La Restauración Borbónica en España (1875-1923)
Se conoce como Restauración el periodo que comienza con el regreso al trono de la dinastía Borbón, con Alfonso XII, en 1875, y termina en 1923 con el golpe de Estado de Primo de Rivera.
Este periodo puede dividirse en tres etapas principales:
- El reinado de Alfonso XII (1875-1885).
- La regencia de María Cristina de Habsburgo (1885-1902).
- El reinado de Alfonso XIII (1902-1931).
El Sistema Canovista: Pilares de la Restauración
La Constitución de 1876: Marco Jurídico
Las características del nuevo régimen político, cuyo artífice fue Antonio Cánovas del Castillo, se basaron en la Constitución de 1876. En ella se estableció que la soberanía residía en las Cortes y en el rey. El rey desempeñaba el poder ejecutivo, y el poder legislativo quedó compartido entre el rey y las Cortes.
La Constitución no establecía el tipo de sufragio, por lo que en 1878 se estableció el sufragio censitario, y en 1890 el sufragio universal masculino para los mayores de 25 años.
Aunque se consideró la religión católica como la oficial del Estado, se toleraron otras confesiones en el ámbito privado. Así, se consiguió el apoyo de la Iglesia católica, que recuperó su influencia social. Sin embargo, no se dedicó suficiente atención a la emergente clase obrera, lo que podría explicar el auge del anticlericalismo y la difusión de doctrinas políticas que rechazaban la religión.
El Turnismo: Alternancia en el Poder
El sistema ideado por Cánovas del Castillo estaba basado en la existencia de dos partidos, el Partido Liberal Conservador y el Partido Liberal Fusionista, que se turnaban en el poder. Este sistema implicaba la renuncia al uso de pronunciamientos militares e insurrecciones como forma de acceder al gobierno.
- El Partido Conservador, dirigido por Antonio Cánovas del Castillo, tenía su base social en las clases altas.
- El Partido Fusionista, dirigido por Práxedes Mateo Sagasta, estaba formado por antiguos miembros del Partido Constitucional, la izquierda de la Unión Liberal y los progresistas. Posteriormente se unieron los radicales y los republicanos posibilistas de Emilio Castelar.
Existieron otros partidos al margen del sistema y opuestos a él, los denominados partidos antidinásticos: los carlistas, los republicanos, los regionalistas y los nacionalistas.
Tras la muerte del rey Alfonso XII en 1885, asumió la regencia su esposa, María Cristina de Habsburgo, debido a que Alfonso XIII todavía no había nacido. Los dos partidos firmaron el Pacto del Pardo con el objetivo de garantizar la continuidad de la monarquía frente a las fuertes presiones de carlistas y republicanos. De esta forma, Sagasta volvió al gobierno, iniciándose una etapa reformista para liberalizar y democratizar el régimen.
Caciquismo y Fraude Electoral: La Realidad del Sistema
En el proceso del turnismo, el cacique desempeñó un papel muy importante. Era un personaje que, por su profesión o por su fortuna, contaba con un inmenso poder, ya que de él dependían los empleos, los permisos para abrir un comercio, etc.
En el medio rural, las personas eran mayoritariamente pobres y analfabetas. Estas acudían al cacique para que les solucionara sus problemas y, a cambio, votaban según su deseo.
El fraude se completaba con el pucherazo, que consistía en la alteración de los resultados del escrutinio de los votos para que saliera el candidato designado previamente.
La Práctica Política y los Gobiernos
El Reinado de Alfonso XII (1875-1885)
Entre 1876 y 1898, la alternancia del poder entre los dos partidos dinásticos funcionó con regularidad. El desastre del 98 provocaría una fuerte erosión en el propio sistema de la Restauración. En el primer turno, el Partido Conservador ocupó el poder entre 1875 y 1881. De 1881 a 1884, fue el turno del Partido Liberal de Sagasta, que estableció el sufragio universal masculino para las elecciones municipales. En 1884, Cánovas volvió al poder.
La Regencia de María Cristina (1885-1902)
Tras la muerte de Alfonso XII, se inició el denominado gobierno largo de Sagasta, entre 1885 y 1890, en el que los liberales llevaron a cabo importantes reformas: se permitió que las fuerzas políticas actuaran libremente, se abolió la esclavitud y se implantó el sufragio universal masculino para varones mayores de 25 años en las elecciones generales.
La Regencia de María Cristina, que coincidió con el gobierno largo de Sagasta, fue el periodo de mayor duración de toda la Restauración (1885-1902), llevándose a cabo reformas de carácter liberal.
Aunque también coincidió con la crisis de fin de siglo. La regente tuvo que enfrentarse a la situación colonial, la cuestión social y los diversos nacionalismos. Silvela intentó regenerar la vida política en España, pero finalmente fracasó. Tras la crisis de 1898, se implantó el Regeneracionismo.
Transformaciones Económicas en el Siglo XIX
La Agricultura: Desamortización y Producción
La agricultura sufrió un proceso de desamortización, dirigida al saneamiento de la hacienda. Se distinguen dos grandes etapas:
- Desde 1836 hasta 1844: la desamortización de Mendizábal.
- Desde 1855 hasta 1868: la desamortización de Madoz.
Esto trajo como consecuencias la aparición de nuevos terratenientes y el cultivo de baldíos, pero también hizo que los campesinos, los municipios y la Iglesia salieran perjudicados.
Estos procesos produjeron varios efectos sobre la producción:
- El trigo tuvo el mayor crecimiento.
- Apenas se modificó la estructura de la propiedad de la tierra.
- Siguieron los tres cultivos básicos: el cereal, la vid y el olivo.
- El proteccionismo impidió la modernización de la agricultura.
La agricultura, aunque era el principal sector de la economía, estaba atrasada. La producción nacional no bastaba para satisfacer la demanda y no fue el motor de arrastre del sector industrial.
Industria y Minería: Desarrollo y Limitaciones
En la industria textil, los inventos innovadores no hicieron de España un país plenamente industrializado; la industria textil del algodón se centró en Cataluña. Las otras industrias textiles eran las de la lana, la seda y el lino; de estas, la única que no decayó fue la de la lana.
En cuanto a la minería y la siderurgia, la minería se mantuvo estancada hasta la mitad del siglo XIX. La Ley de Minas, promulgada en 1868, se convirtió en la base del desarrollo minero, atrayendo capital extranjero. Destacó la siderurgia en el País Vasco.
Por último, existieron otras actividades industriales. Los molinos, movidos por agua o viento, servían para la producción de papel o harina. Se desarrollaron industrias derivadas de la agricultura, como las del corcho y la alcoholera. Andalucía, Cataluña y Valencia se convirtieron en zonas exportadoras de vino.
Comercio y Medios de Transporte
El comercio interior y exterior sufrió obstáculos naturales y fiscales. Las redes de carreteras eran deficientes, pero el ferrocarril supuso un gran avance. Se abolieron los impuestos. La comunicación, relacionada con correos y los telégrafos, era tardía. Los productos más vendidos eran el vino, los minerales, el calzado y los textiles. Durante la mitad del siglo, se dio un crecimiento, pero con altibajos.
Con respecto a los medios de transporte, se renovaron los viejos caminos y carreteras a partir de la segunda mitad del siglo. Se mejoró el transporte marítimo. El ferrocarril, cuya primera línea se inauguró en 1848, fue impulsado significativamente por la Ley de Ferrocarriles de 1855.
La Banca y el Sistema Monetario
El primer banco fue el de San Carlos en 1792, y tras su bancarrota, se creó el Banco de San Fernando en 1829. El Estado usó como instrumentos la emisión de moneda y la deuda pública. La banca se expandió desde 1854 hasta 1874, pero sufrió una crisis desde 1876. A partir de 1874, se dio la expansión de la banca con un solo banco y predominó la banca pública frente a la privada.
Con respecto a los capitales y el sistema monetario, hasta 1830 existía una anarquía de monedas y pesos. La Ley de 1868 estableció la peseta como la unidad monetaria, aunque tardó en generalizarse. Como balance del siglo, la banca no se orientó suficientemente hacia inversiones productivas y se observó un aumento del papel moneda.
El Papel del Estado y la Mentalidad Empresarial
En cuanto a la hacienda y las políticas económicas, hasta 1845, existía una gran variedad de impuestos y una escasa eficacia en el sistema de recaudación. La reforma de 1845 simplificó el sistema impositivo, diferenciando entre impuestos indirectos y directos, entre otras medidas. Durante todo el siglo, persistió un problema con la deuda pública que no tenía solución.
Con respecto a las empresas y la mentalidad empresarial, hubo un escaso dinamismo del empresario español. También se observó una ausencia de mentalidad capitalista, ya que los empresarios dependían en exceso de la ayuda y protección estatal, y las inversiones no siempre eran productivas. Esto trajo como consecuencias el predominio de la empresa extranjera en la banca, la industria, la minería, la agricultura, el transporte, etc. En conclusión, los empresarios mostraban una mentalidad conservadora y defendían el proteccionismo.
Cambios Demográficos y Migratorios
Demografía: Crecimiento y Características
El crecimiento demográfico fue significativo, aunque inferior al de otros países europeos. Sin embargo, las altas tasas de mortalidad y natalidad caracterizaban una demografía de tipo antiguo. La esperanza de vida era baja, de 30 a 35 años. Se produjeron diversas crisis demográficas debido a epidemias, hambrunas, etc.
Movimientos Migratorios: Éxodo y Exilios
Antes de 1869, existían limitaciones para la migración, aunque a partir de esa fecha se estableció la libertad de movimiento. Los destinos migratorios eran principalmente los países de América Latina. Entre 1814 y 1876, se produjeron numerosos exilios políticos. El éxodo rural fue intenso en la segunda mitad del siglo, con la despoblación del centro peninsular.
La Sociedad de Clases en la Restauración
Clases Altas: Aristocracia y Burguesía
Formadas por la vieja aristocracia, que mantuvo su gran poder e influencia, y la nueva nobleza de origen burgués, a menudo con títulos. Se creó una alianza entre la nueva y la vieja burguesía.
Las burguesías eran una clase social de perfiles difusos, caracterizada por los negocios, el dinero y una mentalidad capitalista. La conciencia burguesa se fundamentaba en el beneficio económico como elemento de cohesión. Se distinguían cuatro tipos de burguesía: comercial, industrial, financiera y agraria. La burguesía dominaba las empresas, la banca y la política.
Clases Medias: Rural y Urbana
Se distinguían dos tipos de clases medias:
- La rural, formada por labradores y pequeños propietarios.
- La urbana, formada por comerciantes, profesionales liberales y funcionarios, que tuvieron un papel esencial en el siglo XIX.
Clases Bajas: Campesinado y Proletariado Urbano
Formadas por el campesinado, que representaba un 66% de la población. Eran los jornaleros, pequeños propietarios, arrendatarios y aparceros. La oligarquía agraria controlaba el mundo rural.
Por otro lado, estaban las clases bajas urbanas. Eran escasas en 1900, representando aproximadamente un 32% de la población. Trabajaban en el sector de servicios o en talleres. Sus condiciones laborales, de vida y de vivienda eran muy difíciles.
Los marginados tenían situaciones muy diversas. Incluían a pobres de solemnidad, huérfanos, viudas, enfermos, vagabundos y delincuentes. Los gitanos, enfermos y presos sufrían exclusión social.
El Desastre de 1898 y sus Repercusiones
La Política Colonial y su Fracaso
En Puerto Rico, el autoritarismo y la dominación española fueron más efectivos. Cuba era un territorio de gran importancia para España. Aunque hubo tres posiciones en Cuba: los españolistas, los autonomistas y los independentistas. La presencia española en Filipinas era escasa y el protagonismo lo tuvieron los mestizos y nativos.
La Guerra de Cuba y la Intervención de EE. UU.
La guerra se inició en 1895. Se formaron la Junta Cubana y la Liga Cubana. Estados Unidos intervino por intereses políticos y económicos. La explosión del acorazado Maine provocó la guerra entre Estados Unidos y España, que finalizó con la victoria estadounidense.
Consecuencias y el Auge del Regeneracionismo
Surgió un nuevo espíritu, el Regeneracionismo, cuyo máximo representante fue Joaquín Costa. Se dio el gobierno de Silvela, que intentó una regeneración desde la política, pero acabó en fracaso. Finalmente, el Regeneracionismo emergió como un movimiento cultural y crítico con el sistema de la Restauración, propugnando una profunda regeneración de España. Dentro de este movimiento, destacaron figuras como Miguel de Unamuno, Ángel Ganivet, Antonio Machado y Ramiro de Maeztu, entre otros.
La Oposición al Sistema de la Restauración
El Carlismo: De la Guerra a la Política
La derrota militar de 1876 dio paso a su participación en la vida política. Se dividieron entre integristas y neocatólicos. En 1888 se creó el Partido Integrista y se fundaron las Juntas Tradicionalistas.
La Oposición Republicana: Corrientes y Base Social
Se distinguieron cuatro corrientes:
- Los posibilistas, con Emilio Castelar.
- Los radicales, con Manuel Ruiz Zorrilla.
- Los institucionalistas, con Nicolás Salmerón.
- Los federalistas, con Francesc Pi i Margall.
Su base social era predominantemente urbana, laica, progresista y popular.
Los Nacionalismos Periféricos
- El nacionalismo catalán se dividió en una corriente republicana federal, con Valentí Almirall, y otra conservadora, representada por la Lliga Regionalista.
- El nacionalismo vasco se caracterizó por un ideario tradicionalista y, en ocasiones, xenófobo. En 1895, Sabino Arana fundó el Partido Nacionalista Vasco (PNV).
También surgieron otros nacionalismos, como el gallego, el valenciano y el andaluz.
El Movimiento Obrero: Socialismo y Anarquismo
Pablo Iglesias fundó, en 1879, el Partido Socialista Obrero Español (PSOE). Iglesias fue el principal ideólogo de orientación socialista. También fundó la UGT (Unión General de Trabajadores), de la que fue líder hasta 1925.
Por otro lado, se dio el anarquismo. Su acción se basó en el terrorismo y la acción directa. El anarquismo se difundió en Cataluña de la mano del anarquista italiano Giuseppe Fanelli, discípulo de Bakunin, quien viajó a España para organizar la sección española de la AIT (Asociación Internacional de Trabajadores).