Fundamentos de la Filosofía Clásica: De los Presocráticos a la Ética de Aristóteles

Los Presocráticos: La Búsqueda del Origen (Arjé)

Los primeros filósofos griegos, conocidos como presocráticos, vivieron entre los siglos VI y V a.C. en las costas del mar Egeo. Su contacto con otras culturas les impulsó a cuestionar los mitos y a buscar explicaciones racionales sobre el mundo. Su principal interés era comprender la naturaleza (physis) y descubrir el principio originario (arjé) que explicara el orden y los cambios del universo.

El Debate sobre el Arjé: Monistas y Pluralistas

Los monistas pensaban que todo provenía de un único elemento:

  • Tales de Mileto: Creía que el principio era el agua.
  • Anaximandro: Habló del ápeiron, lo indeterminado.
  • Anaxímenes: Consideraba que el aire era el origen de todo.

Por su parte, Pitágoras introdujo una visión más abstracta: para él, el arjé eran los números, pues el universo estaba ordenado según proporciones armónicas.

Ser y Devenir: Heráclito vs. Parménides

Más tarde surgió el debate central entre Heráclito y Parménides, centrado en el ser y el devenir.

  • Heráclito: Defendía que todo está en constante cambio (devenir): nada permanece, todo fluye. El mundo es un equilibrio dinámico entre fuerzas opuestas, simbolizado por el fuego que nunca deja de transformarse.
  • Parménides: Negaba el cambio y afirmaba que solo la razón puede mostrarnos la verdad. Según él, el Ser es único, eterno e inmutable, y el cambio que percibimos es solo una ilusión de los sentidos.

Los Filósofos Pluralistas

Después de ellos, aparecieron los pluralistas, que intentaron unir ambas posturas:

  • Empédocles: Dijo que todo estaba formado por cuatro elementos —tierra, agua, aire y fuego— movidos por fuerzas de amor y odio.
  • Anaxágoras: Propuso la existencia de semillas (homeomerías) infinitamente pequeñas dirigidas por una inteligencia cósmica (Nous).
  • Leucipo y Demócrito (Atomismo): Desarrollaron la teoría de que todo está compuesto por átomos indivisibles que se mueven en el vacío y forman los distintos seres al combinarse.

En conjunto, los presocráticos fueron los primeros en explicar racionalmente la naturaleza, sentando las bases de la filosofía y de la ciencia occidental.

Platón: Dualismo y Teoría de las Ideas

El Dualismo Antropológico Platónico

Platón defendió una visión dualista del ser humano, según la cual estamos formados por dos partes distintas: el cuerpo, material, cambiante y mortal, y el alma, inmaterial, racional y eterna. El alma pertenece al Mundo de las Ideas, mientras que el cuerpo está ligado al mundo sensible. Siguiendo la tradición pitagórica, Platón afirmaba que el cuerpo es una prisión del alma, ya que los deseos y pasiones materiales nos alejan de la sabiduría y la verdadera felicidad.

Inmortalidad y Reencarnación del Alma

Platón también creía en la inmortalidad del alma. En su Teoría de la Reminiscencia, sostenía que conocer es recordar lo que el alma ya contempló en el mundo inteligible antes de nacer. Además, el alma es inmortal porque es simple e indivisible, a diferencia del cuerpo, que se descompone tras la muerte.

Su pensamiento incluye la teoría de la reencarnación, según la cual el alma, después de morir, puede unirse a un nuevo cuerpo. Si ha sido virtuosa, se reencarna en uno más noble; si se dejó dominar por los placeres, en uno inferior. A través de varias vidas, el alma puede purificarse hasta liberarse del ciclo de reencarnaciones y permanecer en el Mundo de las Ideas.

La Teoría Tripartita del Alma

Platón formuló la teoría tripartita del alma, distinguiendo tres partes:

  1. Racional (Logistikón): Situada en la cabeza, dedicada al pensamiento y la razón.
  2. Irascible (Thymoeidés): Situada en el pecho, relacionada con el valor, el honor y las pasiones nobles.
  3. Apetitiva (Epithymetikón): Situada en el vientre, origen de los deseos y placeres materiales.

El equilibrio entre ellas determina el carácter de cada persona. En resumen, el dualismo antropológico platónico concibe al ser humano como un alma inmortal que debe dominar al cuerpo mediante la razón y la virtud para alcanzar la perfección y la verdad.

Dualismo Ontológico: Mundo Sensible y Mundo Inteligible

Platón distinguió dos niveles de realidad para explicar la diferencia entre lo que percibimos y lo que comprendemos con la razón. A partir del estudio de las matemáticas, observó que podemos imaginar figuras perfectas, como un cuadrado ideal, aunque nunca logremos dibujarlas con total exactitud. Esto le llevó a afirmar la existencia de dos mundos distintos:

  1. El Mundo Sensible: Es el que percibimos con los sentidos. Está formado por cosas materiales, imperfectas, cambiantes y perecederas. Todo lo que pertenece a este mundo está en constante transformación y solo nos ofrece un conocimiento inseguro (doxa u opinión).
  2. El Mundo Inteligible (Mundo de las Ideas): Es el ámbito de las esencias o Ideas, realidades inmateriales, universales, perfectas, eternas e inmutables que solo pueden conocerse mediante la razón (episteme o ciencia). Aquí se encuentran las verdades absolutas, como las figuras geométricas perfectas o conceptos como la Justicia, la Belleza o el Bien.

Para Platón, las Ideas son trascendentes, es decir, existen en un plano superior al mundo material y son las que dan forma y sentido a las cosas del mundo sensible. Así, el pensamiento platónico establece una clara separación entre ambos mundos: el sensible, imperfecto y cambiante, y el inteligible, perfecto y eterno.

Aristóteles (384 a.C.–322 a.C.): El Fundador del Empirismo

Contexto Biográfico e Influencia

Aristóteles nació en Estagira y fue discípulo de Platón durante veinte años en la Academia de Atenas. Aunque al principio compartió sus ideas, acabó separándose de su maestro al considerar que el conocimiento debía basarse en la observación de la realidad y no en el Mundo de las Ideas. Fundó su propia escuela, el Liceo, donde enseñaba paseando con sus alumnos, razón por la que se les llamó peripatéticos.

Clasificación de las Obras Aristotélicas

El texto destaca su formación, su interés por la naturaleza y la organización del saber, así como la clasificación de sus obras:

  • Obras Exotéricas: Escritas en forma de diálogo, estaban dirigidas al público general y se han perdido.
  • Obras Esotéricas: Destinadas a sus alumnos, fueron recopiladas después de su muerte por Andrónico de Rodas, quien ordenó el llamado Corpus Aristotelicum.

A diferencia de Platón, Aristóteles defendió que la verdadera realidad está en las cosas concretas y que la experiencia es el punto de partida del conocimiento. Su pensamiento abarcó la lógica, la metafísica, la ética, la política y las ciencias naturales.

En conclusión, Aristóteles marcó un antes y un después en la historia de la filosofía al establecer una visión racional, empírica y sistemática del mundo que influiría durante siglos.

Comentario Filosófico: La Justicia en La República de Platón

Contexto Histórico y Político

Platón (427 a.C.–347 a.C.), filósofo ateniense, discípulo de Sócrates y fundador de la Academia, reflexionó sobre la justicia y la organización ideal del Estado en su obra cumbre, La República. Su interés político se vio influido por la experiencia de la tiranía de los Treinta Tiranos y sus intentos fallidos de implementar un buen gobierno en Siracusa. El pasaje seleccionado (Libro IV, 432b-435c) aborda la justicia como la virtud central que garantiza la excelencia del Estado y del individuo.

Ideas Clave y Desarrollo de la Justicia

Platón identifica cuatro virtudes fundamentales: moderación, valentía, sabiduría y justicia. La justicia, sostiene, consiste en que cada persona cumpla su función sin interferir en la de los demás, asegurando que:

  • Los gobernantes gobiernen (sabiduría).
  • Los soldados defiendan (valentía).
  • Los artesanos produzcan (moderación).

Esta virtud coordina y sostiene a las otras, permitiendo que el Estado funcione correctamente. La justicia no depende únicamente de acuerdos sociales, sino del orden interno de cada individuo. Un hombre justo refleja la justicia del Estado: su alma está organizada de manera armoniosa, cumpliendo cada parte su papel.

Conclusión sobre la Ética y la Política Platónica

Para Platón, la justicia es la clave que permite tanto la excelencia del Estado como la del individuo. Al garantizar que cada persona haga lo suyo, se asegura la armonía social y moral. Este enfoque muestra la visión platónica de la ética y la política como inseparables: un Estado justo requiere ciudadanos justos, y la justicia individual refleja el orden colectivo. La obra propone un ideal de sociedad equilibrada y virtuosa basado en el cumplimiento de roles y la excelencia moral.

Vigencia de la Filosofía Clásica

La Naturaleza Social del Ser Humano en la Era Digital (Aristóteles)

Aristóteles afirmaba que el ser humano es social por naturaleza (Zoon Politikon) y que solo puede desarrollarse plenamente en comunidad. Esta idea, lejos de quedar en el pasado, se manifiesta con fuerza en el mundo contemporáneo. La globalización y el uso de las nuevas tecnologías han multiplicado las posibilidades de relación, poniendo en evidencia esa necesidad innata de convivencia.

Las redes sociales son un gran ejemplo de ello: permiten que millones de personas, a pesar de la distancia, puedan comunicarse. De este modo, se confirma la tesis aristotélica de que nadie puede vivir aislado.

Sin embargo, Aristóteles también advertía que la vida en común exige virtudes como la justicia y la prudencia, para que las relaciones no se conviertan en fuente de conflictos. Del mismo modo, las tecnologías requieren un uso responsable que favorezca la cooperación y no el enfrentamiento.

En conclusión, la globalización y las redes sociales son expresiones actuales de la naturaleza social del hombre descrita por Aristóteles. Estas herramientas hacen visible que la sociedad no es algo opcional, sino una parte esencial de lo que somos.

La Caverna Digital: Sombras en la Era de la Información (Platón)

Vivimos en un mundo dominado por la tecnología y la información, pero ¿somos realmente libres o prisioneros de nuestras pantallas? Platón, en su alegoría de la caverna, describe a los hombres encadenados, observando sombras que confunden con la realidad. Hoy, esas sombras son digitales: noticias, redes sociales e imágenes que consumimos constantemente. Creemos conocer la verdad, pero muchas veces solo percibimos reflejos parciales y manipulados.

La luz del conocimiento verdadero se ve opacada por algoritmos que seleccionan lo que vemos y por hábitos que nos mantienen atrapados en la caverna digital. Como en la alegoría, solo quienes se liberan de las cadenas pueden acceder a la comprensión plena, distinguir la verdad de la ilusión y reflexionar críticamente. La filosofía nos recuerda que la libertad no es solo acceso a información, sino capacidad de discernir y entender.

Debemos cuestionar lo que consumimos y mirar más allá de las sombras. La educación crítica y la reflexión nos permiten salir de la caverna digital. Platón nos enseña que la luz del conocimiento existe, pero depende de nosotros alcanzarla. La caverna digital puede atraparnos, pero la razón y la filosofía nos ofrecen la posibilidad de liberarnos.