Guerra Civil Española: Orígenes, Bandos y Fases del Conflicto

Del Golpe de Estado a la Guerra Civil

Tras la victoria del Frente Popular en febrero de 1936, los sectores conservadores iniciaron una conspiración militar encabezada por el general Mola, con apoyo civil, que buscaba derrocar a la República mediante la violencia. Franco fue trasladado de Canarias a Marruecos para liderar el Ejército de África. El 17 de julio, Yagüe se alzó en Melilla, y el 18 Franco cruzó a la Península. El golpe triunfó en zonas como Castilla y León, Galicia, Mallorca y parte de Aragón y Extremadura, pero fracasó en regiones industriales como País Vasco, Asturias, Cataluña, Madrid y Levante, dividiendo España en dos.

El pronunciamiento fracasó parcialmente porque el ejército no actuó de forma unánime: los sublevados tenían el Ejército de África, y el gobierno la flota y la aviación. Casares Quiroga intentó mantener el orden sin armar a la población, pero dimitió. Azaña intentó evitar la guerra con un gobierno centrista presidido por Martínez-Barrio, sin éxito. Finalmente, el 19 de julio, se formó un gobierno presidido por José Giral, que entregó armas a las milicias populares, iniciando una situación revolucionaria y caótica en muchos territorios.

Los Bandos y la Ayuda Internacional

Durante la Guerra Civil, España quedó dividida entre dos bandos enfrentados: El bando sublevado o nacional, integrado por militares conservadores, monárquicos, falangistas, carlistas, grupos católicos y apoyado por la Iglesia, justificaba su rebelión como una respuesta para acabar con la supuesta anarquía y defender la patria del comunismo. El bando republicano, leal al gobierno legal, estaba compuesto por socialistas, comunistas, anarquistas, sindicalistas y obreros, y defendía la legalidad republicana, las reformas sociales y la lucha contra el fascismo.

Ambos bandos solicitaron apoyo internacional. Mientras las democracias occidentales (Francia, Reino Unido y EE.UU.) promovieron el Comité de No Intervención (agosto de 1936) por temor a una guerra europea, la realidad fue distinta: La República recibió ayuda principalmente de la URSS, que suministró armamento a cambio de las reservas de oro del Banco de España. Además, contó con el apoyo de las Brigadas Internacionales (unos 60.000 voluntarios de Europa y América), que participaron activamente en batallas clave como la defensa de Madrid. Y los sublevados recibieron amplio y decisivo apoyo de Alemania nazi (con la Legión Cóndor, que experimentó nuevas armas como en el bombardeo de Guernica) y de Italia fascista (con el envío de unos 80.000 soldados del Corpo Truppe Volontarie), además de armas, aviones y apoyo logístico.

Las Fases de la Guerra

Del Paso del Estrecho a la Batalla de Madrid (Julio 1936 – Marzo 1937)

El paso del Ejército de África a la península, facilitado por la ayuda de Alemania e Italia, permitió a los nacionales conquistar gran parte de Andalucía y Extremadura entre agosto y octubre de 1936, uniendo las zonas sublevadas. La toma de San Sebastián e Irún en septiembre de 1936 aisló la zona norte republicana. En ese mismo mes, se liberó el Alcázar de Toledo, un símbolo del bando nacional. Sin embargo, el intento de tomar Madrid fracasó debido a la resistencia de la ciudad, que contó con apoyo de las Brigadas Internacionales, los carros rusos y las fuerzas anarcosindicalistas de Durruti. Las batallas en la carretera de la Coruña (diciembre 1936-enero 1937), Jarama (febrero 1937) y Guadalajara (marzo 1937) resultaron en la derrota de los italianos. Tras la victoria en Guadalajara, se estableció una línea de frente alrededor de Madrid, que se mantuvo durante el resto de la guerra. En febrero de 1937, con la participación italiana, los nacionales tomaron Málaga. Esta fase marcó el paso de una guerra de movimientos a una guerra de posiciones, con grandes ejércitos, avances limitados y muchas bajas. Mientras el Estado republicano logró resistir, Franco consolidó su poder en la zona sublevada.

De la Batalla del Norte a la Batalla de Teruel (Abril 1937 – Junio 1938)

Esta fase estuvo marcada por la conquista de la cornisa cantábrica por las tropas de Franco. El 26 de abril de 1937, la Legión Cóndor bombardeó Guernica. El 19 de junio, los nacionales tomaron Bilbao, con sus industrias intactas. En agosto, tomaron Santander y en septiembre-octubre conquistaron Asturias. Los republicanos intentaron reducir la presión con ofensivas limitadas, como la toma de Teruel en diciembre de 1937, aunque los franquistas recuperaron la ciudad en febrero de 1938, tras un desgaste republicano. Luego, los nacionales comenzaron la Campaña de Aragón, atravesaron el Maestrazgo y llegaron al Mediterráneo por Vinaroz en abril de 1938. Esto dividió el territorio republicano en dos zonas. Franco se dirigió hacia el sur (Castellón, Valencia) y luego hacia Lérida y Tarragona.

La Batalla del Ebro y la Ocupación de Cataluña (Julio 1938 – Febrero 1939)

La República quedó dividida en dos zonas, con el gobierno y el Estado Mayor en Barcelona, y la zona centro-sur, con la capital en Madrid. A pesar de la baja moral, en julio de 1938, la República lanzó su última gran ofensiva en el frente del Ebro. La batalla del Ebro fue la más sangrienta de la guerra, con más de 60.000 bajas por bando. A pesar de los éxitos iniciales, los republicanos fueron detenidos en Gandesa y, para noviembre, se replegaron al otro lado del río. A mediados de diciembre, los nacionales comenzaron la ofensiva contra Cataluña, cruzaron el Ebro y ocuparon Barcelona el 26 de enero de 1939. El presidente Azaña, junto con el gobierno y las instituciones republicanas, se exilió a Francia.

El Final de la Guerra (Febrero – Abril 1939)

El 9 de febrero de 1939 terminó la resistencia republicana en Cataluña, y medio millón de personas huyeron al exilio. La República solo controlaba Madrid, La Mancha y la zona mediterránea desde Valencia hasta Almería. A principios de marzo, un sector no comunista de la Junta de Defensa intentó negociar una paz con Franco, pero el presidente Negrín y los comunistas defendieron la resistencia. Franco rechazó la oferta y exigió la rendición incondicional. El 28 de marzo, sus tropas entraron en Madrid sin resistencia y, el 1 de abril de 1939, firmó el último parte de guerra, proclamando el fin de la guerra con la victoria del bando nacional.