Fundamentos de la Filosofía Política y Ética: De Platón a Kant y Arendt

Platón: La Ciudad Ideal y la Crítica a la Democracia

La teoría política de Platón se inscribe dentro de un movimiento más extenso de crítica a la democracia, motivada por la falta de mérito y el juicio a Sócrates. Platón diseña la ciudad-estado ideal, una comunidad perfecta en la que impera la justicia. La justicia es la condición fundamental para el Estado y solo se realiza cuando cada parte de la sociedad cumple la tarea que le es propia.

Estructura Social del Estado Platónico

El Estado para Platón se divide en tres partes sociales:

  • Los sabios-gobernantes: En ellos predomina la virtud de la sabiduría o prudencia, y su función es gobernar la ciudad. Platón utiliza la metáfora del médico y del pastor.
  • Los guardianes o guerreros: En ellos predomina la virtud de la fortaleza, y su función es proteger la ciudad.
  • Los productores o artesanos: En ellos predomina la virtud de la templanza, y su función es producir o distribuir bienes.

Platón no excluye a las mujeres de la vida del Estado. Sostiene que los ciudadanos no son lo que la educación hace de ellos, sino que nacen con una determinada naturaleza. Por eso rechaza la educación generalizada a la manera del sofista Protágoras.

Formas Deficientes de Gobierno y la Ley

Timocracia, oligarquía, democracia y tiranía son las cuatro formas deficientes de gobierno. El modelo de Platón explica el gobierno de la sociedad y la satisfacción de las necesidades. Critica la guerra por considerarla esclava del afán de lujo.

En su obra Las Leyes, Platón renuncia a instaurar en la práctica el modelo republicano. La ley debe tener un fundamento válido y universal, y su objetivo es el bien común. No hay separación entre lo religioso y lo político: el ateísmo es el peor crimen. En la Carta VII, Platón expone la imposibilidad de convertir al tirano en un filósofo.

La Crítica Platónica al Arte

Platón fue consciente de la importancia social del arte. Critica las imágenes poéticas por ser una copia del mundo sensible, que nos aíslan del mundo ideal. También critica la tragedia y los poemas homéricos porque solo exaltan las pasiones inferiores del alma.

Platón diferenciaba entre dos tipos de arte:

  1. El arte mimético (que imita la realidad): Lo veía de manera negativa, pues, según él, alejaba la sabiduría y mantenía a las masas en la ignorancia. El arte mimético se basa en el conocimiento aparente y, por lo tanto, no educaba, sino que engañaba al pueblo, manteniéndolo en la ilusión, como muestra el mito de la caverna.
  2. El arte educativo o divino: Lo consideraba positivo, porque les daba una conexión real con la sabiduría filosófica.

La inspiración poética estaba por debajo de la filosofía. Para Platón, los filósofos son los “verdaderos poetas”, porque, mediante la razón, podían acceder a la belleza y la verdad absolutas.


Rousseau: El Estado de Naturaleza y el Pacto Social

Rousseau parte de la separación radical que se ha producido entre el progreso material y el progreso social.

El hombre moderno se establece en la dualidad ser-aparecer. El orden social coacciona al hombre para hacerle olvidar su propia naturaleza. Por tanto, habrá que analizar la evolución del hombre. Al igual que el Glauco platónico, el hombre natural ha quedado sepultado por la civilización.

Según Rousseau, los hombres son libres por naturaleza, pero los gobiernos los mantienen esclavizados.

El Estado de Naturaleza y la Caída

Rousseau parte de la hipótesis de que, en un principio, el ser humano vivía en estado de naturaleza. En este estado, el hombre gozaba de salud y vivía en un hábitat fértil. Se regía por sus sentimientos naturales, sobre todo el “amor de sí” y la piedad hacia sus semejantes.

El abandono de este estado se debió a la perfectibilidad del ser humano, que puede ser positiva o negativa.

El hito específico de la sociedad civil fue el surgimiento de la propiedad privada. La aparición de la propiedad privada supuso la caída de la humanidad en la esclavitud y la guerra.

El Pacto Viciado y la Voluntad General

Surgió la rivalidad económica y la dicotomía fuerte-débil, ricos-pobres. Para poner fin a esta “guerra de todos contra todos” se recurrió al pacto social. Pero dicho pacto es viciado porque fue impuesto por los ricos, añadiendo a la opresión económica la política. Toda desigualdad es contraria a la naturaleza y puede reformarse. Rousseau rechaza que el poder político pueda fundamentarse en la fuerza, en el derecho divino de los reyes o en el del amo sobre el esclavo.

Para superar esta situación, se ha de utilizar la racionalidad y la voluntad general para el servicio del hombre. La única legitimación de una sociedad es el consentimiento mutuo o el pacto único de asociación entre iguales. La voluntad general es la voluntad del conjunto de los ciudadanos, unidos en el cuerpo social y político, que tiene como objetivo el interés común. Entregando cada individuo sus derechos a la comunidad, a nadie se los entrega salvo a sí mismo.

El pueblo aparece como sujeto y objeto del poder soberano. No se trata de una voluntad cuantitativa, sino de la “voluntad general” en la que los hombres han de ser guiados por intereses universalistas, como un “yo común”. La libertad solo se da en las leyes del Estado moral. Rousseau critica la división de poderes y la representación política, pues, según él, todo representante o cuerpo de representantes se constituye como una sociedad parcial con sus propios intereses.


Hannah Arendt: Totalitarismo, Acción y Pluralidad

La experiencia del totalitarismo hizo que la cuestión de la ciudadanía y su pérdida (el apátrida) adquiriera una relevancia hasta entonces desconocida.

Los Orígenes del Totalitarismo

La obra Los orígenes del totalitarismo está compuesta por tres partes:

  1. Antisemitismo
  2. Imperialismo
  3. Totalitarismo

Arendt sostiene que no se puede pensar el totalitarismo con categorías tradicionales. Además, se basa en el poder de la organización que es capaz de destruir el poder de la realidad y reposa sobre la masa humana, que ha sido atomizada. Por otro lado, en este régimen todo se convierte en política y todas las cosas se vuelven públicas. Pretende aplicar directamente las leyes de la naturaleza o de la historia a la especie humana, y la dominación total busca abolir la diferencia entre lo privado y lo público.

El suelo nutricio del totalitarismo fue, por tanto, el racismo, a lo que se unió la burocracia. La situación de completa ilegalidad de muchas personas fue la antesala para que se diera el paso a negar su derecho a la vida. El lugar para experimentar estas ideas fueron los campos de concentración, donde se buscó:

  • La muerte de la persona jurídica.
  • El asesinato de la persona moral.
  • La muerte de la individualidad.

El totalitarismo no busca la dominación de los hombres, sino que estos sean superfluos.

Poder, Violencia y la Vita Activa

El totalitarismo conduce a la necesidad de una reflexión política que restaure la idea de poder como diferente de la violencia. Para Arendt, el fenómeno fundamental del poder es la formación de una voluntad común orientada al entendimiento; es decir, el poder no es ejercer violencia, sino que se deriva de la capacidad humana de actuar en común.

Arendt estableció una diferencia entre la vida contemplativa y la vita activa (vida activa), la cual engloba tres actividades:

  • La labor: Actividad que está vinculada al proceso biológico del cuerpo humano.
  • El trabajo: Está unido a lo no natural y a la producción artificial.
  • La acción: Es la única actividad que se realiza entre los hombres sin la mediación de las cosas; le corresponde la pluralidad.

El perdón y el poder de la promesa están constituidos desde la misma acción, pues ambos suponen la presencia de otros y una conexión con la temporalidad. La acción es, por otra parte, lo verdaderamente público. Arendt define la “natalidad” como la capacidad que tiene todo ser humano para traer algo nuevo al mundo, a diferencia del “ser-para-la-muerte” heideggeriano.

Critica que, en nuestra época, la política está desapareciendo porque la vida humana se reduce al homo faber o al ser humano que solo se caracteriza por la técnica y la economía. Arendt tratará de exponer que el verdadero sentido de la revolución es político, por lo que no debe estar mezclado con aspectos sociales. La pobreza y la miseria dan lugar a la compasión y la piedad, y estas no apelan a la discusión, sino que actúan de modo directo y violento.

Eichmann es visto como ejemplo de la incapacidad de pensar. Eichmann no era estúpido, pero carecía de la capacidad de pensar por sí mismo y de juzgar; se limitaba a cumplir órdenes (la banalidad del mal).


Aristóteles: La Ética de la Felicidad y la Virtud

Comienza la Ética a Nicómaco con la afirmación de que «el bien es aquello hacia lo que todas las cosas tienden». La ética trata de averiguar en qué consiste la excelencia específica de que es capaz el hombre. Para Aristóteles, el bien y la excelencia se identifican con la felicidad (eudaimonía), que es el fin último de todas nuestras acciones, ya que no se subordina a ningún otro fin, pues se desea por sí mismo. El hombre logra la felicidad actuando conforme a su naturaleza, es decir, perfeccionando la parte racional, que es la que define al ser humano.

La Virtud como Hábito

Al igual que hay muchos seres, también hay muchos bienes, pero buscamos un bien que sea autosuficiente. Por tanto, la felicidad no puede consistir en la consecución de bienes u honores, porque solo son medios. Aristóteles expone que la virtud humana no es una facultad ni una pasión, sino un hábito. La virtud depende de los hábitos porque generan una héxis o carácter. La virtud se adquiere mediante el ejercicio (poniéndola en práctica) y el hábito.

La virtud es el modo de ser de una persona, expresado a través de sus acciones, y no el conocimiento teórico socrático-platónico del bien. Si queremos resolver el problema de la felicidad, hemos de volvernos hacia la naturaleza del hombre, y no hacia la definición de la idea de “bien en sí” (Platón). La felicidad es un objetivo al que deben contribuir otros bienes. La felicidad se define como el desarrollo de lo mejor que hay en el ser humano y, por tanto, consiste en la vida contemplativa. La vida contemplativa no es un estado, necesita de bienes externos suficientes y ha de durar toda la vida.

El Justo Medio

Existen dos tipos de virtudes:

  • Las virtudes éticas: Propias de la parte apetitiva y volitiva, que se adquieren por la costumbre.
  • Las virtudes dianoéticas: Que se adquieren por aprendizaje.

Aristóteles define la virtud como un hábito, el hábito de decidir bien y conforme a una regla: la de la elección del término medio entre dos extremos. La virtud es, por tanto, un hábito selectivo, consistente en una posición intermedia para nosotros, determinada por la razón y tal como la determinaría el hombre prudente. Esta posición intermedia se sitúa entre dos vicios, el uno por exceso y el otro por defecto.

En la virtud y el vicio moral ya no cabe término medio. Se aplica a acciones y pasiones. La prudencia no es una ciencia, sino el resultado de una larga experiencia. El término medio es subjetivo; de ahí que sea tan importante la educación de la familia, las costumbres y las leyes de la polis.


Kant: La Ética Formal y el Imperativo Categórico

En la Crítica de la razón práctica, no se trata de dos razones, sino de una razón con dos usos: teórico y práctico (“el cielo estrellado sobre mi cabeza y la ley moral en mí”). En el uso teórico de la razón, Kant había planteado la antinomia entre el determinismo o causalidad en la naturaleza y la libertad humana. También hay una causalidad racional en el ámbito de la libertad que viene por el imperativo moral. Kant parte del hecho de que el hombre tiene libertad y, por tanto, moral.

Antes de Kant, las éticas siempre habían sido materiales. Él propone por primera vez una ética formal.

Tipos de Imperativos

Kant distingue entre:

  • Imperativo hipotético: Condiciona a la voluntad y no puede ser universal porque no hay bienes universales (se basa en castigos y premios).
  • Imperativo categórico: Ordena actuar por conformidad con la ley moral y no para conseguir un fin determinado. El imperativo categórico guía al comportamiento sin ninguna condición. Por ello, la ética de Kant no establece ningún bien o fin. Estos imperativos son universales porque son racionales (no inclinaciones).

Formulaciones del Imperativo Categórico

El imperativo categórico se expresa en varias formulaciones, destacando:

  1. Fórmula de la Ley Universal: Actúa de tal modo que la máxima de tu acción pudiera servir como ley universal.
  2. Fórmula del Fin en Sí Mismo: Actúa de tal modo que trates la humanidad, tanto en tu persona como en la persona de cualquier otro, siempre como un fin, nunca solamente como medio.

El ser humano tiene dignidad y no precio.

Acciones Morales y Postulados

Kant distingue tres tipos de acciones: contrarias al deber, conformes al deber (se acata la ley pero por otro motivo) y acciones por deber. Solo estas últimas acciones son morales. La buena voluntad es la voluntad que actúa por deber.

Kant recupera la libertad, la inmortalidad del alma y la existencia de Dios como exigencias de la moral (postulados). Ninguna puede conocerse por la razón teórica; solo se pueden suponer o postular desde la ética porque están más allá de los fenómenos.

  • Libertad: No existe en el mundo empírico (fenoménico), que está determinado por leyes físicas causales, pero en el mundo moral debe ser admitida, pues si no, sería imposible el ser humano como un ser moral. La libertad es la razón de ser (Ratio essendi) de la moral y la moral demuestra (Ratio cognoscendi) la libertad.
  • Inmortalidad del alma: Necesaria para que pueda cumplirse el orden moral en una vida futura.
  • Existencia de Dios: Como realidad de un bien supremo que une virtud y felicidad.