Meseta y Rebordes Montañosos
La Meseta constituye el núcleo primitivo y la pieza fundamental del solar ibérico. Se halla dividida en dos mitades por el Sistema Central:
- Submeseta Septentrional: Situada al Norte, su altitud media supera los 700 metros y alberga la cuenca del Duero.
- Submeseta Meridional: Se extiende al Sur, con una altitud más moderada (sobre 600 m).
La Meseta presenta materiales paleozoicos y hercinianos, que fueron reducidos a penillanura durante el Mesozoico por efectos de la erosión. Posteriormente, fue afectada por la Orogenia Alpina, que provocó los siguientes efectos:
- La fractura e individualización en bloques (algunos se elevaron, formando cordilleras, y otros se hundieron, formando depresiones).
- El plegamiento por los bordes exteriores.
- El basculamiento hacia el Océano Atlántico, reestructurando la red hidrográfica, que cambió su dirección original (Mediterráneo) hacia el Atlántico.
Las unidades interiores resultantes de esta evolución orogénica se concretaron en forma de cordilleras (Sistema Central y Montes de Toledo) o en forma de depresiones (cuenca del Duero y La Mancha).
El Sistema Central
El Sistema Central está formado por un rosario de sierras que se extiende a lo largo de 400 km. Destacan sierras como Guadarrama y Gredos.
Las sierras se corresponden con bloques fragmentados del zócalo meseteño en un sistema de Horst (bloques elevados) y Graben (bloques hundidos), originados por el plegamiento alpino.
Las rocas constituyentes son de la Era Primaria (Paleozoico), abundando los granitos y las pizarras. En la zona oriental se encuentran materiales mesozoicos (cuarcitas, pizarras duras).
La diversidad de formas se debe al modelado producido por el glaciarismo en aquellas sierras de más de 1.500 m, lo que ha dado lugar a circos, lagunas y tierras pantanosas, creando relieves espectaculares como la Peña de Gredos. Presenta recursos mineros escasos: granito, pizarra, algo de plata y estaño.
Montes de Toledo
Los Montes de Toledo tienen menor entidad como cordillera, ya que su altura máxima es de 1.600 m (destacando Guadalupe). Su formación es similar a la del Sistema Central (materiales paleozoicos y hercinianos afectados por el Alpino), aunque su complejidad geológica es mayor.
Abundan las pizarras y cuarcitas, que son duras y muy resistentes a la erosión. Presentan un característico relieve apalachense.
La Cordillera Cantábrica
La Cordillera Cantábrica constituye el borde septentrional de la Meseta y se extiende desde Galicia hasta el País Vasco a lo largo de 480 km de cumbres alineadas paralelamente al mar Cantábrico. Sus cumbres alcanzan hasta 2.600 m (al Oeste) y 1.500 m (al Este).
Esta cordillera actúa como una muralla natural que dificulta la comunicación entre la costa y el interior, impidiendo el acceso de las masas de aire húmedo. Esto marca la división entre la España húmeda y la España seca.
Se distinguen tres sectores:
El Sector Occidental
Surgió durante la Orogénesis Herciniana. Está formado por materiales paleozoicos (cuarcitas, pizarras) y otros del periodo Carbonífero. Se eleva de forma gradual hacia el este y culmina en los Picos de Europa, donde la presencia de calizas del Carbonífero genera un notable relieve kárstico.
El Sector Central de la Cordillera
Se extiende sobre Cantabria. Está formado por materiales de la Era Secundaria (sedimentos marinos) plegados durante la Orogenia Alpina. Son calizas mesozoicas que dan lugar a formas de relieve más suaves y de menor complejidad que las asturianas, aunque también presenta cimas que sobrepasan los 2.000 metros de altitud (Ej. Híjar, Peña Labra, Peña Prieta).
Los Montes Vascos
Se extienden entre la cornisa cantábrica y los Pirineos. Están compuestos por materiales mesozoicos plegados durante el Alpino.
El Sistema Ibérico
El borde oriental de la Meseta está ocupado por el Sistema Ibérico. Un rasgo sobresaliente es que es el único sistema montañoso español de importancia que se orienta de noroeste a sureste.
Se extiende desde las estribaciones meridionales de la Cordillera Cantábrica hasta el mar Mediterráneo, cerrando por el este la cuenca del Duero y la llanura manchega. Su origen se relaciona con la inclinación primitiva de la Meseta hacia el este, lo que permitió la acumulación de sedimentos.
En su trayectoria se distinguen dos partes:
La Parte Septentrional
Cuenta con importantes sierras (Urbión, Moncayo). Es un núcleo dispersor de aguas hacia las cuencas hidrográficas del Duero y del Ebro. Está formada por materiales paleozoicos y sedimentarios. El glaciarismo afectó esta zona, dando lugar a circos y lagos, como la Laguna Negra.
El Sector Meridional
Es más ancho y de contorno y alineación menos precisos. Está dividido en dos ramas separadas por el curso del río Jiloca:
- Una rama interior, con sierras como Albarracín, donde las calizas marinas han dado lugar a relieve kárstico (dolinas, hoces).
- Otra rama exterior, con sierras como Gúdar.
Nota: Ambos sectores se hallan separados por la Depresión Longitudinal Ibérica, una fosa tectónica rellena.