Immanuel Kant: Pensamiento Fundamental
Immanuel Kant fue un influyente filósofo de la Edad Moderna, cuya obra representa una síntesis crucial entre elementos del racionalismo y del empirismo. Recibió, además, influencias de Isaac Newton y se erigió como uno de los principales representantes de la Ilustración. Entre sus obras más importantes destacan: “Crítica de la razón pura” y “Crítica de la razón práctica”.
La Teoría del Conocimiento Kantiana
La filosofía de Kant se articula en torno a una síntesis entre el racionalismo y el empirismo, dando origen a lo que denominó Idealismo Trascendental. Según esta doctrina, el sujeto posee a priori las condiciones trascendentales del conocimiento, sin las cuales el conocimiento empírico sería imposible.
Las Cuatro Preguntas Fundamentales
La filosofía kantiana busca responder a cuatro cuestiones esenciales:
- ¿Qué puedo saber?
- ¿Qué debo hacer?
- ¿Qué puedo esperar?
- ¿Qué es el hombre? (Esta última resume las anteriores).
Para abordar estas preguntas, Kant emplea el método crítico, mediante el cual la razón se examina a sí misma para discernir sus usos y limitaciones.
Tipos de Juicios en el Conocimiento
Kant sostiene que el conocimiento se expresa a través de juicios, los cuales pueden ser de dos tipos principales:
- Juicios analíticos: Son universales, necesarios y no amplían nuestro conocimiento, ya que el predicado está incluido en el sujeto.
- Juicios sintéticos: Estos sí amplían el conocimiento.
A su vez, los juicios se clasifican según su origen:
- Juicios a priori: Su verdad se conoce sin recurrir a la experiencia.
- Juicios a posteriori: Su verdad depende de la experiencia.
La Crítica de la Razón Pura: ¿Qué puedo saber?
Kant aborda la primera de las preguntas (¿qué puedo saber?) en su obra “Crítica de la razón pura”, donde explora el uso teórico de la razón. La cuestión central que se plantea es si la metafísica puede ser considerada una ciencia.
Para Kant, el conocimiento científico debe ser universal, necesario y ampliativo, lo que implica que se compone exclusivamente de juicios sintéticos a priori (conceptos puros). Estos son los únicos enunciados que cumplen las tres condiciones. Aunque todo nuestro conocimiento comienza con la experiencia, no todo el conocimiento procede de ella; debe haber formas inherentes a la mente del sujeto.
Por ello, Kant investiga las condiciones trascendentales de la razón que posibilitan la formulación de dichos juicios, analizando las tres facultades que intervienen en el conocimiento:
- Sensibilidad
- Entendimiento
- Razón
Estética Trascendental: La Sensibilidad
En la Estética Trascendental, Kant examina los elementos a priori presentes en la Sensibilidad. Las condiciones trascendentales que hacen posible la experiencia sensible son las intuiciones puras de espacio y tiempo. Estas no pertenecen a la realidad externa, sino al sujeto, y son las que organizan el caos de sensaciones, dando lugar al fenómeno.
Las intuiciones puras también posibilitan los juicios sintéticos a priori en las matemáticas: el espacio es la base de la geometría y el tiempo, de la aritmética.
Analítica Trascendental: El Entendimiento
La Analítica Trascendental se dedica al estudio del Entendimiento, la facultad que permite al ser humano emitir juicios sobre la realidad. Su función es unificar las representaciones obtenidas de la Sensibilidad. Las condiciones trascendentales del Entendimiento son las categorías, que deben aplicarse a lo percibido por la Sensibilidad para poder comprenderlo.
Así, la física es considerada una ciencia, ya que sus juicios se basan en categorías del entendimiento aplicadas a las intuiciones sensibles, generando juicios sintéticos a priori.
Síntesis y el Conocimiento Fenoménico
De la síntesis entre la Sensibilidad y el Entendimiento surge el conocimiento científico o fenoménico, cuyos productos son los fenómenos.
Dialéctica Trascendental: Los Límites de la Razón
En la Dialéctica Trascendental, Kant concluye que los juicios sintéticos a priori no son posibles en la metafísica. Esto se debe a que el conocimiento metafísico no parte de la experiencia y, por tanto, no puede ser un conocimiento científico. Este tipo de conocimiento especulativo solo puede ser pensado por la Razón.
Cuando las categorías del entendimiento se aplican a las ideas de la Razón, producen enunciados contradictorios y falaces, lo que demuestra que la metafísica no puede ser una ciencia. Las ideas de la Razón marcan, por tanto, el límite de nuestro conocimiento: la cosa en sí (o noúmeno), de la que no tenemos experiencia.
De este conocimiento especulativo son producto los noúmenos, ideas creadas a partir de la razón que trascienden la realidad fenoménica. Estas ideas son:
- Dios
- El Yo (alma)
- El Mundo
Sin embargo, Kant afirma que estas ideas tienen un valor práctico. Al aplicarlas al ámbito de la ética, se convierten en presupuestos de la razón práctica (la libertad, la inmortalidad del alma y Dios), que son condiciones necesarias para la existencia de la moralidad.
La Ética Kantiana: ¿Qué debo hacer?
Kant aborda la cuestión “¿qué debo hacer?” en el ámbito de la Razón práctica, que se ocupa de las acciones humanas. La ética kantiana es deontológica, lo que significa que el único criterio para determinar el valor moral de una acción es la buena voluntad (una ética autónoma), inspirada en el deber, y no en el interés personal o en un fin establecido (lo que sería una ética heterónoma).
Actuar por deber implica obrar por respeto a una norma de conducta, determinada por la razón a priori, que aspira a ser universal y guía la acción moral: el Imperativo Categórico. Este es un mandato universal y necesario que prescribe acciones como buenas en sí mismas, según la intención que las guía, con independencia de las consecuencias (que son hipotéticas y externas al sujeto).
El Imperativo Categórico puede formularse de varias maneras:
- “Actúa de forma que la máxima que inspira tu acción pueda convertirse en una norma universal.”
- “Actúa de forma que no utilices nunca al ser humano como un medio, sino siempre como un un fin en sí mismo.”
Libertad y el Reino de los Fines
El Imperativo Categórico presupone la libertad del sujeto, ya que solo un ser dotado de voluntad libre puede darse a sí mismo una ley moral. El individuo es libre en el ámbito moral porque se obedece a sí mismo, a su propia razón, lo que configura una ética formal.
Según Kant, al cumplir el Imperativo Categórico, se podría construir el Reino de los Fines, una sociedad ideal donde cada persona sería siempre tratada como un fin y nunca como un medio. Por el contrario, se actúa conforme al deber cuando las acciones no se rigen por el Imperativo Categórico, sino que están motivadas por un interés particular o por la búsqueda de un fin externo.
Los Postulados de la Razón Práctica
La ética kantiana culmina con la formulación de los tres postulados de la Razón práctica:
- La libertad: Sin ella, no habría autonomía ni acción moral.
- La inmortalidad del alma: Los actos morales tienen una aspiración que trasciende la propia existencia.
- Dios: Es el garante y testigo de nuestras acciones morales.