La Intervención Española en Marruecos y sus Consecuencias
La política colonial marroquí influyó decisivamente en la vida española de la época. En 1909, el reclutamiento de reservistas, a consecuencia del Desastre del Barranco del Lobo (con 1.200 muertos), provocó la Semana Trágica de Barcelona. Posteriormente, en 1921, el Desastre de Annual aceleró el fin de la Restauración.
El Protectorado del Rif y los Primeros Conflictos
España administraba el Rif (región del norte de Marruecos) desde la Conferencia Internacional de Algeciras de 1906, que le confirmó ese protectorado en alianza con Francia. Se trataba de una región montañosa con vías de comunicación escasas; su única riqueza consistía en minas de hierro. Además, la población autóctona era especialmente belicosa.
En los primeros años de ocupación se habían producido incidentes, como el ataque a Melilla y la citada derrota española en el Barranco del Lobo (1909). A la impopularidad de la guerra entre la opinión pública española se le añadía la división existente en el propio seno del ejército entre un sector “africanista”, que aspiraba a beneficiarse con los ascensos por méritos de guerra, y otro sector que rechazaba ese sistema de promoción.
El Desastre de Annual y sus Repercusiones
Al finalizar la Primera Guerra Mundial, España reemprendió la ocupación del Rif, chocando con la resistencia de las cabilas indígenas. En 1921, el general Silvestre llevó a cabo una acción precipitada adentrándose en el Rif. El jefe rifeño Abd-el-Krim atacó las posiciones españolas e infligió una gravísima derrota: el Desastre de Annual, en el que murieron 13.000 soldados españoles.
La derrota aumentó la impopularidad de la presencia española en Marruecos. Se exigieron responsabilidades por esta derrota a los militares, al Gobierno e incluso a Alfonso XIII, iniciándose el “Expediente Picasso”. La actitud de la oposición en las Cortes, defendiendo el abandono de Marruecos, dio gran popularidad al PSOE y a los republicanos.
La reacción de los militares fue inmediata y se hizo efectiva en el golpe de Estado del general Miguel Primo de Rivera en 1923. Se iniciaba la etapa de la Dictadura, en la que Primo de Rivera lograría un gran triunfo en Marruecos cuando, tras el desembarco de Alhucemas en 1925, consiguió la derrota y rendición de Abd-el-Krim.
España ante la Primera Guerra Mundial: Neutralidad y Efectos Socioeconómicos
La Postura de Neutralidad y el Debate Interno
La Primera Guerra Mundial marcó un compás de espera en los problemas políticos internos. España se declaró neutral, manteniendo la actitud aislacionista adoptada desde 1898, si bien hubo acalorados debates, especialmente en la prensa, entre germanófilos (los de derechas, en general) y aliadófilos (los de izquierdas).
Impacto Económico y Social de la Gran Guerra
La guerra estimuló la economía, ya que potenció la industria y multiplicó las exportaciones al convertirse las potencias en conflicto en países importadores. Sin embargo, tuvo consecuencias sociales muy negativas: el aumento de la demanda exterior provocó inflación dentro de España e incluso escasez de algunos productos, y esto no se compensó con un aumento equivalente de los salarios.
La riqueza empresarial generada vino acompañada de un empobrecimiento general de los trabajadores, que perdieron buena parte de su poder adquisitivo con la subida de precios. Al terminar la guerra, el descenso de las ventas obligó al cierre de fábricas y minas, con el consiguiente aumento del paro y los conflictos sociales.
La Crisis de la Restauración y el Golpe de Estado de Primo de Rivera
Factores de Desprestigio de la Restauración
A principios de la década de 1920, España vivía una situación difícil. Fue el pretexto utilizado por Primo de Rivera (Capitán General de Cataluña) para proclamar la dictadura en 1923. La Restauración se había desprestigiado por diversos motivos:
- Gobiernos ineficaces.
- División interna de los partidos.
- Corrupción política.
El movimiento obrero se radicalizó en sus reivindicaciones ante la recesión económica, con la consiguiente escalada de huelgas. Se añadían las consecuencias del Desastre de Annual, que había erosionado al ejército: en el “Expediente Picasso” se exigían responsabilidades a los militares por la derrota, exigencia que llegó al mismo rey Alfonso XIII. El ejército se quejaba también de la falta de medios para vengar la humillación de Marruecos.
Otros factores fueron el auge del nacionalismo, visto con recelo por conservadores y militares; la mejora de los resultados electorales de los republicanos y, sobre todo, de los socialistas, que provocó la alarma de la oligarquía.
El Golpe de Estado de 1923 y el Inicio de la Dictadura
El 13 de septiembre de 1923, el malestar del ejército se concretó en el golpe de Estado de Miguel Primo de Rivera, capitán general de Cataluña. Miguel Primo de Rivera justificó su actuación como un intento regeneracionista. Su manifiesto hablaba de establecer una dictadura temporal para resolver los graves problemas pendientes que tenía España.
El golpe de Estado recibió los apoyos del Ejército, de la Iglesia, de la burguesía y del propio Rey. Este, aceptando el golpe de Estado, encargó formar Gobierno a Primo de Rivera, ligando así su destino al de la dictadura.
Primeras Medidas y Fases de la Dictadura
Las primeras decisiones políticas de la dictadura de Primo de Rivera fueron:
- Supresión de las garantías constitucionales.
- Disolución de las Cortes.
- Prohibición de las actividades de los partidos políticos.
- Establecimiento de una rígida censura de prensa.
La dictadura de Primo de Rivera se desarrolló en dos fases principales:
- El Directorio Militar (1923-1925).
- El Directorio Civil (1925-1930).
El Ocaso de la Monarquía y la Proclamación de la Segunda República
Finalmente, el hundimiento de la monarquía (1930-1931) se precipitó. El 14 de abril se proclamaba la Segunda República Española y, ese mismo día, Alfonso XIII partía para el exilio en Italia.