Miguel de Unamuno y la Generación del 98: Contexto, Obras y Modernismo

San Manuel Bueno, mártir: La Dualidad de la Fe

San Manuel Bueno, mártir es una novela escrita por Miguel de Unamuno en 1930. Este autor se considera incluido en la Generación del 98, la cual se caracteriza por mostrar un profundo desagrado ante la sociedad del fin de siglo y principios de la nueva centuria. Los escritores de esta generación señalan la necesidad de cambios en todos los órdenes sociales, culturales o estéticos.

La novela es protagonizada principalmente por Ángela, Lázaro (su hermano) y el cura del pueblo, que es muy cercano a los hermanos, ya que se ganó el respeto y adoración de todo el pueblo por ayudar continuamente a todos. Los hermanos tienen la duda del cristianismo, es decir, si existe algo que sea superior a nosotros o no, y el cura les intenta ayudar a que tengan fe en Dios y que crean en ello.

Llama la atención en la obra que a unos personajes como son Ángela y su hermano Lázaro, al dudar de la existencia de Dios, Don Manuel (que es el cura del pueblo) les intenta convencer de todas las maneras posibles para que, hasta que él muera, todo el pueblo sea creyente. Lo llamativo se encuentra en que el cura realmente no cree en la existencia de algo más allá de la vida.

Es interesante observar la actitud del cura en toda la obra; siempre intenta ayudar a las personas que van a hablar con él. Un ejemplo destacable sería cuando una chica va desesperada a pedir ayuda al cura al enterarse de su embarazo y Don Manuel convence a su expareja para que se haga responsable de ese niño y de la chica, aun sabiendo que no era totalmente seguro que ese niño fuera suyo.

El autor nos intenta hacer pensar en si realmente creemos en lo que muchas veces nos enseñan de pequeños como es la religión; como en la obra, Ángela estudió en un colegio religioso pero ahora empieza a dudar si realmente cree o no en Dios. Llama la atención en la obra la utilización continua de la metáfora, cuando el cura al principio de la novela relaciona el lago y las montañas con la duda y la fe.

Para terminar, esta novela es importante para la Generación del 98, ya que en su contenido destacan varios puntos de vista que caracterizan a esta generación.

Modernismo y Generación del 98

En 1902, el monarca Alfonso XIII asumió el poder; durante este periodo España pierde sus últimas colonias. El comienzo del siglo XX se caracteriza por un profundo malestar e inquietud. Este malestar se manifiesta en la cultura a través de dos movimientos: El Modernismo y la Generación del 98. Ambos comparten los rasgos del anhelo de renovación, la tendencia al subjetivismo y el rechazo del positivismo racionalista, pero se oponen principalmente en la estética.

El Modernismo

Gestado en Hispanoamérica a finales del siglo XIX, fue introducido en España por Rubén Darío. Las características principales son fundamentalmente la toma del Parnasianismo y Simbolismo, la perfección formal y los símbolos. El escritor indaga en su intimidad y se aleja de la realidad, rechaza lo burgués. Los ambientes son el mundo clásico, medieval y legendario, oriental y cosmopolita. Utiliza un arte aristocrático: culto a la belleza formal mediante la idealización de la realidad. Interpretación de la realidad mediante símbolos (como el cisne), sensualismo, imágenes sensoriales y sinestesias. En el lenguaje utiliza abundantes recursos retóricos, léxico culto y neologismos; en métrica destaca el arte mayor, estrofas clásicas renovadas y versos libres.

Géneros, Autores y Obras del Modernismo

  • Poesía:
    • Rubén Darío: Azul, plenitud modernista en Prosas profanas (“Sonatina”), y Cantos de vida y esperanza (obra cumbre).
    • Antonio Machado: Soledades, galerías y otros poemas, con influencia de Bécquer, Rubén Darío y del Simbolismo (el agua, el sueño…); los temas son el amor, el paso del tiempo, la muerte y la búsqueda de Dios; métrica variada (alejandrinos, romances…) y tono intimista.
    • Manuel Machado: Alma.
    • Juan Ramón Jiménez: Primera etapa (sensitiva) con Arias tristes, Elejías y La soledad sonora.
  • Novela:
    • Valle-Inclán: En Las Sonatas, un donjuán decadente se mueve en ambientes aristocráticos donde se mezclan erotismo, muerte y religiosidad; lenguaje bello y preciosista.
    • Juan Ramón Jiménez: Platero y yo (prosa poética).
  • Teatro:
    • Modernismo superficial, temas tradicionales.
    • Los Machado: La Lola se va a los puertos.

La Generación del 98

Grupo de escritores que vivió el Desastre del 98: Unamuno (guía espiritual), Machado, Baroja, Azorín, Maeztu, Valle-Inclán, entre otros. Sus características incluyen la influencia de los filósofos irracionalistas (angustia vital, preocupaciones existenciales, pesimismo, voluntad frente a razón). Se retoman figuras como el Cid y el Quijote. Existe una gran preocupación por España y su regeneración; exaltan España, Castilla y su pasado, mientras critican la corrupción, el atraso del campo y la envidia. Intentan europeizarla y buscan los valores de la gente sencilla, reivindicando a autores como Berceo, Manrique y Larra. En el lenguaje abandonan el retoricismo y buscan un lenguaje natural, preciso, sobrio y claro, recuperando palabras tradicionales, arcaísmos y creando neologismos.

Géneros, Autores y Obras de la Generación del 98

  • Poesía:
    • Machado: Campos de Castilla (paisaje soriano: el Duero, álamos, chopos… y sus gentes humildes); Proverbios y cantares (poemas filosóficos); Nuevas canciones, con “Canciones a Guiomar”.
    • Unamuno: El Cristo de Velázquez, hondo y filosófico.
  • Teatro:
    • Valle-Inclán: Renueva la escena con Comedias bárbaras y Divinas palabras (Galicia rural: incultura, ambiciones familiares, malos políticos, egoísmo…); Luces de Bohemia y Martes de carnaval, que muestran la crudeza de la sociedad bajo el prisma del esperpento (exageración, contraste, animalización, cosificación, ironía y humor negro).
    • Unamuno: Fedra, ideas al escenario sin ornamentación.
  • Novela:
    • Desarrollo extraordinario con subjetivismo, temas existenciales y novedades estructurales (trama desordenada, monólogos y diálogos).
    • Valle-Inclán: La guerra carlista (burguesía liberal contra sociedad rural); Tirano Banderas (crítica a una dictadura americana); El ruedo ibérico (descomposición política desde Isabel II).
    • Unamuno: Preocupaciones existenciales y religiosas (personalidad, destino, Dios, inmortalidad). San Manuel Bueno, mártir: Ángela Carballino narra las memorias de un cura atormentado por no creer en la vida eterna.
    • Baroja: Basada en la observación espontánea; protagonista de acción y prosa rápida. Zalacaín el aventurero, Camino de perfección (héroe barojiano), La lucha por la vida y El árbol de la ciencia (visión pesimista de España).
    • Azorín: Innovaciones en la novela con La voluntad, Antonio Azorín, Las confesiones de un pequeño filósofo y Doña Inés.
  • Ensayo:
    • Unamuno: Del sentimiento trágico de la vida (muerte e inmortalidad) y En torno al casticismo (europeísmo e intrahistoria).
    • Azorín: Castilla (viajes, emoción y lirismo).
    • Machado: Juan de Mairena (profesor comprometido).