El Teatro Español Posterior a 1936: Contexto y Primeros Años
La fuerte censura y la crisis económica tras la Guerra Civil provocaron una profunda crisis en el teatro español, caracterizada por un corte radical con el teatro anterior. Esta situación se debió, en gran medida, a la priorización de traducciones de obras extranjeras y a la expansión del cine como fenómeno de masas.
El Teatro del Exilio
Los dramaturgos exiliados continuaron con su prolífica obra literaria, manteniendo viva la llama de la creación teatral fuera de España. Entre ellos destacan:
- Pedro Salinas: Judith y el tirano
- Rafael Alberti: El adefesio, Noche de guerra en el museo del Prado
- Max Aub: Quien comenzó siendo vanguardista y evolucionó hacia un carácter comprometido, como se aprecia en Morir por cerrar los ojos.
- Alejandro Casona: La dama del alba
Primeros Años de Posguerra en España (Teatro Continuista y Convencional)
En los primeros años de posguerra en España, marcados por la imposición de un eficaz sistema de censura, el teatro continuista ofrecía principalmente sainetes y representaciones folclóricas. Posteriormente, el teatro evolucionó hacia un tipo más convencional, con autores que escribieron comedias de evasión o dramas ideológicos, aprobados por la burguesía española. Entre ellos se encuentran:
- José María Pemán
- Luca de Tena
- Calvo Sotelo: La muralla
- José López Rubio
- Iriarte
Más tarde, surgió el Teatro Nacional de la Falange, con un enfoque histórico y triunfalista.
La Década de los Cuarenta: El Teatro del Humor
En la década de los cuarenta, emergió el teatro de humor, caracterizado por situaciones sorprendentes e inverosímiles. En este género, las posibilidades cómicas del lenguaje se fusionaban con el deseo de ocultar una visión escéptica y amarga de la realidad. Sus escritores más representativos fueron:
- Enrique Jardiel Poncela: Eloísa está debajo de un almendro, Los ladrones somos gente honrada
- Miguel Mihura: Guionista cinematográfico y periodista, su humor se basaba en la dislocación del lenguaje, por lo que se le relaciona con el teatro del absurdo. Entre sus obras destacan Tres sombreros de copa (considerada precursora del teatro del absurdo) y Ninette y un señor de Murcia.
La Década de los Cincuenta: El Realismo Social
La década de los cincuenta marcó una inflexión crucial en el teatro de posguerra con los estrenos de Historia de una escalera de Antonio Buero Vallejo y Escuadra hacia la muerte de Alfonso Sastre. Estas obras dieron inicio al dominante realismo social, también conocido como teatro comprometido, con ambos autores como sus máximos exponentes.
Antonio Buero Vallejo: La Búsqueda de la Verdad
Las obras de Antonio Buero Vallejo plantean conflictos sociales fundamentales y buscan la verdad, creando un clima de desasosiego fundado en la esperanza humana, es decir, transmiten inquietud al espectador. Su producción se divide en:
- Teatro convencional: Respetuoso con las unidades dramáticas (ej. Historia de una escalera).
- Teatro histórico: Cuyo tema central es el destino del pueblo en una sociedad injusta (ej. Las meninas).
- Teatro de inmersión: En el que el espectador no ve la realidad objetiva, sino una versión subjetiva del personaje (ej. El sueño de la razón).
Alfonso Sastre: Concienciación y Agitación
Alfonso Sastre, considerado el máximo exponente del teatro social, en paralelo a la poesía y la novela de la década, utilizó el teatro como un medio de concienciación y agitación. Sus obras se dividen en:
- Dramas de la frustración: Caracterizados por su carácter vanguardista (ej. Uranio 235).
- Dramas de posibilidad: En los que la realidad cobra relevancia (ej. La mordaza).
- Realismo distanciador: (ej. La sangre y la ceniza).
La Década de los Sesenta: Crítica y Nuevas Formas Expresivas
La década de los sesenta se caracterizó por un contenido crítico y denunciador, impulsado por la necesidad de expresar los problemas del momento tras una relajación de la censura y la aparición de un nuevo público. Se abordaron temas como la alienación del ser humano en el nuevo orden social, la injusticia o la desigualdad.
Se produjo un alejamiento de la estética del realismo social, tendiendo hacia nuevas formas expresivas (alegórico-simbólico, expresionista, tono de farsa) y utilizando un lenguaje violento, desafiante y directo, convertido en un medio eficaz para expresar la violencia y la crueldad. Los mayores exponentes de esta etapa son:
- Lauro Olmo: La camisa
- José Martín Recuerda: Con su realismo de tonos esperpénticos (Los salvajes en Puente San Gil)
- José María Rodríguez Méndez: Los inocentes de Moncloa
- Carlos Muñiz: El tintero
- Ricardo Rodríguez Buded: La madriguera
- Antonio Gala: Carmen, Carmen
La Década de los Setenta: Renovación y Experimentación
En la década de los setenta, se produjo una profunda renovación teatral mediante la liquidación definitiva del realismo social y el lanzamiento a la experimentación de nuevas formas dramáticas. Esta etapa estuvo ligada a la creación de grupos de teatro independientes, que impulsaron el teatro vanguardista y experimental.
Se desarrolló el teatro colectivo con compañías destacadas como:
- Grupo Tábano
- La Cuadra de Salvador Távora
- Els Joglars de Albert Boadella
- Els Comediants de Joan Font y Dagoll Dagom
Dramaturgos Vanguardistas de los Setenta
Entre los dramaturgos vanguardistas de esta década, sobresalen:
- Fernando Arrabal: Conocido como renovador de la escena dramática, cultivó el absurdo y el esperpento. Creó el Teatro Pánico, en el que se mezclan lo absurdo con lo cruel e irónico (ej. Pic-Nic), y escribió otras obras con tonos políticos de lucha (ej. El teatro de guerrilla).
- Francisco Nieva: Conocido por su estilo de carácter culto (con utilización de arcaísmos populares y largos períodos barroquizantes) y por crear el Teatro Furioso, caracterizado por la libertad imaginativa lindante con lo surrealista y su intensidad expresiva (ej. La carroza de plomo candente, El combate de Ópalos y Tasia).
A partir de los Ochenta: El Teatro de Autor
A partir de la década de los ochenta, surgió el teatro de autor, una corriente en la que se abandonaron las formas más extremas del experimentalismo y se recuperaron obras de autores exiliados, como Max Aub o Rafael Alberti, integrándolas de nuevo en el panorama teatral español.