I. Los Orígenes de la Península Ibérica
1.1. La Prehistoria en la Península Ibérica
La Prehistoria en la Península Ibérica comienza con la presencia de los primeros homínidos, documentada gracias al hallazgo en Atapuerca de una mandíbula (1,2 millones de años). El proceso de hominización continuó con las siguientes especies: Homo antecessor (800.000 años), Homo heidelbergensis, Homo neanderthalensis y Homo sapiens.
El Paleolítico
El Paleolítico, dividido en tres etapas (Inferior, Medio y Superior), se caracterizó porque los primeros pobladores peninsulares estaban organizados en pequeños grupos nómadas de cazadores-recolectores que vivían en cuevas, protegiéndose así del riguroso clima. En esta primera etapa, se crearon los primeros instrumentos de piedra (bifaces), se dieron hallazgos trascendentales (como el fuego) y nació el arte rupestre, dentro del cual destacan las pinturas cantábricas, en las que se encuentran representaciones de animales (Cuevas de Altamira).
El Neolítico y la Edad de los Metales
A continuación, en el Neolítico (5500 a.C.), hubo una evolución debido al cambio climático y los grupos humanos se hicieron sedentarios gracias a la domesticación de plantas y animales (agricultura y ganadería). Comenzó a haber una diferenciación social, pasaron a usarse tecnologías más complejas (cerámica, molinos de mano, hoces…) y surgieron las pinturas levantinas con escenas de carácter narrativo, como cacerías o rituales. En conclusión, y poniendo fin a este período, nace la Edad de los Metales, lo que daría lugar a unas nuevas sociedades jerarquizadas y complejas.
1.3. La Romanización de Hispania
La conquista romana de la Península (218-19 a.C.) se desarrolló en tres fases:
- Primera Fase (218-197 a.C.): Buscó expulsar a los cartagineses y controlar el litoral mediterráneo.
- Segunda Fase (154-29 a.C.): Supuso la ocupación del interior para explotar tierras agrícolas y recursos mineros, convirtiendo a Hispania en la “despensa del Imperio”.
- Tercera Fase (29-19 a.C.): Culminó con las guerras cántabro-astures y el dominio casi completo del territorio.
Tras la conquista comenzó la romanización, es decir, la adopción de costumbres, lengua y leyes romanas. La economía se integró en el circuito imperial con la triada mediterránea (trigo, vid y olivo), mientras que nuevas ciudades como Emerita Augusta o Caesaraugusta se convirtieron en centros administrativos y comerciales. El Derecho romano organizó la sociedad en ciudadanos, no ciudadanos y esclavos. En el plano cultural se impuso el latín, nacieron autores como Séneca y se construyeron grandes obras de ingeniería, como el acueducto de Segovia. Finalmente, la religión romana fue sustituida por el cristianismo, que se convirtió en el legado cultural más duradero de Roma en Hispania.
1.4. El Reino Visigodo de Toledo
Las invasiones bárbaras del siglo V debilitaron a Roma: en el 409 suevos, vándalos y alanos penetraron en Hispania. Los visigodos entraron como federados para expulsarlos, pero tras la caída de Roma en 476 se asentaron en la península. Derrotados en Vouillé (507) por los francos, fijaron su capital en Toledo. Desde entonces intentaron consolidar el reino con tres grandes unificaciones:
- Unificación Territorial: Leovigildo sometió a suevos en Galicia y a bizantinos en el sur.
- Unificación Religiosa: Recaredo adoptó el catolicismo en el III Concilio de Toledo (589).
- Unificación Jurídica: Recesvinto promulgó el Liber Iudiciorum (654).
La monarquía electiva generaba inestabilidad por la intervención de nobles y clero. El poder se organizaba en el Officium Palatinum, con el Aula Regia (consejo de magnates) y los Concilios de Toledo (asambleas legislativas y religiosas). La sociedad estaba ruralizada, basada en agricultura y ganadería, con campesinos dependientes de nobles y clero. La cultura se limitó al ámbito religioso, con figuras como San Isidoro de Sevilla y su obra Etimologías. En el arte destacan iglesias como San Juan de Baños y la orfebrería del Tesoro de Guarrazar. El reino se debilitó por crisis internas y fue destruido en el 711, cuando los musulmanes vencieron a Rodrigo en Guadalete.
II. Al-Ándalus y la Baja Edad Media
2.1. La Evolución Política de Al-Ándalus
La conquista musulmana de la península comenzó en 711, tras la crisis visigoda y la derrota de Rodrigo en Guadalete; en cinco años ocuparon casi toda Hispania, salvo el norte. En 732 fueron frenados en la batalla de Poitiers por los francos.
Etapas Políticas de Al-Ándalus
- Emirato Dependiente (711-756): Dependiente de Damasco, gobernado por emires, con frecuentes conflictos entre árabes y beréberes.
- Emirato Independiente (756): Nació con Abderramán I, autónomo políticamente de Bagdad aunque dependiente en lo religioso, con prosperidad económica y creciente islamización.
- Califato de Córdoba (929): Abderramán III se proclamó califa, concentrando poder político, militar y religioso, y llevando a Al-Ándalus a su máximo esplendor urbano, comercial y cultural.
- Reinos de Taifas (Siglo XI): La crisis del Califato dio paso a reinos débiles y obligados a pagar parias. Pidieron ayuda a los almorávides (1086-1147) y almohades (1147-1212), estos últimos derrotados en Las Navas de Tolosa (1212).
Desde 1232 sobrevivió solo el reino nazarí de Granada, mantenido por su orografía, su diplomacia y el pago de tributos, hasta caer en 1492 ante los Reyes Católicos, marcando el fin de Al-Ándalus.
2.2. Al-Ándalus: Economía, Cultura y Sociedad
Economía
La economía de Al-Ándalus se centró en el sector agrario y la triada mediterránea. Además, introdujeron nuevas técnicas de regadío (noria, acequias) y alimentos como el arroz y la naranja. Practicaron la ganadería y la artesanía en el sur, utilizando materiales como la seda, el cuero y la cerámica. Su comercio interior se desarrollaba en los zocos de las ciudades y el comercio exterior se basaba en la exportación de sus productos (marquetería y cordobán), favorecido por el uso de la moneda.
Sociedad Andalusí
La sociedad andalusí se dividía en los siguientes grupos:
- Árabes: Acapararon los puestos de poder y las mejores propiedades.
- Beréberes: Se les dejaron las tierras menos productivas para la ganadería.
- Muladíes: Antiguos cristianos conversos, considerados socialmente inferiores a los invasores.
- Mozárabes: Cristianos que vivían en territorio musulmán.
- Judíos: Minoría tolerada, a menudo dedicada al comercio y la cultura.
Cultura
La cultura musulmana está marcada por el Corán. El árabe se convirtió en la lengua oficial. En matemáticas se difundió el sistema de numeración hindú y el concepto de cero. Hubo numerosos avances en ciencia como la astronomía (Azarquiel) y la medicina (Maimónides). En cuanto al arte, se crearon grandes obras arquitectónicas: la Mezquita de Córdoba y la Alhambra de Granada.
2.4. Crisis y Reestructuración de los Reinos Cristianos (Siglos XIV y XV)
La Baja Edad Media (siglos XIV y XV), en la península, estuvo caracterizada por las malas cosechas, que provocaron hambrunas, y además de las plagas, provocaron una gran crisis demográfica y tensiones sociales.
La Corona de Castilla
La Corona de Castilla estuvo caracterizada por las guerras civiles y sucesorias. En la guerra civil castellana (1369), Pedro I intentó imponer su autoridad, pero fue depuesto por Enrique II (creador de la dinastía Trastámara). Más tarde, tras la muerte de Enrique IV, hubo otra guerra civil por la sucesión del trono entre Juana la Beltraneja e Isabel, que ganaría esta última. La organización política de la Corona de Castilla estaba basada en una monarquía autoritaria y apoyada por instituciones (Consejo Real, Audiencia y Hacienda) y las Cortes de Castilla.
La Corona de Aragón
En la Corona de Aragón, hubo una crisis sucesoria que se resolvió con el Compromiso de Caspe (1412), que eligió como rey a Fernando I, así esta dinastía gobernaría ambas Coronas. Se sucederían un par de crisis que no se resolverían hasta el reinado de Fernando II. La organización política de la Corona de Aragón estaba basada en una monarquía pactista; se veía obligada a pactar con las Cortes de Aragón, Cataluña y Valencia para aprobar leyes. El rey se apoyaba en varias instituciones para gobernar.
Unificación Simbólica
En cuanto a Navarra, esta quedó aislada y se vinculó a Francia para su supervivencia. Finalmente, el matrimonio entre Isabel I de Castilla y Fernando II de Aragón (1469) marcó la unificación dinástica y simbólica de la península.
III. El Imperio de los Austrias
3.3. Los Austrias Mayores (Siglo XVI)
Tras la muerte de los Reyes Católicos, su nieto Carlos I (1516-1556) heredó una vasta monarquía. Por vía materna recibió Castilla, Aragón, Navarra, las Indias y los territorios italianos; por vía paterna, los Países Bajos, el Franco Condado y el derecho al Imperio Alemán. Así se configuró la Monarquía Hispánica, una unión dinástica de reinos con leyes propias.
Carlos I (V de Alemania)
Su llegada con 17 años causó rechazo y originó las revueltas de las Comunidades (1520-1522) y las Germanías (1519-1523), ambas antiseñoriales, cuyo fracaso reforzó el poder real. En el exterior, Carlos I aspiró a una Universitas Christiana, enfrentándose a Francia por Italia, a los turcos otomanos (sitio de Viena, 1529) y a los protestantes, con quienes firmó la Paz de Augsburgo (1555).
Felipe II: La Monarquía Católica
Su hijo Felipe II (1556-1598) consolidó un gobierno centralizado y polisinodial, fijó la corte en Madrid y afrontó la revuelta de los moriscos (1568-1570) y la de Aragón (1590-1592). En el exterior defendió el catolicismo:
- Victoria de Lepanto contra los turcos (1571).
- Guerra de Flandes.
- Fracaso de la Armada Invencible en la conquista de Gran Bretaña (1588).
Los Austrias del siglo XVI consolidaron una monarquía autoritaria y católica, con gran poder territorial pero crecientes tensiones internas y financieras.
3.4. Los Austrias Menores y la Crisis del Siglo XVII
El siglo XVII estuvo marcado por la figura de los validos y la decadencia del poder hegemónico español.
Felipe III (1598-1621)
Felipe III fue asesorado por su valido, el Duque de Lerma. Su reinado se caracterizó por:
- Política Interna: Expulsión de los moriscos en 1609, lo que provocó un vacío demográfico que conllevó a una decadencia económica.
- Política Exterior: Caracterizada por una serie de tratados de paz con Francia, Inglaterra y las Provincias Unidas (la Pax Hispánica).
Felipe IV (1621-1665)
Su valido fue el Conde Duque de Olivares. La política interior de Felipe IV se basó en la Unión de Armas que intentó imponer en el reino, provocando:
- La rebelión catalana (1640-1653), que contó con el apoyo del ejército de Luis XIII, aunque finalmente fue derrotado en Barcelona.
- La independencia de Portugal en 1668, debido al rechazo a la Unión de Armas.
Su política exterior se caracterizó por el intento del Conde Duque de Olivares por recuperar y salvaguardar el poder hegemónico, religioso y comercial en la Guerra de los Treinta Años. Debido a la falta de recursos en estos conflictos, Felipe IV se vio obligado a firmar la Paz de Westfalia en 1648, poniendo fin a la Guerra de los Treinta Años.
Carlos II (1665-1700)
Al morir Felipe IV, reinó Carlos II (1665-1700), cuya falta de descendencia provocó diferentes conflictos internacionales, desembocando en la Guerra de Sucesión.