La Novela Española desde 1975: Características, Tendencias y Autores Clave

La Novela Española de 1975 a Finales del Siglo XX

La publicación en 1975 de La verdad sobre el caso Savolta, de Eduardo Mendoza, significa una vuelta al realismo, al interés por la trama argumental y al ‘placer’ de contar historias, rasgos que se convertirán en las principales características de la novela de esta etapa.

Otras características de este período son:

  • Crecimiento espectacular del número de publicaciones, debido a la gran cantidad de premios literarios y al ‘boom’ editorial, favorecido por las listas de ‘best sellers’.
  • El incremento del número de escritoras: Almudena Grandes, Dulce Chacón, Elvira Lindo, Rosa Montero, Lucía Etxebarría, entre otras.
  • La vinculación entre la labor literaria y la periodística: los “articuentos” de Juan José Millás.
  • El gusto creciente por el relato corto.

Es difícil clasificar la novela actual en distintas tendencias porque hay una inclinación por el individualismo: cada autor tiene la pretensión de diferenciarse de sus contemporáneos o de acogerse a distintas tendencias. Puede deberse a la desorientación estética o simplemente a que nos pueda faltar perspectiva temporal para juzgar la época. A pesar de la dificultad, se podrían observar diversas tendencias:

Tendencias de la Novela Española (1975-2000)

Novela histórica

Es una novela de gran precisión histórica que obliga al novelista a documentarse. Ejemplos notables son La vieja sirena (1990) de José Luis Sanpedro; la saga de novelas de Arturo Pérez Reverte, como El capitán Alatriste (1996). También destaca la variante de la reconstrucción de la Guerra Civil, con obras como Soldados de Salamina (2001) de Javier Cercas; La voz dormida (2002) de Dulce Chacón, Las trece rosas (2003) de Jesús Ferrero, o Los girasoles ciegos (2004) de Alberto Méndez.

Novela policíaca y de intriga

Mezcla esquemas policíacos con aspectos políticos e históricos. La serie de novelas sobre el detective Carvalho, que sirve de crónica sociopolítica de la transición española, o Galíndez (1990) convierten a Manuel Vázquez Montalbán en el escritor más representativo. Otros ejemplos son La tabla de Flandes (1990) de Arturo Pérez-Reverte, o La sombra del viento (2001) de Carlos Ruiz Zafón.

Novela de la memoria y del testimonio

De enfoque realista, la memoria de una generación y el compromiso son los temas básicos de esta corriente. Así, encontramos La fuente de la edad (1986) de Luis Mateo Díaz, Juegos de la edad tardía (1989) de Luis Landero, y la decidida defensa de la condición femenina de Rosa Montero en Te trataré como a una reina.

Novela neorrealista o de la Generación X

Otra tendencia de autores jóvenes es la de hacer una novela que trate los problemas de la juventud urbana (salidas nocturnas en las grandes ciudades, el uso y abuso de las drogas, del sexo, del alcohol, de la música rock…), con una estética muy cercana a la contracultura. Ejemplos son Héroes (1993) de Ray Loriga, Historias del Kronen (1994) de José Ángel Mañas, o Deseo de ser punk (2009) de Belén Gopegui.

Novelas herederas del experimentalismo

Como la tetralogía Antagonía de Luis Goytisolo (1973-1981) o Larva (1983), de Julián Ríos.

Metanovela

El narrador reflexiona sobre los aspectos teóricos de la novela que suele trasladar a la ficción. Así, La orilla oscura (1985) de José María Merino, o El desorden de tu nombre (1987) de Juan José Millás.

Novela lírica

El valor esencial es la introspección y la calidad técnica. Centra su interés en un mundo sugerente, con personaje-símbolo y una tendencia al lenguaje poético. Así, Mortal y rosa (1975) de Francisco Umbral, o La lluvia amarilla (1988) de Julio Llamazares.

Autores Destacados del Período

Entre los novelistas de este período sobresalen, por la coherencia de su trayectoria y el reconocimiento crítico, tres autores:

  • Eduardo Mendoza
  • Javier Marías
  • Antonio Muñoz Molina

Eduardo Mendoza

(Barcelona, 1943). Publicó en 1975 La verdad sobre el caso Savolta, título que puede considerarse como punto de partida de la narrativa actual. En obras posteriores ha mostrado su capacidad paródica: El misterio de la cripta embrujada y Sin noticias de Gurb (1992), en ambas subvierte los tópicos de la novela de misterio, la novela policíaca y la de ciencia ficción. La ciudad de los prodigios (1986) es, probablemente, su obra más lograda; en ella se recrea la evolución histórica y social de la ciudad de Barcelona entre las exposiciones universales de 1888 y 1929, tomando como hilo conductor la progresión en la escala social del protagonista. Más recientemente ha publicado La aventura del tocador de señoras (2001), o El asombroso viaje de Pomponio Flato (2008). Fue Premio Cervantes de Literatura en 2016.

Javier Marías

(Madrid, 1951). Sus novelas y cuentos se distinguen por la presencia de dos temas obsesivos: el misterio de la identidad personal y la reflexión sobre el tiempo. Su estilo es muy elaborado. Entre sus obras destacan Corazón tan blanco (1992) y Mañana en la batalla piensa en mí (1994). Tu rostro mañana (2002-2007), de sus últimas obras, es, quizás, la más lograda (narra la historia de un académico español, Javier Deza, al servicio del MI5 inglés), compuesta de tres volúmenes y siete partes. Es uno de los autores con más proyección internacional.

Antonio Muñoz Molina

(Úbeda, 1951). En su narrativa se conjugan armónicamente el rigor en la construcción del relato y la preocupación por elaborar un argumento atractivo. Destaca la calidad de su prosa. Entre sus obras destacan El invierno en Lisboa (1987), novela de intriga; El jinete polaco (1991), de corte autobiográfico; Plenilunio (1997), intento de remozar el género policíaco; Sefarad (2001), desarrollo en clave literaria de personajes y situaciones históricas. Su última novela, La noche de los tiempos (2009), es una historia que indaga en los orígenes de la guerra civil española. Casado con Elvira Lindo, vive entre Madrid y Nueva York. Ocupa el sillón ‘u’ de la Real Academia Española.