Poesía de Fin de Siglo: Modernismo y Generación del 98
El Modernismo es, ante todo, una renovación estética, y más concretamente del lenguaje poético, que surge de una síntesis de dos corrientes poéticas francesas: el parnasianismo, del que toma la noción del arte por el arte, el gusto por lo refinado y la perfección formal; y el simbolismo, del que recibe el gusto por la música y la tendencia a incorporar símbolos, sinestesias y todo tipo de imágenes sensoriales. Fue introducido en Hispanoamérica en 1870 y en España en 1900 por Rubén Darío.
Sus seguidores manifiestan un malestar ante la sociedad, manteniendo una postura antiburguesa, antirrealista y antivulgar, a la vez que buscan un arte aristocrático y elegante. Sus ambientes externos predilectos son la Antigüedad clásica, el mundo medieval y legendario. Su característica principal es la búsqueda de la belleza absoluta para huir de la realidad cotidiana. La temática es vasta y abierta, y va desde lo clásico a lo moderno, destacando la interpretación simbólica de la realidad. La actitud del poeta es una interpretación simbólica de la realidad. El lenguaje es exuberante, con muchos recursos retóricos y un léxico particular. La métrica es el campo donde sus poetas indagan, buscando siempre el ritmo y la musicalidad.
Dentro de la poesía modernista se observan dos tendencias:
- Una explosión sensual donde los colores, sonidos, aromas, sabores y las impresiones táctiles impregnan la evocación de las cosas a través de una estilización e idealización extremas.
- Tonos grises e íntimos de la sensibilidad, de los estados de ánimo o de las visiones individuales del mundo.
La inclinación de los autores hacia una u otra tendencia depende de las condiciones y formas de ser personales. Mientras Rubén Darío manifiesta una mayor sensualidad externa, Antonio Machado indaga más en la intimidad. Otros autores representativos son: Salvador Rueda, Francisco Villaespesa, Eduardo Marquina, Unamuno y Manuel Machado. Destacamos a Juan Ramón Jiménez, el gran renovador de la poesía contemporánea española, quien describe su evolución poética estableciendo tres etapas:
- El Modernismo más brillante, aunque con tonos grises e intimistas (ej. Platero y yo).
- La poesía pura (Modernismo interior) (ej. Diario de un poeta recién casado).
- La intensificación de la poesía pura, que se produce durante su exilio.
Los límites entre el Modernismo y la Generación del 98 no están claros. Ambos nacen de la insatisfacción ante la literatura, y el Modernismo es el lenguaje de la Generación del 98, al menos al principio.
La Generación del 98 es un grupo de escritores de ideología progresista, preocupados por el estado de crisis política y social de España en ese momento. Su literatura está marcada por una visión concentrada en lo auténticamente español. Proponen soluciones idealistas para regenerar el país, utilizando un lenguaje al servicio del pensamiento. La Generación del 98 recoge, pues, las dos tendencias del momento: la herencia simbolista francesa del Modernismo y la herencia ideológica alemana. Los autores más representativos son Unamuno y Antonio Machado, quienes, después de una primera etapa modernista, acogen el espíritu del 98.
La Generación del 27: Poesía y Vanguardia
Es un grupo de escritores y de poetas que se dan a conocer a partir de 1920. Se trata de Pedro Salinas, Jorge Guillén, Gerardo Diego, Dámaso Alonso, Federico García Lorca, Rafael Alberti, Vicente Aleixandre, Luis Cernuda y Miguel Hernández. Todos tienen una edad similar y una formación intelectual muy parecida.
Es el grupo español más influenciado por las vanguardias, de las que toman la deshumanización del arte y la modernidad en los temas. También reciben influencias del Modernismo, sobre todo en cuanto al rigor artístico, su actitud minoritaria y su concepción misteriosa de la poesía. De Juan Ramón Jiménez toman la noción de pureza estética y de la poesía como conocimiento. Cada uno mantiene un estilo de lenguaje muy personal. Cabe destacar el uso de recursos expresivos de carácter irracional, como la sinestesia y el símbolo, y la tendencia a la experimentación, sobre todo en la métrica y el ritmo.
Su evolución como grupo distingue tres etapas:
- Hasta 1927: Influenciados por Bécquer, el Modernismo y Juan Ramón, se orientan hacia la “poesía pura”, depurando el poema de todo lo anecdótico, de toda emoción que no sea puramente artística.
- De 1927 a la Guerra Civil: Comienza a observarse cierto cansancio del puro formalismo. Se inicia un proceso de rehumanización.
- Después de la Guerra: Lorca muere en 1936. El grupo se dispersa, unos se exilian y otros quedan en España.
Sin menospreciar a otros autores de esta generación, los que mejor la caracterizan son las obras de Pedro Salinas, Federico García Lorca y Miguel Hernández.
Pedro Salinas
En su obra se distinguen tres etapas:
- La primera, vanguardista, con rasgos modernistas.
- La segunda se corresponde con la temática amorosa y en ella escribe sus obras maestras: La voz a ti debida y Razón de amor, una poesía muy humanizada y rica en ideas conceptistas.
- En la tercera se vuelve más objetivo y comprometido con la realidad.
Federico García Lorca
Autor granadino que muere asesinado al principio de la Guerra Civil. Destaca con igual significación en la poesía y en el teatro. En ambos géneros el tema central es la muerte, o más concretamente, el amor, conducido por el dolor, la frustración y la muerte. Su producción se divide en dos etapas:
- La primera supone una estilización de las formas tradicionales y populares para transmitir una visión trágica del amor y la muerte de los gitanos, a los que presenta como personajes marginados.
- La segunda es la más vanguardista, en ella deja paso al surrealismo y rompe con el verso tradicional.
Miguel Hernández
Es el menor de ellos, por eso se le considera el “genial epígono” de la generación y es, sin duda, uno de los grandes poetas españoles.
El Teatro Español hasta 1936: Renovación y Vanguardia
Al inicio del siglo XX se siguen representando las formas teatrales del siglo anterior: la alta comedia (dramas de tema histórico) y el género chico (heredero del sainete y el entremés), dirigidas a la sociedad burguesa. Hasta 1920 no se percibe un intento de renovación teatral, que culminarán autores del 98 (Valle-Inclán) y del 27 (García Lorca).
El Teatro Modernista y de la Generación del 98
En las primeras décadas del siglo triunfa un teatro comercial, se siguen representando con un gran éxito las obras de Carlos Arniches y los hermanos Álvarez Quintero. Estos autores idealizan la sociedad madrileña y andaluza respectivamente. Arniches inicia después un teatro tragicómico. Dentro de los autores de éxito de esta época destaca Jacinto Benavente, quien participa de la renovación modernista, aunque pronto cede al éxito de la alta comedia de carácter burgués.
Entre los autores modernistas y del 98 con espíritu renovador se encuentran Miguel de Unamuno, Azorín, Jacinto Grau y, por encima de todos, Ramón María del Valle-Inclán.
Ramón María del Valle-Inclán
Valle-Inclán rechaza el realismo burgués del teatro anterior y propone una total renovación de la escena española en todos sus aspectos, experimentando diversos métodos. Su producción es extensa y se divide en tres ciclos:
- El ciclo mítico: está constituido por Comedias bárbaras, El embrujado y Divinas palabras.
- El ciclo de la farsa: Valle desmitifica la sociedad tradicional con un lenguaje cada vez más esperpéntico.
- El ciclo del esperpento: es reflejo de una determinada situación histórica y, por otro, sigue la tradición española representada por Quevedo y Goya, intentando una deformación sistemática de la realidad para ofrecer su imagen grotesca. El esperpento es una nueva visión del mundo desde una posición crítica que coincide con un movimiento estético de protesta contra la sociedad burguesa.
El Teatro Vanguardista y de la Generación del 27
La Generación del 27 es conocida principalmente por sus poetas, pero también ofrece una nómina de dramaturgos entre los que se encuentran Rafael Alberti, Max Aub, Alejandro Casona y Federico García Lorca, su representante más significativo.
Federico García Lorca
Federico García Lorca es el dramaturgo español más conocido en el extranjero. Lorca cree que el teatro debe servir para elevar la sensibilidad del pueblo y también en la fuerza del poeta para transformar la realidad con palabras. Por eso, en su obra hay mucha poesía y mucho simbolismo. Su producción dramática se puede clasificar en:
- Las farsas.
- Las comedias imposibles.
- Las tragedias de tema social.
Narrativa de Fin de Siglo: La Generación del 98
La Generación del 98 es el nombre con el que se ha reunido tradicionalmente a un grupo de escritores, ensayistas y poetas españoles que se vieron profundamente afectados por la crisis moral, política y social de la España de la época y contra la cual reaccionaron en sus obras. El siglo XIX había sido muy convulso políticamente, y España había perdido sus últimas colonias. Los intelectuales del 98 sacaron una misma conclusión: la urgencia de buscar en zonas de pensamiento y actividad ajenas a la política los medios para rescatar a España de esa situación. Son:
- Miguel de Unamuno
- Pío Baroja
- Ramón María del Valle-Inclán
- Azorín
- Ramiro de Maeztu
- Manuel Ciges Aparicio
- Concha Espina
- Eduardo Zamacois
- Wenceslao Fernández Flórez
Este grupo se caracteriza por:
- Conservación de aspectos modernistas significativos, como la renovación del lenguaje.
- Reacción contra el estilo “vulgar” del Realismo.
- Pensamiento existencialista, que destaca en Unamuno.
- Distinción entre una España real, pobre, y otra España oficial, falsa y aparente.
- Renovación de los moldes clásicos de los géneros literarios.
- Pesimismo como actitud vital más frecuente.
- Comparten las tesis del Regeneracionismo.
Novelistas Destacados de la Generación del 98
Miguel de Unamuno
Escritor y filósofo español, catedrático de griego, destaca por su amplia cultura. En su obra cultivó gran variedad de géneros literarios como la novela, el ensayo, el teatro y la poesía. Sus novelas recogen su actitud intelectual, su visión filosófica del mundo y sus preocupaciones ideológicas existenciales:
- La búsqueda de la personalidad y el conflicto entre creador y personaje (ej. Niebla).
- La trascendencia religiosa y la inmortalidad (ej. San Manuel Bueno, mártir).
En ellas se observa la intención de renovar el lenguaje, la forma y las técnicas narrativas, acorde con los postulados del Modernismo.
Pío Baroja
Nace en San Sebastián, pero vive en Madrid la mayor parte de su vida dedicado a la literatura, después de un breve período en el que ejerció la medicina. Es el máximo novelista de su tiempo. Baroja mantiene en sus obras un pesimismo radical sobre la naturaleza y la condición humana, de modo que su obra es crítica con todo.
Ramón María del Valle-Inclán
Fue un dramaturgo, poeta y novelista. Dedicado exclusivamente a la literatura, en sus obras se detectan rasgos modernistas y de la Generación del 98. Atento siempre a la renovación temática y formal, se le considera uno de los autores clave de la literatura española del siglo XX. Tirano Banderas es una de sus novelas esperpénticas en la que se parodia la figura del dictador con una técnica deformante. También podemos destacar El ruedo Ibérico y El trueno dorado.
Narrativa Española de los Años 40 y 50: Posguerra y Realismo
La Novela Falangista y Existencialista
En la inmediata posguerra aparece la novela falangista, cuyos autores son jóvenes falangistas que quieren dejar constancia de la victoria como una gesta heroica y salvadora.
La novela existencialista se trata de obras realistas cuyo marco argumental se centra en la cercana Guerra Civil o en los años sombríos, grises y domésticos de la posguerra. En ella no encontramos una crítica social o política, sino que vemos retratados los aspectos más crueles y violentos de la existencia del ser humano. En este contexto destaca La familia de Pascual Duarte (1942) de Camilo José Cela.
Camilo José Cela
Premio Nobel en 1989. Podemos distinguir tres etapas en su evolución literaria:
- La primera es la etapa existencialista, a la que los críticos llaman tremendista porque su visión del mundo es muy pesimista y denota escasa fe en la naturaleza humana.
- La segunda etapa, paralela al realismo social, está representada por La Colmena, muy influyente en la década por su técnica de secuencias narrativas y costumbristas y por su visión despiadada del Madrid de la posguerra.
- La tercera etapa es experimentalista y empieza en la década de los 70.
Miguel Delibes
Su obra es extensa y variada, y suele oscilar entre el análisis del mundo rural marginado y la crítica de una burguesía urbana despreocupada, siempre con un lenguaje sobrio, preciso y de gran belleza. Comienza su etapa existencial con La sombra del ciprés es alargada, en la que el protagonista se enfrenta a la soledad y la muerte.
El Realismo Social
Al tratar el tema de la novela en los años 40 y 50, debemos hablar también del realismo social, que aparece a mediados de los 50. La novela del realismo social supera a su predecesora existencialista en la innovación técnica y en la actitud ideológica. Por un lado, suscribe un compromiso ético, un testimonio crítico y una denuncia social; por otro, recurre a las técnicas del cine y de la novela norteamericana y neorrealista italiana. Estas novelas intentan ser un testimonio objetivo de los recuerdos de la guerra, los conflictos de la vida colectiva española, los ambientes concretos del trabajo, las profesiones, el campo o las ciudades. La primera novela social que sirve de modelo a las demás es Los bravos, de Jesús Fernández Santos.
Poesía Española de los Años 40 y 50: Arraigada y Desarraigada
La Guerra Civil, el inicio de la dictadura franquista y el exilio de muchos españoles, entre ellos numerosos intelectuales, interrumpen la evolución natural de la cultura y de la literatura españolas, en especial las tendencias de vanguardia. En una época de falta de libertad y en una sociedad envuelta por la miseria, la literatura y la poesía emprenden un camino en el que solo parecen posibles dos posturas: o aprobar la nueva situación, o reflejar la desesperanza en el presente y en el futuro, definidas por Dámaso Alonso como literatura “arraigada” y literatura “desarraigada”.
La Poesía Arraigada
Cultivada por los autores de la Generación del 36, son autores complacientes con el régimen. Su poesía adopta una forma y un efectismo con recursos literarios mínimos. Su tono oscila entre el heroico, cuando recurren al pasado imperial español.
Poesía Desarraigada
También llamada poesía existencialista, porque refleja la peripecia individual del ser humano en tiempos de angustia y dolor. Expone su falta de fe en el futuro y su pesimismo vital. Defienden que la realidad y la vida cotidiana deben ser temas centrales en su poesía. Esta poesía evolucionará muy pronto hacia la poesía social, con autores como Dámaso Alonso y Blas de Otero, aglutinados todos ellos en torno a la revista Espadaña. Podemos registrar en su poesía la influencia de Miguel Hernández. Muestran su desajuste con el medio que les toca vivir. El lenguaje utilizado es descarnado, casi violento, y el libro capital de esta tendencia es Hijos de la ira, de Dámaso Alonso.
Poesía Social
La literatura existencialista desemboca de forma natural y consecuente en la literatura social realista. Los escritores salen de su angustia interior y contemplan lo que ocurre en la calle. Su punto de vista cambia e intentan representar con objetividad la vida colectiva española y sus conflictos mediante un tono enérgico de protesta y denuncia de la situación social. Exigen una transformación y tienen fe en la literatura como motor de ese cambio.
Los autores más representativos de esta poesía son:
- BLAS DE OTERO: En un primer momento nos habla de sus problemas personales, existenciales y religiosos; después, dejará estos a un lado para enfrentarse con los problemas colectivos, su etapa de poesía social. A partir de 1965 se advierte en su obra la búsqueda de nuevos caminos. Aunque sin abandonar sus preocupaciones humanas y políticas, Blas de Otero es sensible a la necesidad de renovar el lenguaje poético y de experimentar nuevas formas de expresión.
- JOSÉ HIERRO: Es imposible de encasillar, es uno de los más significativos poetas españoles. Se inicia en la poesía existencialista y más tarde se integra en la poesía social. Es un poeta tremendamente humano y de gran rigor artístico.
- GABRIEL CELAYA: La crítica ha reconocido su enérgico compromiso social, pero también ha denostado su voluntario prosaísmo.