La fábula: un género literario con enseñanzas morales

La fábula: un género literario con enseñanzas morales

La fábula es un género literario de origen popular nacido en Mesopotamia y desarrollado en Persia, la India y Europa. Es de carácter alegórico e intención didáctica, pues pretendía enseñar algo. Las fábulas son anónimas e iniciaron siendo transmitidas de manera oral generación tras generación hasta que alguien las escribía. Por esta razón encontramos diversas versiones de cada fábula. Mientras que el mito es largo y busca dar explicación a algo, la fábula es corta y tiene un fin pedagógico. Tiene un carácter dramático, en el sentido etimológico de la palabra (draw, que tiene como principal valor semántico “hacer” o “actuar”), pues muestra acciones y hechos que le ocurren a los personajes y sus respuestas.



Esopo y las fábulas esópicas

En Grecia, a partir del siglo V a.C., se solía establecer como autor a Esopo. Sin embargo, todos los textos que tienen que ver con él están plagados de ficción, lo que nos hace dudar de cuánta verdad incluyen. Por otro lado, Heródoto, gran historiador, habló de él, lo que nos hace pensar que sí pudo existir. Lo que se cree de Esopo es que fue un esclavo griego que viajó mucho con su amo, el filósofo Janto. De él adquieren su nombre las fábulas esópicas, breves relatos en prosa, con intención ejemplarizante, que gozaron de extraordinaria popularidad por su sencillez y carácter moralizante. Reflejan rasgos del pensamiento griego de la época arcaica, como la defensa de los débiles frente a los poderosos o la consolidación del statu quo.



Personajes y estructura de las fábulas

Sus protagonistas son, la mayoría, animales a los que se les asocia una característica humana (por ejemplo, la inteligencia emocional y la astucia a la zorra), aunque también encontramos objetos inanimados (caña), ideas abstractas (la muerte), personajes humanos (campesinos y pescadores) y dioses (Zeus); todos ellos se mezclan en las fábulas. Su tiempo, lugar y circunstancias son indeterminados, lo que hace que cualquiera, en cualquier lugar y tiempo pueda sentirse identificado y aprender de esa fábula. En cuanto a su estructura, diferenciamos un breve y sencillo relato que describe una situación en la que se ven los personajes y cómo actúan y una moraleja en la que el autor los evalúa y saca una conclusión moral. Tiene un estilo sencillo, sin ornamentación y es muy frecuente el uso de participios en lugar de adjetivos. Muchas moralejas son de origen tardío, por lo que no se adaptan del todo al relato. Para introducirlas existen unas estructuras fijas como o logos deloi y o muzos deloi.



Tipos de fábulas

Desde un punto de vista formal, todas las fábulas son de acción, pero podemos distinguir entre dramatizadas y narrativas o de situación. Las dramatizadas tienen diálogos y disputas entre personajes, mientras que las narrativas nos describen la situación a la que se enfrenta un personaje. Desde el punto de vista del contenido, distinguimos entre moralizantes y etiológicas. Las moralizantes muestran qué actitudes son mejores, más útiles y placenteras o qué está bien y qué está mal. Por otro lado, las etiológicas, que muestran la causa de las cosas.



Importancia y vigencia de las fábulas

En definitiva, aunque hace miles de años de la creación de todas estas fábulas, siguen siendo hoy en día muy importantes, pues definen el pensamiento moral de la cultura occidental actual. Muchas de ellas, algo más alargadas y con vocabulario sencillo, se venden aún hoy en día como cuentos para niños.



La fábula: un género literario con enseñanzas morales

La fábula es una composición literaria de carácter alegórico e intención didáctica, es decir, se trata de un relato ficticio que pretende transmitir una enseñanza práctica. Es un género gnómico, relativo al comportamiento humano, de carácter dramático, en el sentido etimológico de la palabra. El verbo ‘’δράω’’ tiene como principales valores semánticos las ideas de ‘’hacer’’ o ‘’actuar’’, por tanto, las fábulas no muestran teoría, sino acciones. Este género es de origen popular y nació en Mesopotamia, desde donde llegaría a Grecia, con poetas como Hesíodo, Arquíloco y Simónides, y la India. Surgió como una contrapartida del mito: mientras que los mitos son largos y buscan explicar la causa de determinados sucesos, las fábulas son breves y tienen fines pedagógicos.



Esopo y las fábulas esópicas

Las fábulas eran anónimas y se transmitían oralmente de generación en generación hasta que alguien las fijaba por escrito. A partir del siglo V a.C., en la Antigua Grecia, se comenzó a atribuir su autoría a la figura de Esopo, mencionado por primera vez por el historiador Heródoto como λογοποιός (‘’hacedor de fábulas’’). Su existencia, aunque dudosa, se sitúa en el siglo VI a.C. Según la novela bizantina del siglo I d.C. Vida de Esopo, este fue un esclavo griego que vivió numerosas aventuras de las que salió airoso gracias a su ingenio. Esta sabiduría es la que acabaría plasmando en sus fábulas, conocidas como fábulas esópicas. Se cree que fueron recogidas por primera vez por Demetrio de Falero, hacia el año 300 a.C. Posteriormente, el género se fue perfeccionando en época romana, con autores como Fedro y Babrio, que mostraron una mayor tendencia a la literaturización. En la Edad Media destacaron las fábulas de las obras del Arcipreste de Hita y de Don Juan Manuel, mientras que en los siglos XVII y XVIII los fabulistas más significativos fueron La Fontaine, en Francia, e Iriarte y Samaniego, en España, que mantuvieron la doble finalidad clásica de la fábula: ‘’docere et delectare’’, enseñar y deleitar.



Personajes y estructura de las fábulas

En cuanto a los temas tratados, las fábulas esópicas reflejan rasgos del pensamiento griego de la época arcaica. Algunos ejemplos son la valoración de la inteligencia por encima de la fuerza, la defensa de los débiles frente a los poderosos o el mantenimiento del ‘’statu quo’’. Tienen una intención didáctica y moralizante: buscan compartir los conocimientos de la época y los valores morales que se consideraban correctos. Además, destacamos el carácter alegórico del género: las fábulas suelen estar protagonizadas por animales que muestran comportamientos humanos. Cada animal se asocia a una característica humana determinada. Así, la zorra representa la astucia, como nos muestra ‘’El cuervo y la zorra’’, fábula en la que logra arrebatar un trozo de carne a un cuervo mediante el engaño. El león, por otro lado, representa el poder y la fuerza y, sin embargo, es superado con cierta frecuencia por personajes de menor tamaño, pero más hábiles. No obstante, también encontramos fábulas protagonizadas por seres inanimados (encina, caña), ideas abstractas (la verdad), personajes humanos (campesinos, pescadores) y dioses (Zeus). Además, en las fábulas no hay una contextualización previa: son atemporales y la acción se desarrolla en lugares anecdóticos, puesto que las enseñanzas que extraemos de ellas son aplicables a situaciones muy variadas.



Estructura y estilo de las fábulas

En lo que a la estructura se refiere, la fábula presenta dos elementos: un breve relato en prosa en el que se describe la situación a la que se enfrentan los personajes y su comportamiento, y una moraleja o epimitio en la que el autor evalúa este comportamiento y formula la conclusión moral que se extrae de la narración. Suelen ser de tipo negativo: explican cómo no se debe actuar. Además, pueden ser promitios, esto es, ir antepuestas al texto, y muchas son de origen tardío, por lo que en ocasiones no se adaptan bien al relato. Suelen ir introducidas por fórmulas fijas, como ὁ μῦθος δηλοῖ ὅτι… o ὁ λόγος δηλοῖ ὅτι… (‘’la fábula muestra que…’’). Tanto μῦθος como λόγος hacen referencia al relato. Sin embargo, μῦθος incide en la idea de que dicho relato es ficticio, mientras que λόγος incide en su coherencia. Pueden aparecer otras fórmulas, como ὁ λόγος εἴρηται πρὸς (‘’la fábula se dirige a…) o ὁ μῦθος ἐλέγχει (‘’la fábula pone en evidencia…’’).



Tipos de fábulas

Con respecto al estilo, las fábulas son relatos breves y sencillos que prescinden de toda ornamentación con el objetivo de transmitir el mensaje con la máxima claridad posible. Es muy frecuente el uso de participios, aunque, al tratarse de una literatura de tradición oral, no siempre siguen las normas a las que estamos acostumbrados. Por ejemplo, podemos interpretar algunos participios con valor atributivo, aunque no aparezcan precedidos por el artículo.



Clasificación de las fábulas

Por último, podemos clasificar las fábulas según su forma en: fábulas agonales o de confrontación, que presentan un diálogo en el que dos o más personajes mantienen una disputa; y fábulas narrativas, en las que se presenta a un personaje ante una situación dada de la que extraemos conclusiones. Desde el punto de vista del contenido, diferenciamos entre fábulas moralizantes, que muestran cómo actuar correctamente de acuerdo con los valores de la época; y fábulas etiológicas, que explican la causa de algún hecho determinado.



Importancia y vigencia de las fábulas

En definitiva, aunque las fábulas son narraciones muy sencillas y antiguas, son de gran importancia, ya que en ellas se establecen normas morales que forman parte del pensamiento occidental actual, por lo que hoy en día siguen siendo muy útiles y valiosas.