Contexto Sociohistórico
La Primera Guerra Mundial, iniciada en 1914, provocó ocho millones de muertos, supuso la ruina económica para Europa y causó la caída de la mayoría de los regímenes políticos de los países en conflicto.
España permaneció neutral en la guerra e incluso se benefició económicamente del conflicto, convirtiéndose en país exportador. Estos beneficios económicos no redundaron en la modernización del país, y las tensiones sociales provocaron atentados anarquistas, numerosas huelgas y profundos cambios políticos en el país:
- En 1923, el propio rey Alfonso XIII favoreció el golpe de estado del general Primo de Rivera. Comenzó así una dictadura que duró hasta 1930.
- El 14 de abril de 1931 se proclamó la Segunda República y el rey se tuvo que exiliar.
Toda esta situación tan inestable y convulsa derivó en el estallido de la Guerra Civil Española (1936-1939).
La Literatura Española de Entreguerras
Durante el primer tercio del siglo XX se producen casi de forma simultánea varios movimientos literarios: el Novecentismo, las Vanguardias y la Generación del 27. Aunque presentan importantes diferencias, el Novecentismo o Generación del 14 y las Vanguardias tienen una nueva actitud ante la obra artística.
Los principales rasgos de este arte nuevo son:
- Arte puro, deshumanizado, con un estilo depurado.
- Arte elitista, minoritario, según Ortega y Gasset: “El placer estético tiene que ser un placer inteligente”.
- Ruptura con la tradición estética previa (el Realismo, el Simbolismo, el Modernismo y la Generación del 98).
El Novecentismo o la Generación del 14
El Novecentismo o Generación del 14 es un movimiento renovador que se desarrolla entre 1910 y 1930 y que pretende una estética intelectual y racional, depurada de sentimentalismo romántico, del realismo limitador, de los excesos formales y sensoriales modernistas y de la subjetividad irracionalista de los noventayochistas.
Los principales integrantes son:
- Pensadores y ensayistas: José Ortega y Gasset y Eugenio D´Ors.
- Novelistas: Ramón Pérez de Ayala y Gabriel Miró.
- Dramaturgo: Jacinto Grau.
- Poeta: Juan Ramón Jiménez.
A estos podemos sumar figuras como Manuel Azaña, Gregorio Marañón, Américo Castro, etc.
Características del Novecentismo
Vinculados a la Institución Libre de Enseñanza y herederos del espíritu reformador del Regeneracionismo y de los hombres del 98, comparten los siguientes rasgos:
- Sólida formación universitaria frente al autodidactismo individualista y anárquico de los escritores del 98.
- Abordan el tema de la regeneración de España con espíritu científico, desde el rigor y la racionalidad, y no desde los planteamientos sentimentales y subjetivistas de la Generación del 98. Formulan un programa de actuación con el objetivo de promover la modernización de la sociedad y se fundan instituciones encaminadas a difundir la cultura desde el poder.
- Optimismo en el porvenir de España frente a la actitud pesimista y desesperanzada del 98.
- Vocación europeísta: para ellos, la superación de nuestro atraso cultural pasa por la imitación del modelo organizativo alemán, francés o inglés.
- Talante liberal y, a la vez, elitista: consideran que su deber es la formación de minorías selectas capaces de regir los destinos de la nación. Algunos, como Azaña, participan activamente en la política.
El Ensayo Novecentista
Muchos de los autores novecentistas convirtieron el ensayo en el vehículo más apropiado para abordar con orden y racionalidad sus inquietudes.
El mejor ensayista de la Generación del 14 fue José Ortega y Gasset, que asumió una especie de liderazgo espiritual sobre los demás miembros del grupo. Intervino activamente en la vida pública como profesor universitario, conferenciante, articulista, impulsor de diferentes proyectos. La clave de su ideario es la necesidad de modernizar y racionalizar la sociedad, la cultura y el Estado españoles de la mano de unas élites intelectuales y desde una perspectiva europeísta y liberal. En su obra aborda temas filosóficos (Meditaciones del Quijote), estéticos (La deshumanización del arte), sociológicos (España invertebrada y La rebelión de las masas), psicológicos, etc.
También destacaron otros ensayistas como Eugenio D´Ors (De la amistad y el diálogo) y Gregorio Marañón (Pensamiento, historia y medicina).
La Novela Novecentista
Los novecentistas que cultivaron el género narrativo o bien son continuadores del Modernismo (en unos casos depuran intelectualmente la expresión literaria, como Gabriel Miró y Pérez de Ayala) o bien avanzan en la ruptura hacia el Vanguardismo (Gómez de la Serna).
Ramón Pérez de Ayala combina a la perfección el simbolismo modernista con la actitud intelectual novecentista en sus novelas más importantes: Belarmino y Apolonio, Tigre Juan y El curandero de su honra. Anteriormente había publicado novelas de carácter autobiográfico: A.M.D.G. y Troteras y danzaderas.
Gabriel Miró es el más fiel continuador del Modernismo en la acumulación de sensaciones y la idealización del paisaje. Sus obras más importantes: Nuestro Padre San Daniel y El obispo leproso.
Algunos rasgos de la narrativa de la Generación del 14 son:
- Intelectualismo.
- Ambientes más urbanos y modernos.
- Importancia de las digresiones reflexivas.
- Estilo cuidado, pulido y pulcro, tanto en el vocabulario como en la sintaxis.
El Teatro Novecentista
Tan solo unos pocos dramaturgos trataron de introducir un teatro innovador que recogiera las ideas estéticas novecentistas. El principal es Jacinto Grau, que triunfó en el extranjero más que en España. Sus principales obras son El conde Alarcos y El señor de Pigmalión. Este tipo de teatro, alejado del gusto del público, no tuvo mucho éxito.
La Poesía Novecentista: Juan Ramón Jiménez
En el género poético destacó la figura de Juan Ramón Jiménez. De carácter hipersensible y egocéntrico, siempre planteó su poesía como una búsqueda incansable de la belleza y de la verdad absolutas. La poesía, la belleza, el amor, la naturaleza, Dios y el ansia de eternidad son los principales temas de sus composiciones. La búsqueda de lo absoluto y de la perfección le hace evolucionar constantemente en su poesía y le lleva a reelaborar continuamente su obra. Su influencia fue enorme en los poetas del 27 y en gran parte de la poesía contemporánea.
Su obra se suele clasificar en tres etapas:
- Primera etapa (Modernista o sensitiva): Pertenecen a ella libros como Arias tristes, Jardines lejanos, La soledad sonora, Platero y yo, Pastorales, etc., escritos entre 1900 y 1915. En estos años desarrolla y lleva a un grado de perfección lírica el Modernismo en España.
- Segunda etapa (intelectual): Sus poemas se van depurando de todo artificio, eliminando todo aquello que resulta superfluo. Persigue una poesía pura, desnuda, elemental, intelectual, que busca ser la palabra justa, el nombre exacto de las cosas. Está creando así la poesía pura, despojada de lo anecdótico y dotada de la máxima concentración conceptual, que luego influirá definitivamente en la Generación del 27. Ese ideal de pureza lo alcanza con Diario de un poeta recién casado y, sobre todo, con Eternidades. En estas obras, su poesía se convierte en intemporal, en forma de conocimiento y en símbolo, y se identifica con la belleza, la eternidad y el absoluto. También corresponden a esta etapa Piedra y cielo, Belleza y La estación total.
- Tercera etapa (en el exilio): Ya en el exilio, debido a la Guerra Civil, lleva su poesía hacia un aliento místico. Se busca una unión mística entre la palabra y el mundo, entre él mismo y Dios; alcanza la máxima depuración y se inclina por el verso libre. Pertenecen a este periodo Animal de fondo, En el otro costado y Dios deseante y deseado.
Las Vanguardias
Definición y Características de las Vanguardias
Reciben el nombre de vanguardismos unos movimientos artísticos (especialmente activos en la pintura y la literatura) que pretenden una revolución estética radical, basada en una ruptura con toda la tradición anterior como nunca había sucedido en la historia del arte. Estos movimientos tienen especial intensidad en Francia, donde nacen el Cubismo, el Dadaísmo y el Surrealismo; pero también en Italia y Rusia, donde se desarrolla el Futurismo. Se trata de una sucesión vertiginosa de tendencias, de “ismos”, de corta duración muchas veces, pero siempre con un descarado ímpetu de renovación y de alejamiento de lo convencional.
El arte (el cuadro, el poema) se convierte en un espacio que tiene valor por sí mismo, sin tener que “parecerse” a la realidad: el valor de la obra reside en su autonomía. Se trata de un arte puro, elitista, minoritario, totalmente innovador en sus aspectos formales; y algunos movimientos, como el Expresionismo y el Surrealismo, expresan un compromiso social y político y se suelen servir de revistas, manifiestos e iniciativas culturales para difundir su actitud contestataria y renovadora.
Las vanguardias defienden la ruptura con el Naturalismo, deformando la realidad (Expresionismo), desdoblándola desde todos los ángulos posibles (Cubismo), reflejando su movimiento (Futurismo), o bien mostrando sus zonas ocultas (Surrealismo).
- El Cubismo, iniciado por Picasso, aporta conceptos como la autonomía de la obra de arte, la simultaneidad de ideas y percepciones y el collage. Estas propuestas las adapta a la literatura Apollinaire en sus Caligramas.
- El Futurismo, fundado por Marinetti, exalta la energía, el progreso, la industrialización, la máquina y propugna la destrucción de la sintaxis y la libertad de las palabras en la poesía; destaca el ruso Maiakovski.
- El Expresionismo pretende captar la esencia espiritual de la realidad y expresa su visión atormentada y exagerada a través de unas formas que juegan con la experimentación y la acumulación de elementos medievales, barrocos y románticos; este movimiento influyó parcialmente en el esperpento de Valle-Inclán.
- El Dadaísmo, creado por el rumano Tristan Tzara, propone el nihilismo como forma de vida, el balbuceo infantil (dadá) como la literatura más sublime, y defiende el lenguaje como fin en sí mismo y la autonomía de la obra de arte.
- El Surrealismo, iniciado por André Bretón, pretende desentrañar el sentido último de la realidad; por eso, siguiendo a Freud, reivindican el subconsciente y el sueño y pretenden expresarse por medio de la escritura automática que resulta de la afloración espontánea de las palabras a partir del subconsciente o del sueño, sin intervención de la lógica y la razón; este movimiento influyó en varios poetas del 27.
Vanguardias Hispánicas
En España, los únicos “ismos” que se desarrollaron fueron el Creacionismo, introducido por el chileno Vicente Huidobro, que pretende que el poema no imite o refleje la naturaleza, sino que la cree en sus versos; y el Ultraísmo, movimiento que propone la metáfora y la imagen como ejes de la poesía.
Ramón Gómez de la Serna, con sus “Greguerías”, fue uno de los avanzados de la vanguardia en España. Podemos definir greguería como la unión de metáfora más humor.
La Generación del 14 es el nexo de unión que hereda y perfecciona el pensamiento del 98 y hará posible la renovación estética que supondrá para la literatura española la Generación del 27, cuyos poetas bebieron del aire innovador de algunos vanguardismos, especialmente del Surrealismo.