El Romanticismo y el Realismo en la literatura española del siglo XIX

Romanticismo

El Romanticismo español se desarrolla en el siglo XIX, bajo el reinado del absolutista Fernando VII y la regencia de María Cristina. Los eventos más importantes fueron la Guerra de Independencia (1808) y la creación de la Constitución (1812), que favoreció el auge de la burguesía. Las condiciones de los campesinos empeoraron debido al lento avance de industrialización.

El Romanticismo es un movimiento ideológico que se opone a los principios de la Ilustración y representa el inicio de la modernidad. Destacaban la libertad y la individualidad junto con la polimetría y la mezcla de diferentes géneros. En las obras, el autor trataba de escapar del mundo tradicional y se intentaba refugiar en tiempos antiguos y legendarios. La manera de reflejar los sentimientos era utilizando personajes marginales y una naturaleza embravecida. La forma más empleada la poesía. Con ella, el autor expresaba sus sentimientos. Los temas más populares eran la melancolía, el hastío y la protesta. Destaca José de Espronceda con obras como Canción del pirata, Canto a Teresa, El diablo mundo y El estudiante de Salamanca. En esta última obra, Espronceda cuenta la historia de don Félix, un don Juan. También destaca Gustavo Adolfo Bécquer cuyo principio era “el arte por el arte” y primaba la forma. Su Libro de los gorriones fue publicado de forma póstuma bajo el nombre de Rimas. Por último, resalta Rosalía de Castro, que escribió tanto en gallego (Cantares galegos y Follas novas) como en castellano (En las orillas del Sar).

En lo que respecta a la prosa, se desarrollan dos tendencias: la prosa no narrativa (de estilo costumbrista y de género periodístico) y la prosa de ficción (trata de evadirse de la realidad mediante la ambientación en épocas pasadas y legendarias). De la prosa no narrativa destacan los artículos de Larra y de la prosa de ficción destacan las Leyendas de Bécquer. En cuanto al teatro, se rechazaba la rigidez de las normas neoclásicas y tenía una intención emotiva. Destacan el duque de Rivas (Don Álvaro o la fuerza del sino) y José Zorrilla (Don Juan Tenorio, una versión actualizada de El Burlador de Sevilla de Tirso de Molina).

Aun así, a la actitud romántica acabó imponiéndose la necesidad de analizar la época contemporánea desde una perspectiva objetivista y, a menudo, crítica. Así, a partir de la obra de los franceses Balzac o Flaubert, surgió la corriente realista, que encontró en España grandes figuras como Benito Pérez Galdós o Leopoldo Alas Clarín.

Realismo / Naturalismo

El Realismo y el Naturalismo en España se desarrollan a finales del siglo XIX. Es una etapa de gran inestabilidad política, que se caracteriza por las huelgas y levantamientos y el afianzamiento de la burguesía. Se produce el desarrollo industrial y una nueva sociedad urbana. El siglo termina con la pérdida de las ultimas colonias (1898).

El Realismo es un movimiento cultural y artístico que nació en Francia a mediados del siglo XIX. Pretende reproducir con exactitud la realidad con una perspectiva crítica, por lo que se centra en los problemas sociales derivados de la Revolución Industrial. Es caracterizado por la oposición al Romanticismo, la observación y el verismo. El género más empleado es la novela, esta tiende a la sobriedad y realiza descripciones minuciosas. También destaca la introducción del habla cotidiana en los diálogos y se divide en tres etapas. Antes del Realismo, se produce el Prerrealismo, en el que destaca Cecilia Böhl de Faber con La gaviota. Después aparecen otros autores como Galdós. Su obra se divide en tres etapas: las novelas de tesis, como Doña Perfecta; las novelas españolas contemporáneas, como Fortunata y Jacinta; y el realismo espiritual, como Misericordia. Su obra culmen es Episodios Nacionales, cuyo estilo es espontáneo, ágil y muy expresivo. Destaca su uso del narrador omnisciente, que le permite mostrar complicidad con el lector, y el gran desarrollo psicológico de los personajes. Más tarde, aparece el Naturalismo, en el que se siguen los principios de Émile Zola. Los autores más representativos son Emilia Pardo Bazán, con Los pazos de Ulloa; Blasco Ibáñez, con La barraca; y Leopoldo Alas, Clarín. En cuanto a Clarín, sobresalen ¡Adiós, cordera!, Su único hijo y La Regenta.

A finales del siglo XX se produce una crisis de valores, que da como resultado una nueva forma de expresión artística hispana, el Modernismo, caracterizado por una rebeldía creativa ante el malestar de una sociedad llena de desigualdades.

El sí de las niñas

El sí de las niñas (se escribió en 1801 y se publicó en 1806) es la comedia más famosa e importante de Moratín. Forma parte de la Ilustración, en concreto el neoclasicismo, defendiendo sus ideas, como la libertad de la mujer en el matrimonio, teniendo una intención didáctica. Se inspira en L’ecole des méres, una obra francesa de Marivaux.

Se piensa que es una obra autobiográfica: Paquita es coaccionada por su madre, doña Irene, para contraer matrimonio con un maduro caballero, don Diego. Paquita está enamorada de un joven y apuesto militar, Carlos, sobrino de don Diego. Carlos y Paquita, a pesar del amor que se tienen, están dispuestos a renunciar a él, pero don Diego se entera y es él quien renuncia para que se case la joven pareja. Su diálogo está bien diseñado, siendo natural y bien elaborado, empleando el decoro poético, el cual aporta verosimilitud. Su estructura es de 5 actos.

Moratín cree en la necesidad de una reforma social y educativa, con una intención didáctica, modificando las costumbres y prejuicios en ellos, implicando un movimiento progresista. Los personajes simbolizan esa rebeldía contra los prejuicios dominantes, evidenciando el espíritu reformista de Moratín, más confiado en la bondad de reformas razonables que en una completa subversión de las costumbres de la época.