El Panorama Cultural Tras la Guerra Civil Española
Al final de la guerra, el panorama para la cultura era desolador, marcado por la muerte, el exilio, la humillación o el silencio. La Edad de Plata había llegado a su fin, con figuras como Lorca y Machado muertos, y gran parte de la Generación del 27 exiliada. Miguel Hernández (defensor de la República) entró en prisión y murió, publicándose póstumamente su libro Cancionero y romancero de ausencias, poemas sobre la cárcel, la angustia y el destino de su esposa e hijo.
La Poesía de la Posguerra: Los Años 40
La producción lírica de esta década se desarrolló en varias tendencias:
Poesía Arraigada
Es una lírica que presentaba un mundo coherente, ordenado y sereno, inclinada a temas como Dios, la patria o la familia. Se caracterizaba por la tendencia al clasicismo renacentista español y por el alejamiento de la poesía de la Generación del 27 y del surrealismo vanguardista. Los autores más importantes fueron Luis Rosales y Leopoldo Panero, quienes formaron la Juventud Creadora. Su producción está vinculada a revistas literarias como Garcilaso y El Escorial.
Poesía Desarraigada o Testimonial
Esta tendencia marcó un nuevo rumbo para la lírica española, buscando una rehumanización de la poesía. Es una poesía con un tono más directo, comprometida con la existencia del hombre y que cuestiona la existencia de Dios. Algunos autores fueron Victoriano Crémer, García Lama y, el más importante, Dámaso Alonso con su obra Hijos de la ira.
Grupo Poético Cántico
Su principal representante es Pablo García Baena. Este grupo de poetas buscaba crear un lenguaje poético puro y surgió en 1947 como un homenaje a Jorge Guillén, influidos por el refinamiento de Luis Cernuda.
La Poesía Social de los Años 50
Esta corriente quería mostrar la verdadera realidad del ser humano y del país. Sus integrantes consideraban que la poesía debía denunciar las injusticias, las desigualdades sociales o la falta de libertades políticas. Los autores más importantes son Gabriel Celaya, Blas de Otero y José Hierro. Para ellos, la poesía se convierte en un instrumento para transformar el mundo. Querían llegar a la inmensa mayoría, rechazando el arte dirigido a las minorías. El poeta denunciaría males sociales, tomando partido ante los problemas del mundo para buscar el cambio político y social.
Décadas de los 60 y 70: La Poesía del Conocimiento
En los años 50 apareció un grupo de poetas que volvió a preocuparse por el carácter artístico de la poesía. Su obra se consolidó en la década de los 60 y fue denominada Poesía del Conocimiento. Los autores más importantes son Ángel González (Tratado de urbanismo), Jaime Gil de Biedma (Moralidades), José Ángel Valente (La memoria y los signos) y Claudio Rodríguez (Alianza y condena). Se les conoce como los Niños de la Guerra. Predominan en sus poemas el tono reflexivo o meditativo, un estilo conversacional y un lenguaje coloquial. Recurren a temas procedentes de la memoria personal y la experiencia individual e histórica.
Poesía Culturalista (Los Novísimos / Generación del 68)
Tras la revolución cultural de Mayo del 68, surge un grupo de poetas nacidos entre 1939 y 1948, que rompen con las generaciones previas. Esta corriente sería conocida como Generación del 68 o Novísimos por la publicación de una antología de José María Castellet. Algunos de los nombres más reconocidos de esta nueva sensibilidad poética, denominada Poesía Culturalista, son Manuel Vázquez Montalbán, Pere Gimferrer, Vicente Molina Foix, Ana María Moix, Leopoldo María Panero, Luis Antonio de Villena o Luis Alberto de Cuenca.
Numerosos poetas se inspiran en personajes históricos o bien incorporan citas de otros textos. Se aprecia la influencia del modernismo español y anglosajón, y también la de la última etapa poética de Cernuda. Además, se incorporan elementos propios de la cultura contemporánea como el cine, la política o los mass media. La reivindicación de la belleza como refugio en las actitudes decadentistas cristaliza en el símbolo de Venecia; algunos críticos acuñaron el término venecianismo para definir la estética de los Novísimos. En contraste con el tono coloquial de la poesía social anterior, los Novísimos buscan un lenguaje rico y elaborado y recuperan elementos de la poesía de vanguardia, especialmente del surrealismo.
Poesía de la Experiencia (Realista o Figurativa)
El germen de la Poesía de la Experiencia, también llamada Poesía Realista o Figurativa, es el manifiesto firmado por el poeta granadino Luis García Montero, La otra sentimentalidad, que señala una sensibilidad a la que se sumaron posteriormente otros poetas como Jon Juaristi, Felipe Benítez Reyes o Benjamín Prado. De todas las tendencias poéticas, corrientes y escuelas que conviven en la poesía contemporánea, la más relevante fue, sin duda, la de la Poesía de la Experiencia.
El manifiesto antes mencionado invocaba el magisterio de Antonio Machado, Rafael Alberti y Jaime Gil de Biedma para defender una poesía implicada con la época y la nueva sociedad que debía nacer, y dirigida al hombre de la calle, que había de ser también el protagonista de la misma. Una poesía fácilmente comunicable que quería empatizar rápidamente con el lector al ofrecer un discurso y una visión del mundo muy próximos a sus vivencias personales.
Poesía Neovanguardista
Esta corriente nace a finales de los años 60. Con ella, la poesía trasciende los límites del género para aglutinar a músicos, pintores, fotógrafos y, por supuesto, poetas. Este tipo de poesía tiene como referente a los autores más destacados de las primeras vanguardias como Marinetti (futurismo). Dentro de esta corriente encontramos la poesía visual y la poesía letrista, en la que destaca no solo la gráfica, sino también la sonoridad de la palabra.