La Filosofía de Platón: Inmortalidad del Alma y Teoría del Conocimiento
I. La Inmortalidad del Alma y la Teoría de la Reminiscencia (El Fedón)
Nos encontramos ante un fragmento del Fedón de Platón, escrito en el siglo IV a. C. El Fedón es una obra fundamental que trata sobre la inmortalidad del alma y las consecuencias que esto tiene para la vida humana. En ella, Platón presenta un diálogo entre Sócrates y Simmias, un discípulo suyo.
1. El Concepto de Reminiscencia
En este diálogo aparece la teoría de la reminiscencia, que sostiene que aprender no es descubrir algo nuevo, sino recordar lo que el alma sabía antes de unirse al cuerpo. Platón explica que el alma, antes de nacer, ya conocía Ideas perfectas como lo Bello, lo Justo o lo Bueno.
Por eso, cuando ahora vemos cosas bellas o justas, somos capaces de reconocerlas. No lo aprendemos de cero, sino que lo recordamos gracias a lo que percibimos con los sentidos. Así, Platón quiere mostrar que el conocimiento no viene de la experiencia, sino de la memoria del alma.
La teoría de la reminiscencia afirma que el alma es inmortal y que antes de nacer vivía en el Mundo de las Ideas, donde conocía realidades perfectas. Cuando el alma entra en un cuerpo, olvida todo ese conocimiento. Sin embargo, al ver cosas del mundo sensible que se parecen a las Ideas, el alma empieza a recordarlas. Por eso Platón dice que conocer es recordar.
2. La Distinción de los Dos Mundos
Para entender mejor la reminiscencia, Platón distingue entre dos mundos:
- El Mundo Sensible: Es el que percibimos con los sentidos, donde las cosas cambian, envejecen y nunca son completamente perfectas.
- El Mundo Inteligible: Es donde están las Ideas, que son realidades perfectas, eternas y que no cambian nunca.
El alma pertenece al mundo inteligible y por eso conoce esas Ideas antes de nacer. Cuando el alma entra en un cuerpo, ese conocimiento se olvida. Las cosas sensibles —objetos iguales, bellos o justos— funcionan como «pistas» que despiertan ese conocimiento dormido. Esto demuestra que el alma existía antes del nacimiento y que, por lo tanto, es inmortal.
Aplicando esto al fragmento, vemos que Sócrates dice que usamos conceptos como “lo bello en sí” o “lo igual en sí”, que no podemos sacar solo de la experiencia. Las cosas de este mundo son parecidas a las Ideas, pero nunca son iguales a ellas. Para Platón, la filosofía consiste en separar al alma de las distracciones del cuerpo y acercarla cada vez más a las Ideas, preparándose para la muerte, que es un regreso al mundo perfecto del que proviene.
II. La Idea del Bien y los Niveles de Conocimiento (La República, Libro VI)
Nos encontramos ante fragmentos del libro VI de la República de Platón, escrito en el siglo IV a. C. La República es una obra fundamental que aborda la res publica, es decir, el Estado, y analiza cómo debe organizarse una sociedad justa. En este libro se presenta un diálogo entre Sócrates y Glaucón. En él se aborda la importancia de la Idea del Bien y el proceso de conocimiento mediante el Símil de la Línea.
1. El Símil del Sol y la Superioridad del Bien
Este texto desarrolla el Símil del Sol, una de las explicaciones más importantes de Platón sobre la Idea de Bien. Platón compara la función que el Bien cumple en el mundo inteligible con la que el Sol desempeña en el mundo sensible. Según esta analogía:
- El Bien es como el Sol.
- La Verdad es como la Luz que este emite.
- La facultad de conocer (la inteligencia) es equivalente a la vista.
Platón afirma que así como la vista no sería nada sin la luz del Sol, la inteligencia no puede funcionar sin la luz de la verdad, la cual proviene del Bien. Por eso, cuando el alma «mira» hacia lo que es verdadero, eterno e inmutable —es decir, hacia las Ideas— puede conocer con claridad. Allí alcanza el nivel de conocimiento más alto, la episteme, propio del mundo inteligible.
La Idea del Bien es lo que hace posible que exista la verdad y que nosotros podamos conocer. Aunque la verdad y la ciencia son cosas valiosas, el Bien es todavía más importante, porque es su causa. Por eso el Bien es la realidad más alta y más digna, siendo la fuente de luz, verdad y conocimiento. Sin el Bien, el conocimiento sería imposible.
2. El Símil de la Línea: Grados de Realidad y Saber
El Símil de la Línea representa los distintos niveles de realidad y los distintos tipos de conocimiento que el ser humano puede alcanzar. La línea se divide primero en dos partes desiguales:
- Mundo Sensible (Doxa u Opinión): Lo que captamos con los sentidos, sometido al cambio.
- Mundo Inteligible (Episteme o Ciencia): Lo que solo la razón puede comprender, donde residen las Ideas eternas.
La desigualdad muestra que el conocimiento verdadero no está en los sentidos, sino en la razón.
2.1. División del Mundo Sensible
Dentro del mundo sensible, Platón distingue dos secciones:
- Imaginación (Eikasia): Es el nivel más bajo. Corresponde a sombras, reflejos o imágenes (copias de objetos sensibles). El conocimiento es muy débil y confuso. Ejemplo: ver el reflejo de un caballo en el agua o su sombra en la pared.
- Creencia (Pistis): Se refiere a las cosas sensibles reales, como animales, plantas u objetos físicos. Es más firme, pero sigue siendo opinión, porque todo en este mundo cambia. Ejemplo: el caballo real, no su dibujo ni su sombra.
Cuando el alma dirige su atención hacia lo sensible, hacia lo que cambia y desaparece, solo puede llegar a la opinión (doxa). Este tipo de conocimiento es inseguro y débil porque sus objetos nunca permanecen. Por eso Platón dice que el alma “da la impresión de no tener inteligencia” cuando se ocupa de lo sensible.
2.2. División del Mundo Inteligible y la Dialéctica
Dentro del mundo inteligible, Platón distingue los niveles superiores:
- Razonamiento (Dianoia): Corresponde a los objetos matemáticos. Aquí la razón trabaja con hipótesis y figuras, y el conocimiento es más seguro.
- Inteligencia (Noesis) o Dialéctica: Es el nivel más alto. Corresponde al conocimiento directo de las Ideas, especialmente de la Idea del Bien. No usa imágenes ni hipótesis, sino pura razón. Es la ciencia perfecta.
La Dialéctica es la forma de conocimiento más elevada porque no depende de los sentidos ni de dibujos, como sucede en las matemáticas. La razón, mediante la dialéctica, utiliza los supuestos como simples peldaños que permiten ascender hacia un principio primero que ya no depende de nada más: la Idea de Bien, que ocupa la cima de la jerarquía de las Ideas.
Platón afirma que la dialéctica tiene un doble movimiento:
- Ascendente: El filósofo pasa de unas Ideas a otras hasta llegar al Bien.
- Descendente: Desde la Idea de Bien puede comprender cómo dependen de ella todas las demás Ideas, obteniendo así un conocimiento completamente fundamentado.
Este progreso representa la educación del alma, que debe abandonar las apariencias para llegar a comprender la realidad auténtica. Solo quien ha contemplado la Idea de Bien está preparado para vivir justamente y para gobernar adecuadamente la ciudad. Por eso Platón afirma que los gobernantes deben ser filósofos, pues solo ellos alcanzan la cima del conocimiento.