Introducción: El Inicio de la Edad Contemporánea en España
En 1808, la entrada de las tropas de Napoleón en España provocó un alzamiento popular, marcando la irrupción de las clases medias y populares en la política y el inicio de la Edad Contemporánea española.
La Guerra de Independencia concluyó en 1814 con la restauración del absolutismo bajo Fernando VII y el intento de anular la obra legislativa de las Cortes de Cádiz. Este periodo estuvo marcado por la tensión entre el absolutismo restaurado y los intentos liberales de restablecer la Constitución de 1812, como ocurrió durante el Trienio Liberal.
Finalmente, en 1823, Fernando VII restauró plenamente el absolutismo, un hecho que trajo consigo graves consecuencias: represión, exilio y un notable atraso económico y cultural, característicos de la llamada Década Ominosa.
Conceptos Históricos Clave del Periodo (1808-1833)
Afrancesados
Españoles que colaboraron con el gobierno de José I, hermano de Napoleón. Se dividían en dos grupos: unos aceptaron el cambio dinástico convencidos de que la colaboración con Napoleón era útil para modernizar España, dado que los últimos Borbones habían demostrado su incapacidad de gobierno. Otros, simplemente, aprovecharon la oportunidad para ocupar puestos importantes. Cuando Fernando VII regresó, estos colaboradores fueron duramente perseguidos.
Abdicación de Bayona
Renuncias obligadas al trono del Reino de España de Carlos IV y Fernando VII, forzadas ante el emperador Napoleón Bonaparte en Bayona (1808). El trono pasó al hermano de Napoleón, José I. Estas abdicaciones nunca fueron reconocidas por las Cortes de Cádiz.
Desamortización
Largo proceso histórico, económico y social, iniciado a finales del siglo XVIII y finalizado a finales del siglo XX. Consistía en poner en el mercado las tierras y bienes que no se podían vender, hipotecar o ceder, y que se encontraban en poder de las manos muertas (principalmente la Iglesia católica, órdenes religiosas y los baldíos).
Manifiesto de los Persas
Documento firmado en 1814 por los diputados absolutistas de las Cortes de Cádiz. En este texto, solicitaban al rey Fernando VII la nulidad de la Constitución liberal de Cádiz de 1812, la derogación de toda la obra legislativa de las Cortes y la vuelta al absolutismo monárquico.
Pragmática Sanción
Disposición real por la que Fernando VII eliminó en 1830 la Ley Sálica, impuesta por Felipe V, que impedía a las mujeres reinar. De esta forma, su hija Isabel podía heredar el trono. Esta decisión supuso el nacimiento del carlismo, ya que Carlos María Isidro reclamó la corona, dando inicio a las Guerras Carlistas en el siglo XIX.
Pronunciamiento
Alzamiento militar característico del siglo XIX, destinado a derribar un gobierno o a presionar sobre él. Un jefe militar actúa como cabecilla, a menudo escondiendo intereses de grupos de presión para cambiar el rumbo político del país. El primer pronunciamiento conocido se dio en 1814, intentando restablecer la Constitución de 1812, aunque el éxito se logró con el de Riego en 1820.
Tratado de Valençay
Acuerdo firmado en 1813 en Valençay (Francia), que permitió el regreso de Fernando VII a España y estipuló que los colaboradores del rey José I (afrancesados) no serían perseguidos. Fernando VII, sin embargo, no respetó esta última cláusula.
El Reinado de Fernando VII (1814-1833): La Lucha entre Absolutismo y Liberalismo
El reinado de Fernando VII se divide cronológicamente en tres etapas principales:
- Sexenio Absolutista: 1814-1820.
- Trienio Liberal: 1820-1823.
- Década Ominosa: 1823-1833.
1. El Sexenio Absolutista (1814-1820): La Restauración
Tras la firma del Tratado de Valençay (1813), Fernando VII regresó a España. El monarca no aceptó el tratado ni las reformas de Cádiz, y procedió a derogar la Constitución de 1812.
Contexto Internacional y el Manifiesto de los Persas
A partir de 1814, el contexto internacional era favorable al absolutismo, ya que Napoleón había sido derrotado y la Santa Alianza unía a las monarquías europeas contra cualquier intento de instauración del liberalismo.
Mediante el Manifiesto de los Persas, 69 diputados absolutistas de las Cortes de Cádiz solicitaron formalmente a Fernando VII la restauración de la monarquía absoluta y la derogación de la Constitución de 1812, petición que el rey aceptó.
Medidas de Represión y Restauración
Se eliminó cualquier recuerdo de la política de Cádiz, y se depuró y persiguió a quienes participaron en la obra revolucionaria. Otras medidas de restauración incluyeron:
- Restauración de la Inquisición.
- Restauración de los antiguos consejos.
- Restitución de la Mesta y del régimen señorial.
- Devolución de los bienes desamortizados e instituciones feudales.
La represión fue muy dura (cárcel, destierro o pena de muerte para los líderes liberales). Esto provocó el primer exilio de la España contemporánea, afectando a liberales y afrancesados, quienes promovieron conspiraciones para restaurar el sistema constitucional.
Comenzaba un periodo de seis años dominado por el sector más reaccionario de la sociedad, con la Iglesia a la cabeza.
Crisis Económica y Pronunciamientos
Los gobiernos de Fernando VII no fueron capaces de solucionar la grave situación económica del país:
- España debía enfrentar una costosa guerra por la independencia de las colonias americanas.
- La Hacienda Pública estaba en la ruina.
- El gobierno estaba en manos de una “camarilla” de ineptos, amigos personales del rey.
- A esto se unía el desprestigio de España en el extranjero.
La ruina de la Hacienda obligó al rey a considerar medidas liberales, como crear un sistema fiscal de contribución única y proporcional a los ingresos (1817). Sin embargo, la oposición de la nobleza y las órdenes militares hizo que la reforma fracasara. Era imprescindible reformar el sistema fiscal, pero los grupos que apoyaban el absolutismo se negaban.
A pesar de la persecución a los liberales, se sucedieron pronunciamientos militares partidarios de la Constitución de 1812. Aunque muchos fracasaron (ej. el de Porlier en La Coruña), la sublevación del ejército dirigida por el coronel Rafael del Riego en Sevilla triunfó en 1820. Fernando VII se vio obligado a jurar la Constitución de 1812, dando comienzo al Trienio Liberal.
2. El Trienio Liberal (1820-1823): El Intento Constitucional
Tras jurar la Constitución, Fernando VII formó un gobierno integrado por destacados liberales, algunos de ellos exiliados retornados. Se inició una intensa labor legislativa que recuperaba muchos decretos de las Cortes de Cádiz.
Reformas y Libertades
Se estableció un sistema de libertades políticas, incluyendo:
- Amnistía para los presos políticos del sexenio.
- Supresión definitiva de la Inquisición.
- Reposición de las autoridades constitucionales en ayuntamientos y diputaciones.
- Convocatoria de elecciones a Cortes.
- Creación de la Milicia Nacional para defender el sistema constitucional.
Fue un periodo de reformas políticas y económicas basadas en la obra de Cádiz, pero los liberales se encontraron con dos grandes enemigos: la situación internacional (las monarquías absolutas) y la actitud de Fernando VII, quien conspiró activamente para derribar el sistema constitucional.
División del Liberalismo
Los liberales se dividieron en dos tendencias principales:
- Moderados: Deseaban un compromiso con las antiguas clases dominantes y el rey, buscando que estos aceptaran las reformas. Dominaron casi todo el periodo, aunque sus gobiernos fueron inestables.
- Exaltados: Querían volver a la Constitución de 1812 y planteaban reformas radicales basadas en el liberalismo popular, que en ocasiones llegó a ser republicano.
A las conspiraciones internas se sumaron las intrigas del rey y la acción de la guerrilla realista, que se levantó contra el gobierno a principios de 1821. A todo ello se añadía la guerra de independencia de las colonias, las maniobras internacionales de la Santa Alianza y la crisis económica.
El Fin del Trienio
El intento de golpe de Estado de la Guardia Real en 1822, fomentado por el rey y frenado por el gobierno, cambió el signo de esta etapa, llevando a la formación de gobiernos exaltados.
La Santa Alianza decidió intervenir. Francia envió un ejército, conocido como Los Cien Mil Hijos de San Luis, que invadió España en 1823, contando con el apoyo de las tropas realistas españolas. La resistencia fue escasa; el gobierno y las Cortes se trasladaron a Cádiz, y Fernando VII fue declarado mentalmente incapacitado por las Cortes.
Finalmente, el gobierno constitucional cayó, y Fernando VII restauró su poder absoluto y ordenó una persecución implacable contra los liberales. Fue el fin del Trienio Liberal.
3. La Década Ominosa (1823-1833): La Vuelta al Absolutismo
Fernando VII ordenó ejecutar al General Riego, iniciando así uno de los periodos más oscuros de la historia de España.
Represión y Reformas Administrativas
Los primeros años estuvieron marcados por la represión política, la depuración y el exilio. Se sucedieron conspiraciones para derrocar a Fernando VII. Quienes no pudieron huir fueron perseguidos, encarcelados o ejecutados, como Riego o Mariana Pineda.
Aunque el fin de los gobiernos absolutistas era restablecer las instituciones anteriores a 1820, algunas no subsistieron (por ejemplo, la Inquisición, que fue sustituida por las Juntas de Fe). Incluso el rey era consciente de que no se podía restaurar el Antiguo Régimen en su totalidad, sino que era necesario modernizar la administración.
La labor de los gobiernos se centró en la reforma de la Hacienda y la administración. La pérdida de las colonias agravó aún más la crisis, haciendo imprescindible una reforma fiscal que, aunque se intentó, fracasó. Se llevaron a cabo cambios en la administración del Estado, como la creación del Consejo de Ministros, la promulgación del Código de Comercio y la creación del Banco de San Fernando.
El Conflicto Sucesorio y el Nacimiento del Carlismo
Estas reformas y la suavización del Antiguo Régimen extendieron la idea entre los absolutistas más radicales de que Fernando VII cooperaba con los liberales. Estos radicales se organizaron en torno al hermano del rey, Carlos María Isidro.
Se produjeron así insurrecciones absolutistas. La más importante tuvo lugar en Cataluña en 1827 (la Guerra dels Agraviats), donde se reclamaba la sucesión de Carlos María Isidro y la vuelta al Antiguo Régimen más puro. Esta revuelta fue reprimida con dureza.
Ante la falta de descendencia masculina, el rey derogó la Ley Sálica mediante la Pragmática Sanción (1830), lo que permitía reinar a las mujeres. En 1830 nacía la futura Isabel II, dando comienzo a la llamada cuestión sucesoria y a la aparición del carlismo, movimiento radical de la facción absolutista que defendía los derechos sucesorios de Carlos María Isidro.
En los últimos años del reinado, el mayor peligro para Fernando VII provino del absolutismo radical. En 1832 tuvieron lugar los sucesos de La Granja, donde los absolutistas convencieron al rey para derogar la Pragmática Sanción. Sin embargo, el rey revocó esta decisión más tarde y nombró heredera a Isabel, quien, con solo dos años, fue proclamada reina a la muerte de su padre en 1833.