Evolución de la Poesía Española: Del Modernismo a la Literatura Contemporánea (1898-Actualidad)

Del Modernismo a las Vanguardias

A finales del siglo XIX, los gustos estéticos se ven modificados debido a un cambio de mentalidad artística. La situación de crisis en la cultura occidental, agravada por el Desastre del 98, provocó un cambio en el rumbo artístico. El movimiento literario de este período es conocido como Modernismo.

El Modernismo

El Modernismo se inspira en dos movimientos del siglo XIX: el Parnasianismo y el Simbolismo.

Temas y Estética Modernista

  • Temas: La soledad, el escapismo, el cosmopolitismo, el amor y el erotismo.
  • Estética: Se caracteriza por el afán de innovación, la originalidad y la búsqueda de la perfección formal.

Rubén Darío es el principal representante del Modernismo. El poeta evoluciona desde una estética parnasiana en Azul o Prosas profanas hacia temas más graves y trascendentes en Cantos de vida y esperanza. Entre los autores modernistas, en España destacan Francisco Villaespesa, Manuel Machado y Valle-Inclán.

La Generación del 98

Por otra parte, el término Generación del 98 agrupa a los autores que, dentro del mismo clima de fin de siglo al que hemos llamado Modernismo, adoptaron una actitud de reflexión y de crítica ante la situación política, social y económica de España. Pretendían con sus obras llegar a la conciencia de sus conciudadanos e influir en la realidad social española.

Un lugar destacado en la poesía lo ocupa Antonio Machado. En su obra poética, se observa una evolución desde el modernismo de los primeros libros (Soledades, galerías y otros poemas), pasando por la etapa noventayochista (Campos de Castilla), hacia una depuración formal en busca de la palabra sencilla y verdadera (Nuevas canciones).

El Novecentismo

El Novecentismo es el movimiento cultural característico de la segunda década del siglo XX. Sus rasgos estéticos más importantes son:

  • Racionalismo: Se concede gran importancia al rigor intelectual y a la claridad expositiva.
  • Antirromanticismo: Se rechaza lo sentimental y lo pasional, prefiriendo lo clásico y las actitudes equilibradas y serenas.
  • Defensa del “arte puro”: Se considera que el arte solo debe proporcionar placer estético, sin ser vehículo de preocupaciones religiosas o políticas.
  • Aristocratismo intelectual: El arte y, en consecuencia, la literatura, están concebidos para minorías selectas.

Juan Ramón Jiménez es el máximo representante de la lírica en esta etapa. Su poesía es una poesía en sucesión, una obra en marcha. Él mismo establecía, en sus últimos años, tres etapas en su producción:

  1. Etapa sensitiva (Platero y yo).
  2. Época intelectual (Diario de un poeta recién casado).
  3. Etapa última o verdadera (En el otro costado y Dios deseado y deseante).

El Vanguardismo

El Vanguardismo nace como un movimiento efímero que tendrá en torno a 1920 sus primeras manifestaciones y cuyo máximo representante y creador es Ramón Gómez de la Serna, creador de sus famosas greguerías, pequeñas composiciones que consistían en la unión de la metáfora y el humor.

El Creacionismo, el Ultraísmo y el Surrealismo son las vanguardias que tuvieron su importancia en nuestro país:

  • Creacionismo: A través de Vicente Huidobro.
  • Ultraísmo: Supuso una ruptura definitiva con los excesos verbales del Modernismo.
  • Surrealismo: Entró con fuerza influyendo sobre autores como Rafael Alberti (Sobre los ángeles) o Lorca (Poeta en Nueva York), defendiendo la necesidad de alumbrar un hombre nuevo.

La Poesía de la Generación del 27

A la Generación del 27 le corresponde llevar a su máxima expresión la literatura vanguardista en España y también el comienzo de un proceso de rehumanización literaria que se vería truncado por el estallido de la Guerra Civil.

Autores y Obras Clave

Los autores más significativos del grupo son:

  • Jorge Guillén (Cántico, Clamor, Homenaje)
  • Pedro Salinas (La voz a ti debida, Razón de amor)
  • Vicente Aleixandre (Ámbito, Historia del corazón)
  • Luis Cernuda (La realidad y el deseo)
  • Rafael Alberti (Marinero en tierra, Sobre los ángeles)
  • Federico García Lorca (Poema del cante jondo, Llanto por Ignacio Sánchez Mejías, Romancero gitano, Poeta en Nueva York)
  • Gerardo Diego (Alondra de verdad, Imagen, Manual de espumas)
  • Dámaso Alonso (Hijos de la ira)
  • Emilio Prados y Manuel Altolaguirre.

Debate Generacional y Rasgos Estéticos

De entre los diversos nombres que se dieron al grupo –Generación de la Dictadura, Generación de la República, Nietos del 98…– el más aceptado fue Generación del 27, motivado por la célebre reunión en el Ateneo de Sevilla para conmemorar el tercer centenario de la muerte de Góngora.

Aunque se debate acerca de si forman o no una generación literaria, el grupo cumple algunos de los requisitos “generacionales”:

  • Edad cercana.
  • Nivel cultural semejante: casi todos tienen formación universitaria.
  • Asistencia a actos y ambientes comunes.
  • Revistas: Litoral, Mediodía, Revista de Occidente.
  • Liderazgo externo de Juan Ramón Jiménez.

Sin embargo, también hay requisitos no cumplidos por el grupo:

  • No hay un líder interno, aunque se habla del eje Guillén-Lorca.
  • No hay una circunstancia histórica aglutinante, al estilo del Desastre del 98.
  • No hay un evidente rechazo a los modelos literarios anteriores.
  • El grupo presenta una gran diversidad estilística.

En cuanto a los rasgos estéticos, pueden señalarse algunas características comunes a todo el grupo: sentido trascendente de la poesía, depuración del sentimiento, intelectualismo, poesía de contrastes, recuperación de las formas métricas clásicas, desarrollo del verso libre, etc.

Evolución de la Generación del 27 (Según Dámaso Alonso)

En general, se admite el criterio de Dámaso Alonso acerca de la evolución del grupo, quien habla de tres etapas:

  1. Hasta 1927: Es la etapa eminentemente vanguardista, de poesía pura, hermética e intelectual, basada en la metáfora y en la creación de un lenguaje poético elaborado, bajo el modelo de Góngora. No obstante, en esta etapa ya aparecen las primeras muestras del futuro interés por la lírica popular.
  2. Desde 1927 a 1936: Es la etapa de la rehumanización, del influjo del Surrealismo. Lo humano vuelve a tener cabida en la poesía: primero en forma de expresión de los sentimientos y luego derivando incluso hacia una poesía política y hasta revolucionaria, acentuada por los acontecimientos históricos.
  3. Tras la Guerra Civil: El grupo se dispersa (Lorca ha muerto, unos se exilian y otros permanecen en España). Los poetas que permanecen sufren las dificultades de la posguerra, pero son capaces de marcar el camino a las nuevas generaciones con una poesía existencial (Hijos de la ira, de Dámaso Alonso) o solidaria (Historia del corazón, de Vicente Aleixandre). Entre los exiliados predomina el sentimiento de nostalgia y desarraigo.

Poesía Española de Posguerra (1939-1970)

La evolución de la poesía española de posguerra es bastante similar a la de la novela: existencial en los 40, social en los 50, experimental en los 60 y abierta a diversas tendencias desde los 70.

La Década de los 40: Poesía Individualista

Durante la inmediata posguerra, la poesía está muy condicionada por la situación histórica: los poetas buscan un sentido a la realidad, que encuentran en la espiritualidad o en la queja. En general, se trata de una poesía fuertemente individualista. Conviven tres tendencias:

  • Poesía arraigada: Conforme con el régimen de Franco. Los autores, agrupados en torno a las revistas Garcilaso y Escorial, exaltan el pasado imperial y recuperan temas y formas clásicas. Los más destacados son Luis Rosales y Luis Felipe Vivanco.
  • Poesía desarraigada: En desacuerdo con su realidad. Temática existencial: angustia, duda, con lo social como trasfondo. El tono es trágico, el lenguaje desgarrado y la forma más utilizada es el verso libre. El núcleo de esta tendencia es la revista Espadaña, que agrupa a autores como V. Crémer, E. de Nora, y poetas del 27 como D. Alonso y V. Aleixandre.
  • Poesía vanguardista: Ajena a la situación del país y dedicada a la experimentación lingüística y formal. Sus principales representantes son el Grupo Cántico, liderado por Pablo García Baena, y el Postismo, que se define a sí mismo como “surrealismo ibérico”, encabezado por Carlos Edmundo de Ory. Los poetas del grupo Cántico, muy influidos por Cernuda, tratan sobre todo el amor, muchas veces manifestado en formas de amor prohibido. Por su parte, los postistas reivindican la libertad creativa y el sentido lúdico de la poesía.

La Década de los 50: Poesía Social

En los años 50 la poesía se hace más abiertamente social: se busca el testimonio crítico de la realidad española. Los temas son: la injusticia social, la libertad, la explotación política, el trabajo, etc. El lenguaje es llano y asequible. Los autores más importantes son Blas de Otero y Gabriel Celaya.

La poesía social deja a un lado los problemas individuales para centrarse en los colectivos. Abandona el lenguaje esteticista a favor de una poesía clara, coloquial, capaz de llegar a una mayoría de lectores.

La Década de los 60: Renovación y Poesía Íntima

Durante los años 60 los poetas abordan una renovación del lenguaje, haciéndolo más elaborado y retórico. Los temas se orientan preferentemente hacia lo personal: la infancia, el amor, la familia, etc. Los autores son: Claudio Rodríguez, Ángel González, entre otros. Se trata de una poesía escéptica, que asume su incapacidad para cambiar la realidad, de modo que se centra en lo cotidiano e íntimo.

La Poesía en el Exilio

El estudio de la poesía española en esta etapa debe incluir a los poetas que escriben en el exilio. Durante la Guerra Civil y tras su finalización, miles de españoles tuvieron que emigrar primero a Francia y después a Hispanoamérica. Muchos poetas cuya trayectoria había empezado antes de 1936 siguen escribiendo en el exilio: son poetas bien conocidos como Juan Ramón Jiménez, Luis Cernuda o Rafael Alberti.

El tema primordial de la poesía en el exilio es España: la evocación de la guerra, la amargura de la derrota o la denuncia contra los vencedores. Pero poco a poco nuevos asuntos van ocupando los poemas: la nostalgia por la patria perdida, el amor, el deseo de volver, además de cultivarse temas tradicionales como el paso del tiempo, la muerte o los sentimientos religiosos. En cuanto al estilo, en principio emplean un lenguaje realista y directo como continuación de la poesía de combate.

Poesía Española Contemporánea (1970 a Nuestros Días)

La Década de los 70: Los Novísimos y el Culturalismo

En los años 70, tras la revolución cultural del “Mayo del 68”, irrumpe el grupo de los Novísimos que aportan nuevos aires a la poesía, llenándola de mitos de la civilización moderna: el cine, la música y la cultura pop, el cómic, el jazz y, en general, todas las manifestaciones culturales consideradas marginales hasta entonces.

Una tendencia muy particular dentro del grupo la constituyen los poetas culturalistas, influidos por la poesía de Kavafis y por la estética decadente de Venecia. Su lenguaje es claramente esteticista y refinado.

Tendencias desde los Años Setenta

Desde los años setenta, la poesía española presenta una gran variedad de tendencias, tanto temática como estilística. Entre las más representativas están:

  • Poesía experimental (José Miguel Ullán): Recupera las técnicas experimentales vanguardistas, como el collage o los poemas visuales.
  • Culturalismo (Antonio Colinas, Julio Martínez): Poesía influida por el clasicismo grecolatino y la Edad Media.
  • Surrealismo (durante los años ochenta: Blanca Andréu, Ana Rossetti): Con un fuerte componente erótico.
  • Poesía metalingüística (Jenaro Taléns, Jaime Siles, Justo Navarro): También llamada poesía del silencio o minimalista, que entronca con la poesía pura y se orienta hacia la indagación sobre el lenguaje. Se trata de una poesía muy depurada, exenta de adornos superfluos.
  • Poesía de la conciencia (Jorge Riechmann): Concebida como acción social y política.
  • “Realismo sucio” (Pablo García Casado): Próximo al anterior y bajo la influencia norteamericana.

La Poesía de la Experiencia y la Poesía de la Diferencia

En los últimos años la poesía ha tendido a superar la influencia de los novísimos para recuperar la tradición literaria anterior, especialmente los poetas de la generación del medio siglo (Ángel González, Claudio Rodríguez…). Se produce una vuelta a formas clásicas como los endecasílabos o alejandrinos, junto al uso de un lenguaje cercano y cotidiano y elementos irónicos y humorísticos. En cuanto a los temas, destacan los urbanos, junto a la rememoración de momentos de la infancia o adolescencia. Autores representativos de esta poesía son Felipe Benítez Reyes, Luis García Montero, Jon Juaristi o Andrés Trapiello.

Ya en la década de los 90 y principios del nuevo milenio se destaca la agudización del contraste entre la poesía de la experiencia y la poesía del silencio. A fines de los 90, un grupo de poetas se agrupa bajo lo que ellos mismos denominan poesía de la diferencia, con la que reivindican la independencia y libertad literarias frente a la poesía de la experiencia, que consideraban tendencia dominante y protegida. Dentro de esta corriente, destaca Antonio Rodríguez Jiménez.

La Obra Poética de Luis Cernuda: Etapas y Evolución

Poesía de Juventud (1924-1935)

Etapa de Aprendizaje

A ella pertenecen sus primeras obras, Primeras poesías (1927) y Égloga, elegía y oda (1928). Son poemas sobre la naturaleza y el descubrimiento del amor, muy influidos por clásicos como Fray Luis y Bécquer.

Etapa Surrealista

Corresponden a esta etapa Un río, un amor (1929) y Los placeres prohibidos (1931). Estos dos libros revelan la adhesión de Cernuda al Surrealismo. Fue el primer poeta de las vanguardias que comprendió e hizo suyo el verdadero significado del Surrealismo como movimiento de liberación, como rebeldía contra el orden establecido, que Cernuda aplica a su destino, libremente aceptado y vivido, y en este caso a su homosexualidad. El amor es el tema absoluto de este poemario, a través del cual vierte su concepción del placer y la soledad como elementos contrarios y complementarios al mismo tiempo. Los poemas aluden al amor como un sentimiento desmesurado, total, orgánico, al cual acecha siempre la tragedia. No obstante (o al mismo tiempo), ese amor es también el complemento inevitable de una vida, aquello que concede la razón a la existencia. Son, así pues, amor y sufrimiento las dos caras de una misma moneda.

Etapa Romántica

Donde habite el olvido (1932-1933)
  • Tema: El amor como experiencia dolorosa, donde solo queda el recuerdo de un olvido.
  • Clara influencia de Bécquer: del amor se expresa el estado preliminar (inicio feliz, presentimiento) y, sobre todo, el desengaño final, la desolación del fracaso.
  • Aparecen dos nuevos temas, íntimamente relacionados con el sentimiento amoroso: la naturaleza y la mitología clásica.
Invocaciones (1934-1935)
  • No supone un cambio sustancial en lo temático.
  • Pero sí hay una cierta ruptura formal: los poemas son más extensos, al modo de los himnos del Romanticismo inglés y alemán.
  • Se intensifica la presencia de la naturaleza y lo mitológico: enfoque pagano del amor.
  • El amor alcanza una dimensión trascendente, como experiencia de conocimiento.
  • Deslinda amor y deseo.
  • Critica el medio social o moral, que impide el libre desarrollo del amor y el deseo y lo reduce a un sistema de convenciones aceptadas.

Plenitud Poética (1937-1963)

Poesía en la Guerra y en el Exilio en Inglaterra

Las nubes (1937-1940)
  • Comienza su etapa de madurez.
  • Es el libro que más claramente refleja la dialéctica realidad/deseo.
  • Claro influjo de poetas ingleses: Shakespeare, Blake, Yeats, Eliot…
  • Temática diversa: España, lo efímero frente a lo eterno, la muerte, el amor oculto, la nostalgia de la patria…
  • El tono de los poemas es más clásico y coloquial.
Como quien espera el alba (1941-1944)
  • El tema básico es la obsesión por el paso del tiempo.
  • Para Cernuda, lo único que existe es el instante, el presente, y ahí ha de realizar el hombre su experiencia vital.
  • Influencia de la Biblia y de filósofos como Kierkegaard.
  • Meditación sobre los trágicos sucesos de la guerra: aceptación de la muerte.
  • Utiliza con frecuencia la técnica de la segunda persona, referencia externa a sí mismo, que le permite una especie de monólogo interior.

Poesía en el Exilio de América

Vivir sin estar viviendo (1944-1949)
  • Rememoración del pasado, soledad llena de recuerdos.
  • Visión próxima de la muerte.
  • Aparecen tres modos de evocación:
    • Introspección a través de la memoria, enfrentando al hombre viejo con el joven.
    • Objetivación de lo temporal en las obras del hombre y en la historia.
    • Objetivación de lo temporal en la naturaleza.
  • Esta obra iniciaría la etapa de “angustia temporal” en la lírica de Cernuda.
  • Se acrecienta el escepticismo existencial del autor, en especial en cuanto poeta y creador: sensación de inutilidad de lo creado.
Con las horas contadas (1950-1956)
  • Obra en dos partes, que corresponden a dos momentos de la trayectoria vital de Cernuda: su estancia en EE. UU. (primera parte) y en México (segunda parte).
  • Parece una obra de recuento final: intenta hacer balance de su existencia, siente próxima la muerte y piensa en el amor como justificación de la vida.
  • En la segunda parte están incluidos los “Poemas para un cuerpo”: 16 poemas nacidos de una experiencia real y concreta, un amor tardío de Cernuda, su última y más intensa experiencia amorosa.
  • Poemas de extensión reducida, frente a los poemas extensos de las obras anteriores.
  • Mantiene el desengaño ante su función como poeta: el mundo no presta atención a las manifestaciones artísticas.
Desolación de la quimera (1962)
  • Obra clave de Cernuda: testamento final de un hombre que ha luchado por encontrar sus respuestas y que se prepara para morir.
  • Vuelven los temas básicos: muerte, soledad, amor, España (contradictoriamente tratada: resentimiento y nostalgia).
  • El título está tomado de un verso de T. S. Eliot.
  • Obra desgarrada, desesperanzada y amarga.