La Novela Española desde Principios del Siglo XX hasta 1939: Tendencias, Autores y Obras Representativas
Contexto Histórico y Cultural
La primera mitad del siglo XX en España está marcada por la inestabilidad y la crispación política y económica. Con el Desastre de 1898, España pierde sus últimas colonias de ultramar (Cuba, Puerto Rico y Filipinas), evidenciando el atraso del país respecto al resto de Europa.
La vida política española se hunde en un caos, en medio del cual Alfonso XIII entrega el poder al general Miguel Primo de Rivera, quien instaura una dictadura (1923-1931). En 1931, los partidos antimonárquicos ganan las elecciones, lo que desencadena el exilio del rey y la proclamación de la Segunda República (1931-1936). Tras dos años de reformas (constitucional, educativa, eclesiástica, militar…), las tensiones y los conflictos sociales se agravan. Tras el triunfo de la izquierda en 1936, se subleva una parte del ejército liderada por Franco, iniciándose así la Guerra Civil (1936-1939), que termina con el triunfo del bando rebelde y el comienzo de la dictadura franquista.
En la cultura y el pensamiento, la transición del siglo XIX al XX se caracteriza en Europa por una profunda crisis espiritual y una sensación de decadencia, fruto de los cambios que se producen en esos años. Se desecha la creencia de que la ciencia puede explicarlo todo y triunfan las ideas de filósofos como Schopenhauer o Nietzsche, en las que priman la intuición y los impulsos vitales frente a la razón.
La Novela
Los primeros años del siglo XX vienen marcados por una reacción contra las tendencias narrativas anteriores (realismo y naturalismo). Fruto del contexto del momento, en los primeros años del siglo, se produce una reacción (el llamado regeneracionismo) que pretende encontrar la solución frente a los “males de la patria”. En este ambiente surgen la denominada Generación del 98 y, más tarde, el Novecentismo.
En los años 20 y 30, la narrativa española seguirá dos tendencias principales: la novela deshumanizada, propia del Novecentismo, con influencia también de las vanguardias, y la novela social, más preocupada por la situación de España y del mundo en esos momentos.
La Generación del 98
El surgimiento de los autores del 98 viene condicionado por la crisis de finales del siglo XIX. Se trata de un grupo de escritores e intelectuales que llevaron a sus obras el descontento por lo acontecido y advirtieron la necesidad de una regeneración social y cultural que permitiera al país superar su decadencia.
Aunque cada autor tiene su forma personal de narrar, destacamos dos rasgos comunes:
Temas Similares
- España: A la que pretenden redescubrir a través del paisaje (sobre todo el de Castilla), a los hombres que la habitan (que conforman la intrahistoria según Unamuno, es decir, la historia del pueblo, de las personas que trabajan día a día, la de los hechos cotidianos, la del trabajo para descubrir la esencia de España, no la de los grandes conflictos bélicos) y la literatura (con la valoración de los clásicos como Berceo, Rojas o Manrique y, especialmente, Cervantes y el Quijote, que ven como símbolo del comportamiento de los españoles). Proyectan sobre la realidad española los anhelos y las angustias íntimas. Miran a España con dolor por su atraso y pobreza, y tratan de buscar las causas de su decadencia. Frente a la fracasada sociedad burguesa (capitalista y sin valores), queda el campo castellano como vía de escape, como motivo de esperanza y de nostalgia de una España llena de valores espirituales y humanos que ya no existen.
- El sentido de la vida y la existencia: Que los lleva a abordar temas como el tiempo o las relaciones del hombre con Dios. La manera de tratarlos deja una sensación de pesimismo y melancolía.
Estilo
- Estilo sencillo y claro (antirretoricismo), pero con fuerza expresiva, precisión léxica, subjetividad y naturalidad en la sintaxis. La forma no debe ser un obstáculo para la comprensión del mensaje implícito en la novela.
Autores Representativos de la Generación del 98
Miguel de Unamuno
Propone el término nivola para referirse a sus novelas experimentales que desafían las convenciones narrativas. En ellas renuncia a la planificación, elimina las descripciones para dar mayor importancia al diálogo y presenta a personajes en lucha continua y agónica con ellos mismos (agonistas). Su estilo busca la densidad de ideas (con recurrencias de todo tipo) y la intensidad de emociones (con exclamaciones y preguntas retóricas). El ejemplo más destacado es Niebla, en la que su personaje principal toma conciencia de que es un personaje dentro de la ficción y discute sobre su destino con el propio escritor, que aparece como un personaje más. Otras de sus obras son La Tía Tula y San Manuel Bueno, mártir.
Pío Baroja
Posee una concepción abierta de la novela en la que cabe todo: mezcla acción con digresiones. Sus novelas son una mezcla entre el pesimismo existencial más radical y el vitalismo individualista de algunos de sus personajes. En sus novelas desarrolla generalmente un esquema de aprendizaje vital de los protagonistas.
Un rasgo típico de su prosa es la descripción impresionista mediante la cual nos pinta una realidad con pocas pinceladas o pocos detalles físicos y psicológicos para captar la esencia de los lugares y sus gentes. De su extensa producción destacamos títulos como El árbol de la ciencia y Camino de perfección.
José Martínez Ruiz “Azorín”
Tiene un estilo minucioso, lento, casi impresionista. Sus novelas presentan un desarrollo fragmentado, con gran abundancia de descripciones y un cierto tono lírico; la trama argumental es mínima. Ejemplo de ello es su obra La voluntad.
Ramón María del Valle-Inclán
Su inagotable búsqueda artística lo llevó de sus inicios modernistas y simbolistas (Sonatas) a una fase intermedia (el ciclo de La Guerra Carlista) donde se recrean los paisajes de su Galicia natal y pone fin a su composición modernista, hasta llegar finalmente a su etapa del esperpento con el ciclo de novelas tituladas genéricamente «El ruedo ibérico», donde destaca Tirano Banderas.
Concha Espina
Su novela, alejada de las preocupaciones sociales e innovaciones estilísticas del 98, está impregnada de lirismo y rigor estético, y en ella cobran importancia los personajes femeninos, muchos del entorno rural, que se debaten entre el deber y el deseo. Entre sus obras está Altar Mayor.
Carmen de Burgos
Su vinculación con la Generación del 98 es tanto cronológica como por su pensamiento regeneracionista. Destacan sus obras La misión social de la mujer y Puñal de claveles.
Novecentismo o Generación del 14
Hacia 1914 se percibe el agotamiento de la Generación del 98, y un nuevo grupo toma el relevo: la Generación del 14 o Novecentismo. El Novecentismo supone el primer paso para la introducción de las vanguardias en España.
Estos autores comparten una serie de características:
- Son liberales en lo político.
- Tienen una sólida formación académica (son universitarios con vocación de maestros).
- Rechazan cualquier actitud que consideren decimonónica.
- Son europeístas (frente al casticismo del 98).
- En el arte y la literatura defienden posturas elitistas, un arte de minorías obsesionado por la obra “bien hecha” (un “arte puro”, no contaminado del sentimentalismo o realismo propios de un arte de masas, que rechazan).
Novelistas y Ensayistas Clave
En el grupo de los novelistas destacan los ensayistas Ortega y Gasset, autor de La deshumanización del arte, donde realiza una descripción de las vanguardias en España, y Eugenio D’Ors, que concede importancia a la razón para entender el mundo que nos rodea. Pero hay también importantes novelistas:
- Gabriel Miró: En cuyas novelas prevalece la forma sobre el contenido. Sus “novelas líricas” enlazan con el modernismo, gracias a la sensorialidad de sus descripciones. Destacan Nuestro Padre San Daniel y El obispo leproso.
- Ramón Pérez de Ayala: Es el mayor artífice de la llamada “novela intelectual”, más basada en la reflexión que en la acción, entre las que destacan A.M.D.G. y Belarmimo y Apolonio.
- Ramón Gómez de la Serna: Máximo exponente de la vanguardia en España. De su obra destacan sus greguerías (frase o apunte breve que encierra una pirueta verbal o una metáfora insólita), reflejo de una profunda y crítica observación de la realidad. Se definen como “el atrevimiento de definir lo indefinible”, y como la suma de “humor + metáfora”. Sus novelas, entre las que destacan El doctor inverosímil, La viuda negra o El incongruente, no responden a la definición tradicional del género.
La Novela Hacia 1927
Junto a los poetas del grupo del 27, destacan novelistas que culminarán su obra en el exilio. Se clasifican en dos grupos: los que en sus primeras obras siguen las pautas de la novela deshumanizada (Rosa Chacel, Max Aub o Francisco Ayala) y los que plantean una novela social muy comprometida políticamente (Ramón J. Sender destaca en esta corriente con su obra Réquiem por un campesino español).
Todos ellos, sin embargo, culminan su obra en el exilio, por lo que los estudiaremos en la siguiente unidad.