Conceptos Fundamentales de Filosofía y su Evolución Histórica

1. Sentido Etimológico de Filosofía

La palabra filosofía tiene origen griego. Está compuesta por “Filo”, que significa amor, y “Sofía”, que significa saber o sabiduría. Su sentido completo es amor por la sabiduría. Esto no implica estar en posesión de la sabiduría, sino buscarla aun sabiendo que no es alcanzable. En la antigua Grecia, los sabios se hacían llamar “sofistas”; eran maestros y muy respetados en la sociedad. Mientras que los filósofos no vendían su filosofía, puesto que, como ya dijo Sócrates, en realidad no sabían nada. Un filósofo busca la respuesta, pero sabe que rara vez va a encontrar una verdad absoluta. La filosofía se enfoca más en el camino hacia la sabiduría que en la sabiduría en sí. Esto está implícito en la propia palabra, porque “amor” (filo) no es algo que se deba alcanzar una vez y tener para siempre.

El mito de Eros en El Banquete de Platón

El dios griego del amor es Eros, y el mito que relata su origen apoya esto. Según el mito, en un banquete de dioses, Poros (el dios de la riqueza) se emborrachó y Penia (la diosa de la pobreza) aprovechó su incapacidad para controlar sus actos para quedarse embarazada de él. El hijo de Penia y Poros, la unión de riqueza y pobreza, fue Eros, el Amor. Porque quien ama es rico, ya que su vida tiene un sentido, pero también es pobre, porque lo amado rara vez se llega a poseer completamente. Si se alcanza, el objetivo desaparecería, y con él el amor.

El filósofo frente al sabio

El amante de la sabiduría tiene el objetivo de alcanzar conocimiento y entendimiento, pero no lo alcanza nunca del todo, pues en ese caso no podría seguir intentando alcanzarla y dejaría de amarla, dejaría de ser filósofo.

“Solo sé que no sé nada”

Fueron palabras del gran filósofo Sócrates. Se basa en el saber y al mismo tiempo en el desconocimiento humano, lo cual contradice su afirmación de desconocer “sabiendo”.

2. El Paso del Mito al Logos

El mito y el logos son dos maneras distintas de explicar las cosas que ocurren a nuestro alrededor.

Los mitos

Son narraciones tradicionales que intentan dar explicación a los fenómenos naturales y a los acontecimientos humanos mediante la intervención de los dioses. Todos los mitos de una cultura juntos forman su mitología. Estas historias explican el porqué de las estaciones del año, la meteorología, los sentimientos humanos, etc. Parten de la base de que todo esto no tiene explicación racional y comprensible para nosotros si intentamos investigarlo. Depende de la voluntad y el humor de los dioses, y lo único que los humanos podemos hacer es rogarles y hacerles ofrendas para que tengan piedad con nosotros. Por ejemplo, en la mitología griega, las estaciones vienen explicadas por la pena de Deméter, diosa de la fertilidad y la primavera. Su hija Perséfone, a la que quería mucho, fue raptada por Hades, el dios de los infiernos, y llevada al inframundo. Deméter fue en su busca y la tierra, que antes había sido eternamente fértil, quedó descuidada y todo se marchitó. Pero Perséfone no podía volver con su madre, puesto que había probado la fruta del infierno. Viendo el desastre, Zeus intervino y logró crear un acuerdo, para que Perséfone pudiera salir del infierno durante algunos meses del año. En esa época, la diosa de la fertilidad está feliz y todo florece. Hoy en día ya no lo explicamos todo mediante mitos, pero en cualquier cultura se pueden seguir encontrando.

El logos

Es lo contrario al mito. Busca dar una explicación racional a los acontecimientos que suceden a nuestro alrededor, mediante la lógica, la observación y la investigación. Todo tiene una causa que podemos conocer y entender, natural en vez de divina. Al contrario que los mitos, que son fijos, las explicaciones racionales están sometidas continuamente a la crítica y a la revisión, puesto que continuamente descubrimos cosas nuevas, que pueden complementar o contradecir explicaciones anteriores. En otras palabras, los mitos son estáticos y considerados verdades absolutas, mientras que el logos evoluciona y está en continua revisión.

3. La Sabiduría Popular y el Conocimiento Científico

Nuestros conocimientos se dividen principalmente en dos formas: la popular y la científica.

La sabiduría popular

Forma parte de la tradición de la cultura. Se basa en la observación y en el sentido común, sacando conclusiones sencillas sin profundizar mucho. Se transmite de padres a hijos, en la sociedad y mediante refranes. Los conocimientos que adquirimos de esta manera son en realidad los que más utilizamos. Como surgen de conclusiones obtenidas por gente normal en el día a día, también sirven precisamente para los aspectos rutinarios y comunes de la vida. A veces las explicaciones que da la sabiduría popular son insuficientes o incluso erróneas y contradictorias. Por ejemplo, en español tenemos el refrán “quien no arriesga no gana”, pero también existe uno que expresa exactamente lo opuesto “más vale pájaro en mano que ciento volando”. Por eso a veces mantenemos errores que ya hemos reconocido, pero que se encuentran arraigados en la tradición. Por ejemplo, hoy en día sabemos que el aprendizaje funciona mejor con recompensas que con castigos, pero por costumbre mantenemos el sistema de castigos.

El saber científico

Por su parte, busca explicaciones sistemáticas y contrastadas. Su objetivo es encontrar patrones en un fenómeno para poder entenderlo, predecir e influir (en algunos aspectos). En la ciencia todo debe estar justificado y comprobado para ser aceptado. De esta manera se evita el error de la sabiduría popular. Cualquier conocimiento científico está continuamente sometido a la revisión y nada se acepta como verdad absoluta, puesto que en investigaciones posteriores puede ser demostrado como erróneo. La ciencia es metódica y neutra. Tiene una parte teórica y una parte práctica, en la que se aplican los conocimientos teóricos.

4. El Saber Filosófico y el Saber Científico

La filosofía nació con el comienzo de la búsqueda de explicaciones racionales, es decir, con el paso del mito al logos. Surgió como ciencia primera, ocupándose de todos los ámbitos posibles, ya que aún no se habían adquirido muchos conocimientos científicos. A lo largo del tiempo, los conocimientos se fueron acumulando y clasificando. Todas las ramas de la ciencia (Física, Química, Biología, Psicología, etc.) originalmente eran campos de estudio de la filosofía, que se fueron independizando con el paso de los siglos. Hasta el siglo XIX todavía se utilizaba el término “filosofía” para referirse a ella. Lo que diferencia a la filosofía no es el tema que trata, sino la manera en la que lo hace. Otra característica peculiar de la filosofía es su planteamiento radical. No se da por satisfecha con encontrar la solución a un problema, explicar un suceso o encontrar la causa de otro. La filosofía va hasta el fondo, a los problemas fundamentales sobre la existencia, la realidad, la libertad, etc. Estas preguntas no suelen tener respuestas definitivas, pero la filosofía de todos modos está más enfocada al proceso que al resultado. Por último, otro elemento indispensable de la filosofía es la crítica. No acepta nada como cierto y así descubre falacias, errores y manipulaciones. Esta actitud de cuestionarlo todo, llevada al extremo, recibe el nombre de escepticismo. La crítica también hace de la filosofía una actividad incómoda y peligrosa para aquellos que no desean que su orden social sea cuestionado.

5. Disciplinas del Saber Filosófico

Desde hace siglos, la filosofía se ha clasificado en disciplinas teóricas y prácticas. Las disciplinas teóricas abordan problemas conceptuales (respondiendo a la pregunta “¿qué puedo conocer?”), mientras que las disciplinas prácticas se centran en cuestiones de acción y valor (respondiendo a la pregunta “¿qué debo hacer?”). Una tercera clasificación incluye las disciplinas aplicadas, que son verdaderamente pragmáticas, ya que su objetivo es solucionar problemas y ayudar a las personas de manera directa mediante la filosofía.

Las disciplinas prácticas también son tres: la estética, la ética y la política. La estética estudia el arte y la belleza, cómo pueden influenciarnos y qué hay detrás de ellos. Las siguientes tienen cierto parecido: Ética y Política. Ambas tratan conceptos sobre la interacción con otros, pero la ética se centra de manera mucho más individual en cuestiones morales, sobre el bien y el mal y sobre nuestra forma de actuar. La filosofía política, en cambio, reflexiona sobre la organización de la sociedad, el poder, la justicia, los derechos, etc.

6. Función y Vigencia de la Filosofía

Podemos vivir sin haber estudiado filosofía de manera directa, pero no sin plantearnos dudas filosóficas.

Todos nos hemos hecho alguna vez preguntas

Del tipo “¿quién soy?”, “¿cuál es el sentido de la vida?”, “¿qué es la realidad?”.

La forma más sencilla de responder a estas preguntas es la mítica

Las religiones dan respuestas claras y no incitan al individuo a dudar de ellas. También cuando somos pequeños las primeras explicaciones de cosas que no entendemos son sobrenaturales. Más adelante, cuando crecemos y nos damos cuenta de que esas cosas no eran verdad y volvemos a buscar explicaciones, nos encontramos con las respuestas convencionales de la sociedad y la ciencia. Pero nuestras incertidumbres van más allá de esto, son cosas muy abstractas, que no se pueden investigar y definir por leyes. Es entonces cuando recurrimos a la filosofía, que no nos da respuestas definitivas, pero sí la posibilidad de reflexionar sobre nuestras dudas existenciales.

Poniendo un ejemplo

La pregunta ¿por qué existo? Se puede responder de formas muy distintas. La versión mítica podría ser “Porque Dios me ha creado” o, para niños pequeños, “porque me trajo la cigüeña”. Más adelante, la ciencia nos diría que fue por un cúmulo de casualidades, evolución y la función vital de reproducción. En la sociedad, la respuesta probablemente sería “porque sí”. Pero todo esto no responde verdaderamente a la pregunta sobre la razón de mi existencia. Con la filosofía podemos dar infinitas respuestas a esta pregunta, y a la vez ninguna de ellas sería definitiva. Pero nos abre las puertas a todas las posibilidades. Reflexionar sobre preguntas así nos puede sacar de quicio, pero a la vez es consolador. Todos lo necesitamos en momentos de crisis existenciales; la sociedad como grupo también necesita reflexionar sobre sí misma cuando lo establecido se derrumba. La filosofía no es algo exterior que aprendamos; sale de nosotros mismos en momentos de necesidad.

7. Breve Historia de la Filosofía

Los temas que ha tratado la filosofía y los enfoques desde los cuales lo hace no han sido los mismos a lo largo de la historia. Las preguntas que se plantean los filósofos están estrechamente relacionadas con los acontecimientos de su época, con el funcionamiento de la sociedad y las ideologías reinantes. En la antigüedad, la gran mayoría del pueblo no participaba en la política y vivía de manera sencilla; la ciencia aún no estaba desarrollada y la religión politeísta y su mitología correspondiente no planteaban dudas filosóficas. Por eso la filosofía antigua no se centraba en disciplinas concretas. Su enfoque era principalmente metafísico y ético. Los problemas principales que trataron los filósofos eran la relación entre la realidad y la apariencia (la especialidad de Platón); la búsqueda del bien y la felicidad, donde destacan Aristóteles y también Epicuro, que se centró además en la eternidad y la muerte. Sócrates lo cuestionaba todo; no necesitaba un tema concreto para reflexionar y hacer reflexionar.

La filosofía medieval

En cambio, estuvo muy marcada por el enfoque bajo el que se encontraba todo en aquella época: el teológico. Los dos filósofos más destacados de esta época fueron ambos eclesiásticos. Tomás de Aquino y Agustín de Hipona buscaban respuestas en Dios, pero también respuestas sobre el propio Dios. Intentaron encontrar puentes entre la fe y la razón, demostrando su compatibilidad y explicando la existencia de Dios de manera razonada.

Con el fin de la Edad Media

Empezó a derrumbarse todo lo establecido. El Renacimiento fue una revolución del conocimiento, y con la Edad Moderna las revoluciones pasaron al ámbito de la política. Así, no es de extrañar que la filosofía girara alrededor del conocimiento, su estructura y sus límites (enfoque epistemológico), y de la política, el Estado y la libertad (enfoque político). Los pensadores más destacados de la filosofía moderna son Hume, Sartre y Kant.

Por último

La etapa de la historia de la filosofía que dura hasta la actualidad es la contemporánea. Desde el último siglo, reflexionamos más sobre lo que hemos hecho como especie y sociedad. En consecuencia, los temas más tratados son nuestra historia, nuestra existencia y nuestro lenguaje. Los principales filósofos hasta ahora de esta época son Nietzsche, Sartre, Marx y Wittgenstein.

8. Fijismo, Creacionismo y Evolucionismo

A lo largo del tiempo ha habido múltiples teorías, creencias e hipótesis sobre el origen de los seres vivos. Estas se pueden clasificar principalmente en dos corrientes: fijismo y evolucionismo.

El fijismo

Sostiene que las especies se han creado tal y como son y no se han modificado desde entonces. Rechaza cualquier cambio o proceso evolutivo en los seres vivos. En la antigüedad, el fijismo era la interpretación más aceptada del origen y el funcionamiento de las especies. Se creía que el tiempo es circular, así que las cosas no tienen un principio, una evolución y un final. Aristóteles era fijista.

Muchas religiones explican el origen de la vida mediante el creacionismo

El creacionismo es tradicionalmente fijista. Las religiones monoteístas explican el origen de todo por la obra de Dios. Durante mucho tiempo estas religiones fueron los principales defensores del creacionismo fijista, aunque más adelante algunas se decantarían por el creacionismo evolucionista. Uno de los principales defensores fijistas fue el naturalista sueco Linneo en el siglo XVIII.

El evolucionismo

Es todo lo contrario al fijismo. Defiende que todas las especies actuales han surgido de otras anteriores, en un proceso de cambios graduales y constantes. El primer evolucionista del que tenemos constancia fue Anaximandro. Él pensaba que los embriones de todos los seres vivos, excepto los humanos, surgieron de una combinación favorable de humedad y sol. Pero, a diferencia de las crías de otros seres vivos, los bebés humanos necesitan muchos cuidados para sobrevivir y son muy poco independientes. Por eso Anaximandro pensaba que estos nacieron de otra especie, de peces, para luego asentarse como especie en la tierra firme.

Más adelante

Durante la Edad Media y sobre todo al final de esta, se popularizó el creacionismo evolucionista. El cristianismo se fundió con los avances en ciencia; muchos sostenían que la creación según la Biblia no debe ser interpretada de manera literal. Agustín de Hipona, que vivió en la primera mitad de la Edad Media, sostenía que Dios no creó todas las especies en seis días y de manera definitiva, sino que otorgó a la naturaleza la capacidad de crear y modificar vida, abriendo así la posibilidad de alguna evolución de la vida.

9. Las Teorías de la Evolución

Las dos teorías evolucionistas más destacadas son el lamarckismo y el darwinismo. La diferencia fundamental entre ellas es que el lamarckismo ve una finalidad en el proceso evolutivo, mientras que el darwinismo lo califica como fruto del azar. Ambas teorías explican de manera distinta cómo se adquieren los caracteres que diferencian a las generaciones y cómo se transmiten estos.

Según Lamarck

Los cambios se producen durante la vida del individuo por adaptación al medio. Los órganos que se usan más se desarrollan, y los que no se usan, dejan de funcionar. Por ejemplo, el cuello de la jirafa crece porque lo necesita y lo estira a diario. En cambio, un topo apenas usa los ojos y con el tiempo se queda ciego.

El darwinismo

Explica esto de otra manera: por mutaciones genéticas. Que una jirafa nazca con un cuello algo más largo y un topo prácticamente ciego es causa de mutaciones aleatorias, y durante la vida del individuo estos caracteres no cambian.

Los cambios son al azar según Darwin, pero su transmisión a la siguiente generación no

Una mutación puede facilitar la supervivencia del individuo; en un entorno en el que la lucha por sobrevivir es continua, un pequeño detalle ya puede marcar la diferencia. Sobreviven los más fuertes y los que tienen mutaciones más oportunas. Estos individuos serán los que transmiten sus genes a la siguiente generación. Mediante mutaciones aleatorias y selección natural, los cambios se combinan poco a poco en la especie y esta evoluciona.

En cambio, el lamarckismo implica la herencia de los caracteres adquiridos

(como un cuello más largo). Hoy en día sabemos que esto no es así. Por mucho que alguien ejercite sus pulmones, sus hijos no nacerán con estos órganos más desarrollados.

10. Genealogía Humana y Hominización

El Homo sapiens pertenece a la familia de los homínidos, al orden de los primates, a la clase de los mamíferos, al subfilo de los vertebrados y al reino de los animales. Durante esa evolución se ha ido distanciando cada vez más genéticamente de otros seres vivos con los que tiene un antepasado común.

Algunas especies extintas que pertenecían al mismo género que el Homo sapiens convivieron entre ellas durante una época. Esto plantea la posibilidad de que hubiera hibridación, es decir, que las especies se mezclaron entre sí. En Europa habitaban los neandertales, en Asia los erectus, etc. Sería posible entonces que el antepasado común de todos los humanos estuviera más lejos de lo que pensamos y no fuera un Homo sapiens. En ese caso, cada raza sería una hibridación con genes de un homo distinto. Seríamos de verdad razas distintas, mezclas de especies distintas, aunque estén muy mezcladas.

Una teoría distinta es la de la Eva mitocondrial

El material genético que recibimos en las mitocondrias no es una mezcla del de ambos progenitores, sino puro de la madre. Por eso podemos retroceder en la línea del tiempo reconstruyendo nuestra evolución, mediante las mutaciones del ADN mitocondrial, y encontrar un antepasado Homo sapiens común a todos nosotros: la Eva mitocondrial. Esta explicación de la evolución reciente de nuestra especie no proporciona bases científicas al racismo.

Los tres principales cambios que se produjeron en el proceso de hominización

Y que influyeron más significativamente en el desarrollo de nuestra especie son: el cambio a la posición erguida, la liberación de los brazos y manos para realizar tareas más delicadas que viene en consecuencia, y el desarrollo cerebral.

En primer lugar

Adquirimos la capacidad técnica, que nos permite adaptar el medio a nosotros y realizar tareas para las que necesitaríamos órganos mucho más desarrollados si no pudiéramos fabricar herramientas.

Más tarde

La capacidad simbólica nos permitió crear y utilizar símbolos que no tienen una relación directa con su significado. Esto posibilitó un avance enorme en el desarrollo de nuestra sociedad, porque nos permite comunicarnos de manera mucho más detallada y crear y compartir ideas y pensamientos más complejos.

11. Lo Cultural en el Ser Humano

El pájaro carpintero trabaja la madera. Un carpintero humano también. ¿Qué les diferencia? La habilidad del pájaro es innata; las herramientas y el saber que necesita están en su cuerpo desde que nace. El humano, en cambio, debe aprender el oficio de ser carpintero. La diferencia es que el pájaro nace carpintero, mientras que el humano se hace carpintero mediante el aprendizaje.

En la evolución humana intervienen dos procesos

La hominización (proceso biológico, del que provienen nuestras cualidades innatas) y la humanización. Que solo fue posible gracias a los cambios de la hominización.

El aprendizaje, nuestra cultura, la herencia, los lenguajes… En resumen

Todo lo que adquirimos después de nacer es consecuencia de la humanización. Podemos decir que también los animales tienen aprendizaje posterior al nacimiento, pero este siempre es de carácter imitativo, lo que hace imposible una evolución social en los animales, porque no acumulan conocimiento. Los humanos, en cambio, sí acumulamos el aprendizaje y los avances a lo largo de las generaciones gracias al lenguaje. Esto nos permite referirnos al pasado y al futuro, a cosas que no están presentes, a ideas abstractas e incluso a cosas que nunca han existido.

La evolución cultural nos ha permitido sobrevivir

En situaciones ante las que nuestra naturaleza biológica habría sucumbido. De esta manera, hemos paralizado nuestra evolución biológica, porque ya apenas se produce selección natural. Por otra parte, gracias a los conocimientos sobre genética que tenemos hoy en día, es posible que influyamos de manera directa en nuestra evolución, modificando nuestros genes de manera artificial. Pero esta cuestión plantea excesivos problemas éticos.

No todos los humanos tienen la misma cultura

La evolución cultural ha dado resultados muy distintos en diferentes zonas del planeta. Hay culturas emparentadas y otras que al menos tienen rasgos en común. También es verdad que a causa de la supresión de las culturas de pueblos conquistados y la globalización, la diversidad cultural ha disminuido. Pero sigue habiendo culturas tan distintas que las costumbres de una pueden parecer repugnantes a la otra. Esta visión se llama etnocentrismo y representa a todos los que opinan que sus costumbres son completamente normales y las de los demás pueblos absurdas y repugnantes. El etnocentrismo contribuye al racismo en algunos aspectos. Pero la posición opuesta también tiene un problema. El relativismo acepta todas las culturas como válidas e iguales de manera neutra. Pero en muchas de ellas hay costumbres crueles e injustas, que el relativismo cultural acepta de manera pasiva.

El punto medio entre el etnocentrismo y el relativismo cultural es el diálogo cultural

Que aboga por el respeto a todas las culturas, pero con un punto de encuentro que todas deben aceptar: los derechos humanos universales.

12. El Evolucionismo y el Pensamiento Filosófico

Hoy en día, en nuestra cultura, aceptamos generalmente la teoría evolucionista de Darwin. La proposición de que estamos emparentados con los animales y que la selección natural determina el rumbo de nuestra evolución ha traído consigo diversas pseudociencias y combinaciones entre ciencia y filosofía. Algunas de ellas son bastante ambiguas y polémicas por sus implicaciones morales.

El conductismo

Es una corriente psicológica fundada por Watson y Skinner. El razonamiento que lleva a ellas es el siguiente: si provenimos de los animales, tenemos que tener mucho en común con ellos, también psicológicamente en algunas situaciones. Entonces podemos estudiar el comportamiento de los animales frente a ciertos estímulos y extrapolarlo también a reacciones humanas. Pero esto no tiene en cuenta nuestra evolución social. Factores como el orgullo, el amor o el odio, por ejemplo, pueden diferenciar nuestras reacciones de las de los animales que solo actúan por instintos de supervivencia.

Spencer sacó una conclusión distinta de la evolución y promovió el darwinismo social

Según él, del mismo modo en que se aplica la selección natural a la evolución biológica, se puede explicar el declive de ciertas sociedades y culturas de una manera similar. Solo las civilizaciones más fuertes, adaptadas y estables consiguen mantenerse en el tiempo.

El materialismo cultural

Tiene más similitud con el anarquismo, ya que ve en el desarrollo de las distintas culturas un mecanismo de adaptación al medio. Marvin Harris, principal defensor del materialismo cultural, subordina la vida espiritual y social a la base material/biológica, adaptándose lo primero a lo segundo.

Por último, la eugenesia

Que es considerada una pseudociencia, propone retomar de manera artificial la selección natural que interrumpimos al evolucionar culturalmente. Su objetivo es ‘mejorar la raza’ impidiendo la reproducción de aquellos que tengan defectos y discapacidades determinadas por la genética.

13. La Libertad y el Sentido de la Vida

Si nos preguntaran si somos libres, la respuesta automática que damos es que para unas cosas sí y para otras no. Sabemos que tenemos limitaciones, pero también pensamos que hay ciertas cosas que nada puede restringir. Hay dos tipos de libertad humana: la interna (lo que pensamos y las decisiones que tomamos) y la externa (nuestras acciones). La externa obviamente está limitada; no hace falta que la limiten nuestras leyes, ya que lo hacen las de la naturaleza. No podemos echar a volar sin más como un pájaro ni convertirnos en un árbol si nos apetece. Si algo nos impide realizar la acción que queremos, no tenemos libertad externa. Pero (¿y la libertad interna?) nadie ni nada debería poder restringir nuestras mentes.

Según el determinismo

Sí. Todo está causado por factores externos, también nuestros pensamientos. Nuestras decisiones son consecuencias de nuestra educación, nuestra sociedad y nuestras razones. Entonces, realmente no somos libres de pensar lo que queremos; estamos completamente condicionados por factores externos.

El opuesto al determinismo es el indeterminismo

Este no niega la existencia y el peso de todos los factores externos, pero sostiene que sigue habiendo cierta libertad. Influyen, pero no determinan nuestros pensamientos.

Para el indeterminismo es más fácil encontrar un sentido a la vida

Porque si solo fuéramos marionetas, ¿para qué querríamos vivir? El sentido de la vida para un creyente (al menos de la mayoría de las religiones) es trascendental. El objetivo perseguido se encuentra más allá de la vida; esta es solo un camino a lo que de verdad importa, que viene después. La opción opuesta es que el sentido de la vida sea inmanente, es decir, que ella misma tenga sentido. No considera nada más allá ni superior a la vida; eso sería menospreciarla. Debemos vivir la vida centrándonos en ella, no pensando en lo que viene. El sentido trascendental y el inmanente son los dos que dan razones para vivirla, porque la siguiente perspectiva es bastante desalentadora: la vida no tiene sentido.

Según algunos filósofos existencialistas

Independientemente del significado que queramos creer que esconde la vida, en el fondo no hay ninguno. Esto convierte a la vida en una tarea sin sentido, difícil, trabajosa y que no lleva a nada.

Por último, hay quienes opinan que

Debido a que la vida no es algo que nada que conozcamos haya creado, la propia búsqueda del sentido de la vida no tiene sentido. Nadie dio la vida con una intención o para que sirviera de algo, así que ¿por qué vamos a buscar nosotros ese propósito?