El Régimen Franquista: Pilares, Evolución y Desarrollismo (1939-1975)
El régimen franquista se sustentaba en varios pilares fundamentales. En primer lugar, el Ejército, base del régimen y el más leal al dictador, con numerosa presencia en las Cortes y el Consejo de Ministros. En segundo lugar, la Falange, que perdió protagonismo tras la derrota fascista en la Segunda Guerra Mundial. Y, en tercer lugar, la Iglesia, como legitimadora del régimen, presente en tareas del Estado a través del Opus Dei y con control sobre la educación. Por último, los monárquicos aspiraban al restablecimiento de la monarquía de don Juan de Borbón, y el régimen contaba con apoyos sociales como la oligarquía y las capas medias.
Evolución Política del Franquismo (1939-1959)
La evolución política del régimen (1939-1959) estuvo marcada por la política internacional, que pasó del aislamiento al reconocimiento exterior.
Gobiernos Azules (1939-1945)
Esta etapa comenzó con los Gobiernos Azules (1939-1945), en los que Ramón Serrano Suñer diseñó un Estado fascista. Con el inicio de la Segunda Guerra Mundial, España se declaró no beligerante, celebrando encuentros con Hitler en Hendaya y con Mussolini en Bordighera, y cooperando con la División Azul; volviendo a la neutralidad en 1943.
Gobierno Autárquico y Aislamiento Internacional (1945-1951)
En la etapa del Gobierno Autárquico (1945-1951), se tuvo que gestionar la autarquía económica y el aislamiento internacional, ya que desde 1945 España quedó aislada y la ONU condenó el régimen en 1946, iniciándose un bloqueo internacional. Se produjeron manifestaciones como la de la Plaza de Oriente, donde surgieron eslóganes como ‘No tenemos ONU, tenemos dos’.
Gobierno ‘Bisagra’ y Reconocimiento Internacional (1951-1957)
En el Gobierno ‘Bisagra’ (1951-1957) destaca Luis Carrero Blanco como ministro de la Presidencia. En el exterior, con el desarrollo de la Guerra Fría, el ‘antisovietismo’ de Franco desembocó en acuerdos con Estados Unidos (1953) que permitieron la instalación de cuatro bases militares norteamericanas para la defensa bilateral y la ayuda económica. Esto inició el reconocimiento internacional del régimen, como el Concordato con el Vaticano (1953) y el ingreso en la ONU (1955) y en la UNESCO. En ese sentido, se aprobó la Ley de Principios del Movimiento Nacional de 1958.
El Desarrollismo y el Plan de Estabilización (1959)
Comenzó el crecimiento económico unido al fin del aislamiento, pero en 1957 el Estado estaba al borde de la bancarrota. Franco formó un Gobierno de tecnócratas, que pondría en marcha el Plan de Estabilización (1959). Con la crisis de 1956 se produjo un proceso inflacionario y un colapso del sistema de intervención estatal. Como consecuencia, Franco recurrió a tecnócratas vinculados al Opus Dei, entre los que destacaron Alberto Ullastres y Mariano Navarro Rubio, quienes elaboraron el Plan de Estabilización Económica en 1959, por el que el dictador supeditó su política a la economía, dando lugar así al desarrollismo.
Medidas del Plan de Estabilización
- Reducción de la intervención estatal.
- Devaluación de la peseta, favoreciendo la inversión extranjera.
- Apertura a los mercados exteriores.
Los Planes de Desarrollo
Posteriormente, se pusieron en marcha los Planes de Desarrollo, promulgándose dos planes (1964-1967, 1968-1971) y uno inconcluso debido a la crisis del petróleo de 1973. Se creó una Comisaría del Plan de Desarrollo para controlar su funcionamiento, presidida por Laureano López Rodó. Los planes tenían dos líneas de actuación:
- Las acciones estructurales pretendían solucionar deficiencias de la industria.
- Los polos de desarrollo tenían que reducir los desequilibrios regionales promoviendo nuevas empresas en zonas de escasa industrialización.
La intención del régimen con el desarrollismo era crear una clase media amplia. José Luis Sampedro concluye que la economía española mejoró no gracias a los Planes de Desarrollo, sino a pesar de ellos, porque mejoró en el contexto de una época de bonanza en el mundo occidental.
El 23-F: Un Intento de Golpe de Estado y la Consolidación Democrática
Descripción de la Fuente: La Fotografía del 23 de Febrero de 1981
El documento es una fotografía en blanco y negro de la ocupación del Congreso por los golpistas el 23 de febrero de 1981. Es, por tanto, una fuente primaria, de temática política y de carácter público. La finalidad consiste en difundir por todo el país el secuestro por parte de los golpistas del Gobierno y de los diputados presentes en el Parlamento.
La imagen muestra un grupo de guardias civiles armados en el Congreso de los Diputados. Subido a la tribuna aparece el cabecilla del golpe, el teniente coronel Antonio Tejero, que con el brazo en alto y la pistola desenfundada en la mano derecha se dirige a los presentes llamando su atención. Se encuentra rodeado de guardias civiles, todos armados con fusiles y apuntando a los diputados. Al fondo de la fotografía se observa a un grupo de periodistas y fotógrafos que tratan de esconderse. En primer plano, en el ángulo inferior derecho, aparece el vicepresidente del Gobierno, el general Manuel Gutiérrez Mellado, el cual se enfrentó a los golpistas demostrando su valentía y su oposición ante la ocupación del Gobierno.
Contexto y Consecuencias del Golpe de Estado
La imagen dio la vuelta al mundo, demostrando lo frágil que era la democracia en España. La contemplación de un grupo de guardias civiles armados disparando contra el techo y secuestrando el Gobierno en funciones y a los diputados hacía recordar épocas que se creían superadas. Y es que en el año 1981 existían sectores importantes en las Fuerzas Armadas y del orden público con una ideología de extrema derecha y con recuerdos nostálgicos del franquismo. Aunque España se presentaba como un modelo de modernización al buscar su entrada en la OTAN, la modernización del ejército español no se había completado a pesar de los intentos iniciales de la UCD.
La Transición se daría por concluida cuando el PSOE obtuviera la victoria en las elecciones de 1982. Sería este partido, a través de su Ministerio de Defensa con Narcís Serra, quien conseguiría despolitizar el ejército, tarea completada durante el primer gobierno de Aznar. Este hecho, junto a la noción de la censura socialista, motivaron el desgaste del presidente del Gobierno Adolfo Suárez, que dimitió en enero de 1981.