La poesía en la Ilustración y el Romanticismo: siglos XVIII y XIX

La poesía en la Ilustración: siglo XVIII

Los poetas dieciochescos emplearon el verso para la exposición de sus ideas sobre la sociedad, las relaciones humanas, el arte o la sátira. Diferentes modalidades:

Poesía doctrinal:

Los poetas vierten en verso sus ideas reformistas.

La fábula:

La exposición de la nueva moral dominada por la honestidad, la valoración del trabajo y del mérito personal utiliza a menudo la fábula como molde. Siguen el ejemplo de los fabulistas clásicos. Entre los autores más destacados figuran Félix M.ª de Samaniego.

La sátira:

Representa el espíritu polémico y crítico de la época. El autor Alexander Pope representa el ejemplo más claro de esta variedad poética.

La poesía del Romanticismo: siglo XIX

Género predilecto para la expresión de pasiones y el sufrimiento tan característico de la época. La gran novedad de los poetas románticos no reside solamente en los temas abordados o en la libertad formal con que se enfrentan a ellos, sino en la reflexión y teorización sobre la labor creativa. La poesía debe aspirar a la liberación de la belleza escondida en el mundo. Solamente los genios pueden percibirla y luchar con el lenguaje para comunicarla. La poesía es independiente del verso o de la prosa. Es reflejo de la personalidad del artista creador: sus experiencias, sentimientos y emociones se reflejan mediante una posterior elaboración artística.

Libertad creadora:

El escritor no debe someterse a ninguna regla formal.

Líneas poéticas:

  1. Intimista y contenida: inspirada en formas poéticas populares; expresadas en breves composiciones; temas como la melancolía, la nostalgia, el fluir del tiempo; representantes son Heine, Novalis, Keats.
  2. Grandiosa y épica: largos poemas en los que se alterna la narración y el desbordamiento pasional; temas como la rebeldía, los amores destructivos, la muerte liberadora; representantes son: Lord Byron, Shelley, Víctor Hugo, Espronceda.

El nacimiento de la lírica moderna: finales del siglo XIX

La lírica de la segunda mitad del siglo XIX se caracteriza por reaccionar en contra de los temas y formas del romanticismo, y por crear las bases de la poesía del siglo XX. Dos corrientes poéticas que se mantendrían en la literatura posterior: la poesía-comunicación se caracteriza por su utilidad. Comunicar una idea precisa de índole social, dependiendo de la orientación ideológica, Víctor Hugo; y la poesía-expresión: reivindica la autonomía del arte respecto a la realidad y defiende la inutilidad de la poesía. Téophile Gautier. Dos tendencias:

Parnasianismo:

Gautier critica el exceso de sentimentalidad romántica y defiende la serenidad y distanciamiento de las emociones. El poema no es reflejo de la intimidad del autor, sino un objeto. Bien construido mediante la inteligencia, la técnica y el rigor artístico.

Simbolismo:

Es la tendencia más innovadora de la época. Nace con Baudelaire y se prolonga hasta bien entrado el siglo XX en las obras de Valéry, Yeats, Rilke o Juan Ramón Jiménez. Rasgos característicos: Niegan el valor poético de la realidad. La poesía no encuentra ninguna utilidad ni función social y se apartan de los usos convencionales en un intento por diferenciarse; en algunos casos se valen del símbolo como herramienta, ya que piensan que existe una verdad escondida tras lo real; el poeta no se siente portavoz de su comunidad ni responsable ante nadie y desprecia al gran público, a quien considera incapaz de comprender la verdad artística; se produce una gran renovación formal (rompen con la métrica tradicional, verso libre, asociaciones libres de ideas, ritmos poéticos mediante nuevos procedimientos).

Charles Baudelaire: a él se le debe la revolución lírica que posibilita el tránsito hacia la poesía moderna. Su gran obra fue Las flores del mal. Los continuadores de Baudelaire fueron: Mallarmé, Verlaine y Rimbaud. Posteriormente, se creó la escuela denominada Simbolismo.

La poesía de la primera mitad del siglo XX

En esta época podemos hablar de dos grandes tendencias: una lírica heredera del simbolismo, que continúa esa corriente y profundiza en ella. Se trata de una poesía reflexiva, de tono evocador, que se plantea los grandes interrogantes de la condición humana con un lenguaje cuidadosamente elaborado, y a veces con el uso consciente de las formas poéticas tradicionales, que algunos autores reivindican. En esta tendencia podemos situar a autores como el checo Rilke, el francés Paul Valéry, figura emblemática de la llamada poesía pura, Fernando Pessoa, Kavafis, Tomas Eliot, Ezra Pound o Yeats.

Una poesía de ruptura, que aspira a fundar un nuevo lenguaje poético sobre las ruinas de la lírica tradicional. Se trata de las vanguardias, una sucesión de movimientos, muchos de ellos de vida efímera, en los que los jóvenes artistas de principios de siglo unen la poesía, la música, la pintura y otras artes. El verso libre, la abolición de convenciones como la rima, y el uso de imágenes audaces, incluso abiertamente irracionales, caracterizan movimientos como el futurismo, fundado por el italiano Filippo Tommaso Marinetti y el surrealismo, liderado por el francés André Breton.