El Régimen Franquista: Fundamentos, Represión y Evolución Económico-Internacional (1939-1959)

1. Fundamentos ideológicos, bases sociales e instituciones

Características del régimen

El régimen era una dictadura personal, fascista y totalitaria, con concentración de poderes en Franco. Todas las instituciones le estaban subordinadas y sus miembros lo eran gracias a la voluntad del Caudillo, destacando su papel providencialista. Franco ostentaba los siguientes cargos:

  • Generalísimo de los Ejércitos
  • Jefe de Estado
  • Jefe de Gobierno
  • Jefe del Partido Único (Movimiento Nacional)

En agosto de 1939 asumió poderes legislativos y, aunque en 1942 creó las Cortes, estas no eran soberanas sino consultivas, con procuradores que se elegían mediante un sistema denominado Democracia Orgánica. El Estado tenía una estructura unitaria y centralista, opuesta a los separatismos. La censura y el control de los medios de comunicación, junto con la represión y persecución de los opositores, fueron notas características durante todo el tiempo que duró la dictadura.

Pilares ideológicos

Las ideas del régimen se apoyaron en las llamadas «familias del régimen» (Ejército, Iglesia y Falange) y se cimentaron en los esquemas ya difundidos durante la guerra:

  • Anticomunismo: extendido a todos los llamados «rojos». A partir de los años 50, cuando el régimen fue admitido en las organizaciones internacionales, su mensaje se centró en el anticomunismo en el contexto de la Guerra Fría.
  • Identificación de la dictadura con el catolicismo (Nacionalcatolicismo): La Iglesia ejerció una notable influencia en la educación, participó en la censura de los medios de comunicación e impuso la moral católica y sus rituales.
  • Tradicionalismo: con raíces en el carlismo, pero más enfocado en valores militares que ponían la unidad de la patria como valor sagrado.
  • Carácter antidemocrático: el régimen se oponía a la democracia parlamentaria, considerándola inferior a la orgánica.

Bases sociales y apoyos

El Estado franquista fue respaldado por los grupos sociales que apoyaron la sublevación militar de 1936: terratenientes, empresarios industriales, financieros, la pequeña burguesía provinciana y el campesinado católico. La dictadura devolvió a la oligarquía terrateniente y financiera su hegemonía social y económica. Una parte de los obreros, campesinos y la clase media se encontraban acomodados o resignados al nuevo orden.

Marco legal y adaptación del régimen

La dictadura fue larga y, pese a un aparente inmovilismo, el régimen se fue acomodando y adaptando a las cambiantes circunstancias internacionales, realizando maniobras para maquillar su imagen a través de las llamadas Leyes Fundamentales:

  • Ley Constitutiva de las Cortes (1942): establecía un sufragio indirecto y negaba la soberanía nacional.
  • Fuero de los Españoles (1945): una declaración de derechos y deberes, aunque supeditados a los principios del régimen.
  • Ley de Referéndum Nacional (1945): permitía plebiscitos para aprobar leyes importantes, siempre bajo el control del Caudillo.
  • Ley de Sucesión en la Jefatura del Estado (1947): definía a España como un «reino» y otorgaba a Franco la potestad de elegir a su sucesor.
  • Ley de Principios del Movimiento Nacional (1958): que establecía los dogmas del régimen.

2. Represión, guerrilla y exilio

La represión sistemática

La represión se dirigió contra aquellos que se habían opuesto al alzamiento o cuestionaban el nuevo orden, con el objetivo de anular cualquier tipo de resistencia. Entre 1939 y 1945, fueron ejecutadas entre 35.000 y 50.000 personas. Alrededor de 300.000 españoles estuvieron presos en campos de concentración, contribuyendo forzosamente a la restauración de obras públicas, carreteras o vías férreas, como en el caso del Valle de los Caídos. Los vencidos vivieron en un ambiente de miedo e incertidumbre. Los medios de comunicación estaban estrictamente controlados y censurados. Se configuró un Estado policial militarizado, con tribunales militares, aplicación de la pena de muerte y un aumento significativo de las fuerzas del orden público.

La guerrilla antifranquista (Maquis)

Al finalizar la Segunda Guerra Mundial, cobró cierta importancia para el franquismo el problema de la guerrilla (los maquis). Con la esperanza de que los Aliados intervinieran para derrocar a Franco, grupos de maquis españoles penetraron desde Francia, llegando incluso a invadir y ocupar el Valle de Arán. La guerrilla actuó en distintas partes de España, llegando a contar con hasta 10.000 combatientes. Los años de mayor actividad guerrillera fueron 1946 y 1947, pero al contar con escaso apoyo por parte de una población atemorizada, fueron duramente reprimidos por la Guardia Civil y el Ejército.

El exilio

Además, unos 450.000 españoles partieron hacia el exilio, principalmente a Francia y México. Entre ellos se encontraban numerosos intelectuales y científicos. Muchos de los que huyeron a Francia se vieron afectados por la ocupación alemana, y algunos intentaron regresar a España, enfrentándose a menudo a la represión.

3. La coyuntura internacional

Del Eje al aislamiento

Al final de la Guerra Civil, se firmó un acuerdo de asociación con el Eje Berlín-Roma-Tokio, una alianza totalitaria que vincularía a España con las potencias fascistas.

Al comienzo de la Segunda Guerra Mundial, Franco declaró primero la neutralidad y luego la no beligerancia, manteniendo una línea filofascista que estuvo vigente hasta 1942. Cuando Alemania atacó la URSS, se constituyó la División Azul, una unidad de voluntarios al mando del general Muñoz Grandes, para luchar junto al ejército alemán. A partir de 1942, las primeras derrotas alemanas provocaron un cambio hacia una línea más distante: Serrano Súñer fue sustituido por el general Jordana como ministro de Asuntos Exteriores, y la diplomacia española inició un progresivo giro hacia los Aliados. En octubre de 1943, Franco declaró la neutralidad.

En 1945, con la victoria aliada, las democracias se posicionaron en contra de Franco debido a su apoyo a los fascismos durante la guerra. El régimen intentó moderar su imagen, con menos presencia de falangistas y más de católicos en el gobierno, pero los Aliados impidieron la entrada de España en la ONU. El aislamiento internacional había comenzado. Únicamente el suministro de petróleo de EE. UU. y el trigo de Argentina permitieron la supervivencia del régimen durante este periodo.

El giro hacia Occidente y el fin del bloqueo

A partir de 1948, la situación internacional cambió favorablemente para el régimen. Con el inicio de la Guerra Fría entre EE. UU. y la URSS, la imagen anticomunista del Caudillo encajaba muy bien en la estrategia occidental. Círculos económicos, políticos y militares de EE. UU. presionaron para poner fin al bloqueo. El 26 de septiembre de 1953 se firmó el Tratado hispano-estadounidense (Pactos de Madrid), que incluía acuerdos económicos, de asistencia técnica y defensivos. También en 1953 se firmó un nuevo Concordato entre el Vaticano y el Estado español. Este confirmaba el derecho de presentación de obispos por el dictador, la financiación estatal de la Iglesia y amplias competencias de esta en educación. En 1956, España reconoció la independencia de Marruecos, iniciando el proceso de descolonización de su Protectorado.

4. La autarquía económica (1939-1959)

Consecuencias de la guerra y política autárquica

La primera consecuencia de la guerra fue una drástica caída demográfica, con aproximadamente 500.000 muertos durante el conflicto, a los que se sumaron unos 50.000 ejecutados tras la guerra.

El régimen de Franco practicó una política económica autárquica, con el objetivo de que España fuera una nación autosuficiente.

Intervencionismo estatal

Esta política supuso una desproporcionada intervención del Estado en la vida económica, manifestada en:

  • Control del comercio exterior a través del Ministerio de Industria y Comercio y el Instituto Español de Moneda Extranjera (IEME).
  • Intento de desarrollo industrial mediante la Ley de Protección y Fomento de la Industria Nacional y la Ley de Ordenación y Defensa de la Industria Nacional.
  • La creación del Instituto Nacional de Industria (INI) en 1941, que promovió y participó en la creación de numerosas empresas públicas.
  • Obligación a los campesinos de entregar, a precios oficiales tasados, casi toda la cosecha al Servicio Nacional del Trigo y a la Comisaría General de Abastecimientos y Transportes.

Fracaso de la autarquía y sus consecuencias sociales

Este modelo capitalista-autárquico fue un fracaso debido a:

  • Enormes restricciones impuestas al comercio exterior (por la falta de divisas).
  • Excesivo intervencionismo estatal (que generó mucha burocracia e ineficiencia).
  • Falta de materias primas y fuentes de energía.
  • Imposibilidad del Estado para cumplir con el papel de agente modernizador e impulsor del crecimiento económico.

El país sufrió una gran escasez, lo que llevó a la implantación de las Cartillas de Racionamiento y al florecimiento del “estraperlo” o mercado negro. En los cuerpos escuálidos de los españoles se cebaron enfermedades como la tuberculosis, difteria, sarna y tifus. Solo Argentina aportó generosos suministros de trigo a España; Eva Perón fue recibida en 1947 «en loor de multitudes» y condecorada por Franco.

Hacia la liberalización económica (1951-1957)

En 1951, un nuevo gobierno, con el objetivo de mejorar las condiciones de vida, tuvo que flexibilizar la ideología económica e iniciar una cierta apertura. Aunque la legislación seguía imponiendo restricciones a la llegada de capitales extranjeros, estas se suavizaron, lo que mejoró la situación. En 1952 se suprimieron las cartillas de racionamiento, lo que supuso un impulso liberalizador.

Primeras reformas y crecimiento

La política agraria se orientó a eliminar cupos forzosos, cultivos obligatorios y bajos precios tasados, buscando que el campesino respondiera al juego del mercado. Se aprobaron dos leyes importantes: la Ley de Concentración Parcelaria y la Ley de Fincas Manifiestamente Mejorables.

En la industria también se practicó una política liberalizadora que impulsó la flexibilización de los precios industriales y se abandonaron muchos proyectos autárquicos del INI.

Crecimiento y desequilibrios

Estas medidas dinamizaron la economía, que creció a un ritmo del 4,5% anual entre 1951 y 1957. A la vez, el comercio exterior se multiplicó por diez (en 1954 se alcanzó el mismo nivel de renta per cápita que España había tenido antes de la Guerra Civil).

Este desarrollo estuvo basado en una abundante oferta de mano de obra barata y en la emigración de trabajadores del campo a la ciudad (éxodo rural).

Pero no todo fue positivo: en 1957 las reservas de divisas estaban agotadas, el gasto público era incontrolable y la diferencia entre el crecimiento de la renta nacional y la oferta monetaria provocaba una inflación galopante.

El nuevo equipo económico (con tecnócratas vinculados al Opus Dei, como Ullastres) empezó a planificar el Plan de Estabilización, que se aplicaría a partir de 1959.