como en Eloísa está debajo de un almendro. Mihura renovó el teatro con un humor próximo a lo absurdo que mezcla con lo trágico y lo grotesco. Su obra más destacada es Tres sombreros de copa.

Los años 40 se cierran con el estreno en 1949 de Historia de una escalera, de Antonio Buero Vallejo, que representa un teatro de tipo existencial que refleja los conflictos esenciales del ser humano. A partir de 1953 se inicia una tendencia de denuncia política con Escuadra hacia la muerte de Alfonso Sastre.

Seguirá teniendo mucho éxito la comedia burguesa, continuadora de la comedia benaventina. Joaquín Calvo-Sotelo, Luca de Tena y Benavente escribirán obras sencillas con personajes de clase media, sentimentalismo, intriga y final feliz.

Surgirá también el teatro de humor de Jardiel Poncela con Eloísa está debajo de un almendro y de Miguel Mihura con Tres sombreros de copa, que tratarán de romper las formas tradicionales del humor al innovar con un teatro basado en el absurdo.

Años 50: El Teatro Social y la Censura

A mediados de los 50 y con planteamientos similares a los de la novela social, se escribe un teatro que quiere denunciar los problemas que vive la sociedad del momento. Es de estilo realista y, a veces, usa técnicas simbolistas y esperpénticas.

De nuevo Buero Vallejo participa en este teatro, insistiendo en los problemas del individuo y denunciando injusticias en obras como El concierto de San Ovidio y El tragaluz.

Un teatro más político es el de Alfonso Sastre, que tuvo muchos problemas con la censura; entre sus obras destacan La taberna fantástica y La sangre y la ceniza.

Otros autores de teatro social son Lauro Olmo, con La camisa, y Rodríguez Méndez, autor de Los inocentes de la Moncloa. En esta década siguen llenando los teatros las obras y autores de la década anterior; sin embargo, empieza a aparecer un tipo de teatro de corte social de carácter crítico que debe sortear los problemas de la censura.

Sobresale en este periodo Buero Vallejo. Sus obras están marcadas por temas humanos (soledad, libertad, hipocresía…) desde un punto de vista existencial o social. Pudo burlar la censura atenuando la crítica o recurriendo al simbolismo. Su obra más importante de esta década es Historia de una escalera, en la que refleja la vida de la clase media trabajadora falta de esperanzas y oportunidades.

También hubo un teatro soterrado, que chocó con la censura del momento hasta el punto de no poder representarse. Con Escuadra hacia la muerte de Alfonso Sastre se hace mucho más explícita la crítica y la protesta al elegir como protagonistas a un grupo de soldados que se rebelan ante su tiránico cabo y terminan por asesinarlo. Los temas de sus obras tratan de los problemas de obreros y gente humilde, mostrándonos así las desigualdades sociales.

Años 60: Continuidad y Experimentación

Sigue teniendo vigencia el teatro comercial burgués de décadas anteriores. En esta línea, se estrenará Usted puede ser un asesino, de Alfonso Paso.

También se continuará con la línea de protesta y denuncia de corte experimental y realista. José María Recuerda estrena Las salvajes en el Puente San Gil para criticar el conservadurismo burgués de la época. Lauro Olmo obtendrá gran éxito con La Camisa, en la que se reflejan los problemas de escasez vinculados al paro o la emigración. Francisco Nieva escribe La carroza de plomo candente, que se caracterizará por el empleo del simbolismo, los elementos oníricosFernando Arrabal, con El arquitecto y el emperador de Asiria, creador del Teatro Pánico de carácter provocador y rebelde, recoge elementos del vanguardismo y del teatro absurdo.

Continuará teniendo mucho éxito Buero Vallejo, quien perfeccionará sus trabajos con elementos escénicos como el decorado y la luz, con un diálogo denso y hondo y eligiendo el género de las tragedias con un enfoque social. Todo esto provocará un efecto de catarsis en los espectadores para conmover y producir reacciones. Se puede apreciar muy bien en obras como El Tragaluz o Un soñador para un pueblo.

Grupos de Teatro Independiente

Surgen los grupos de teatro independiente, cuya actividad se desarrolla al margen de los circuitos culturales establecidos. Los grupos más destacados fueron: Els Joglars, Los Goliardos y el Teatro Experimental Independiente con grandes innovaciones escénicas:

  • Todo el grupo aporta ideas.
  • Empleo de improvisación, expresión corporal, danza, música.
  • Enfoques críticos no solo dedicados a lo político y social.
  • Traslado del escenario al patio de butacas o a otros recintos exteriores.
  • Búsqueda de la participación del espectador.

La Poesía Española de Posguerra

Años 40: Puente y Tendencias

La poesía española tras la Guerra Civil comienza con un poeta que supone un puente entre la Generación del 27 y la del 36: Miguel Hernández. En su primera etapa sobresale su libro El rayo que no cesa, cuyo tema central es el sufrimiento, casi siempre por amor o por la muerte. En los años de la Guerra Civil escribe Viento del pueblo, ejemplo de poesía comprometida. Ya en la cárcel, en sus últimos años de vida (muere en la cárcel de Alicante a los 32 años) escribe Cancionero y Romancero de ausencias. La intensidad de los sentimientos y su estilo que va de lo culto a lo más sencillo, marcan su trayectoria.

Durante la década de los 40, muchos poetas como Juan Ramón Jiménez y gran parte del grupo del 27 siguen escribiendo poesía en el exilio; en España se van a dar dos tendencias que Dámaso Alonso denominó “poesía arraigada” y “poesía desarraigada”.

Poesía Arraigada

De formas clásicas, da una visión serena y positiva de la realidad. El paisaje, la familia, el amor o la religión son los temas que aparecen con un punto de vista cercano a la ideología de los vencedores. Entre sus autores destacan Panero, Vivanco y, sobre todo, Luis Rosales, autor de una de las obras más importantes de esta tendencia: La casa encendida.

Poesía Desarraigada o Existencial

Es la de aquellos para los que el mundo es un caos y sienten la angustia de vivir en un mundo marcado por la muerte. El libro que representa este estilo es Hijos de la ira publicado por Dámaso Alonso en 1944. Los temas giran en torno al sufrimiento y a la desesperanza. Las dudas religiosas y la falta de respuesta de Dios son constantes entre estos poetas. El estilo es de gran sencillez formal y entre los poetas más jóvenes destacan Blas de Otero, autor de Ancia, José Hierro y José María Valverde, entre otros. En estos años también se escribe poesía vanguardista y surge el grupo “Cántico” que continúa la poesía del 27.

Años 50: El Triunfo de la Poesía Social

En los años 50, igual que en la novela y en el teatro, lo social triunfa en la poesía con tres libros fundamentales: Historia del corazón de Aleixandre, Pido la paz y la palabra de Blas de Otero y Cantos íberos de Gabriel Celaya.

Los temas giran en torno a la España del momento: la solidaridad con el pueblo, las injusticias sociales, la lucha por la libertad. El estilo es sencillo, coloquial y directo, a veces, próximo a la prosa. El objetivo es ser testimonio crítico de una época y transformar la sociedad. Cuando a finales de la década ven frustrados sus objetivos, evolucionan hacia una poesía más personal y más experimental, con mayor cuidado por el estilo.

La poesía no se evade de la realidad, sino que refleja los problemas del mundo que le rodea e intenta transformar la sociedad en otra más justa. La poesía es comunicación y se dirige a la inmensa mayoría. Aparece el tema de la solidaridad con el proletariado, las injusticias sociales o la lucha por la libertad, presentados de manera pesimista pero con una esperanza abierta hacia un futuro mejor. El estilo está condicionado por la rígida censura del momento.

Años 60: Nuevos Horizontes Poéticos

En la década de los 60 surgen una serie de poetas que se plantean nuevos objetivos. La poesía se convierte en una forma de conocimiento del mundo y del poeta mismo; se basa en la memoria personal y en la experiencia cotidiana y los temas giran en torno a la infancia, la amistad, la soledad o el paso del tiempo. El estilo, aunque natural, es muy cuidado. Entre los poetas destacan José Ángel Valente, autor de una poesía con profundo contenido filosófico, Ángel González, Gil de Biedma, cuya poesía es muy autobiográfica, y Claudio Rodríguez.

Años 70: Los Novísimos y Tendencias Post-1975

En los años 70 la renovación poética viene marcada por los “novísimos”, poetas más experimentales cuya obra fue recogida en una antología titulada Nueve novísimos poetas españoles. Son jóvenes de gran formación cultural que conocen la vanguardia europea y norteamericana y que buscan renovar el lenguaje poético. Entre ellos destacan Pere Gimferrer, Vázquez Montalbán y Guillermo Carnero.

A partir de 1975 la poesía presenta múltiples tendencias: neosurrealista, esteticista, intimista… A grandes rasgos podemos hablar de dos grupos:

Poesía Hermética o del Silencio

Es la de aquellos poetas que ven la poesía como una vía de escape en una sociedad masificada y uniformadora. Reivindica la vanguardia y huye del lenguaje común.

Poesía de la Experiencia

Pretende lograr un mundo más humano a través de los poemas. El lenguaje es coloquial y directo y los temas se relacionan con lo cotidiano, es decir, con lo que nos rodea en nuestra experiencia diaria.

El Teatro Español de la Transición y el Siglo XXI

Años 75 (Transición): Libertad y Desafíos

Tras una etapa en la que con la desaparición de la censura se intenta llevar a escena todo aquello que había sido prohibido de décadas anteriores, se asentará un teatro caracterizado principalmente por autores consagrados, formado por autores de etapas anteriores. En esta época se podría hacer un teatro en libertad, pero el público no asimila los cambios, abandona los teatros y rechaza los montajes vanguardistas.

Aparecerán autores como Antonio Gala, José Luis Alonso de Santos, donde en sus obras se aprecian aspectos negativos de la nueva sociedad como la droga o la delincuencia. Fernando Fernán Gómez estrena Las bicicletas son para el verano, también muy realista. José Luis Sanchis Sinisterra, tiene gran éxito con ¡Ay, Carmela!, en la que se reflexiona sobre aspectos del propio teatro.

Siglo XXI: Nuevas Formas Escénicas

En general, se produce un retroceso en este género por parte del público, que encuentra nuevas formas de diversión a través de televisión e internet. Los teatros siguen reponiendo obras de etapas anteriores con la incursión de otras nuevas. Pero lo más destacado del nuevo siglo es la apertura a nuevos modos escénicos como:

  • El teatro en la calle, que quiere acercar la cultura al público que no frecuenta los teatros convencionales.
  • Las salas alternativas, donde se escenifican obras más vanguardistas y desconocidas.
  • El microteatro, representaciones de corta duración (unos 15 minutos) que se desarrollan en espacios reducidos.
  • El musical al estilo de Broadway.

Estudio Detallado: Historia de una Escalera de Antonio Buero Vallejo

Significado y Contexto

La publicación en 1949 de Historia de una escalera supone un acontecimiento decisivo en el teatro de posguerra y la aparición de un nuevo teatro cargado de hondas preocupaciones. El autor lleva el desarrollo de la acción a la escena: los hechos no se relatan, sino que se representan. Su forma expresiva es el diálogo y los personajes adquieren vida gracias a unos actores que lo escenifican. Hace una crítica a la sociedad posterior a la Guerra Civil española desde un punto de vista personal, por la angustia existencial e ilusiones frustradas.

Estructura y Simbolismo

Aunque se mantenga esta división clásica en tres actos, el contenido no se ajusta al esquema clásico o tradicional de planteamiento, nudo y desenlace. Más bien, debemos hablar de estructura cíclica o repetitiva con un final abierto; cada acto conlleva una fuerte disputa entre personajes y una declaración amorosa.

La Escalera como Símbolo

Esta escalera es el símbolo del paso del tiempo, pero también de la inmovilidad social y del fracaso personal. Si atendemos a la estructura cíclica que hemos comentado, habría que decir que sí: estarían condenados a repetir el fracaso de sus padres. Pero, curiosamente, en la escena del primer acto en que Fernando comunica a Carmina sus proyectos y le confiesa su amor, se derrama la lechera que llevaba la joven: como en el cuento de La lechera, es el símbolo de las ilusiones que no se cumplirán. Buero habría dejado abierto el final para que el espectador contemporáneo, que se habría visto perfectamente reflejado en los personajes de la obra, pusiera el suyo propio: ello implicaría empeño e integridad, condiciones imprescindibles, después de haber asistido al fracaso de los personajes pertenecientes a las generaciones anteriores.

Estilo y Temas Adicionales

En la obra se emplea un estilo y un lenguaje sencillos. Presenta una mayor complejidad en la escenografía, aparecen elementos simbólicos como una escalera que simboliza inmovilidad social. Otros temas son la miseria de la vida y el vacío de los personajes condenados a repetir las mismas acciones que sus predecesores.

Crítica Social y Paso del Tiempo

El autor realiza una crítica social y política bajo el manto de un simbolismo perfectamente camuflado, llena de violencia y de mentiras. Otro factor que representa la obra es el paso del tiempo (Tempus Fugit) que recoge la escalera. Por mucho que pase, las cosas seguirán permaneciendo mal, desde sus propios padres y hasta los hijos.