Introducción a la Restauración Borbónica
El pronunciamiento del general Martínez Campos en 1874 puso fin al Sexenio Democrático y provocó el comienzo de una nueva etapa: la Restauración. Este periodo se desarrolló entre 1875 y 1931, durante los reinados de Alfonso XII y Alfonso XIII. A continuación, se aborda la primera fase, en la cual se gestó dicho régimen.
La Restauración nació a partir de las experiencias del Sexenio y tuvo como objetivo resolver los problemas que habían provocado la agitación social y política, debida a la división de la clase dirigente y a la participación política de las masas. Se trató de una alianza de la burguesía para crear un sistema estable que garantizara la defensa de sus intereses. Así, la Restauración creó un régimen basado en un modelo político liberal, pero no totalmente democrático, que se caracterizaría por el conservadurismo, la ausencia de libertades absolutas y el control político de la sociedad.
Desarrollo del Régimen de la Restauración
Evolución Política
Antonio Cánovas del Castillo, consciente del rechazo del pueblo hacia Isabel II, consiguió que esta abdicara en su hijo Alfonso, cadete de la Academia Militar de Sandhurst. Fue en esa academia donde Alfonso firmó el Manifiesto de Sandhurst, mediante el cual anunciaba un nuevo programa político basado en el restablecimiento de la monarquía constitucional. Gracias al pronunciamiento de Martínez Campos en Sagunto en diciembre de 1874, se adelantó el deseo de Cánovas de que las Cortes aceptaran a Alfonso XII.
La Restauración se dividió en dos etapas:
- Primera etapa (1875-1885): Predominaron los gobiernos conservadores dirigidos por Cánovas, que afianzaron el sistema a través de la censura, la restricción de las libertades de cátedra, el asociacionismo obrero y el derecho al voto. La mejora de la economía, los éxitos militares (fin de las guerras carlista y cubana) y la popularidad del rey consolidaron el nuevo régimen.
- Segunda etapa (1885-1902): Se inició con el fallecimiento del rey y la regencia de María Cristina. En este contexto se produjo el Pacto de El Pardo (1885), que establecía el turnismo, por el cual Cánovas cedía el gobierno a Sagasta. En este periodo, los liberales llevaron a cabo una política de defensa de los derechos individuales con leyes como la libertad de expresión o el Sufragio Universal Masculino.
Características del Sistema Canovista
Cánovas, verdadero artífice de la Restauración, pretendía con esta la continuación de la época moderada, por lo que las bases sociales y los fundamentos ideológicos fueron los siguientes:
- Las bases sociales: La Restauración debía asentar la Monarquía y crear un marco de conciliación lo más conservador posible. Por ello, la base social del régimen estaba compuesta por alfonsinos, hombres de negocios, militares y la Iglesia, los cuales defendían el orden, la propiedad, la Monarquía y el catolicismo, e identificaban la República con la anarquía.
- Los fundamentos ideológicos: Se basaron en lo que Cánovas llamó “verdades madre”, unos principios políticos indiscutibles (nación, libertad, Monarquía y soberanía) que sostenían el Estado. Estaban formados por elementos contradictorios, de cuya confrontación surgiría el equilibrio para durar y ser aceptados por todos. En este sentido, el equilibrio de estas verdades madre se obtenía mediante la contraposición de dos pares dinámicos:
- Par depositario: La soberanía bajo la institución del rey y de las Cortes. El rey es principio de autoridad; las Cortes son principio de libertad. El rey es principio de unión; las Cortes son principio de dispersión. Pero ambos actúan conjuntamente y no tienen sentido el uno sin el otro.
- Par ejecutante: Representado por los partidos. Siguiendo el modelo inglés, se conforman dos partidos que polarizan en su entorno a todas las fuerzas políticas. Por eso se huye tanto del centrismo como del extremismo.
El sistema se puede resumir en los siguientes elementos:
- La restauración de los Borbones en la figura de Alfonso XII, un rey-soldado respetuoso con el liberalismo, defensor del catolicismo y vencedor del carlismo.
- La Constitución de 1876, una constitución moderada, pero con elementos de la de 1869. Sus características principales eran:
- La soberanía residía en las Cortes y el rey.
- El rey nombraba a los miembros del Consejo y al presidente, era jefe del Ejército, tenía derecho a veto y podía disolver las Cortes. Estaba por encima del Gobierno y las Cámaras.
- La existencia del bipartidismo. Por un lado, el Partido Liberal Conservador, que conectaba con el moderantismo isabelino y estaba dirigido por Cánovas; y por otro, el Partido Liberal Fusionista, heredero del progresismo y encabezado por Sagasta. Ambos representaban a dos grupos muy similares, si bien los moderados estaban más relacionados con la oligarquía agraria y la defensa del clericalismo, y los liberales con los defensores de la tradición liberal y el sufragio universal.
- La existencia del turnismo entre partidos para evitar enfrentamientos.
- Un sistema electoral con un sufragio que, aunque será universal, admite las circunscripciones unipersonales que favorecen el bipartidismo.
- El control social, político y económico por la oligarquía debido a su poder sobre el sistema electoral (diseñado por Posada Herrera) y sobre el empleo.
Turnismo y Caciquismo
La esencia del sistema residía en el turnismo, un método mediante el cual los dos partidos se alternaban en el poder sin necesidad de recurrir al pronunciamiento. El mecanismo era siempre el mismo:
- Ante una crisis de gobierno, ambos partidos y el rey se reunían para decidir quién sería el próximo en gobernar. El rey disolvía entonces las Cortes y se convocaban unas elecciones, en las que se recurría al fraude para garantizar la victoria del partido acordado.
- El encargado de “cocinar las elecciones” era el Ministro de la Gobernación, el cual atendía al reparto de escaños realizado por Sagasta y Cánovas, dejando siempre un porcentaje a republicanos y carlistas. Seguidamente, los jefes provinciales acordaban la distribución del número de diputados (siempre dando un mayor porcentaje para el partido elegido para gobernar), reproduciendo el encasillado, un proceso mediante el cual se colocaban en casillas los nombres de los candidatos de los distintos distritos. Estos distritos correspondían normalmente a zonas rurales controladas por un cacique.
- Decididos los candidatos, los Gobernadores Civiles de cada provincia se encargaban de que en las elecciones se alcanzasen los resultados establecidos. Para ello, contaban con la ayuda de caciques, los cuales se apoyaban en su poder económico para condicionar el voto. Si esto no era suficiente, se recurría al pucherazo (sustitución del contenido de las urnas), a la coacción moral, al uso de matones o a la manipulación de los censos, haciendo votar a muertos.
Conclusión
El régimen de la Restauración supuso la primera aparición de un sistema político estable y duradero en la España contemporánea, que propició momentos de desarrollo económico. Sin embargo, las bases sobre las que se creó dieron lugar a un rechazo social cada vez mayor:
- Por una parte, el turnismo dejaba a amplios sectores marginados, los cuales demandaban un hueco político. Además, este sistema solo favorecía a una minoría conservadora, hecho que fue considerado por los regeneracionistas como el origen del atraso del país.
- Por otra parte, el caciquismo, que tuvo gran implantación en Andalucía, provocó el aumento de la presión del poderoso sobre el débil.
Todo esto provocaría un rechazo hacia la Restauración, que se haría insostenible con Alfonso XIII y que favoreció la difusión de las ideologías anarquista, socialista y nacionalista.