El Franquismo en España: Historia, Características y Legado de la Dictadura de Franco

El Franquismo: Un Régimen Autoritario en España (1939-1976)

El sistema político conocido como «franquismo» se desarrolló en España desde 1939 hasta la aprobación de la Ley para la Reforma Política en 1976. La dictadura de Franco durante este período se caracterizó por la concentración de todo el poder en sus manos.

Definición y Características Ideológicas

Para definir la esencia del franquismo, se han propuesto diversas etiquetas como fascismo o totalitarismo. Sin embargo, muchos historiadores lo caracterizan principalmente como un régimen autoritario, debido a la ausencia de elementos clave como la movilización social masiva, una identidad plena entre partido y Estado, o una lucha de clases explícita. No obstante, existe otra línea de interpretación que lo considera fascista, argumentando que fue un régimen de partido único que empleó intensamente la propaganda y practicó la violencia política.

El régimen franquista adoptó una forma de supervivencia y gobierno adaptada a sus objetivos, consolidándose como una dictadura de carácter militar, clerical y reaccionario.

Entre sus principales fundamentos ideológicos y métodos de control, destacaron:

  • La propuesta de una «tercera vía» basada en el neosindicalismo.
  • Una fuerte intervención del Estado en la economía y la sociedad.
  • El uso sistemático de la censura y la propaganda.

Pilares de Apoyo y Marco Legal

El régimen contó con el apoyo de pilares fundamentales como el ejército, los falangistas, los grandes terratenientes, industriales, empresarios, financieros y campesinos católicos.

Para consolidarse y legitimarse, el régimen de Franco promulgó diversas leyes fundamentales, entre las que destacan:

  • El Fuero del Trabajo de 1938, que sentó las bases del sindicalismo vertical.
  • La Ley de Cortes de 1942, que estableció que solo las Cortes podían legislar.
  • El Fuero de los Españoles de 1945, que enunciaba principios destinados a garantizar ciertas libertades, aunque limitadas.
  • La Ley del Referéndum Nacional de 1945, que permitía someter a votación popular ciertas decisiones gubernamentales y parlamentarias generales.

Posteriormente, se aprobó la Ley de Sucesión en la Jefatura del Estado en 1947, que definía a España como un Reino. Aunque Don Juan de Borbón, legítimo heredero, la condenó por no tener consecuencias prácticas inmediatas, esta ley permitió a Franco designar a Juan Carlos de Borbón como su sucesor a título de Rey en 1969.

Otras leyes fundamentales fueron:

  • La Ley de Principios del Movimiento Nacional en 1958, que consolidaba la ideología del régimen y la integración del Movimiento como partido político único.
  • La Ley Orgánica del Estado en 1967, que separaba las figuras de Jefe de Estado y Presidente del Gobierno, preparando la sucesión.

A pesar de esta institucionalización, el régimen de Franco evolucionó a través de varias fases, manteniendo siempre un sistema de partido único (la FET y de las JONS) y una concentración de poder en la figura del dictador.

Fases del Régimen y Evolución

La Autarquía y el Aislamiento (1939-1950)

Tras la Guerra Civil, los vencedores implementaron una dura política de represión con el objetivo de «exterminar a todos los enemigos de España».

El periodo que abarca desde el fin de la Guerra Civil hasta la década de 1950 se caracterizó por la autarquía, un intento de autosuficiencia económica que, sin embargo, fracasó y llevó a una extendida política de racionamiento. En 1941, se creó el Instituto Nacional de Industria (INI) para impulsar y financiar el desarrollo industrial del país.

Apertura Internacional y Reconocimiento (1950s)

El inicio de la Guerra Fría abrió nuevas perspectivas para el régimen, facilitando su aceptación en la comunidad internacional. En 1950, España comenzó a salir de su aislamiento gracias a acuerdos comerciales con Gran Bretaña y Francia. En 1953, se firmaron dos tratados cruciales: el Concordato con el Vaticano, que reconocía los derechos de la Iglesia Católica, y los Acuerdos con Estados Unidos, que establecieron bases militares norteamericanas en España y proporcionaron ayuda económica al país.

Gracias a estos acuerdos, España fue readmitida en la comunidad internacional y, en 1955, ingresó en las Naciones Unidas.

El Desarrollismo y los Tecnócratas (1957-1970s)

En 1951, se produjo una reorganización gubernamental con la entrada de falangistas y católicos, destacando la figura de Luis Carrero Blanco, quien asumió un papel clave como Subsecretario de la Presidencia.

En 1957, la entrada de miembros del Opus Dei en el gobierno marcó el inicio de una etapa tecnocrática. A partir de este momento, España abandonó la política autárquica y se abrió al exterior.

Durante el periodo de 1957 hasta principios de los años 70, los tecnócratas del Opus Dei ejercieron una notable influencia en los ministerios, impulsando leyes que buscaban modernizar la imagen del régimen. Este periodo, conocido como el Desarrollismo, trajo consigo un crecimiento económico y social sin precedentes, impulsado principalmente por el turismo y las remesas de emigrantes.

El Ocaso de la Dictadura (1975)

La dictadura llegó a su fin con la muerte de Franco en 1975. Aunque se formó un gobierno liderado por Carlos Arias Navarro, el régimen no logró democratizarse y se enfrentó a una creciente crisis económica y conflictos como el del Sáhara Occidental. Los últimos años de la dictadura estuvieron marcados por un aumento de la oposición política y una intensificación de la represión, que llevó a la promulgación del «Decreto-Ley sobre Prevención y Represión del Terrorismo».

Finalmente, la muerte de Franco el 20 de noviembre de 1975, marcó el punto final de la dictadura y el inicio de la Transición a la Democracia en España.

Contexto Histórico Previo: La Segunda República y la Guerra Civil Española

La Proclamación de la Segunda República (1931)

La Segunda República Española fue proclamada el 14 de abril de 1931, tras unas elecciones municipales que revelaron el apoyo mayoritario a las fuerzas republicanas y de izquierda. Este evento significó un profundo cambio político y social, iniciando un proceso de modernización y democratización del país. No obstante, también provocó una intensa polarización política y social, especialmente entre las fuerzas conservadoras y las de izquierda.

Desafíos y Reformas

En un contexto internacional de crisis económica, agravada por la Gran Depresión de los años 30, la Segunda República enfrentó desafíos significativos: la lucha contra el desempleo y la pobreza, la modernización económica y social, y la consolidación de un Estado democrático y social. Durante su existencia, se implementaron importantes reformas sociales, como la reforma agraria, la expansión de la educación pública y la promoción cultural y artística. Sin embargo, estas reformas generaron una fuerte oposición de las fuerzas conservadoras, que veían amenazados su poder e influencia.

El Estallido de la Guerra Civil (1936-1939)

Esta creciente polarización culminó en el estallido de la Guerra Civil Española en 1936. Fue uno de los conflictos más sangrientos de la historia de España, enfrentando a las fuerzas republicanas y de izquierda contra las fuerzas nacionalistas y conservadoras. La guerra se caracterizó por la intervención de potencias internacionales, que apoyaron a uno u otro bando, y por los intensos enfrentamientos entre las diversas facciones políticas y sociales del país.

Consecuencias y Legado

La Guerra Civil Española tuvo un impacto trascendental en la historia de España y de Europa, siendo considerada un preludio de la Segunda Guerra Mundial. La derrota de la República y el subsiguiente establecimiento de la dictadura franquista inauguraron un largo periodo de represión y autoritarismo en España. A pesar de ello, la lucha por la democracia y la libertad persistió, culminando con la restauración democrática en 1978.