Panorama de la Novela Española del Siglo XX: Generación del 98 y Generación del 14

La Novela Española en el Siglo XX: Tendencias y Generaciones Clave

A principios del siglo XX, la novela española se caracteriza por dos grandes tendencias:

  1. La continuidad de las corrientes narrativas de finales del siglo XIX, con novelas realistas y naturalistas (representadas por autores como Galdós y Pardo Bazán).
  2. La reacción contra el Realismo y el Naturalismo, enmarcada dentro del Modernismo, y que fundamentalmente en la novela se conoce como Generación del 98. Estos autores muestran una clara voluntad de innovación en temas y forma, respecto a la novela tradicional.

Posteriormente, la Generación del 14 continuará esta búsqueda de nuevas tendencias narrativas.

La Novela en la Generación del 98

La novela de la Generación del 98 viene marcada por dos circunstancias fundamentales:

  1. La situación de crisis general que se produce desde finales del siglo XIX en España, cuyo elemento más representativo será el «Desastre del 98» (pérdida de Cuba, Puerto Rico y Filipinas).
  2. El influjo de tendencias europeas irracionalistas y existencialistas de filósofos como Schopenhauer, Nietzsche y Kierkegaard, que se reflejará en temas como la preocupación por el sentido de la vida y la religión.

Además, estos autores comparten un ansia de renovación del lenguaje literario: búsqueda de la sobriedad, el estilo sencillo y la precisión léxica. Tendrán una visión subjetiva del paisaje, asociándolo al estado de ánimo.

El año 1902 marca un hito con la publicación de obras que suponen un nuevo concepto en la forma de narrar, frente a la novela realista vigente a comienzos de siglo. Entre ellas destacan:

  • La voluntad de Azorín
  • Camino de perfección de Pío Baroja
  • Amor y pedagogía de Unamuno
  • Sonata de Otoño de Valle-Inclán

Autores y Obras Destacadas de la Generación del 98

Ramón María del Valle-Inclán

Valle-Inclán evoluciona desde el modernismo de sus Sonatas hasta el expresionismo degradante de sus esperpentos, en los que deforma grotescamente la realidad con personajes fantoches para retratar una sociedad sin valores. Su obra señera será Luces de bohemia.

Su obra Tirano Banderas (1926) critica a un dictador hispanoamericano. En el ciclo incompleto de novelas El ruedo ibérico (que incluye La corte de los milagros, Baza de espadas y Viva mi dueño), satiriza la corte de Isabel II, donde los personajes, incluida la Reina, acaban convertidos en muñecos de guiñol. Entre medias, publica su trilogía La guerra carlista, donde inserta historia y tono legendario, mitigando así el modernismo radical de las Sonatas.

Azorín (José Martínez Ruiz)

Los protagonistas de las novelas de Azorín son idealistas y meditabundos, sumergidos en la monotonía y el hastío de una sociedad que no pueden cambiar. Sus novelas tienen mucho de ensayo, con una estructura fragmentada donde predomina lo descriptivo y con tramas argumentales mínimas en las que abunda lo autobiográfico. Ejemplos son La voluntad (1902), Antonio Azorín (1903) y Las confesiones de un pequeño filósofo (1904).

Es el autor que más atención presta al paisaje (como en Castilla y Los pueblos) y a la reinvención de personajes conocidos (Don Juan (1922), Doña Inés (1925)). Sus temas preferidos son la nostalgia y la angustia por el paso del tiempo.

Miguel de Unamuno

Miguel de Unamuno trata temas como la intrahistoria y el concepto de España, la conciencia trágica de la existencia y la sed de eternidad. Estos temas se plasman en sus «nivolas», caracterizadas por la desnudez narrativa, una máxima presencia del diálogo y el monólogo. Entre sus obras destacan Amor y pedagogía, Niebla (1914) y San Manuel Bueno, mártir.

Pío Baroja

Pío Baroja es considerado el gran novelista de la Generación del 98. En sus novelas se mezclan la acción y la reflexión, y están protagonizadas por personajes inquietos, muchas veces inadaptados, movidos por su condición de hombres de acción y por una angustia vital que les hace huir de su vida anodina y del pesimismo que les invade. En todos estos personajes prevalece un individualismo pesimista que les lleva a la incomprensión y al fracaso.

Suele agrupar sus novelas en trilogías, como:

  • La lucha por la vida, donde retrata el Madrid de la miseria y la marginación para componer un retrato muy crudo de la España de comienzos de siglo.
  • La raza, en la que destaca El árbol de la ciencia (1911), cuyo protagonista es un ser reflexivo, lo que le conduce a la angustia y a la toma de conciencia del sinsentido de la vida.
  • La tierra vasca.

Igualmente, destacan otras obras como Zalacaín el aventurero (1909) y Las inquietudes de Shanti Andía (1911).

La Novela en la Generación del 14

La Generación del 14 también mostrará interés por el problema de España, pero con una actitud más intelectual y europeizante, y una mayor preocupación por la forma, ya que pretenden configurar un arte selectivo y minoritario. Se decantan por una novela deshumanizada, alejada del sentimiento.

Autores y Tendencias más Importantes en la Narrativa del 14

  1. Novela intelectual: Destaca Ramón Pérez de Ayala, caracterizado por su intelectualismo, reflexión crítica y estilo retórico. Este autor evoluciona desde obras cercanas en su estilo y temas a las del 98, como Troteras y danzaderas, hasta sus obras más características y novedosas: Belarmino y Apolonio (1921), donde trata el problema de la incomunicación de los seres humanos aun estando próximos, o Tigre Juan (1923), que aborda el honor del hombre vinculado a la fidelidad o no de la mujer.
  2. Novela lírica: Sobresale Gabriel Miró por la sensibilidad y sensorialidad hacia la luz, el color, los sonidos y los olores, así como por la musicalidad y el lirismo, hasta el punto de hacer de la acción algo secundario, ofreciendo una visión poemática de la realidad. Ejemplos son Nuestro Padre San Daniel (1921) y El obispo leproso (1926).
  3. Novela de humor: Destaca Ramón Gómez de la Serna, quien escribió varias obras en las que sobresale su carácter humorístico, la reducción de lo narrativo y la acumulación de digresiones y reflexiones de todo tipo para romper los moldes tradicionales de la novela (como en El torero Caracho (1926)).
  4. Wenceslao Fernández Flores: A cuya última etapa corresponde su obra más conocida, El bosque animado (1944).