Evolución del Teatro Español del Siglo XX: De Valle-Inclán a la Democracia (1900-1975)

El Teatro Español de 1900 a 1936: Entre el Comercio y la Renovación

El teatro entre los años 1900 y 1936 está condicionado por los gustos del público, un público burgués no interesado por cuestiones sociales o ideológicas ni por novedades formales. Por esta razón, tanto los empresarios como los autores se someten al público y realizan concesiones, debido a la pobreza y a otras cuestiones económicas y sociales. En el teatro de esta época cabe diferenciar dos líneas principales: el teatro comercial, que triunfa, y el teatro innovador, que se mantiene al margen de los escenarios.

El Teatro Comercial: Tres Vertientes de Éxito

Dentro del teatro comercial, se diferencian tres tipos principales:

  1. La comedia benaventina: Cuyo representante es Jacinto Benavente. Benavente comienza a escribir obras innovadoras de temática social (como El mundo ajeno), pero debido a su estrepitoso fracaso, decidió escribir obras de temas menos polémicos, caracterizadas por un diálogo elegante, natural e ingenioso con las que triunfó. Un ejemplo es Los intereses creados.
  2. El teatro costumbrista: También consigue gran aceptación. Destacan los sainetes, caracterizados por tener elementos y personajes propios de cada territorio, al igual que un lenguaje castizo. Autores como Carlos Arniches también escriben comedias grotescas, como La señorita de Trevélez.
  3. El teatro en verso: De gran expectación, también destaca Francisco Villaespesa y Eduardo Marquina, poseedor de influencias modernistas, que trata temas históricos y de ideología conservadora (En Flandes se ha puesto el sol).

La Vanguardia Dramática: El Teatro Renovador

En la otra línea, en el teatro renovador, se pueden distinguir los intentos de autores noventayochistas como Unamuno, Azorín y, sobre todo, Valle-Inclán. Valle-Inclán inicia su trayectoria dramática con una estética modernista, que posteriormente investiga dos líneas: el ciclo mítico (Comedias bárbaras) y el ciclo de la farsa (Farsa y licencia de la reina castiza), desembocando finalmente en el esperpento, donde plantea situaciones grotescas en las que la realidad se encuentra distorsionada y los personajes caricaturizados. Destaca Luces de Bohemia.

Dentro de este teatro también se encuentran autores novecentistas, como Gómez de la Serna (Los medios seres), y autores de la Generación del 27, como Casona (Nuestra Natacha), Alberti (El hombre deshabitado), Max Aub y, especialmente, Lorca, autor de un teatro poético, caracterizado por un lenguaje lleno de comparaciones y símbolos con el que escribe gran variedad de obras, como dramas históricos (Mariana Pineda), dramas rurales (Bodas de sangre) y tragedias (La casa de Bernarda Alba).

El Teatro Español Tras la Guerra Civil: Evasión y Exilio

Tras la Guerra Civil, la situación del teatro se puede calificar de catastrófica. Predomina el teatro de evasión, dentro de una concepción dramática burguesa, con obras poco innovadoras y críticas con la realidad social e histórica de España. Los temas que tratan no son compartidos y, aunque pueden plantearse problemas morales o sociales, estos se resuelven de acuerdo con la visión de la época. El teatro burgués es el predominante hasta 1949, con el estreno de Historia de una escalera de Buero Vallejo.

El Teatro del Exilio y la Dramaturgia Burguesa

Autores del Exilio

Al finalizar la Guerra Civil, se exiliaron autores dramáticos como Max Aub, Jacinto Grau y Rafael Alberti. En Argentina también escribe parte de su obra Alejandro Casona, autor de 20 piezas dramáticas, en las cuales se aleja de la denuncia de la realidad e intenta acercar al espectador al encanto de un universo dramático. Destaca como obra La barca sin pescador.

Dramaturgos del Humor y la Evasión

Siguiendo la línea del teatro burgués y de evasión, aunque conviviendo con otro más crítico y novedoso, encontramos a Joaquín Calvo Sotelo, autor de gran ingenio, cuya obra más exitosa fue La muralla. Otro de los autores más destacables en este teatro fue Jardiel Poncela, genuino dramaturgo del humor inteligente e irónico, cuyas obras se basan en lo absurdo.

Pero sin duda el autor más destacado es Miguel Mihura. Su teatro también se basa en lo absurdo, aunque caracterizado por una preocupación existencial y una intención crítica. El autor ya no busca solo entretener, sino también hacer reflexionar. Su obra más relevante es Tres sombreros de copa (escrita en 1932, pero estrenada en 1953). Más tarde, escribirá obras más convencionales donde abandonará la denuncia social.

Por último, aparece Jaime Salom, dramaturgo con buenas dotes para el teatro de entretenimiento y para la intriga escénica. Sus obras presentan cierta innovación para la época, como los escenarios múltiples. La más destacada es La piel de limón.

La Generación Realista (Años 50 y 60): Compromiso Ético-Social

En los años 50 y 60, la llamada “generación realista” implanta un teatro crítico que busca un compromiso ético-social con el individuo y con su realidad. Destacan los siguientes autores:

  • Antonio Buero Vallejo: Siempre tuvo buena aceptación por el público y la crítica. Su teatro presenta un gran sentido trágico del que se sirve Buero para llevar a escena su reflexión sobre el hombre y la sociedad española de su tiempo. Además, domina la técnica teatral y aprovecha todos los recursos escénicos, como el lenguaje dramático, la ambientación, los efectos escenográficos y las acotaciones. Sus obras más importantes en sus diferentes etapas son Historia de una escalera, La función y Las Meninas.
  • Alfonso Sastre: No pudo representar sus obras fácilmente. Se le considera un autor inconformista y comprometido. Escribe obras de teatro de tono existencial, como Escuadra hacia la muerte, y de carácter crítico-social, como Muerte en el barrio.
  • Lauro Olmo: Este dramaturgo sabe captar lo que sucede a su alrededor. Su teatro está dotado de un gran realismo, una denuncia social y gran fuerza dramática. Su gran éxito fue La camisa, en la cual utilizó recursos del sainete.

Nuevas Fórmulas Dramáticas: Vanguardia y Teatro Independiente

El Teatro de Vanguardia y Experimental

A mediados de los años 60, aparece un teatro con diferentes fórmulas vanguardistas y experimentales. Entre los autores más destacados encontramos a Luis Riaza, con un lenguaje dramático rico y original. Muchos de sus estrenos han sido realizados por grupos de teatro independientes, como El Palco de los Monos.

A partir de los años 70, también destaca el dramaturgo, director y escenógrafo Francisco Nieva. Su teatro es de gran calidad, crítico y alejado de los cánones originales. En España, el erotismo y la religión son los temas reiterados. Destaca La carroza de plomo candente.

El Teatro Independiente: Renovación y Espectáculo

Como alternativa al teatro comercial, surge a mediados de los años 60 el Teatro Independiente, un teatro crítico y comprometido con la realidad. Estos grupos buscan nuevas técnicas y nuevas fórmulas que contribuyan a la renovación del teatro y del espectáculo. Pretenden cambiar el concepto, eliminar la diferencia entre los autores y el público. El trabajo es conjunto, actúan en diversos lugares con público muy variado, se basan en la improvisación, el texto adquiere una menor importancia y será más relevante la puesta en escena. Destaca la obra Castañuela 70.

Por último, desde 1975 se produce una desaparición de la censura con el inicio de la democracia. Surgen nuevos dramaturgos y también grupos teatrales procedentes del teatro independiente, como La Cubana.