Fundamentos de la Teoría de las Ideas de Platón
Aunque inicialmente la filosofía de Platón respondía a inquietudes políticas, el debate con los sofistas lo condujo a problemas epistemológicos y ontológicos. Platón quería superar el relativismo y el escepticismo sofista, sobre todo por sus gravísimas consecuencias prácticas y políticas.
Como Sócrates no había escrito nada, Platón, en los primeros diálogos —siendo fiel a su maestro—, intenta llegar a acuerdos en relación con determinados conceptos. La objetividad de tales conceptos se basaría en el reconocimiento mutuo de su racionalidad, de su correcta definición en tanto que aceptada por los interlocutores que dialogan. A su vez, tal reconocimiento supone:
- Que tiene sentido preguntar qué es.
- Que la definición que se da como respuesta trata de ser el conocimiento posible de “lo que es”.
La Ontología Platónica: El Dualismo del Ser
Platón va más lejos que Sócrates: construye una Ontología, es decir, una teoría del Ser. Esta ontología (o Metafísica) es su Teoría de las Ideas.
Para Platón, el verdadero ser de una cosa que se nos presenta a los sentidos no es esa misma cosa sensible, sino su determinación ontológica. Por ejemplo, el verdadero ser de un árbol no es el ejemplar sensible que hay frente a nosotros, sino el ser árbol en cuanto concepto, en cuanto Idea. Un árbol que vemos o tocamos nace y muere, mientras que la Idea de Árbol permanece.
La Participación y la Universalidad de las Ideas
Cuando queremos saber qué sea una cosa, todo lo que podemos decir de ella son conceptos universales. Por ejemplo:
- «Esto es una mesa» (mesa es un concepto universal que vale para todas las mesas).
- «Esta mesa es verde» (verde es un concepto universal que vale para todas las cosas verdes).
Lo que tiene de particular es lo incomunicable: es lo sensible, el cambio, el devenir; para Platón, el no-ser. Lo que tiene de ser lo debe a su participación en conceptos universales que no cambian. Es decir, las cosas sensibles son en cuanto que participan de las Ideas.
La Inestabilidad de lo Sensible frente a la Estabilidad de la Idea
Cualquier cosa sensible (por ejemplo, un dedo) es grande y no grande, dependiendo de con qué lo comparemos. Sin embargo, el concepto de Grande no puede dejar de ser lo que es.
De igual manera, una cosa puede ser una (un bolígrafo) y no una (ser muchos), en cuanto que tiene partes y puede ser infinitamente divisible. Sin embargo, la Idea de Uno no puede entrañar la multiplicidad. Las cosas, en sí mismas, carecen de los rasgos de identidad y autorreferencialidad necesarios para pensarlas y comunicarlas; por lo tanto, en cierto modo, no son.
Las cosas no tienen otro ser que el de la Idea; solo son en cuanto que participan de ellas. El auténtico Ser, por tanto, no reside en las cosas, sino en las Ideas.
La Teoría del Conocimiento (Epistemología)
La objetividad del conocimiento se basa en que el verdadero ser de las cosas no es cambiante, sino que permanece, no está sometido al devenir temporal. Solo podemos conocer algo que sea idéntico y estable; la razón rehúye el devenir y el movimiento sensible. Por lo tanto, el verdadero ser de las cosas (las Ideas) no es objeto de nuestro mirar sensitivo, sino de nuestro mirar intelectivo.
Platón establece una clara distinción entre dos tipos de conocimiento y dos mundos:
Distinción entre Mundo Sensible y Mundo Inteligible
- Mundo Sensible (Visible): Objetos sensibles, lo cambiante, lo múltiple y contingente. Los seres que vemos o tocamos son imágenes de lo que es verdaderamente.
- Mundo Inteligible: Objetos inteligibles, permanentes y estables. Son lo que verdaderamente es (las Ideas).
Esta distinción se corresponde con los tipos de conocimiento:
- Conocimiento Sensitivo (Doxa u Opinión): Conocimiento de meras imágenes cambiantes. Las cosas son percibidas.
- Conocimiento Intelectivo (Episteme o Ciencia): Tiene por objeto lo que verdaderamente es. Las Ideas son pensadas.
La Idea del Bien: Determinación Ontológica Fundamental
Además de las Ideas que determinan tipos específicos de cosas (Idea de Árbol, Idea de Hombre), Platón postula la existencia de determinaciones ontológicas fundamentales que determinan todo ser en cuanto es: así la Idea de Belleza o la Idea de Bien.
La Idea de Bien, que es la determinación ontológica fundamental, no determina el ser de ningún tipo especial de entes, sino que es mucho más: es aquella Idea por la que es todo lo que es, y por la que todo lo que es, es conocido.
El Proceso de Descubrimiento y la Jerarquía del Saber
El camino del verdadero conocimiento es un proceso que va desde las imágenes sensibles u objetos sensitivos a las Ideas u objetos inteligibles, y de estas a la Idea del Bien.
Es crucial entender que las Ideas no son el resultado de este proceso, sino que el proceso tiene sentido por el valor previo e independiente que poseen las Ideas. No construimos o formamos las Ideas al conocer, sino que descubrimos las Ideas para poder conocer. Las Ideas no son meras representaciones o contenidos mentales; escapan a esa dimensión subjetiva y ocupan un lugar ontológico independiente: son estructuras universales que permiten el pensamiento y el conocimiento.
Terminología del Conocimiento Superior e Inferior
Si la verdad es la Idea, la actitud del hombre para asumirla es el «ver la Idea» (noein). Esto se traduce en:
- Episteme (Ciencia): Conocimiento superior, conocimiento de la esencia.
- Aisthesis (Sensación): El «ver» simplemente referido a la cosa sensible.
- Doxa (Opinión): Conocimiento inferior o conocimiento de la cosa.