I. Prehistoria y Antigüedad
1) El proceso de hominización en la Península Ibérica. Nuevos Hallazgos
La hominización es el proceso por el cual algunos grupos de homínidos se transformaron en la actual especie Homo sapiens. Para ello, adquirieron algunos rasgos físicos (bipedismo, aumento de la capacidad craneal, disminución del prognatismo) y culturales (dominio del fuego, fabricación de utensilios, lenguaje articulado, enterramiento de los muertos). Este proceso se origina en África hace unos 5 millones de años.
Los restos humanos más antiguos de la Península Ibérica se han encontrado en la Gran Dolina (Sierra de Atapuerca) con una antigüedad de 800.000 años, y aunque son descendientes del Homo ergaster, presentan rasgos diferenciados, por lo que se denominan Homo antecessor. A partir del Homo antecessor, una rama evoluciona hacia el Homo heidelbergensis, cuyos restos se han encontrado en la Sima de los Huesos (Atapuerca) con 300.000 años de antigüedad, y hacia el Hombre de Neandertal, situado hace 500.000 años en la Península. La otra rama evoluciona hacia el Homo sapiens, nuestro antepasado directo, aparecido en la península hace unos 40.000 años, que evoluciona en el Paleolítico Superior y desarrolla la pintura rupestre.
2) Pueblos prerromanos. Colonizaciones históricas: Fenicios, Griegos y Cartagineses
Se denominan pueblos prerromanos al conjunto de pueblos indígenas que poblaban la Península Ibérica en el primer milenio a.C. antes de la conquista romana en el siglo III a.C. Se pueden diferenciar dos grandes grupos:
- Pueblos del Este y Sur (Íberos): Muy influenciados por las colonizaciones históricas mediterráneas (Fenicios y Griegos). Vivían en ciudades amuralladas, organizadas como ciudades-estado, con jerarquización social y dedicados a la agricultura y el comercio.
- Pueblos del Norte, Centro y Oeste (Celtas): En su mayor parte de origen celta. Estos se dedicaban a la agricultura y el pastoreo, y su organización era tribal. Hay que destacar los celtíberos, galaicos, astures, cántabros y vascones.
Las colonizaciones históricas tuvieron lugar durante el primer milenio a.C. y estuvieron protagonizadas por los Fenicios, Griegos y Cartagineses, afectando al sur y el levante peninsular. Obedecían a razones comerciales (con el reino de Tartesos, rico en metales preciosos) y convirtieron muchos de sus asentamientos comerciales en ciudades, además de dejar su influencia cultural. Sus principales asentamientos fueron:
- Fenicios: Cádiz, Adra y Málaga.
- Griegos: Rosas y Ampurias.
- Cartagineses: Cartago Nova.
La colonización cartaginesa fue más bien de conquista, cuya principal consecuencia fue el inicio de la Segunda Guerra Púnica y la posterior conquista romana de la Península.
3) La pervivencia del legado cultural Romano en la Península
La conquista de la Península Ibérica por los romanos se inició con la Segunda Guerra Púnica en el año 218 a.C. y terminó en el año 19 a.C. En una primera etapa conquistaron el área ibérica, más desarrollada; en una segunda etapa se enfrentaron con los pueblos celtíberos y lusitanos; y finalmente, en una última etapa, el emperador Augusto, tras las guerras cántabro-astures, dio por finalizada la conquista.
Paralelamente a esta y en la etapa posterior a la misma, tuvo lugar el proceso de romanización, con la asimilación de la lengua, costumbres, instituciones y economía romanas, que dejará un legado cultural en el que se pueden destacar aspectos como:
- La Lengua: Se impuso el latín como lengua oficial y privada. Todos los idiomas peninsulares, excepto el vasco, proceden del latín.
- El Derecho: Se implantó el derecho romano, base de nuestro ordenamiento jurídico actual.
- La Religión: Introdujeron el cristianismo, que ha constituido la mentalidad hispana durante siglos.
- La Cultura Escrita: La cultura latina está en la base de la civilización occidental. A ella contribuyeron autores nacidos en Hispania como Séneca, Quintiliano o Marcial.
- El Arte y la Arquitectura: Dejaron un legado artístico importante, principalmente en arquitectura con la incorporación de la bóveda, el arco y el ladrillo. Sus construcciones (acueductos, puentes, teatros) forman parte del paisaje urbano actual.
4) Las invasiones Bárbaras. El reino Visigodo: Instituciones y Cultura
A comienzos del siglo V, se establecieron en la Península tres pueblos germanos: Suevos, Vándalos y Alanos. A continuación llegaron los visigodos como pueblo aliado de Roma, pero a partir del siglo VI fundaron el reino visigodo, con capital en Toledo.
Los visigodos eran una minoría y no se mezclaron inicialmente con los hispanorromanos por ser arrianos y estar prohibidos los matrimonios mixtos. Sin embargo, a finales del siglo VI se produjo la unificación:
- Unificación Étnica y Religiosa: Cuando Recaredo se convirtió al catolicismo en el III Concilio de Toledo (589).
- Unificación Jurídica: Cuando Recesvinto en el 654 estableció el Liber Iudiciorum o Fuero Juzgo.
- Unificación Territorial: Llevada a cabo por Leovigildo y completada por Suintila en la primera mitad del siglo VII.
Por ello, el reino visigodo fue el primer estado unificado y cristiano que surge en la Península. La monarquía era electiva y las instituciones más importantes eran:
- Aula Regia: Asamblea de aristócratas con la función de asesorar al monarca en el gobierno y la elaboración de leyes. Dentro de ella estaba el Officium Palatinum, auténtica corte palaciega.
- Concilios de Toledo: Se convirtieron en auténticas asambleas legislativas a partir del III Concilio.
Culturalmente, la Iglesia fue la única institución importante, destacando San Isidoro de Sevilla, que escribió la enciclopedia Etimologías.
II. Al-Ándalus: Conquista, Esplendor y Fragmentación
5) Evolución Política: Conquista, Emirato y Califato de Córdoba
Los musulmanes llegan a la Península debido a dos motivos: la crisis de la monarquía visigoda y la expansión del Islam. Al morir Agila, heredero del rey visigodo Witiza, Roderico ocupó el trono mediante una revuelta, lo que forzó a los partidarios de Witiza a solicitar ayuda a los musulmanes. Así, Musa, gobernador del norte de África, ante la posibilidad de expandir su territorio, envió su ejército, que consiguió vencer al de Roderico en la Batalla de Guadalete (711).
En poco tiempo ya habían conquistado casi toda la Península, sobre todo gracias al respeto hacia cristianos y judíos. Estos invasores fueron en parte árabes (asentados en los valles del Guadalquivir y Ebro) y bereberes (instalados en mesetas y sierras), a los que finalmente se unieron sirios en la zona de Al-Ándalus.
Etapas políticas:
- Valiato (711-756): La Península Ibérica fue una provincia del Califato de Damasco, con gran inestabilidad política.
- Emirato Independiente (756-929): Después de una sublevación persa que expulsó al califa de Damasco, un miembro de esta dinastía, Abderramán I, llegó a la Península, donde se hizo con el poder y se proclamó Emir independiente, lo que ayudó a la consolidación y reorganización de los musulmanes.
- Califato de Córdoba (929-1031): Finalmente, Abderramán III dio el paso final hasta un Califato de Córdoba independiente tanto política como espiritualmente. Este periodo (siglo X) fue el momento culminante del poder musulmán en la Península.
6) La crisis del siglo XI. Reinos de Taifas
A comienzos del siglo XI, el Califato entra en crisis y algunos territorios comienzan a disgregarse. En el año 1031 es depuesto el último Califa, Hisham III, y Al-Ándalus se fragmentó en numerosos Reinos de Taifas que se veían obligados a pagar parias a los reinos cristianos para sobrevivir.
Ante el empuje conquistador cristiano que llevó a Alfonso VI a conquistar Toledo en 1085, los reinos de Taifas pidieron ayuda a los almorávides (musulmanes ultraortodoxos que habían formado un imperio en el norte de África), los cuales convirtieron Al-Ándalus en una parte de su imperio. Pero el radicalismo religioso y la aparición de un nuevo poder en el norte de África constituido por los almohades harán que vuelvan a renacer a mediados del siglo XII los segundos Reinos de Taifas.
Los almohades penetraron en la península y reunificaron Al-Ándalus, pero su derrota por los cristianos en la Batalla de las Navas de Tolosa (1212) hizo que entraran en un proceso de decadencia, por lo que surgieron los terceros Reinos de Taifas. A lo largo del siglo XIII, el avance reconquistador de los reinos cristianos será constante, quedando al final únicamente el Reino Nazarí de Granada, que basculaba entre el vasallaje a Castilla y la guerra. Finalmente, los Reyes Católicos lo sometieron en 1492, culminando la Reconquista de la Península.
7) La organización económica y social en la Edad Media: Al-Ándalus
La economía en Al-Ándalus tuvo como base la agricultura, la artesanía y el comercio.
Economía:
- Agricultura: Alcanzó un gran desarrollo gracias a la introducción de nuevos cultivos (cítricos, arroz, caña de azúcar) y las mejoras en las técnicas de regadío (noria, acequias). Al residir los grandes terratenientes en las ciudades, se rompió la tendencia a la ruralización iniciada durante el Bajo Imperio Romano.
- Comercio y Artesanía: El comercio interior fue impulsado por la revitalización de las ciudades, que destinaban un espacio, el zoco, a un mercado permanente o periódico al aire libre y tiendas finas en el barrio de la alcaicería. Al comercio contribuyó el desarrollo de la artesanía de artículos de lujo (seda, cuero, vidrio).
- Comercio Exterior: Relacionaba Al-Ándalus con los territorios del imperio islámico y con los reinos cristianos. Fue facilitado por el control del oro sudanés, que permitió una abundante circulación monetaria y por la aceptación de una moneda acuñada en Córdoba, el Dinar. El principal producto de exportación fue el aceite.
Organización Social: Aunque la religión islámica defendía la igualdad social, se distinguía entre musulmanes y no musulmanes:
- Musulmanes: Se dividían en aristocracia (con las mejores tierras), los bereberes (algo más pobres) y los muladíes (hispanos conversos).
- No Musulmanes: Fueron los judíos y los mozárabes (cristianos en territorio musulmán), muy reducidos por conversiones al islam y huidas.
8) El legado cultural en la Península Ibérica durante la Edad Media: Al-Ándalus
Los musulmanes de Al-Ándalus desarrollaron una gran actividad cultural que rompía con la pobre tradición visigoda. Durante el califato de Al-Hakam II, Córdoba se convirtió en uno de los focos culturales del mundo. Las principales producciones intelectuales se produjeron en el campo de la filosofía, el derecho, la medicina, las matemáticas y la astronomía.
La cultura andalusí propició la transmisión hacia Occidente del saber prerromano, persa e hindú, que habían sido recuperados por los árabes. Un ejemplo significativo fue la introducción del sistema de numeración árabe de origen indio.
A la caída del Califato, las principales cortes de Taifas fomentaron la ciencia y el arte, destacando Sevilla por sus poetas, Toledo por sus científicos y Zaragoza por sus astrónomos. En el siglo XII surgieron figuras tan destacadas como Avempace, Averroes y Maimónides. Averroes intentó conciliar el pensamiento de Aristóteles con el islam, y difundió el pensamiento del filósofo griego por Europa, mientras que Maimónides hizo un esfuerzo semejante con la religión judía, y además escribió varios libros sobre medicina.
Otros autores andalusíes destacados en distintas épocas fueron el poeta Ibn Hazm, autor de El Collar de la Paloma, el geógrafo Al-Idrisi, el historiador Ibn Jaldún, el poeta Ibn Zamrak, cuyos poemas decoran los muros de la Alhambra. El legado andalusí se puede observar sobre todo en las casas andaluzas o levantinas, la gastronomía, la lengua y el arte.
9) La mezquita y el palacio en el arte hispano-musulmán
El arte musulmán andalusí se desarrolló según los cánones religiosos. Puesto que el Islam es contrario a la representación figurativa, la arquitectura se convirtió en la principal manifestación artística musulmana. La arquitectura andalusí se caracterizó por su capacidad de fusionar diferentes tradiciones: romanas, visigodas, orientales y helenísticas.
Elementos arquitectónicos y materiales:
Los elementos arquitectónicos fueron: la columna, el arco (preferentemente de herradura, que alcanzó una rica variedad: apuntado, lobulado), la bóveda, la cúpula y la cubierta de madera con yeserías. Los materiales más destacados, aparte de los nobles (mármol, piedra), fueron preferentemente la madera, el ladrillo y el yeso, que suelen quedar enmascarados por una profusa decoración en yeso o cerámica con motivos geométricos (alicatado), vegetales (ataurique) o de escritura.
Tipologías constructivas:
Desde el punto de vista social, el arte de Al-Ándalus fue un arte al servicio del poder y de la religión. En los palacios supieron coordinar los espacios habitables con los espacios abiertos en forma de jardines, patios con estanques o fuentes. Además, mostraron una mayor preocupación por el desarrollo interior que exterior de los edificios (arquitectura intimista). El deseo de dejar constancia del poder político explica la construcción de ciudades-palacio, cuyos ejemplos más significativos fueron Medina Azahara, el Palacio de la Aljafería de Zaragoza o la Alhambra de Granada.
El segundo tipo constructivo propio del Islam fue la mezquita. El edificio responde a una religión sin imágenes, sin clase sacerdotal ni liturgia, que solo necesita de un gran espacio cerrado para la predicación y la oración. El ejemplo de esta concepción espiritual y arquitectónica fue la Mezquita de Córdoba.
III. Los Reinos Cristianos y la Reconquista
10) Reinos cristianos: Los primeros núcleos de resistencia
Tras la conquista y posterior ocupación del reino visigodo peninsular por los musulmanes a partir de 711, surgirán unos núcleos de resistencia en el norte peninsular, que a partir del siglo XI iniciarán un avance hacia el sur, coincidiendo con la crisis de Al-Ándalus, en un proceso histórico que conocemos como Reconquista. Entre los primeros focos de resistencia hay que citar los cuatro núcleos principales: asturiano, pamplonés, aragonés y catalán.
- Reino Asturiano/Leonés: Surgió en el 718. Su primer rey, Don Pelayo, tras la mitificada Batalla de Covadonga en el 722, inició el proceso de Reconquista. Alfonso III extendió el reino hasta el Duero y trasladó la capital a León a comienzos del siglo X, por lo que el reino pasó a llamarse Reino de León. A mediados del siglo X, el conde Fernán González gobernó de forma autónoma el Condado de Castilla, aunque no sería independiente del reino leonés hasta el 1035.
- Reino de Pamplona/Navarra: Se constituyó en el siglo IX, cuando Íñigo de Arista expulsó a las tropas francas. Su rey más importante fue Sancho III el Mayor (1000-1035).
- Condado/Reino de Aragón: Se remonta al siglo IX, pero a partir del año 922 quedó vinculado al Reino de Navarra, del que se independizó en el 1035.
- Condados Catalanes: Permanecieron integrados en la monarquía carolingia hasta el siglo X, en el que Borrell II consolidó la primacía de Barcelona, si bien Wifredo el Velloso había gobernado con plena autonomía desde finales del siglo IX.
11) Principales etapas de la Reconquista
Por Reconquista se entiende el proceso de ocupación militar de territorios musulmanes en la Península Ibérica, y se divide en cuatro grandes etapas:
- Primera Etapa (Siglos VIII-X): Los núcleos cristianos se hicieron con territorios prácticamente vacíos, como la cuenca del Duero, en un momento en el que Al-Ándalus tenía su máximo poder (Califato).
- Segunda Etapa (Siglo XI y primera mitad del XII): Gracias a la crisis del Califato, la Reconquista avanzó rápidamente: Alfonso VI conquistó Toledo (1085), a lo que los musulmanes respondieron con la intervención almorávide, que frenó temporalmente el avance. Los reyes de Aragón se hicieron con el Valle medio del Ebro. Más tarde, con la decadencia almorávide, se conquistó tanto el valle del Tajo occidental por Castilla como el valle del Ebro oriental por Aragón.
- Tercera Etapa (Segunda mitad del siglo XII): Con el apogeo almohade, se frenó el avance cristiano en las zonas del Turia, Júcar y Guadiana. Mientras tanto, se crearon órdenes militares para la defensa, como la de Santiago o Calatrava, y se firmaron tratados entre Castilla y Aragón por los que se repartían futuras conquistas.
- Cuarta Etapa (Siglo XIII): Se dio el golpe definitivo a los musulmanes en la Batalla de las Navas de Tolosa (1212), con participación de los reinos de Castilla, Aragón y Navarra, además de ayudas extranjeras. Tras un periodo de inactividad, la conquista concluyó en 1266 con Portugal independizado, la Corona de Aragón con los territorios de Valencia y Baleares, Navarra en la zona Pirenaica y Castilla con el resto de la Península, excepto el Reino Nazarí de Granada, que aguantaría hasta la ocupación de los Reyes Católicos en 1492.
12) Las formas de ocupación del territorio y su influencia en la estructura de la propiedad
Entendemos por repoblación el proceso de ocupación demográfica y explotación económica de los territorios reconquistados a los musulmanes entre los siglos VIII y XV. Los distintos modelos de repoblación marcaron la estructura de la propiedad y organización social peninsular a lo largo de la historia. Tradicionalmente se identifican cuatro modelos de repoblación:
- Repoblación por Presura: Utilizada en los siglos VIII y X, afectó a las tierras situadas al norte del río Duero y el piedemonte pirenaico. Consistió en la ocupación de tierras deshabitadas a través del sistema de presura (toma de posesión por el primer ocupante). El resultado fue el surgimiento de la pequeña y mediana propiedad.
- Repoblación Concejil: Tuvo lugar durante los siglos XI y XII en el valle del Ebro y entre los ríos Duero y Tajo. Se realizó a través del establecimiento de comunidades de aldea o villa, a los que la Corona concedió un amplio territorio (Alfoz) con ciertos privilegios reconocidos en cartas pueblas. El resultado fue la aparición de propiedades medias y comunales.
- Repoblación de Órdenes Militares: Tuvo lugar en la primera mitad del siglo XIII entre el Tajo y el Guadiana. Consistió en el otorgamiento de grandes lotes de tierra a las órdenes militares a través del sistema de encomiendas. El resultado fue la aparición de latifundios.
- Repoblación por Repartimientos o Nobiliaria: Tuvo lugar en el sur peninsular a partir del siglo XIII, y consistió en el otorgamiento de grandes territorios a familias nobles. El resultado son los grandes latifundios andaluces y la existencia de un campesinado sin tierra.
13) Diversidad Cultural: Cristianos, Judíos y Musulmanes
El panorama cultural de la Península Ibérica durante la Edad Media se caracterizó por su pluralidad. La existencia de mudéjares (musulmanes en territorio cristiano) y de mozárabes (cristianos en territorio musulmán), así como de judíos en ambas zonas, propició el intercambio cultural entre las tres culturas. De esta manera, la Península Ibérica se convirtió en un puente entre el mundo musulmán y el cristiano europeo con la colaboración del mundo judío.
En la época medieval fue la Iglesia la que se encargó de preservar y transmitir la cultura. Hasta el siglo XI, los únicos centros donde se podía aprender eran las escuelas monacales. A partir del siglo XII surgen las escuelas catedralicias. Más tarde, en el siglo XIII, surgieron las universidades (Palencia, Salamanca, Valladolid).
La colaboración entre las tres culturas se realizó fundamentalmente en los centros de traducción del árabe que surgieron a partir del siglo XII (Toledo, Zaragoza). La Escuela de Traductores de Toledo gozó de justa fama en el siglo XII tras el impulso del arzobispo Raimundo a las traducciones del árabe, prestigio que aumentó en el siglo XIII durante el reinado de Alfonso X el Sabio, que alentó el uso del gallego y del castellano. A este último se tradujeron numerosas obras de carácter científico, filosófico y literario, que más tarde eran traducidas al latín y difundidas por el Occidente cristiano. De esta manera, gran parte del conocimiento de la antigüedad griega y del mundo islámico fueron conocidos en Europa.
Por otra parte, los reinos cristianos peninsulares recibieron el influjo cultural europeo a través del Camino de Santiago, ya que los peregrinos trajeron estilos arquitectónicos, modas y formas de pensar de otros países, por lo que la Península se fue integrando en la cultura occidental.
14) La Península Ibérica en la Edad Media: Los reinos cristianos. Manifestaciones artísticas
El Románico (Siglos XI y XII)
La principal novedad de la renovación cultural del siglo XI fue la aparición y difusión del Románico. Se trata de la primera manifestación artística supranacional del Occidente cristiano y representa el concepto de unidad espiritual de Europa, al margen de las divisiones políticas. Propagado por los monjes de Cluny, el Románico corresponde al gran desarrollo alcanzado por la cultura monástica y a la fuerte y austera religiosidad de la época.
Se trata de un estilo artístico en el que, sirviendo la arquitectura como elemento básico aglutinante, se integran todas las artes de forma coherente y armónica, persiguiendo todas ellas una clara misión pedagógica que aspira a mantener viva la fe del creyente. Las principales creaciones arquitectónicas fueron los templos, los monasterios y las fortalezas militares. Su difusión en la Península se produjo a través del Camino de Santiago, en el que podemos apuntar ejemplos como la Catedral de Jaca, San Martín de Frómista, San Isidoro de León o la Catedral de Santiago de Compostela. En sus construcciones predomina la horizontalidad, la pesadez y la oscuridad; mientras, en escultura y pintura predomina el antinaturalismo y el esquematismo simbólico.
El Gótico (Mediados del Siglo XII hasta el XV)
Desde mediados del siglo XII y hasta finales del siglo XV se extiende por Europa el estilo Gótico, constituyendo la culminación del desarrollo cultural, político y económico del Occidente cristiano medieval. Se trata de un arte propio de una época de florecimiento urbano e importantes transformaciones sociales promovidas por el ascenso de la burguesía y el desarrollo del comercio; de acrecentamiento del poder real y del comienzo de una tímida secularización cultural impulsada por las recién nacidas Universidades.
Las principales creaciones son los palacios, las lonjas, los ayuntamientos y por encima de todas: las catedrales, auténticos estandartes del renacimiento urbano. Las más representativas en España son las de León, Burgos, Toledo y Sevilla. En sus construcciones predomina la verticalidad, la ligereza y la luminosidad; mientras que en escultura y pintura destaca el naturalismo idealizado y la expresividad.
IV. Baja Edad Media y Expansión Atlántica
15) La organización política. Las instituciones (Castilla y Aragón) en los siglos XIV y XV
Durante la Baja Edad Media, en el ámbito de lo político, se produjo un enfrentamiento entre los partidarios del fortalecimiento del poder de la Corona (autoritarios) y los partidarios del mantenimiento del poder de la nobleza y clero (pactistas).
Reino de Castilla (Autoritarismo)
En el caso de Castilla se acabaron imponiendo las tesis favorables a la supremacía del poder real. Para ello se impuso un fortalecimiento de la monarquía castellana mediante un proceso de centralización del poder:
- Se fusionaron las Cortes de Castilla y León.
- Se crearon el Consejo Real (órgano asesor) y la Audiencia Real (órgano supremo de justicia).
- Se establecieron Corregidores (delegados del poder real en los principales municipios).
Corona de Aragón (Pactismo)
En el caso de la Corona de Aragón se impusieron las teorías pactistas, dada la estructura confederal de la misma (Aragón, Valencia, Mallorca y Cataluña), por lo que los reyes hicieron concesiones a los grandes señores y a las Cortes de Aragón, Cataluña y Valencia, que nunca llegaron a unirse.
Por ello, junto a una administración central (encarnada en el rey, el Consejo Real, la Hacienda Real, la Real Audiencia y las Cortes Generales), hay unas administraciones territoriales, donde el rey tenía un gobernador (virrey en Mallorca) con sus propias Cortes, en las que surgirían Diputaciones permanentes como la Generalitat de Cataluña, y en las que se establecerán instituciones como el Justicia de Aragón, que defendía los fueros aragoneses. Los municipios gozaron de autonomía, a diferencia de Castilla.
16) Crisis demográfica, económica y política en la Baja Edad Media (siglos XIV y XV)
La Baja Edad Media coincide con una profunda crisis demográfica, económica y política.
Crisis Demográfica y Económica
La crisis demográfica se debió al descenso de la producción agraria por una sucesión de malas cosechas y a la aparición de la Peste Negra (1348). La consecuencia fue un aumento de la mortalidad, que tuvo importantes consecuencias económicas y sociales. Amplias zonas se despoblaron, por lo que se redujeron las tierras de cultivo y descendieron las rentas de los grandes propietarios nobles. En Castilla, ante esta situación se impuso la ganadería ovina trashumante como principal actividad económica.
Crisis Social y Política
Tanto en Aragón como en Castilla, la crisis económica originó un profundo proceso de señorialización. Pero, al endurecerse las condiciones, surgen movimientos campesinos antiseñoriales durante el siglo XV, como el conflicto de los payeses de remensa en Cataluña. También surgieron conflictos sociales en el marco de las ciudades entre la pequeña burguesía y la oligarquía que detentaba el poder municipal, o el enfrentamiento entre bandos de la nobleza local por el control del poder municipal.
En este contexto aumentó el antisemitismo y hubo asaltos a las juderías. Otros aspectos del periodo fueron la generalización de guerras y conflictos políticos en los distintos reinos peninsulares y dentro de cada uno de ellos, entre los partidarios de las teorías políticas del pactismo y los partidarios del autoritarismo. Especialmente significativas fueron las guerras civiles en Castilla, Navarra y Cataluña en el siglo XV.
17) La Baja Edad Media: La expansión de la Corona de Aragón en el Mediterráneo
Durante buena parte de la Baja Edad Media, la Corona de Aragón continuó su expansión por el Mediterráneo, iniciada a mediados del siglo XIII con la conquista de Baleares y continuada con la de Sicilia por Pedro III el Grande, que acabó provocando serios enfrentamientos con el Papa y Francia.
En la zona oriental del Mediterráneo, el protagonismo aragonés corrió a cargo de las compañías de almogávares que crearon los ducados de Atenas y Neopatria, donde se mantuvieron independientes hasta 1390. Durante la primera mitad del siglo XIV se extenderá el dominio aragonés a Cerdeña, que se convirtió en un importante núcleo comercial y de repoblación. En el siglo XV, Alfonso V el Magnánimo conquistó Nápoles.
Esta política expansiva impulsó un activo comercio internacional en la cuenca mediterránea que favoreció el florecimiento económico de Cataluña (siglo XIV), donde el puerto de Barcelona desempeñó un papel de primer orden, similar al de las repúblicas mercantiles italianas de Pisa, Venecia o Génova. Barcelona mantenía rutas marítimas por la cuenca mediterránea y llegaba a Flandes por el Atlántico. Exportaba tejidos e importaba cereales de Sicilia y Cerdeña, cueros de Berbería y especias de Bizancio, Siria y Egipto. Posteriormente, Valencia (siglo XV) sustituyó a Barcelona como principal puerto de la Corona de Aragón. El avance turco y la caída de Constantinopla en 1453 aceleraron la decadencia del comercio mediterráneo, que pronto fue desplazado por las rutas atlánticas con destino a América.
18) Las rutas atlánticas: Castellanos y portugueses. Las Islas Canarias
Desde principios del siglo XV, Portugal buscó una nueva ruta hacia la India y en ese proceso chocó con la Corona de Castilla. Los factores de la expansión atlántica fueron los siguientes:
- El impulso de las monarquías autoritarias ibéricas (Portugal y Castilla) una vez terminada o a punto de terminar la Reconquista.
- La apertura de la ruta del Estrecho de Gibraltar, tras la conquista de Tarifa, por lo que se produjo la conexión cristiana entre el Mediterráneo y el Atlántico.
- La crisis del comercio Mediterráneo por el avance turco-musulmán y la toma de Constantinopla en 1453.
- El asentamiento de colonias de comerciantes genoveses y mallorquines en la zona costera de Andalucía Occidental (Sevilla, Golfo de Cádiz).
- Los avances técnicos y científicos portuarios: astrolabio, brújula, carabela, etc.
Expansión Portuguesa
Los portugueses buscaron desde inicios del siglo XV una ruta hacia Extremo Oriente (India, China, Japón) siguiendo el contorno de África por el Océano Atlántico en busca de oro y especias. Para ello, la Monarquía (Enrique el Navegante, Alfonso V y Juan II) impulsó un sistema de factorías comerciales costeras. Los portugueses descubrieron las islas Madeira (1418), las islas Azores (1431), doblaron el Cabo Bojador y llegaron al golfo de Guinea en 1460. Durante este periodo chocaron con los intereses castellanos en la zona. Posteriormente, Bartolomé Díaz en 1488 dobló el Cabo de Buena Esperanza; y Vasco de Gama llegó a la India en 1498.
Expansión Castellana: Las Islas Canarias
Por lo que se refiere a la expansión castellana, la anexión principal fue la de las Islas Canarias, que se realizó en dos fases:
- Primera Fase (Comienzos del siglo XV hasta 1474): Fue una iniciativa liderada por la nobleza, con implantación de un régimen señorial. Se conquistaron Lanzarote, Fuerteventura, La Gomera y El Hierro.
- Segunda Fase (Reinado de los Reyes Católicos): Durante la cual se conquistaron las islas restantes y se llegó a un acuerdo con Portugal por el Tratado de Alcaçovas (1479).
V. La Monarquía de los Reyes Católicos
19) Unión dinástica: Integración de las coronas de Castilla y Aragón
Tradicionalmente se ha identificado el reinado de los Reyes Católicos (1474-1516) como el momento en el que nace el estado moderno en España (monarquía autoritaria) sobre la que se acabará asentando la identidad nacional española. El matrimonio de Isabel de Castilla y Fernando de Aragón tuvo lugar en 1469 y supuso una unión dinástica y patrimonial entre dos reinos, Castilla y Aragón, cuando Isabel se convirtió en reina de Castilla (1477) y Fernando en rey de Aragón (1479).
Esta unión era solo de tipo personal. Isabel y Fernando gobernaban conjuntamente sus territorios (según lo acordado en la Concordia de Segovia), pero cada uno mantenía sus propias instituciones y leyes, por lo que de momento solo suponía la posibilidad de compartir un monarca común en el futuro. Pero, pese a la fragilidad inicial de la unión, el proyecto político de los Reyes Católicos era favorecer la concentración del poder en manos de la Corona, con el sometimiento de la nobleza, la utilización política de la Iglesia y las conquistas de los reinos de Granada y Navarra (anexionada por Castilla, que mantuvo la primacía sobre Aragón).
Esto conformó el nacimiento de una monarquía que llegará a convertirse en potencia hegemónica en el siglo XVI, cuando las circunstancias históricas favorecieron el que Carlos I, hijo mayor de Juana de Castilla y nieto de los Reyes Católicos, ocupase el trono de ambas coronas en 1516 y quedara confirmada definitivamente la unión dinástica (integración de Castilla y Aragón).
20) La conquista del reino Nazarí y la incorporación de Navarra
Hacia 1480 nos encontramos en la Península Ibérica con la existencia de cinco reinos (Navarra, Portugal, Granada, Aragón y Castilla). Tras la unión dinástica de Castilla y Aragón, el proyecto de unificación peninsular estuvo en mente de los Reyes Católicos.
Conquista de Granada (1482-1492)
El primer paso fue la conquista del Reino Nazarí de Granada, identificada como una auténtica cruzada por su profundo contenido ideológico/religioso, que sirvió para reforzar la autoridad monárquica y orientar el carácter belicista de la nobleza una vez concluida la guerra de sucesión castellana. La victoria cristiana fue favorecida por la propia división interna del reino granadino entre el Emir (Mulhacén), su hermano (Muhammad el Zagal) y su hijo Boabdil, así como por el uso de tácticas militares modernas como el empleo de artillería de asedio y sitios continuados en los que las tropas reales se afianzaron frente a las milicias municipales, señoriales y de órdenes militares. Tras la rendición de una plaza se solía establecer una capitulación respetuosa con los vencidos.
Incorporación de Navarra (1512)
En 1512, aprovechando la inestabilidad del Reino de Navarra y su alianza con Francia, un ejército castellano ocupó Pamplona. En 1515, en las Cortes de Burgos, Fernando anexionó el Reino de Navarra a la Corona de Castilla, aunque respetó sus instituciones. A partir de ese año, solo el Reino de Portugal permanecía como reino independiente en la Península.
21) La integración de las Canarias y la aproximación a Portugal
Durante la Edad Media se produce la expansión de portugueses y castellanos por el Atlántico Sur en busca de oro y de una ruta directa con las islas de las especias, las Malucas, siguiendo la costa africana. Ello creó un conflicto de intereses entre Portugal y Castilla, que se sumaba al enfrentamiento entre ambos reinos en la Guerra de Sucesión a la Corona castellana (1474-1479), que llevó a Isabel I al trono de Castilla.
Ambos conflictos se resolvieron en el Tratado de Alcaçovas (1479) por el que Alfonso V de Portugal reconocía a Isabel I como reina de Castilla y los derechos castellanos sobre Canarias y la costa africana situada frente a las islas. Por su parte, Portugal se reservaba la expansión por la costa occidental africana y el derecho sobre las islas de Madeira, Cabo Verde y Azores. Aunque se intentó una política matrimonial con Portugal algo después, esta nunca dio sus frutos.
En los siguientes años, los Reyes Católicos conquistaron las islas que todavía no pertenecían a Castilla: Gran Canaria, Tenerife y La Palma. La conquista se hizo mediante el sistema de capitulaciones, que sería aplicado después en América, por el cual los recursos humanos y materiales son aportados por particulares, mediante contrato previo con los reyes, para que llevaran a cabo la conquista y evangelización, a cambio de ciertos privilegios. Los nuevos territorios no se integraron en el régimen señorial sino que permanecieron como tierras de realengo. Las Islas Canarias se especializaron en el cultivo de caña de azúcar y se convirtieron en base privilegiada para el expansionismo atlántico castellano, después de jugar un papel fundamental en el descubrimiento de América.
22) La organización del estado: Instituciones de Gobierno
El reinado de los Reyes Católicos representa un estadio de monarquía autoritaria, es decir, de concentración creciente de poder en los reyes, como etapa de transición a la monarquía absoluta, propia de la Edad Moderna. La monarquía autoritaria exigía un sistema administrativo más complejo y centralizador que el medieval. Por ello reformaron algunas instituciones anteriores y crearon otras nuevas. Los instrumentos claves del nuevo estado serían: una burocracia numerosa y cualificada, un ejército tendente a la permanencia, y una diplomacia que proyectará y estabilizará las relaciones internacionales de la monarquía.
Instituciones Centrales
La institución más relevante fue el Consejo Real, que acabó denominándose Consejo de Castilla, con funciones de asesoramiento y tribunal supremo del reino. Además surgieron otros consejos especializados en ciertas materias, que asesoraban al rey en la toma de decisiones: el de la Inquisición, el de las Órdenes Militares, el de Aragón y el de Hacienda. La institución de las Cortes quedó reservada para aprobación de impuestos.
Justicia y Administración Territorial
Entre las instituciones relacionadas con la justicia hay que citar las Chancillerías (tribunales superiores) y las Audiencias (tribunal de rango inferior). En la administración municipal hay que mencionar la figura del Corregidor, que representaba al rey en ciudades y villas, con funciones administrativas, judiciales (juzgado de primera instancia) y militares. Una institución de nueva creación y relacionada con el orden público fue la Santa Hermandad, especie de policía rural que vigilaba los caminos. En la administración territorial, hay que citar los Virreyes, que gobernaban en nombre del rey en los territorios en que estaba ausente.