Poesía de Pedro Salinas

PEDRO SALINAS

Pedro Salinas, junto con Jorge Guillén, Dámaso Alonso y Gerardo Diego, es un perfecto ejemplo de los llamados, dentro del 27, poetas-profesores. Nació en Madrid, cursó Derecho y Filosofía y Letras, y fue lector en la Universidad de la Sorbona (París) de 1914 a 1917, lo que le permitió, además de familiarizarse con otra lengua -rasgo éste clave en el 27-, conocer de primera mano la literatura europea de la época. Al volver  a España obtuvo la cátedra de Literatura Española en la Universidad de Murcia; después pasó a la de Sevilla, ciudad que le deslumbró. Durante 1922 y 1923 enseñó en la Universidad de Cambridge. A finales de los años veinte se incorporó al Centro de Estudios Históricos, fundado por Ramón Menéndez Pidal y verdadero impulsor de la nueva filología española. Antes de la guerra civil, y desde 1933,  fue secretario de la Universidad Internacional de verano de Santander. En 1936 se traslada a Estados Unidos como catedrático visitante y ya no volverá a España, por estallar la guerra durante su ausencia. En el exilio vivió en Estados Unidos y Puerto Rico, ante cuyo mar caribeño, que le inspiró su libro El contemplado, está la tumba del poeta.  La poesía es para él un modo de acceso a las honduras de la realidad, a la esencia de cosas y experiencias vitales. “La poesía es una aventura hacia lo absoluto”. Los tres elementos básicos  de su creación so: la autenticidad, la belleza y el ingenio. El ingenio (la inteligencia) le permite ahondar en los sentimientos, en lo vivido, para descubrir lo que hay más allá de las anécdotas concretas; es decir, para acercarse a “lo absoluto”. Este ingenio se manifiesta en sus paradojas, juegos de ideas, condensación de conceptos. Su lengua poética y su rima son aparentemente sencillas pero están rigurosamente trabajadas.La obra poética de Salinas suele distribuirse en tres etapas, coherentes y estrechamente unidas. Cada una la integran tres libros. La primera estaría constituida por Presagios (1923), Seguro azar (1929) y Fábula y signo (1931). En estos libros, Salinas se acerca a la realidad para trascenderla, superarla, dialogando (precisamente el diálogo es una constante característica de la poesía de Salinas) con ella, con las cosas. En esta etapa, la presencia de un maquinismo -la referencia a toda suerte de máquinas modernas- de origen futurista, asimilado ya por la vanguardia, se aúna con la tradición poética, que en Salinas consiste en una especie de neopetrarquismo, idealismoLa segunda etapa la constituyen otros tres libros, que son el centro de la poesía amorosa por excelencia de Salinas: La voz a ti debida (1933), Razón de amor (1936) y Largo lamento (1938).  Se trata en realidad, como justamente advirtió Guillén, de un ciclo unitario, de una trilogía amorosa, en la cual pasamos desde la búsqueda del tú, la amada, cuya realidad justifica al yo enamorado, hasta el dolor, largo lamento, de la separación, quedando en medio la consumación y la nostalgia del bien alcanzado (Razón de amor) y todo ello gobernado por el diálogo creador. Con las dos primeras adquiere Salinas su talla definitiva y su condición primordial: la de gran poeta del amor. Trasciende las puras  anécdotas  para encontrar  la quintaesencia más gozosa de las relaciones amorosas. Su visión es antirromántica: la amada no es la  “enemiga”; el amor no es desdenes, sufrimiento, frustración. En Salinas el amor es una prodigiosa fuerza que da plenitud a la vida y confiere sentido al mundo. Es enriquecimiento del propio ser y enriquecimiento de la persona amada. Es un acontecimiento jubiloso: “¡Qué alegría vivir/sintiéndose vivido”.El amor le hace amar la vida y decirle sí al mundo La tercera etapa, toda ella en el exilio, y en la que Salinas alternó decididamente la poesía con el teatro y la novela, la integran El contemplado (1946), Todo más claro (1949) y Confianza (publicado en España después de su muerte en 1955), cuyos textos habían sido escritos en los primeros años cuarenta. En estos tres libros observamos que el poeta regresa al mundo, a la realidad que le envuelve, a la historia. Pero ese mundo, esa realidad, esa historia con la que el poeta dialoga una vez más están ya transformados por episodios o circunstancias decisivos: la guerra civil, el exilio, la segunda guerra mundial, el progresivo consumismo, el materialismo, el tecnicismo del mundo occidental…, elementos que  tiñen la poesía de este período de amargura y dolor, pero siempre con esperanza. En todos ellos aparece una lucha entre su fe en la vida y los signos angustiosos que ve a su alrededor. Poema Cero, el horror de la bomba atómica.finalmente, no debe olvidarse que, aunque Salinas es antes que nada una de las cimas indiscutibles de la lírica amorosa contemporánea, su obra literaria también se desarrolló brillantemente en otros géneros, como la prosa (Víspera del gozo, La bomba increíble); el ensayo (La realidad y el poeta) o el teatro (La fuente del arcángel, La bella durmiente, Caín o una gloria científica), además de sus importantes estudios literarios, por ejemplo, Tradición y originalidad en la poesía de Jorge Manrique. Significación: Ingenio, belleza y autenticidad son sus cualidades. Por debajo de la perfección se aprecia siempre una gran sensibilidad humana. Por encima de todo, Salinas queda como un gran poeta del amor, dentro de su grupo poético.