El Liberalismo Clásico: Origen y Principios Fundamentales
El liberalismo es la forma de pensamiento político que se consolidó en el siglo XIX. Defiende la libertad del individuo, la igualdad jurídica y el principio de la soberanía nacional, que emana del pueblo.
Tiene su origen en las ideas de la Ilustración (siglo XVIII), desarrollándose durante la Independencia de Estados Unidos y la Revolución Francesa. A través de diversos procesos revolucionarios, sus principios básicos se asentaron en Europa.
Es la ideología de la burguesía y sostiene que el poder político debe recaer en quienes poseen el poder económico. Esto dio lugar a la sociedad de clases, donde la posición económica determina la jerarquía social.
Principios Básicos del Liberalismo
- Soberanía Nacional: El poder reside en la nación (el conjunto de individuos con derecho a voto). El gobierno es fruto de la voluntad popular y la base del sistema político es el acuerdo.
- Separación de Poderes: Debe existir una clara división entre los poderes (Legislativo, Ejecutivo y Judicial) para evitar la acumulación de funciones y garantizar el control mutuo.
- Constituciones: Ley suprema que establece la organización del Estado, las leyes, normas y derechos. Es aprobada por los representantes del pueblo.
- Libertades Individuales: La libertad es fundamental e inherente al individuo (elección de religión, partido político, etc.). No puede ser coartada por el Estado, aunque debe tener límites.
- Derechos Individuales: Basados en los derechos naturales (propiedad, libertad e igualdad). Sin embargo, la igualdad liberal tiene un límite: no es social ni económica, ya que estas ideas se consideraban demasiado radicales.
- Separación Iglesia-Estado: La religión deja de ser el fundamento de la política, poniendo fin al origen divino del poder. La Iglesia pierde influencia, lo que llevó a que el liberalismo fuera considerado un “pecado” por sectores eclesiásticos.
Ramificaciones del Liberalismo en el Siglo XIX
Durante el siglo XIX, el liberalismo se dividió en dos grandes ramas:
- Liberalismo Doctrinario: De carácter más conservador (derecha).
- Liberalismo Progresista: De carácter más reformador (izquierda).
El Modelo Político de Estados Unidos
Estados Unidos se organiza como una República Federal, donde los distintos estados poseen autonomía, pero comparten una Constitución, Ejército, política exterior y economía comunes. La Constitución se fundamenta en el principio de la Soberanía Nacional y la estricta Separación de Poderes.
Estructura de la Separación de Poderes Federal
- Poder Legislativo: Separado en dos cámaras:
- Cámara de Representantes (formada por diputados de cada estado).
- Senado (examina y vota las leyes aprobadas).
- Poder Ejecutivo: El presidente puede implementar su propia política, nombrar ministros, etc., pero no puede proponer leyes.
- Poder Judicial: Encabezado por un Tribunal Supremo que decide sobre la constitucionalidad de las leyes.
Se reconocen amplios derechos y libertades propios de los ciudadanos libres de Estados Unidos: propiedad privada, voto, expresión, inviolabilidad del hogar, juicio justo, opinión, prensa, etc.
Cada estado reproduce la organización del gobierno federal, sustituyendo la figura del presidente por la del gobernador y manteniendo tribunales, cuerpos de policía y leyes propias, siempre dentro del marco constitucional común.
La Revolución Francesa (1789)
Causas de la Revolución
- Económicas: Crisis financiera debido a los enormes gastos de la Corona, especialmente por la participación en la Guerra de los Siete Años y el apoyo a la Independencia de Estados Unidos, lo que llevó al Estado a la bancarrota.
- Sociales: Malas cosechas, hambruna, malestar general y subida de precios. La necesidad de mejorar la recaudación llevó a los ministros de Luis XVI a intentar que los estamentos privilegiados pagaran más impuestos.
- Político-Ideológicas: La burguesía aspiraba al poder político para reformar el sistema. Los campesinos deseaban acabar con el régimen señorial. Las ideas de la Ilustración se difundieron, haciendo evidente la necesidad de cambiar el modelo social del Antiguo Régimen.
Fases Iniciales de la Revolución Francesa
1. La Revuelta de la Aristocracia (1787)
Esta fase se caracteriza por la oposición de los estamentos privilegiados (nobleza y clero) a las reformas fiscales propuestas por ministros como Calonne, quien intentó remediar el creciente déficit del Estado francés. Calonne propuso un plan de reformas, siendo la más importante el establecimiento de una contribución que debían pagar los privilegiados.
Los nobles se reunieron en Versalles en 1787. La Asamblea de los Notables desechó casi todas las medidas fiscales, pero antes de disolverse, reclamó la reunión de los Estados Generales. Este acto fue una afrenta al rey, y los nobles no sabían que esta reunión abriría el camino definitivo a la Revolución.
2. La Fase Burguesa (Mayo – Julio 1789)
El 5 de mayo de 1789 se inauguró en Versalles la reunión de los Estados Generales. Había 1200 diputados: 600 del Tercer Estado (bando popular), 300 de la nobleza y 300 del clero. La nobleza y el clero exigían el voto por estamento.
Ante el desacuerdo, los representantes del Tercer Estado se unieron en la Sala del Juego de Pelota, donde juraron no separarse hasta haber elaborado una nueva Constitución. El rey, el 27 de junio, autorizó la unión de los tres estados y reconoció la Asamblea Nacional, que el 9 de julio pasó a denominarse Asamblea Constituyente.
3. La Fase Popular (Julio 1789 en adelante)
El 14 de julio de 1789, los parisinos saquearon el Hospital de los Inválidos para conseguir armas. Los asaltantes y la milicia parisina confluyeron ante la fortaleza-prisión de La Bastilla, símbolo de la dominación absolutista, para armarse frente a la amenaza exterior. Tras cuatro horas de resistencia, la Bastilla cayó en manos de los asaltantes.
Paralelamente, en el medio rural se extendieron levantamientos de los campesinos contra sus señores feudales, un fenómeno conocido como El Gran Miedo. Los años de crisis bajo Luis XVI habían provocado que la nobleza aumentara sus exigencias sobre los campesinos, empeorando la economía. Las malas cosechas trajeron hambrunas y crisis en las ciudades, mientras la nobleza y los reyes continuaban disfrutando de lujos.