Contexto Histórico y Social de Principios del Siglo XX
A finales del siglo XIX hay en España un cambio traumático de mentalidad por la pérdida de Cuba, Puerto Rico y Filipinas, sumada al atraso económico, educativo y político con la escasa industrialización, el analfabetismo y el fracaso del “turno de partidos”. Surge así el regeneracionismo, para modernizar el país mediante el desarrollo económico, la educación y la superación de los traumas nacionales. Pero la resistencia de la Iglesia, las élites económicas y el Ejército, la conflictividad obrera y el auge de los nacionalismos dificultan esta corriente. El sentimiento de pérdida incita a los intelectuales españoles, entre ellos los escritores de la Generación del 98, a buscar en las raíces castellanas de España y en los valores europeos.
La Restauración, además, tiene problemas derivados de la impopular guerra de Marruecos, los conflictos sociales y el auge de los nacionalismos. Por estos motivos surgen voces que pedían una solución autoritaria. Así, en 1923, el general Miguel Primo de Rivera da un golpe de Estado que instaura una dictadura avalada por Alfonso XIII.
El Novecentismo o Generación del 14
En este contexto surge la Generación del 14 o Novecentismo, cronológicamente situada entre la Generación del 98 y la del 27. Su objetivo era renovar estéticamente la literatura y el arte, adecuándolo a las innovaciones del siglo XX. Los autores de este grupo compartían rasgos sociales, políticos y culturales, como su apoyo a ideas reformistas y liberales y el objetivo de europeizar España. En cuanto a rasgos meramente literarios, buscaban la obra bella y el arte puro, alejándose del sentimentalismo noventayochista; incluían aportaciones de movimientos anteriores (Modernismo, Generación del 98) como el ritmo, la musicalidad o la profundidad temática; y empleaban un lenguaje eficaz y lleno de recursos expresivos.
Géneros Narrativos: La Novela de Pérez de Ayala y Gabriel Miró
De la Generación del 14 destacan dos géneros narrativos principales. En primer lugar, la novela, con Ramón Pérez de Ayala y Gabriel Miró.
Ramón Pérez de Ayala
Pérez de Ayala innova con sus técnicas narrativas y temas intelectuales, y en su obra distinguimos tres etapas:
- Primera etapa: De carácter autobiográfico, como refleja Tinieblas en las cumbres, en la que con su alter ego, Alberto Díaz de Guzmán, cuenta sus experiencias educativas.
- Segundo período: Se centra en la novela lírica, la crítica social y la renovación narrativa, como en Luz de domingo.
- Tercera etapa: Elabora novelas intelectuales de temas como el amor y el honor, como en Belarmino y Apolonio.
Gabriel Miró
Gabriel Miró, por su parte, escribe novelas líricas y formalistas de gran lirismo íntimo, lenguaje cuidado y descripción de los estados de ánimo y sentimientos de los personajes. De sus novelas sobresale El obispo leproso, y de sus relatos breves, El libro de Sigüenza.
El Ensayo: Ortega y Gasset y Eugenio d’Ors
El segundo género es el ensayo, con el que los autores intentaron acercar España a Europa, buscando un arte puro centrado en la forma. Destacan José Ortega y Gasset y Eugenio d’Ors.
- José Ortega y Gasset: Fue el filósofo más importante de la historia de España y fundador de la Revista de Occidente. En su obra trata temas sociológicos, filosóficos, históricos y literarios, poniendo lo intelectual por encima de lo sentimental; es decir, “deshumanizando el arte” para conseguir un arte puro. Algunas de sus obras más importantes son Meditaciones sobre el Quijote, La España invertebrada, La rebelión de las masas o La deshumanización del arte.
- Eugenio d’Ors: Creó un ensayo propio, las glosas (pequeños comentarios periodísticos), para comprobar el ambiente sociocultural de la Cataluña de su tiempo. Este escritor fue el principal ideólogo del noucentisme. Sus obras más reseñables son La bien plantada y La muerte de Isidro Nonell.
Las Vanguardias Literarias y los Ismos
En 1914, como consecuencia de las rivalidades imperialistas entre potencias europeas, estalla la Primera Guerra Mundial tras el asesinato del archiduque Francisco Fernando de Austria. Tras el triunfalismo inicial, los millones de muertos, el agotamiento económico de los estados, la escasez de alimentos y los bombardeos provocaron un desánimo generalizado que acrecentó la desconfianza del pueblo hacia las democracias y el capitalismo, favoreciendo el auge de dos ideologías radicales: el comunismo, tras la Revolución Rusa, y el fascismo, alimentado por el miedo popular a la revolución.
Esta agitación vivida en toda Europa a comienzos del siglo XX tuvo su reflejo artístico y literario en movimientos enfrentados al orden del momento: las vanguardias (ismos), que compartían una serie de rasgos:
- Son movimientos renovadores que tratan de revolucionar toda la sociedad.
- Rechazan el arte del momento y comienzan con un manifiesto de sus fundadores.
- Son fugaces en el tiempo, reflejo de la sociedad cambiante.
- Son creativas, originales, irracionales, rebeldes y provocativas.
- Atraen a un público selecto y minoritario.
Principales Movimientos de Vanguardia en Europa
Futurismo
La primera vanguardia es el futurismo, fundado por Filippo Tommaso Marinetti con el Manifiesto futurista (1909). Marinetti escribió Mafarka el Futurista, y se caracterizaba por el rechazo del pasado, la atracción por la modernidad (máquinas), el antisentimentalismo y una gran apología de la violencia y la guerra. No respeta la sintaxis ni los signos de puntuación, emplea letras de diferentes tamaños, renglones que se cruzan, signos matemáticos u onomatopeyas.
Dadaísmo
En 1916, Tristán Tzara funda el dadaísmo, que cuestionaba los valores tradicionales y los principios de la razón. Emplearon el término Dadá como negación absoluta, burlándose del arte existente y hasta negándose a sí mismos. Renuncian al significado, van en contra del arte y la belleza y, como el azar sustituye a la inspiración, no crearon obras convincentes.
Cubismo
Por otro lado surge el cubismo de Guillaume Apollinaire, que tuvo más difusión en la pintura que en la literatura. Plasmaba la realidad desde diferentes puntos de vista y todos a la vez, con técnicas pictóricas como la superposición de planos, diferentes tipologías o caligramas.
Expresionismo
En Alemania surge el expresionismo, movimiento que buscaba la realidad interior por grotesca o deforme que fuera. Aceptaba a los movimientos anteriores e interpretaba la realidad influido por las emociones, con temas como la guerra, el miedo, la pérdida de la identidad individual o la destrucción global.
Surrealismo
En 1924, el escritor francés André Breton funda el surrealismo con un manifiesto en Le Figaro. Es el movimiento más longevo y con más obras, interesado en el subconsciente, los sueños y los mecanismos mentales irracionales, e influenciado por el dadaísmo y el psicoanálisis de Sigmund Freud. Usaban como técnicas la escritura automática y los cadáveres exquisitos.
Las Vanguardias en el Ámbito Hispánico
Estas vanguardias llegan a España con relativa rapidez en gran parte gracias a Ramón Gómez de la Serna, que en la revista literaria Prometeo mostraba estos movimientos artísticos. Forma su propio movimiento, el ramonismo, caracterizado por escoger y unificar rasgos de la realidad, por la cosificación y humanización, y por relacionar su realidad con su visión personal del mundo, todo ello con humor. Hizo teatro, novela (El incongruente), ramonismo (El circo) y biografías (Automoribundia). Crea las greguerías, mezclas de metáfora y humor, y emplea el símil, la hipérbole o la paronomasia.
Ultraísmo y Creacionismo
Otro movimiento del vanguardismo hispánico fue el ultraísmo de Rafael Cansinos Asséns, que incorporaba elementos de diversos ismos, como temas tecnológicos, caligramas, ideas extravagantes, un arte efímero y la ausencia de sentimientos.
Por último está el creacionismo de Vicente Huidobro, un arte nuevo que rechaza la imitación de la realidad y que quiere crear un mundo propio interior sin relación con el exterior, que el autor crea en su mente (poeta-dios) y no se puede comparar con nada. Inventa imágenes y palabras, y algunas de las obras más relevantes son Poemas árticos o Altazor.