Contexto Global: La Literatura Comprometida tras la Segunda Guerra Mundial
La Segunda Guerra Mundial terminó y el mundo había descubierto el horror del nazismo (campos de concentración) y de la bomba atómica. Ideológicamente, dos fueron las corrientes que imperaron: el existencialismo y el marxismo, que se presentó como respuesta al malestar social. El mundo quedó dividido en dos bloques: el marxista en la Europa del Este y del Centro, y el capitalista en Europa Occidental. La «Guerra Fría» fue la manera en que estos dos gigantes se relacionaron durante muchos años. La literatura se hizo eco de estas tensiones y tomó partido ante ellas. Surgió de este modo la literatura comprometida.
La Literatura Española de Posguerra (1940-1975)
En España, la Guerra Civil se resolvió con la victoria de Franco que, aliado con la Iglesia, impuso una dictadura que duró hasta 1975, año de su muerte. Una censura, fuerte en los años 40 y más leve a partir de los años 50, controlaba las obras literarias para que no se publicase nada que fuera contra el pensamiento de los vencedores.
La Novela de los Años 40: Existencialismo y Tremendismo
Las óperas primas de estos autores, más allá de su indiscutible calidad, supusieron el encuentro de la novela de posguerra con la dura realidad cotidiana de la época. Se caracterizaron fundamentalmente por su tremendismo, destacando siempre la parte más negra y denigrada de la realidad:
- Camilo José Cela: La familia de Pascual Duarte (1942)
- Carmen Laforet: Nada (1945)
- Miguel Delibes: La sombra del ciprés es alargada (1947)
Los protagonistas de estas novelas son sometidos a situaciones en las que el tedio, el «sin sentido», la soledad y el fracaso reinan en el ambiente, trasunto (imagen o representación exacta de algo) de la realidad española de posguerra.
El existencialismo presente en estos autores se manifestó desde un punto de vista personal, ya que el malestar social no podía manifestarse abiertamente debido a la implacable censura de la época.
Evolución Socioeconómica y Literaria (Años 50 y 60)
La posguerra trajo consigo el hambre, la enfermedad, la desolación, el exilio y la represión. En esta época (tras la Segunda Guerra Mundial, 1939-1945), el nuevo Estado español fue sometido al aislamiento por parte de las potencias extranjeras. A raíz de que España entrara en la ONU en 1955, el régimen se vio en la obligación de introducir algunas reformas. A partir de los años sesenta, la situación económica comenzó a mejorar a causa de los «Planes de Desarrollo», del auge del turismo, de las divisas traídas por emigrantes y del aumento de la aceptación de España en los ambientes internacionales. Todo ello generó el avance industrial y el desarrollo social.
Cambios en el Enfoque Literario
Desde el punto de vista literario, al acabar la guerra, surge una literatura angustiosa, dominada por el punto de vista existencial, que refleja las duras condiciones de vida de la posguerra. En los años 50, el panorama cambia y hay una tímida liberalización del régimen (España entra en la ONU en 1955), por lo que los escritores utilizan un punto de vista social en sus obras. En los años 60, la experimentación será el motor que impulse la creación.
La Novela de los Años 50: El Realismo Social
La novela social (también llamada de realismo social) es la evolución de la novela existencial hacia concepciones específicamente sociales. Pretende reflejar fielmente las condiciones a las que está sometida la sociedad española por parte del régimen autoritario, que coarta la libertad del individuo y lo somete a situaciones absolutamente injustas. Este es el objetivo de la Generación de los 50. Poetas, dramaturgos y, por supuesto, novelistas, pusieron la pluma al servicio de la denuncia de las desigualdades sociales de la época y las grandes deficiencias del sistema autoritario.
Inician esta corriente los mismos autores anteriores (Miguel Delibes, El camino, 1950; Camilo José Cela, La colmena, 1951), y la continúa una serie de nuevos novelistas entre los que destacan Ignacio Aldecoa, José Manuel Caballero Bonald, Carmen Martín Gaite, Ana María Matute, Juan García Hortelano y Rafael Sánchez Ferlosio.
A partir de la publicación de La colmena, el realismo se convierte en objetivista, en fría reproducción de la realidad: ahora es el colectivo del pueblo el que, con una actitud crítica, denuncia los problemas y las injusticias que padece.
Características de la Novela Social
Estas novelas se caracterizan por su claridad, ya que, al ser una literatura comprometida, se antepone su eficacia al cuidado de la forma:
- Narración lineal (las acciones siguen el orden cronológico).
- Sencillez expresiva.
- Descripciones que simplemente reflejan ambientes.
- Personajes representativos de un grupo social.
- Importancia del diálogo para describir al personaje.
En definitiva, hay una clara voluntad de sencillez.
La Novela de los Años 60: Experimentación y Renovación
Al empezar la década de los sesenta, se abren caminos de libertad en lo que a producciones literarias se refiere. La relajación de la censura propicia una vuelta a la lectura de los autores exiliados y extranjeros y se conoce de cerca la explosión (el «Boom») de la narrativa hispanoamericana. Esto supone la búsqueda de nuevos rumbos en la forma de novelar.
El inicio literario de esta etapa se fecha en 1962, por ser el año de la publicación de Tiempo de silencio de Luis Martín Santos (1924–1964). Concibe la narración como creación personal en la que es fundamental la experimentación.
Todas las clases sociales están imbuidas de hastío y desarraigo, de una nueva agonía existencial y de su consiguiente angustia. La importancia de la innovación de Tiempo de silencio radica en la estructura del argumento, dispuesto en sesenta y tres secuencias de carácter heterogéneo: monólogos, diálogos, descripciones y varias digresiones se suceden sin un orden aparente.
El otro gran iniciador de esta corriente experimental es el madrileño Juan Benet con Volverás a Región. A esta nueva manera de creación novelística se unen casi todos los autores anteriores (Cela, con San Camilo 1936 y Oficio de tinieblas 5; Miguel Delibes, con Cinco horas con Mario). Además, se confirman nuevas figuras, tales como Juan Goytisolo (Señas de identidad), Juan Marsé (Últimas tardes con Teresa) y Juan Benet (Volverás a Región).
El Boom de la Literatura Hispanoamericana y el Realismo Mágico
A mediados del siglo XX, la confluencia en Hispanoamérica de una serie de autores extraordinarios produjo un fenómeno conocido como el «Boom» de la literatura hispanoamericana.
La novela hispanoamericana, que había seguido los pasos del Realismo durante las décadas anteriores, sufrió a partir de 1940 una gran transformación.
La influencia del psicoanálisis y del Surrealismo es notoria: un mundo interior que escapa a nuestro control racional, los sueños o el vértigo que produce la teoría de la relatividad al cuestionar, incluso, el paso del tiempo, conducen al escritor a indagar en la realidad de su propio «yo». Junto a estos temas, continúan los temas sociales.
Todo ello da lugar a la creación del Realismo Mágico y lo real maravilloso.
El Realismo Mágico
En el Realismo Mágico, la realidad presenta dos planos: el natural y el sobrenatural, unidos en perfecta armonía. Se produce una fusión entre los hechos reales y fantásticos tal que el lector no sabe muchas veces en qué plano se mueve.
Elementos del Realismo Mágico
- Personajes (reales e irreales, vivos y muertos conviven en la novela).
- Hechos reales, que o no tienen explicación o son improbables que ocurran, se mezclan con elementos mágicos o fantásticos que, sin embargo, son percibidos por los personajes como «normales».
- El conocimiento del mundo que tienen los personajes es a menudo captado por los sentidos e, incluso, por un sexto sentido que explica la realidad mejor que la razón.
- En términos de espacio, la mayoría se ubica en los niveles más duros y crudos de la pobreza y marginalidad social, espacios donde la concepción mágica y mítica se hace presente.
Tratamiento del Tiempo
En cuanto al tratamiento del tiempo, encontramos diferentes posturas:
- Tiempo cronológico: Las acciones siguen el curso lógico del tiempo.
- Ruptura de planos temporales: Mezcla de tiempo presente con tiempo pasado (regresiones) y tiempo futuro (adelantos).
- Tiempo estático: El tiempo cronológico se detiene; en cambio, fluyen los pensamientos de los personajes.
El Teatro Español de Posguerra
Teatro Cómico
Enrique Jardiel Poncela (Eloísa está debajo de un almendro, Los ladrones somos gente honrada) y Miguel Mihura (Tres sombreros de copa, Maribel y la extraña familia) se propusieron «renovar la risa» introduciendo lo inverosímil, precediendo al teatro del absurdo.
Teatro Social
Junto al público burgués, apareció un público nuevo, universitario principalmente, que pedía otro teatro y que pudo ver satisfechos sus deseos por la relajación de la censura. Autores importantes son Alfonso Sastre (La cornada) y Antonio Buero Vallejo (Historia de una escalera, Las Meninas, El concierto de San Ovidio, El tragaluz).
Teatro Experimental o Teatro de Vanguardia
Surge hacia 1970 siguiendo las tendencias europeas del teatro del absurdo y del teatro experimental. Algunos grupos de teatro independiente como Akelarre, Els Joglars, La Fura dels Baus, etc., intentaron fusionar este teatro experimental con el popular. Entre los autores destacan Fernando Arrabal y Antonio Gala.