El teatro de posguerra
La década de los 40 es una época de fervor triunfalista, pero también de miseria y rencor. El espectáculo teatral del momento permanece aislado del exterior y sometido a una férrea censura, mientras que el público quería evasión y entretenimiento. Las dos tendencias más destacadas son el teatro continuista, burgués y convencional, y otro de carácter humorístico.
El teatro burgués continuista y convencional
Este teatro procede de la alta comedia de Benavente y se caracteriza por:
- Teatro bien construido: Diálogos sólidos, sorpresas calculadas. Se desarrolla en interiores y los personajes son de clase media. Los temas son el amor, la infidelidad, los triángulos amorosos y los conflictos entre padres e hijos.
- Un teatro cómico que nada compromete: Intención crítica que se centra en las costumbres de la burguesía, pero sin atacarlas.
Autores destacados del teatro burgués
José María Pemán
Estrena antes de la Guerra Civil, pero triunfa en la década de los 40. Cultiva teatro en verso, pero en su producción destacan comedias como Las tres etcéteras de don Simón.
Joaquín Calvo Sotelo
Compuso farsas, comedias de evasión y dramas de tesis como La muralla.
Juan Ignacio Luca de Tena
Comedias de costumbres como Don José, Pepe y Pepito y de tema histórico como ¿Dónde vas, triste de ti?.
José López Rubio
El amor como tema central, con una ingeniosa construcción de diálogos. Obra destacada: La otra orilla.
El teatro de humor renovador
El teatro de humor ya había tenido un gran éxito en la primera mitad de siglo (Pedro Muñoz Seca). Ahora sobresalen dos figuras que hacen un teatro de humor renovador, en el que lo inverosímil y lo absurdo se vuelven protagonistas.
Enrique Jardiel Poncela
Escribe antes de la Guerra Civil. Rompe con las formas tradicionales de lo cómico, crea un teatro inverosímil y fantástico que presenta una caricatura de la sociedad (Eloísa está debajo de un almendro). Su rasgo diferencial es la atemporalidad del conflicto de los personajes y del escenario.
El teatro existencialista
Empieza en la década de los 50 con el estreno en 1949 de Historia de una escalera de Antonio Buero. Este existencialismo deriva hacia un teatro social y realista, un teatro de testimonio y compromiso que no siempre puede estrenarse debido a la censura.
Antonio Buero Vallejo
Condenado a muerte e indultado tras la Guerra Civil, su obra más importante es Historia de una escalera. Su teatro es una indagación sobre los aspectos trágicos de la condición humana, un estudio de la sociedad. Su finalidad es conmover al espectador, invitar a la reflexión y al pensamiento. El tema principal de su obra es la denuncia de la injusticia, y los personajes viven en un entorno interrogante, pero apoyados en la esperanza. Antonio Buero cultiva el drama y la tragedia, y su obra se divide en tres etapas:
- Etapa Existencial: Destacan Historia de una escalera y En la ardiente oscuridad. Posteriormente, escribe una serie de dramas en los que propone la desmitificación de algunos mitos de la cultura occidental (La tejedora de sueños).
- Etapa de Renovación formal: Sigue con sus preocupaciones ideológicas (La Fundación).
- Etapa Social: Su etapa social se inicia con Hoy es fiesta; la obra más importante es El tragaluz. En su producción, se pone al ser humano como integrante de una sociedad.
Alfonso Sastre
Pertenece al realismo social y se caracteriza por su denuncia social. Funda un grupo de teatro experimental (influenciado por obras de Bertolt Brecht, Beckett y Ionesco). Aborda temas como la libertad, la culpa y el arrepentimiento. Su larga producción teatral apenas ha sido representada por la censura y porque no conectaba con el público. Obra destacada: Escuadra hacia la muerte (un grito contra la guerra).
Otros dramaturgos
Repasan la vida cotidiana española y transmiten la falta de libertad, la moral absurda y la injusticia social. Destacan autores como Lauro Olmo (La camisa) y José Martín Recuerda.
Antonio Gala
Se inicia en esta época. Enlaza la comedia de salón y un teatro más existencial y simbolista (Los verdes campos del Edén). Autor de referencia en los 80 (El cementerio de los pájaros).
El teatro renovador y experimentalista
En 1970 se produce un movimiento de renovación teatral que se opone a la estética realista. Se busca un nuevo lenguaje basado en el espectáculo, en la escenografía y en las técnicas audiovisuales. Se les llama autores de teatro subterráneo; todos se encuentran disconformes con el sistema establecido y quieren elevar su protesta a través del teatro. Tratan temas como la injusticia social, la pobreza y la soledad. Los personajes son más bien signos, el escenario se puebla de una variada fauna y de artilugios mecánicos. El texto es solo una parte del espectáculo; la acción y el lenguaje son parabólicos, y la acción está constituida por fragmentos que no siempre componen una historia.
Francisco Nieva
Es un importante escenógrafo. Su producción se divide en dos: Teatro de farsa (tradicional, con personajes románticos; La señora tártara) y Teatro furioso (dramas cercanos al esperpento, con un lenguaje barroco y dirigidos a los sentidos; Pelo de tormenta).
Fernando Arrabal
Crea el teatro pánico, estrenado en París con rasgos oníricos tomados del surrealismo. Sobresale en él una actitud de rebeldía y un pesimismo existencial (Pic-nic). En su última etapa, escribe teatro bufo.
Otros dramaturgos del teatro renovador
Destaca José Ruibal con El hombre y la mosca. Tienen protagonismo los grupos de teatro independiente, que realizan espectáculos de gran impacto social. Los grupos que sobresalen son Los Goliardos, Tábano, Akelarre y Els Joglars, que comienza en los sesenta creando un teatro innovador sin palabras.
El teatro desde 1975: Transición y Democracia
Tras la muerte de Francisco Franco, desaparece la censura, las subvenciones teatrales crecen, se revitalizan los teatros nacionales y se recuperan numerosas salas teatrales. En general, se huye del experimentalismo y se vuelve a la tradición teatral. En los años 80 y 90 conviven espectáculos de grupos independientes, autores experimentales como Nieva y los nuevos autores dramáticos que se inclinan hacia la comedia neorrealista. El teatro se concibe como un espectáculo total, el director de escena cobra gran relevancia y se rescatan obras prohibidas. Grupos destacados de esta etapa son: La Fura dels Baus y La Cubana.
La comedia burguesa renovada
Es un teatro comercial que atrae al público. Su finalidad es el entretenimiento y mezcla géneros como la comedia, el musical, la farsa o el vodevil.
Destaca Ana Diosdado, cuya primera obra es Olvida los tambores, en la cual critica la burguesía y la falta de libertad.
El realismo renovador: La Generación de Transición
Características:
- Tienen formación académica universitaria y escénica.
- Pretenden un equilibrio entre el teatro de consumo y el teatro vanguardista.
- Muestran preferencia por personajes arraigados en el ámbito urbano y una actitud crítica.
Los personajes son marginados, pequeños delincuentes y, sobre todo, fracasados en distintos ámbitos. Se inicia en la comedia, la farsa y el drama con un lenguaje popular, y trata los valores respecto a la ética tradicional.
José Luis Alonso de Santos
Es uno de los autores más importantes del último tercio del siglo XX. Su teatro parte de un conflicto existencial del hombre entre la realidad y el deseo, y contiene un enfoque crítico hacia la sociedad. Se distinguen tres etapas:
- Teatro con referencias literarias: El combate de don Carnal y doña Cuaresma.
- Teatro comercial: En los años 90, Yonquis y yanquis.
- Teatro realista desde una nueva perspectiva: Son crónicas del Madrid de los 80 y presenta una nueva temática social.
José Sanchis Sinisterra
Es actor, director, dramaturgo y maestro. Pretende hacer un teatro revolucionario mezclando un compromiso ético y político con preocupaciones estéticas. No respeta géneros y pretende un público activo. Obra destacada: ¡Ay, Carmela!.
Continuadores del realismo renovador
Son autores más jóvenes que estrenan a finales de los 80 y siguen la línea de los autores anteriores.
Características:
- Heredan el realismo crítico y cotidiano, aunque se acentúa la presencia de lo imaginativo. Se potencia el humor como instrumento crítico y prefieren la farsa de tono ligero.
- Personajes desvalidos.
- Reivindican la teatralidad, las sorpresas y los finales impactantes.
Ernesto Caballero
Squash y El insensible.
Paloma Pedrero
Aborda el punto de vista femenino en el amor, la frustración o la vergüenza.
La promoción de los noventa
Los dramaturgos más jóvenes han recurrido a una escritura con fórmulas eclécticas, lo que algunos han denominado pastiche. Entre los rasgos comunes sobresalen:
- Temas: Atracción por lo marginal, críticas al racismo y los totalitarismos.
- En lo formal: Diversidad de géneros, personajes abstractos y el uso de la fantasía y la ironía.
Rodrigo García
Martillo.
Juan Mayorga
Más ceniza y El chico de la última fila.
El teatro alternativo
Frente a las grandes salas de teatro y grandes compañías, destacan las salas alternativas.