La Generación del 98: Contexto Histórico y Literario
La última década del siglo XIX es decisiva para entender la España del siglo XX. El país dejó de ser referente mundial como consecuencia de los problemas políticos vividos durante la Regencia de la reina María Cristina (madre de Alfonso XIII) y la inestabilidad en el Gobierno, que continuó hasta iniciado el siglo XX con alternancia en el poder de liberales y conservadores sin apenas diferencias significativas entre sus políticas.
Esta situación se reflejó en la política exterior, con el surgimiento de graves problemas que supusieron un importante golpe moral y provocaron que empezara a ser habitual el uso de la palabra “desastre”. De ahí la expresión popular “el Desastre del 98”, que alude a:
- La crisis de Marruecos, donde se produjeron levantamientos en la frontera con Melilla.
- La derrota de la flota española en Filipinas ante la armada estadounidense.
- La pérdida de las últimas colonias españolas de ultramar: Cuba y Puerto Rico.
El Surgimiento del Regeneracionismo y la Crisis del Positivismo
A consecuencia de esta situación, se produjo una crisis en el pensamiento positivista como corriente filosófica. Los intelectuales se convencieron de la ineficacia del orden social burgués y constataron que la ciencia no era suficiente para solucionar las preocupaciones humanas. Surge entonces el Regeneracionismo como movimiento de renovación ideológica con principios como la crítica a la tradición, la europeización y la mejora de la educación. En este contexto, los jóvenes intelectuales españoles recibieron con gran interés las novedades literarias que llegaban de Hispanoamérica.
En este sentido, cabe destacar que la literatura y el arte de finales del siglo XIX fueron una expresión del individualismo del artista, rebelde y enfrentado al conformismo de la vida burguesa y a sus valores materialistas. La literatura ya no debía limitarse a reproducir fielmente la realidad, sino expresarla subjetivamente al mostrar los estados de ánimo y las percepciones sutiles que esta sugería al escritor.
Fusión de Corrientes: Generación del 98 y Modernismo
A partir de 1898, momento en que Rubén Darío visitó España, comenzaron a fusionarse los cambios literarios propugnados por los escritores de esta tendencia crítica e intelectualista (la denominada Generación del 98) y los de orientación esteticista (los llamados modernistas).
El escritor Azorín fue el primero en usar la denominación Generación del 98 en su estudio Clásicos y Modernos. En este se designa a un grupo de escritores, el “Grupo de los Tres”, integrado por el propio Azorín, Pío Baroja y Ramiro de Maeztu. Autores que firmaron un manifiesto en 1901 denunciando la situación de España y a los que se sumaron:
- Miguel de Unamuno
- Los hermanos Antonio y Manuel Machado
- Ramón María del Valle-Inclán
Temas y Preocupaciones Comunes de la Generación del 98
A pesar de las diferencias entre las obras de estos autores, todos comparten una serie de preocupaciones comunes que aparecen de una forma u otra, desde diversas percepciones y con variados estilos. El tema recurrente en las creaciones de la Generación del 98, especialmente después del “Desastre del 98”, es el tema de España. Estos autores proyectan sobre la realidad española una visión subjetiva capaz de captar la esencia que hay en los paisajes, pueblos y gentes. Esta mirada es también crítica; verán en Castilla el centro y mostrarán por ella una devoción incondicional.
A consecuencia de la crisis del Positivismo de fin de siglo, otra característica común en la obra del 98 es la presencia de preocupaciones filosóficas, existenciales y religiosas que se abordarán de forma distinta a medida que se aprecia la madurez en cada uno de estos autores.
Estilo y Lenguaje Noventayochista
En cuestiones estilísticas, se aprecia que, en general, los noventayochistas buscan un lenguaje más preciso y sobrio que los modernistas. No desean que el estilo prevalezca sobre el contenido o las ideas que quieren transmitir. Por ello, prefieren la frase corta y el párrafo breve.
Los rasgos más destacables en los que se percibe el afán renovador de la Generación del 98 se centran en la reducción de la acción del argumento para dar mayor protagonismo a la reflexión. Con esto entendemos el concepto de intrahistoria que acuñó Unamuno, según el cual lo importante no son los grandes personajes y los grandes hechos, sino la vida de cada uno de los hombres que, con sus insignificantes historias y vivencias, crean la historia profunda y trascendente.
Características de la Novela Noventayochista
Para que el público pueda apreciar la importancia de los personajes, quienes suelen estar marcados por la falta de voluntad y los conflictos existenciales, se observan en la novela una serie de cambios con respecto a épocas anteriores:
- Las descripciones tienden a ser impresionistas.
- Los diálogos tienen mayor presencia para dar importancia a los personajes y al desarrollo de sus ideas.
- En consecuencia, la estructura no tiene un plan previo; las novelas con frecuencia muestran un final abierto.
Esta nueva sensibilidad se manifestó por primera vez en varias novelas publicadas en 1902:
- Amor y Pedagogía de Unamuno
- La voluntad de Azorín
- Camino de perfección de Baroja
- Sonata de otoño de Valle-Inclán (aunque el estilo de esta obra sea muy cercano a la pomposidad modernista)
Cierto es que, como viene siendo habitual, las vivencias de cada uno de estos jóvenes autores harán que se produzca una evolución que nos llevará a una madurez muy divergente en algunos casos.