El Manifiesto de Sandhurst y la Restauración Borbónica (1874)

El Manifiesto de Sandhurst

1. Clasificación y Tipología

Es un fragmento del Manifiesto de Sandhurst firmado por Alfonso XII, hijo de Isabel II, quien defendió la vuelta de la monarquía borbónica como medio de garantizar las leyes y el progreso de España. Se trata de una fuente histórica primaria y directa, de naturaleza político-circunstancial y documento público, importante para conocer el ideario político del futuro rey y de Cánovas del Castillo. El autor es Alfonso XII. Recibe ese nombre por proceder del lugar de Inglaterra en cuya escuela militar se encontraba formándose el joven príncipe. Fechado el 1 de diciembre de 1874, está dirigido a todo el pueblo español. Daba a conocer su postura política si llegaba a convertirse en rey de España.

2. Análisis y Comentario

La idea principal es la defensa de la monarquía como única garantía de las libertades del país y como institución representativa de toda la nación. Fundamenta su pretensión de ser rey de España en los siguientes argumentos:

  • Defiende la legitimidad dinástica de su persona, aludiendo a la abdicación de su madre en él y rechazando implícitamente las pretensiones de los carlistas.
  • Alude después a la tradición nacional como garantía de independencia nacional y paz interna, y señala como única solución la recuperación de la monarquía hereditaria y constitucional.
  • Se ofrece como gobernante del país, contando para ello con las Cortes como representación parlamentaria de la nación.
  • Se considera informado sobre los problemas y la situación crítica de España, presentándose como persona católica, pero se declara también partidario del Estado liberal.

Con este manifiesto propone la restauración de la dinastía «legítima» como única vía de estabilidad y progreso, asumiendo elementos de tradición y renovación. Emplea la palabra «representación» para referirse a la monarquía que se pretende porque, en la ideología canovista, se consideraba necesario recuperar las instituciones tradicionales. El manifiesto resume claramente su pensamiento liberal moderado que, formulado por Cánovas, sería la base del nuevo régimen de la Restauración.

Con un nuevo pronunciamiento, el del general Martínez Campos en Sagunto a finales de año, se produjo la proclamación de Alfonso XII con gran apoyo de los militares y los círculos del poder económico y político como nuevo rey. Comenzó así el período de la Restauración dinástica y de los principios del liberalismo moderado anterior a la Revolución de 1868. Durante este período estuvo en vigor la Constitución de 1876, salvo durante la dictadura de Primo de Rivera, y se caracterizó fundamentalmente por la consolidación en España del liberalismo y sus instituciones, bajo la hegemonía de la burguesía conservadora. Las líneas generales del sistema político se contienen en la Constitución de 1876, de carácter moderado, fiel reflejo del pensamiento de Antonio Cánovas del Castillo.

Los principios políticos de Cánovas se resumían en lo que denominaba la «constitución interna» del país, es decir, las instituciones tradicionales que debían quedar a salvo de discusión: la Corona y las Cortes. Por otra parte, admirador del parlamentarismo inglés por su estabilidad, Cánovas pretendía establecer un sistema bipartidista en el que dos partidos se turnasen en el ejercicio del poder, mediante elecciones restringidas a los propietarios y contribuyentes. Este bipartidismo estaba representado por el Partido Conservador de Cánovas y el Partido Liberal de Sagasta. Mediante la fórmula de la dimisión se producía la alternancia política. Tras este sistema político se escondía una red de caciques y una gran corrupción electoral (pucherazo). No reconocía la soberanía nacional de modo suficiente y reconocía los derechos tradicionales de la Iglesia.

La Constitución establecía el centralismo político-administrativo como fórmula de organización del Estado, aboliendo los fueros de las provincias vascas por una ley de julio de 1876, que revalidaba la igualdad fiscal y de prestación del servicio militar de todos los ciudadanos españoles. En resumen, la Constitución canovista estableció un modelo moderado, censitario, lleno de limitaciones a los derechos políticos de los ciudadanos, conforme a los intereses de la oligarquía conservadora y basado en el turnismo entre dos grandes partidos de notables.

3. Contexto Histórico

Es el primer elemento de la denominada Restauración, período de la historia de España en que se produjo la reposición en el trono de la dinastía borbónica en la persona del hijo de Isabel II, Alfonso XII, tras el Sexenio Democrático y la experiencia de la dinastía Saboya y la Primera República.

En los años anteriores a 1868, el malestar social y el desprestigio del gobierno de Isabel II eran crecientes. El 18 de septiembre, el almirante Topete se subleva en Cádiz. La Revolución de 1868 sorprende a la reina veraneando en San Sebastián y triunfa. Las Cortes afrontan el reto de organizar el país, elaborando una nueva constitución y encontrar un rey para España. Se elabora una constitución, la de 1869, muy avanzada, que recoge principios que nunca se habían reflejado en un texto constitucional español.

En cuanto al nuevo monarca, fue elegido Amadeo de Saboya, candidato de Prim y de los progresistas. Con el tiempo, abdicará y las Cortes proclamarán la República. Nace débil, a lo que hay que sumar la división de los republicanos y la crisis política, económica y social generalizada. El General Pavía da un golpe de Estado y proclama a Serrano presidente. El sistema de la República es incapaz de resolver las insurrecciones carlista, cantonalista y cubana. Esto posibilita la creación de un clima conservador en el seno de las mismas clases que llevaron a cabo el derrocamiento de Isabel II. Además, estos mismos grupos se sienten amenazados por la inestabilidad social existente y por el librecambismo de los gobiernos del Sexenio.

Alfonso XII había recibido la legitimidad dinástica de la Casa Borbón al abdicar su madre en él en junio de 1870. Su educación tuvo lugar en la corte austriaca y en la academia de Sandhurst.

4. Conclusiones

El régimen canovista se basaba en el apoyo de las clases y grupos más conservadores de la sociedad: la burguesía en la que predominaban los latifundistas, la burguesía harinera castellana, la burguesía industrial catalana y sectores de la gran burguesía industrial y financiera vasca. La política económica y social de la Restauración era dictada por el «triángulo» formado por cerealistas castellanos, ferreteros vascos y empresarios del textil catalanes.

También había una España dual en la que esas zonas industriales convivían con otro país muy atrasado, con un analfabetismo superior al 75% de la población y modos de vida y niveles de renta casi en la miseria permanente. En esas condiciones sociales, la Restauración se apoyó en una sociedad organizada en torno a los caciques, hombres ricos e influyentes que controlaban la vida social en la mayor parte del país. Además, contaba con el apoyo de instituciones como la Iglesia y el ejército.

A la muerte de Alfonso XII, se creó una situación de riesgo para la continuidad del régimen. Sagasta llegó a un acuerdo con Cánovas para garantizar la alternancia en el turno de partidos y encabezó el Partido Liberal-Fusionista, integrando en sus filas a los sectores más avanzados en materia social. Formó gobierno en cinco ocasiones, hasta su retirada en 1901. Sagasta legisló, de acuerdo con su línea, el sufragio universal —masculino—, que acababa con el sufragio censitario. El sufragio universal significaba entonces el derecho a voto únicamente de los varones, ya que a las mujeres no se les reconocía entidad como ciudadanas autónomas y sujetos de derechos. En todo estaban sometidas al varón.

Bajo sus gobiernos se aprobaron diversas leyes que produjeron una cierta democratización del régimen: Ley de Prensa de 1883, libertad de reunión y expresión (1881), libertad sindical (1887) y, la más importante, la introducción del sufragio universal masculino en 1890.