La inquisición: cultura y mentalidad; crisis de 1640, …

 Cultura y mentalidades. La Inquisición. El pensamiento humanista se difundió por Europa durante los siglos XV y XVI. Sus planteamientos: valoración del ser humano, recuperación del mundo clásico, etc, se diferenciaban del pensamiento medieval y sirvieron para sentar las bases del desarrollo científico, artístico y cultural de la Edad Moderna.

En España el humanismo fue penetrando poco a poco, sobre todo gracias a la obra de algunas personalidades, como el cardenal Cisneros, el filósofo Luis Vives o el gramático Antonio de Nebrija. La obra de estos pensadores se inscribe en un marco social propicio para la creación y difusión de la cultura ( reinado de Carlos I): creación de universidades, aparición del mecenazgo, papel de la imprenta como elemento de transmisión cultural, mayor alfabetización, etc. El espíritu de la Contrarreforma terminó de sepultar las ideas humanistas durante el reinado de Felipe II. La Inquisición (tribunal eclesiástico creado por el Papa a finales del siglo XV, con el fin de defender la fe católica y perseguir la herejía), tuvo un papel destacado en el cierre de España a las novedades que se estaban produciendo en Europa.

La influencia del Renacimiento italiano se hizo sentir con fuerza, la altura de las manifestaciones literarias y artísticas en España ha supuesto la denominación de Siglo de Oro a la cultura de este periodo.

Determinadas  ideas tuvieron una gran importancia en las relaciones sociales de la época. Entre ellas podemos destacar la preocupación existente por el honor, la honra, la limpieza de sangre, etc. Conceptos relacionados con valores que se consideraban propios de la nobleza. El predominio de la mentalidad de este grupo social, explica la obsesión por obtener un título de nobleza. Su posesión implicaba el desprecio por cualquier actividad productiva. Actitud que contribuyó al atraso económico de España del siglo siguiente.

 Los Austrias del siglo XVII. Gobierno de validos y conflictos internos.La novedad de este periodo fue que los reyes delegaron buena parte de sus atribuciones en manos de personas de confianza: “los validos”, costumbre que inicia Felipe III. Las razones podemos encontrarlas en un cierto desinterés y debilidad de carácter de los nuevos reyes, así como en la creciente complejidad de las tareas de gobierno y administración. Los validos eran los protectores del poder real y mediadores entre el rey y los reinos, pertenecían a la aristocracia y sirvió para estrechar lazos entre ésta y el rey. Destacaron: el duque de Lerma, en el reinado de Felipe III, que alcanzó grandes cotas de poder lo que le permitió aumentar su riqueza e influencia de su familia. El Conde-Duque de Olivares, durante el reinado de Felipe IV, gran estadista, intentó con bastante poco éxito una serie de reformas. Con Carlos II, entre los validos destacan el jesuita Nithard y su hermanastro Juan Jose de Austria, se continua esta práctica en general con un aumento de sensación de desgobierno y constantes luchas por el poder.

En cuanto a los conflictos internos, durante el reinado de Felipe III, en 1609, se produce la expulsión de los moriscos, que se les acusaba de continuar con sus costumbres y religión y de colaborar con la piratería turca y bereber del Mediterráneo, provocando un importante despliegue militar en las zonas afectadas, sobre todo Cataluña, Aragón y Valencia.

Durante el reinado de Felipe IV, el Conde Duque pretendió una serie de reformas económicas, políticas y militares (la Unión de Armas, una reforma que chocaba con la autonomía de los distintos reinos. En realidad se pretendía imponer el modelo castellano en todos los territorios) que provocaron numerosos problemas: motines contra los nuevos impuestos, oposición de las Cortes y rebeliones en Cataluña y Portugal en 1640,en Andalucía en 1641 y Aragón en 1648.

La crisis de 1640.Cuando en las Cortes de 1626 Olivares expuso la Unión de Armas, para implicar a todos los reinos por igual en los esfuerzos bélicos, provocó una reacción negativa en casi toda la Corona de Aragón. Finalmente valencianos y aragoneses aceptaron sus planes, pero los catalanes no. Al poco tiempo España entró en guerra con Francia y Cataluña se convirtió en frente militar, de esta guerra, las tensiones creadas entre las tropas reales y la población, así como las dificultades planteadas por los catalanes a la participación en la contienda, irritaron al valido y al rey. Esta tensión propició una revuelta campesina. En Barcelona el 7 de junio de 1640 tuvo lugar el ¨Corpus de Sang¨, altercado entre segadores y funcionarios reales, el virrey fue asesinado y la Generalitat convirtió la revuelta en una revolución política pidiendo ayuda a Francia e independizándose de la corona española. Finalmente Cataluña se rindió en 1652 a las tropas reales.

También Portugal se resistió a la Unión de Armas. Aprovechando el conflicto con Cataluña, los portugueses nombraron rey al duque de Braganza ( Juan IV), los intentos para evitar esta situación por parte de España fracasaron, reconociendo la independencia de Portugal en 1668. También en Andalucía y Aragón hubo intentos, sin éxito, de crear reinos independientes.

El ocaso del Imperio español en Europa.Este puede considerarse como el periodo de decadencia y pérdida de la hegemonía española en Europa.Con Felipe III la política hacia Europa, ante los problemas de la Hacienda, fue “pacifista”, la Pax hispánica. Se firmó la “tregua de los doce años” con los Países Bajos.

Con Felipe IV se intervino activamente en Europa. En la Guerra de los 30 años (1618-1648) se enfrentaron dos concepciones de Europa, la tradicional,  católica e imperial de España y Alemania, frente a la de los países protestantes del Norte y Francia, basada en el racionalismo, el individualismo y el nacionalismo. En la guerra con los Países Bajos, al principio, se logró alguna victoria (Breda), pero la falta de recursos hizo que los holandeses pasaran a la ofensiva. En 1635 Francia entra en la guerra contra España. Con la Paz de Westfalia (1648) termina la Guerra de los 30 años, lo que supuso el principio del fin de la hegemonía española y Francia se afirma como la potencia hegemónica. La guerra entre Francia y España continuó hasta 1659, firmándose  la Paz de los Pirineos, en la que España pierde el Rosellón y la Cerdaña y cede el paso libre de las mercancías francesas en el territorio español, además se acuerda la boda entre Infante Maria Teresa con Luis 14. Sucesivos enfrentamientos en la época de Carlos II no harán más que agravar la situación.

Evolución económica y socialEste siglo se caracterizaporla recesión demográfica en toda Europa, (aumento de la mortalidad y descenso de la natalidad).En la economía, la agricultura se vió muy afectada por el descenso de la población, por el empeoramiento del clima y el deterioro de los sistemas de cultivo debido a la expulsión de los moriscos. En la ganadería siguen los privilegios de la Mesta, pero las cabezas de ganado descienden y la lana castellana está siendo desplazada en los mercados europeos. La crisis también afectó a la actividad artesanal y comercial. Las bancarrotas del Estado fueron frecuentes.

La situación económica, demográfica y fiscal afectó a los grupos sociales de forma diferente. A las clases poderosas les afectó  menos la crisis demográfica. Aumentó el clero, la burguesía comercial disminuye y deja de invertir en actividades productivas. Las clases inferiores son las más afectadas por las crisis demográficas, disminuyendo su nivel de vida. Los mendigos proliferan por todas partes, aumentando también la delincuencia. La conclusión es que aumentan las diferencias sociales y el número de las clases no productivas.

Esplendor cultural. El siglo de Oro.La vida cultural de esta época presenta dos aspectos: decadencia en la vida científica y universitaria y esplendor en las artes plásticas y la literatura.

 El control del saber por parte de la Iglesia forzó la decadencia del pensamiento sometido a la más rígida ortodoxia católica. España queda al margen de las nuevas corrientes europeas como el racionalismo de Descartes o el progreso científico de Galileo, Kepler o Pascal. En cuanto al arte, el panorama es absolutamente distinto, su función no fue únicamente decorativa sino que sirvió a la Iglesia (Contrarreforma) y a la monarquía, que utilizaron el realismo y la grandilocuencia del Barroco como propaganda de su poder.  Entre todas las artes destacó la pintura con pintores como José Ribalta, José Ribera, Zurbarán, Murillo y sobre todo Velázquez. En literatura, todos los campos fueron cultivados con brillantez, el teatro se convirtió en género de masas (Lope de Vega, Calderón de la Barca).  En la poesía destacan Quevedo y Góngora.

Como vemos en el terreno de las artes plásticas, España vivió una época de Oro, era el reverso positivo de la decadencia política y de las adversidades económicas.