La Restauración Borbónica en España: Orígenes y Consolidación (1875-1931)
El Camino hacia la Restauración
Ya durante el Sexenio Democrático, el político Antonio Cánovas del Castillo logró un consenso entre los grupos conservadores y progresistas para restaurar la monarquía borbónica de forma pacífica. Primero, convenció a Isabel II (en el exilio) para que abdicara a favor de su hijo Alfonso en 1870 y luego se preocupó por la formación del que habría de ser el futuro rey, inscribiéndole en diversas escuelas militares británicas.
Tras el golpe del general Pavía y la disolución de las Cortes republicanas en enero de 1874, se estableció un régimen militar bajo la presidencia del general Serrano, sin un programa concreto. Cánovas deseaba restaurar la monarquía de manera pacífica, sin intervenciones militares. El 1 de enero de 1874, el futuro Alfonso XII firmaba el Manifiesto de Sandhurst (redactado por Cánovas), en el que prometía una monarquía abierta, constitucional y democrática. Sin embargo, el 29 de diciembre de ese mismo año, el general Martínez Campos precipitó este proceso y se “pronunció” en Sagunto frente a sus tropas para proclamar rey a Alfonso XII, recibiendo el apoyo de otros militares en Valencia y en Madrid.
El Sistema Canovista
Cánovas formó un gobierno provisional y comunicó a Alfonso de Borbón su proclamación como rey de España. Dio así comienzo el periodo denominado Restauración Borbónica (1875-1931), que se caracterizó por:
- La vuelta del liberalismo doctrinario (el más conservador), con un poder político ocupado por la burguesía conservadora.
- La Constitución de 1876.
- Un sistema político, el canovista, que consagraba el principio de que se turnaran pacíficamente en el gobierno los partidos políticos más fuertes.
- El objetivo de que la monarquía recuperase el prestigio perdido y la vuelta del ejército a los cuarteles, es decir, que los militares no dirigieran la política.
En los años siguientes, estos partidos fueron el Partido Conservador de Antonio Cánovas del Castillo, que englobaba a moderados, una parte de los carlistas, militares de la Unión Liberal y un amplio sector del catolicismo; y el Partido Liberal, fundado por Práxedes Mateo Sagasta en 1880, que incorporó a miembros de la Unión Liberal, progresistas, demócratas y algunos republicanos, como Castelar.
La Constitución de 1876
Confirmado por Alfonso XII como jefe de gobierno, Cánovas se dispuso a elaborar una nueva Constitución que terminara con el radicalismo del Sexenio. Fue preparada por una Asamblea de Notables, encabezada por Alonso Martínez, y discutida por una comisión de 19 miembros, controlada por el Partido Conservador de Cánovas. Luego se eligieron unas nuevas Cortes Constituyentes por sufragio universal en enero de 1876, resultando en una mayoría conservadora. El texto fue aprobado sin grandes modificaciones. Se basaba en el principio canovista de que la Corona y las Cortes eran anteriores a la Constitución, siendo el rey la pieza clave del sistema.
Características de la Constitución de 1876
- Las Cortes constaban de dos cámaras de similares competencias: un Senado compuesto por tres tipos de senadores (por derecho propio, por designación real y por elección); y un Congreso de los Diputados, de elección popular. El modelo electoral que se aprobó posteriormente fue el censitario. En 1890, los liberales de Sagasta introdujeron el sufragio universal.
- La Corona se reservaba la sanción y la promulgación de las leyes, así como el mando supremo de las fuerzas armadas. Podía vetar las leyes durante una legislatura y disolver las Cámaras, pero debía convocar elecciones antes de tres meses. Nombraba al ejecutivo, que debía responder ante las Cortes; pero, como el rey no era responsable ante las Cortes, en la práctica el gobierno no surgía de la mayoría parlamentaria, sino de la voluntad del rey, que convocaba elecciones para conseguir una mayoría de su gusto.
- La soberanía era compartida entre el rey y las Cortes.
- El poder judicial era independiente.
- Incluía una amplia declaración de derechos individuales, pero su desarrollo se posponía a Leyes Orgánicas posteriores, que tendieron a restringirlos. No obstante, también daban la posibilidad de incluir otros derechos, lo que hizo que, en el plano legal, a finales del siglo XIX, los derechos individuales fueran similares a los del resto de Europa.
- Ayuntamientos y Diputaciones quedaban bajo control gubernamental.
- Confesionalidad católica del país: el Estado mantenía el culto y el clero católicos, pero se permitía la libertad de culto en el ámbito privado.
La Alternancia en el Poder: El Turno de Partidos
Cánovas diseñó un sistema basado en el turno pacífico de dos partidos en el poder, poniendo fin durante un largo periodo al intervencionismo militar y a los pronunciamientos. Sin embargo, el turno fue un puro artificio político y estaba destinado a mantener apartados del poder a las fuerzas de izquierda, al movimiento obrero, a los regionalismos y a los nacionalismos. El turno en el poder no era la expresión de la voluntad de los electores, sino que los dirigentes de los dos partidos, Conservador y Liberal, lo acordaban entre ellos y lo pactaban previamente, cuando la situación política del país así lo aconsejaba.
Una vez acordada la alternancia o cambio de partido en el gobierno, se producía el siguiente mecanismo:
- El Rey nombraba a un nuevo Jefe de Gobierno y le otorgaba el decreto de disolución de Cortes.
- El nuevo gobierno convocaba unas elecciones completamente adulteradas y “fabricaba” los resultados mediante el “encasillado” (la asignación previa de escaños para sí mismos, dejando un número suficiente a la oposición). Los gobernadores provinciales eran informados por el ministro de Gobernación de los resultados que “debían” salir en sus provincias, siguiendo el “encasillado” acordado por las élites políticas.
El Fraude Electoral: Caciquismo y Pucherazo
La clave de la adulteración electoral se basaba en los “caciques“. Los caciques eran personajes ricos e influyentes en la España rural (terratenientes, prestamistas, notarios, comerciantes…), quienes, siguiendo las instrucciones del Gobernador Civil de cada provincia, amañaban las elecciones según lo acordado por las élites de los partidos en Madrid.
Los métodos desplegados por los caciques durante las elecciones fueron muy variados:
- Violencia y amenazas.
- Cambio de votos por favores (rebajas de impuestos, sorteo de quintos, saldo de préstamos, agilizar expedientes que se eternizaban en las oficinas estatales…).
- Simplemente, trampas en las elecciones, el conocido popularmente como el “pucherazo“.
Este fraude electoral generalizado que caracterizó el sistema del turno tuvo lugar en el contexto de un país agrario y atrasado.
Gobiernos y Desafíos Iniciales (1875-1884)
El Gobierno Conservador (1875-1880)
De 1875 a 1880, gobernaron los Conservadores, que tuvieron como objetivos prioritarios poner fin a la Tercera Guerra Carlista, cuya Paz de Somorrostro (1876) supuso la abolición de lo que quedaba de los fueros vascos a cambio de un “concierto económico“.
En cuanto a la Guerra de Cuba (1868-1878), se acabó cuando pudieron enviarse a la isla 70.000 soldados al mando del general Martínez Campos, cuya actitud conciliadora se plasmó en la firma de la Paz de Zanjón, por la que se otorgaba a la isla las mismas condiciones políticas, orgánicas y administrativas que ya tenía Puerto Rico, tales como autonomía para sus ayuntamientos, derechos políticos y representación en Cortes, así como la abolición de la esclavitud y la revisión de los derechos arancelarios. Pero tales condiciones tardaron en aplicarse, por lo que el problema cubano siguió en estado latente.
También promulgaron leyes de carácter represivo y de control de las libertades (imprenta, reunión, asociación), limitación de los derechos (una Ley Electoral con sufragio censitario, falta de libertad de cátedra) y legislación centralizadora (abolición de fueros vascos, ley municipal).
El Gobierno Liberal (1881-1884)
De 1881 a 1884, gobernaron los Liberales, que iniciaron sus programas de reformas, como el sufragio universal masculino para elecciones municipales de 1882.