La Crisis de la Restauración y la Dictadura de Primo de Rivera (1917-1930)

Conflictividad Obrera y Pistolerismo

El triunfo de la Revolución bolchevique y el establecimiento del estado soviético en Rusia dieron alas y esperanzas a todos los grupos revolucionarios. En España, el final del conflicto europeo cambió las condiciones económicas: la producción descendió, aumentó el paro y subieron los precios, lo que provocó de nuevo la movilización obrera y el crecimiento del sindicalismo.

El movimiento huelguístico alcanzó mayores proporciones en Barcelona. En 1919 se inició una huelga en la Canadiense -empresa que suministraba electricidad a la mayor parte de Barcelona-. La huelga duró mes y medio y finalizó con un acuerdo por el que la patronal readmitía a los despedidos, aumentaba los salarios y se establecía la jornada de ocho horas. El incumplimiento de liberar a los detenidos hizo reanudar la huelga y la patronal respondió con el cierre de empresas y una durísima represión contra los sindicatos.

En Andalucía, la situación de miseria del campesinado y el aumento de los precios dio lugar al Trienio Bolchevique (1918-1921). Los anarquistas y los socialistas impulsaron revueltas campesinas motivadas tanto por el hambre de tierras como por el deterioro de los salarios y de las condiciones de vida. Se quemaron cosechas, se ocuparon tierras y muchos municipios llegaron a estar controlados por los comités de huelga. Córdoba fue la punta de lanza de un movimiento campesino que se extendió a otras provincias andaluzas, manchegas y extremeñas.

La conflictividad laboral degeneró en una radicalización de las posiciones de los sindicatos y de la patronal, sobre todo en Cataluña. Para detener la fuerza sindical, los patronos instituyeron la Federación Patronal, contrataron pistoleros a sueldo para asesinar a dirigentes obreros y recurrieron al lockout (cierre de empresas). Además, fundaron el sindicato libre. Algunos grupos vinculados a la CNT respondieron a esta actitud con un activismo violento, atentando contra autoridades, patronos y las fuerzas del orden. Entre estos grupos estaba Los Solidarios, que actuaron en Barcelona y entre los que se hallaba Buenaventura Durruti, Juan García Oliver y Francisco Ascaso.

El general Martínez Anido, gobernador civil de Barcelona, protagonizó una política de protección de los pistoleros de la patronal, que ejerció una dura represión contra los sindicalistas y puso en práctica la Ley de Fugas. Esta época se conoció como Pistolerismo (1916-1923), durante el cual murieron muchas personas, entre ellas Eduardo Dato, asesinado por los cenetistas en 1921, conocidos empresarios y dirigentes sindicales.

El Problema de Marruecos: Annual

En 1920, en el protectorado de Marruecos, en torno a Melilla, las tribus rifeñas hostigaban al ejército español. En 1921, intentaron varias operaciones para controlar a los rebeldes y, para dirigir al ejército de la zona, se nombró al general Silvestre, relacionado con el rey Alfonso XIII, partidario de atacar a las cabilas rifeñas. El ejército fue derrotado en Annual, donde se produjeron muchas bajas, incluidas las de Silvestre.

¿Cómo influyó el desastre de Annual en la crisis de la Restauración?

El protectorado español de Marruecos era una zona de escaso valor económico, cuyo dominio solo atraía a algunos grupos empresariales. Las clases populares estaban en contra de la guerra colonial y el ejército se hallaba dividido a causa de los ascensos por méritos de guerra. Los defensores de la política colonial eran llamados africanistas, sector del ejército muy vinculado con el círculo de la Corona y del propio Alfonso XIII.

Desde 1909, la guerra de Marruecos no había dado tregua, excepto en el periodo de la Primera Guerra Mundial (1914-1918). Al terminar esta, Francia y España reactivaron sus actuaciones para controlar el territorio. Los cabecillas rifeños como Al- Raisuni y, sobre todo, Abd el-Krim se enfrentaron con éxito a los ejércitos coloniales.

La derrota de las tropas en Annual (1921) produjo una enorme indignación pública. El propio general Silvestre dirigió las operaciones con torpeza y desconocimiento. El debate se trasladó al Parlamento y al ejército, el gobierno y la administración colonial en Melilla, donde fueron acusados de negligentes y de corrupción. La investigación por las responsabilidades sobre la derrota de Annual, la cual fue encargada a una comisión parlamentaria (Expediente Picasso), reveló cuestiones de gravedad que implicaban al propio rey con la mala gestión del problema marroquí. El informe apenas se debatió en las Cortes: se oponían el ejército, el Partido Conservador y el propio monarca. Se instigó a Primo de Rivera a encabezar un golpe de estado para poner fin al sistema parlamentario. La dictadura no depuró responsabilidad alguna por la derrota de Annual.

La Dictadura de Primo de Rivera (1923-1930)

Las Causas del Golpe Militar

Primo de Rivera y los sectores que le dieron su apoyo quisieron poner fin a la crisis política y a la conflictividad que atravesaba el país. Entre las razones que destacaban estaban:

  • La inestabilidad y el bloqueo del sistema político parlamentario.
  • El desprestigio derivado de un continuo fraude electoral.
  • El miedo de las clases acomodadas a una revolución social.
  • El aumento de la influencia del republicanismo y de los nacionalismos periféricos.
  • El descontento del ejército tras el desastre de Annual.

El dictador justificó el golpe militar con un discurso de pretensiones regeneracionistas e incluso moralistas. En su manifiesto inaugural, Primo de Rivera anunció su voluntad de limpiar el país de caciques y acabar con el bandidaje político, la indisciplina social y las amenazas a la unidad nacional.

Algunos historiadores apuntan a que Primo de Rivera no pretendía poner fin al régimen, sino evitar que el régimen político acabara democratizándose. El último gobierno de concentración de García Prieto pretendía reformar la Constitución, la ley electoral, los sistemas de turnos de partidos y de las relaciones laborales. La dictadura fue una solución inconstitucional.

La Reorganización del Estado

La dictadura de Primo de Rivera tiene dos fases. Hasta 1925 gobernó el Directorio militar, cuyos miembros eran militares, y a partir de ese año incluyó entre sus ministros a personalidades civiles.

El Directorio militar suspendió el régimen constitucional, disolvió las Cámaras legislativas, cesó a las autoridades civiles, prohibió las actividades de los partidos políticos y de los sindicatos, etc. Todo ello fue acompañado por la militarización del orden público y la represión del obrerismo más radical. Las intenciones del dictador eran acabar con el caciquismo. Elaboró un estatuto municipal y otro provincial y se disolvieron los ayuntamientos, que fueron sustituidos por juntas vocales.

Durante la primera etapa de la dictadura, el conflicto de Marruecos centró el interés de Primo de Rivera, que asumió personalmente el Alto Comisionado de Marruecos en 1924. Al año siguiente, con la ayuda de Francia, organizó el desembarco de Alhucemas (1925). Abd el-Krim se rindió y se entregó a los franceses. En 1927, el ejército español dio por concluida la ocupación del protectorado en Marruecos.

A partir de 1926 se fue abandonando la idea de una dictadura transitoria y de volver al régimen constitucional. El modelo y la influencia del fascismo italiano fue muy claro. El camino hacia un régimen autoritario comenzó con la convocatoria de una Asamblea Nacional Consultiva (1927) de carácter corporativo: sus miembros no serían elegidos por sufragio, sino por designación entre los ciudadanos pertenecientes a las grandes instituciones públicas.

Se creó un partido único, Unión Patriótica, cuya misión primordial era proporcionar apoyo social a la dictadura. Se reactivó la antigua institución del Somatén (ciudadanos armados voluntarios) para mantener el orden público.

La Política Económica y Social

La dictadura se benefició de la buena coyuntura económica internacional. La idea rectora fue la nacionalización de importantes sectores de la economía y el aumento de la intervención estatal. El Estado tuvo un protagonismo notable gracias al fomento de las obras públicas. El gobierno aprobó el Decreto de Protección de la Industria Nacional, se concedieron grandes monopolios como el de telefonía a la Compañía Nacional de España, el de exclusividad de importación, refinado, distribución y venta de petróleo a la compañía arrendataria CAMPSA, financiando mediante los llamados Presupuestos Extraordinarios, de forma que el presupuesto ordinario del Estado aparecía equilibrado, pero se iba acumulando una deuda extraordinaria. El