Fundamentos de la Filosofía Platónica: Ideas, Caverna y el Camino al Conocimiento

1. La Teoría de las Ideas: La Cuestión del Ser (Ontología)

La cuestión del ser (qué tipos de realidad existen, ontología) y del conocer (cómo el hombre llega a conocerlas, epistemología) es expuesta en lo que denominamos la Teoría de las Ideas de Platón.

1.1. El Mito de la Caverna

La Teoría de las Ideas es el centro mismo del pensamiento de Platón. En La República (Libro VII), Platón ofrece un símil de su teoría: el Mito de la Caverna.

Un prisionero encadenado en el interior de una caverna solo ve proyectadas contra el fondo las sombras de los objetos que pasan ante la luz de un fuego. Para este prisionero, toda su realidad son estas sombras. Tras la liberación de las cadenas, el prisionero sale al mundo de afuera, viendo, en primer lugar, los reflejos en las aguas de las cosas reales, luego a las cosas reales mismas y, por último, al mismo Sol en todo su esplendor. Ahora el prisionero se da cuenta de que está ante la auténtica realidad y que todo lo que había visto en el interior de la caverna no eran más que vanas sombras.

Platón compara al prisionero con nuestra alma encadenada a un cuerpo. Nuestro mundo visible no sería otra cosa que las sombras cavernosas de una realidad más auténtica y luminosa: el Mundo de las Ideas. Solo un proceso de educación nos permite liberarnos de las cadenas de lo sensible y ascender hasta aquel otro mundo, en cuya cúspide alcanzaremos la Idea del Bien.

1.2. El Mundo de las Ideas y el Mundo de las Cosas

A partir de este símil, podemos entender la división que Platón establece entre dos mundos:

  • El Mundo de las Ideas: Es eterno e inmutable, el mundo del ser o de las esencias (como el ser de Parménides).
  • El Mundo de las Cosas Sensibles: Es cambiante y perecedero, el mundo del devenir (la herencia heraclitiana).

El hombre se encuentra entre ambos mundos y dirige su “mirada” (su conocimiento) hacia un lado u otro. En Platón, el ser, la auténtica realidad, se entiende como idea (eidos), por eso el auténtico conocer es “mirar” hacia la idea. Cuando mira a la idea, se encuentra en la verdad; cuando mira a lo sensible, se encuentra en la opinión (doxa). Mirar (conocer) las ideas es un conocimiento superior o inteligible (nous); mirar hacia las cosas es un conocer inferior o sensible (aísthesis).

Platón dice que las cosas sensibles son imitación (mímesis) o participación (methexis) de las ideas; las ideas son modelo (paradigma) de las cosas. Por ejemplo, cuando decimos que una cosa sensible es un árbol, un ave o un triángulo dibujado, es porque imita a la idea de árbol, de ave o de triángulo (porque participa de dicha esencia o especie). Cada vez que una cosa sensible es grande es porque imita la esencia de grandeza; cada vez que algo sensible es bueno, justo o bello es porque imita o participa de la Idea de Bien, de Justicia o de Belleza.

Las cosas sensibles cambian y mueren (el árbol, el ave, el triángulo dibujado). Solo las ideas o esencias permanecen eternas, inmutables y perfectas (las cosas grandes pueden dejar de serlo, solo la grandeza en sí misma es grande eternamente, y aunque desaparecieran todas las cosas grandes del mundo sensible, la esencia de grandeza no dejaría de ser grande).

El Mito del Demiurgo

En el Timeo, Platón narra el Mito del Demiurgo para explicar la relación entre ambos mundos. El mundo sensible, el mundo de las cosas, ha sido hecho por un artesano o hacedor (el Demiurgo). Este artesano es sabio, pues tiene a la vista el Mundo de las Ideas. Por eso tiene carácter divino: solo la divinidad es sabia; al hombre le cabe ser filósofo, aspirar a la sabiduría.

Pero el Demiurgo no es omnipotente, está sometido a las ideas, las cuales son algo distinto de él, y no es capaz de hacer un mundo como el de las ideas, sino solo parecido, porque está limitado. No hace el mundo de la nada, sino a partir de algo negativo y finito, a partir de un “material”. A este material Platón lo llama “necesidad”.

Así, son cuatro los principios que intervienen en la formación del mundo:

  • El Modelo (Paradigma): El Mundo de las Ideas.
  • El Artesano: El Demiurgo.
  • El Material: La Necesidad (finitud, limitación).
  • El Resultado: El Mundo Sensible.

En resumen, el mundo sensible es imitación del Mundo de las Ideas (modelo) hecho por un Demiurgo a partir de un material preexistente.

1.3. La Idea del Bien

En el Mundo de las Ideas hay ideas fundamentales, como las ideas de “semejante” y “desemejante”, las de “par” e “impar”, y otras no tan fundamentales, como la idea de “animal” o de “planta”. Es decir, Platón establece una gradación en el propio Mundo de las Ideas (como veremos al tratar de la “dialéctica”). A la idea suprema, la idea de las ideas, la esencia de las esencias, Platón le da el nombre de Idea del Bien.

La Idea del Bien es la idea a la que imitan todas las demás ideas. Es la idea que proporciona ser y esencia a todas las demás ideas: si las cosas grandes imitan a la idea de grandeza y las cosas pares a la idea de par, la idea de grandeza y la idea de par han de imitar a la Idea del Bien.

Por ello, para Platón, “la Idea del Bien” es lo mismo que decir “la idea de las ideas” o “la esencia de las esencias”. El Bien, en Platón, coincide con el ser.

Platón compara, en el Mito de la Caverna, la Idea del Bien con el Sol: el Sol no solo proporciona luz para que todo lo demás pueda ser visto, sino que él mismo también, con esfuerzo, puede ser mirado. Igualmente, la Idea del Bien proporciona el aspecto y brillo a las demás ideas, y además ella misma también es idea. La Idea del Bien no solo proporciona verdad y conocimiento, sino que ella misma también es preciso que sea conocida por el alma humana.

Por ello, la Idea del Bien no es una idea como otra cualquiera: el principio mismo de todas las demás ideas no puede estar sometido a ningún otro principio ulterior; la idea de la que todas las demás participan no puede ella misma participar de nada por encima. En La República (Libro VI), Platón dice que “la Idea del Bien está más allá de la esencia”.

2. La Teoría del Conocimiento (Epistemología Platónica)

En Platón, hay una correspondencia inmediata entre el plano de la realidad (ontológico) y el plano del conocimiento (epistemológico). Si dos son los mundos, también son dos los tipos de conocimiento.

2.1. Conocimiento Sensible e Inteligible

El conocimiento del mundo sensible (devenir), sometido al cambio y al movimiento, al nacimiento y a la muerte, proporciona opiniones (doxa), que son cambiantes y relativas, y no son auténtico conocimiento. Mientras que el conocimiento del mundo inteligible (ideas, inmutables y fijas) proporciona un conocimiento permanente y universal, que es el auténtico conocimiento, la ciencia.

2.2. El Conocimiento como Reminiscencia (Anámnesis)

Para explicar cómo logramos reconocer y diferenciar las cosas sensibles y relacionarlas con una idea suprasensible, Platón introduce su Teoría de la Reminiscencia:

El alma, lo más valioso del ser humano, vio las ideas en una vida anterior. Pero en esta vida, el alma está unida (prisionera, caída) a un cuerpo y por ello está atada a lo sensible y olvidada de la verdad. Por eso el conocimiento es recuerdo (reminiscencia, anámnesis): recordar lo que el alma ya había conocido en el Mundo de las Ideas y que ha olvidado en el mundo sensible.

En el diálogo Menón, Platón, a base de preguntas, hace “recordar” a un esclavo no cultivado el teorema de Pitágoras. Platón concluye que el esclavo ya sabía el teorema, pero que lo tenía dentro de sí olvidado. El aprendizaje es, entonces, según Platón, reminiscencia: no hay conocimiento nuevo, sino recuerdo.

2.3. El Conocimiento como Eros (Deseo Filosófico)

Eros en Grecia es el dios del amor y de la belleza. En su diálogo El Banquete, Platón lo presenta como hijo de Poros (Riqueza) y Penía (Pobreza), y acompañante de Afrodita. Así, el amor busca el bien y la belleza, porque carece de ellos. Eros es el anhelo y el deseo de aquello que no poseemos; lo mismo que el filósofo ama la sabiduría, precisamente porque sabe que no es sabio (como decía Sócrates). Así, el deseo amoroso nos impulsa a los humanos (mortales) a crear y a dar vida como anhelo de una inmortalidad de la que carecemos.

Eros (amor-deseo) es el impulso del ser humano hacia el mundo inteligible. Comienza siendo el deseo sensual de las cosas bellas sensibles. Pero una vez encendido este deseo, no se contenta con la belleza de los cuerpos sensibles, sino que busca la belleza de las almas y continúa hacia la belleza de las leyes y la belleza de las ciencias, hasta apuntar finalmente a la belleza en sí, a la Idea de Belleza, de la cual participan todas las cosas bellas, siendo este el auténtico sentido del amor platónico.

2.4. Los Grados del Conocimiento (Símil de la Línea Dividida)

En La República, Platón propone el Símil de la Línea Dividida para explicar los grados del conocimiento, según sea la realidad conocida.

Si dos son los mundos, dos son también los tipos de conocimiento: cuando el alma mira a las cosas sensibles (devenir) obtiene un conocimiento cambiante y mudable (doxa, opinión o conocimiento sensible), y cuando mira a las esencias consigue un conocimiento eterno e inmutable (nous, inteligencia en sentido amplio, o conocimiento inteligible).

h4>A. Conocimiento Sensible (Doxa, Opinión)

El conocimiento sensible (opinión, conocimiento inferior) se subdivide en dos niveles:

  • Conjetura (Eikasía): El conocimiento de las sombras e imágenes de las cosas sensibles.
  • Creencia (Pistis): El conocimiento de las cosas del mundo sensible.

h4>B. Conocimiento Inteligible (Nous, Ciencia)

El conocimiento inteligible (inteligencia, conocimiento superior) se compone, por su parte, de:

  • Pensamiento Discursivo (Dianoia): Estudia los objetos matemáticos y se apoya en supuestos (hipótesis) sensibles. Es un conocimiento de esencias matemáticas (triángulo en sí, diagonal en sí, esencia de par, de impar, los cuales son objetos inteligibles), pero se sirve de la ayuda de los sentidos (imágenes y figuras, que son supuestos sensibles, como un triángulo o una diagonal dibujados). A este pensamiento discursivo también lo denomina Platón “artes” matemáticas (cálculo, geometría, astronomía y armonía musical), las cuales no son todavía “ciencia”.
  • Inteligencia en Sentido Estricto (Noesis): Produce la ciencia dialéctica.

2.5. La Dialéctica (Ciencia Suprema)

Platón denomina Dialéctica a la ciencia suprema que consiste en el conocimiento de las ideas y, sobre todo, de la Idea del Bien. Para ello, la dialéctica desecha todo supuesto sensible (hipótesis) y se apoya únicamente en ideas (principios).

En otras palabras, la dialéctica es el conocimiento de cómo unas esencias o ideas participan de otras y se definen unas con otras.

Por ejemplo, la dialéctica, para conocer cómo se relacionan y definen las ideas de “viviente”, “animal” y “planta”, estudia su género, su diferencia específica y su especie. Así, el género más la diferencia específica es igual a la especie:

  • Género + Diferencia Específica = Especie
  • Viviente + Sensitivo = Animal
  • Viviente + No Sensitivo = Planta
  • Animal + Racional = Humano

La dialéctica ascendente procede por composición, mientras que la dialéctica descendente lo hace por división.

Cada idea es a partir de una superior por división de ella; cada idea participa de otra superior, siendo la Idea del Bien la idea de las ideas, la idea suprema de la cual todas las demás participan. La Idea del Bien proporciona verdad e inteligencia a todo lo existente.