La Dictadura de Primo de Rivera en España: Origen, Fases y Legado Histórico

Introducción: El Golpe de Estado de Primo de Rivera y sus Consecuencias

En un intento por salvar al país de la prolongada crisis del sistema de la Restauración, Miguel Primo de Rivera llevó a cabo un golpe de Estado en 1923. Este golpe, que rápidamente se transformó en una dictadura, impulsó el desarrollo económico y mantuvo una relativa paz social. Sin embargo, esto se logró a cambio de la suspensión de la Constitución, la prohibición de la actividad política y un estricto control de la prensa. El propio Primo de Rivera se autodenominó un “cirujano de hierro”, decidido a solucionar los graves problemas de España. A pesar de sus esfuerzos, al final de su mandato, España se encontró nuevamente ante los mismos dilemas que existían antes de la intervención militar.

Contexto y Causas de la Dictadura de Primo de Rivera

El Golpe de Estado del General Primo de Rivera (1923)

La instauración de la Dictadura del general Miguel Primo de Rivera en España coincidió con la aparición de otros regímenes autoritarios en la Europa de entreguerras. Sus causas principales estuvieron relacionadas con la descomposición del sistema político, que, tras la grave crisis de 1917, se manifestó en la incapacidad de los gobiernos para resolver los serios problemas del país. Entre estos problemas destacaban:

  • La cuestión marroquí, agravada por el desastre de Annual (1921) y el posterior Informe Picasso, que determinaba las responsabilidades del mismo.
  • La crisis económica y social, que, en el contexto de la posguerra europea, intensificó la inflación, el desempleo y la conflictividad laboral.

Debido a esta situación, sectores cada vez más amplios de la sociedad estaban dispuestos a aceptar una solución de corte autoritario para resolver los problemas nacionales. Primo de Rivera fue el artífice de esta preparación. El 12 de septiembre de 1923, declaró el estado de guerra y exigió la dimisión del Gobierno de Madrid, al tiempo que entregó a la prensa el célebre Manifiesto al País y al Ejército. Este documento proclamaba la constitución de un Directorio Militar y enumeraba los problemas que se proponía resolver:

  • Terrorismo
  • Propaganda comunista
  • Agitación separatista
  • Inflación
  • Desorden financiero
  • La situación en Marruecos
  • Inmoralidad política

El Gobierno no fue capaz de reaccionar, y el rey Alfonso XIII acabó apoyando abiertamente al general sublevado. España dejó de ser una monarquía parlamentaria y se convirtió en un régimen autoritario que gozó de una buena acogida en sus comienzos. Esta aceptación inicial se debió a:

  • La pasividad del gobierno.
  • La actitud expectante de republicanos, socialistas y la UGT.
  • El apoyo del Ejército, la Iglesia y la aristocracia.

Solo el Partido Comunista, la CNT y algunos intelectuales constituyeron la oposición más clara al régimen.

Fases de la Dictadura: Directorios y Políticas

El Directorio Militar (1923-1925)

Primo de Rivera había justificado su golpe de Estado como una medida urgente para solucionar los principales problemas que habían conducido al fracaso del sistema político. Una vez convertido en presidente del Directorio Militar, decretó de inmediato la Ley Marcial, con el objetivo de restablecer el orden público. Además, el golpe de Estado implicó la suspensión inmediata de las garantías constitucionales, la disolución de las Cortes y la prohibición de todos los partidos políticos.

El Directorio Civil (1925-1930)

Para consolidar sus objetivos, Primo de Rivera sustituyó el Directorio Militar por un Directorio Civil, en el que colaboraron tanto militares como políticos. Esta nueva etapa se caracterizó por un fuerte intervencionismo estatal, tanto en el ámbito económico como en el social, lo que a menudo se ha interpretado como una imitación del fascismo italiano.

Logros Económicos y Sociales

Entre los logros económicos, favorecidos por el contexto de los “felices años veinte”, destacan las grandes obras públicas realizadas:

  • Renovación y expansión de la red vial española.
  • Modernización de las vías férreas.
  • Importantes obras hidráulicas.
  • Implementación de una política industrial proteccionista.

En el ámbito social, se buscó mejorar las condiciones de los trabajadores y garantizar el orden a través de un sistema productivo tutelado por el Estado. Se crearon instituciones como el Instituto de Reformas Sociales y se promulgó un Código de Trabajo, que incluía el seguro de maternidad y subsidios para familias numerosas.

La Organización Corporativa

Sin embargo, la medida más distintiva de esta etapa fue la creación de la Organización Corporativa, inspirada en las corporaciones fascistas italianas. Esta organización integraba a obreros y patronos, lo que contribuyó a una notable disminución del número de huelgas y al mantenimiento de la paz social. A pesar de ello, la medida fue criticada, especialmente porque Primo de Rivera otorgó a la UGT un papel preponderante, casi como única gran central sindical.

Después de varios años, Primo de Rivera intentó institucionalizar el régimen y emprender una reforma constitucional, para lo cual convocó una Asamblea Nacional Consultiva que, finalmente, fracasó. La oposición política y social crecía progresivamente, incluyendo a miembros de la “vieja política”, republicanos, intelectuales, estudiantes e incluso sectores del propio ejército. A todo ello se sumó la grave situación económica, consecuencia directa de la Crisis de 1929. Ante este panorama, Primo de Rivera presentó su dimisión al Rey en enero de 1930. El dictador fallecería dos meses después.

Conclusión: El Legado de la Dictadura y el Camino a la II República

Tras la dimisión de Primo de Rivera, el nuevo presidente del Consejo de Ministros, Dámaso Berenguer, nombrado por Alfonso XIII, no logró afrontar con éxito el complejo proceso de restablecer la normalidad constitucional. La lentitud en el retorno a la legalidad hizo que este período fuera conocido popularmente como la “Dictablanda”.

El Fin de la Monarquía y la Proclamación de la II República

La fuerte oposición al régimen se hizo cada vez más patente. Los sectores republicanos, por ejemplo, materializaron su descontento con la firma del Pacto de San Sebastián. Tras el fracaso de Berenguer, el almirante Juan Bautista Aznar convocó elecciones municipales que, en la práctica, se convirtieron en un plebiscito a favor o en contra de la Monarquía. La contundente victoria de los partidos antimonárquicos en las principales ciudades españolas determinó el colapso del sistema caciquil.

Finalmente, el 14 de abril de 1931, con el pueblo en las calles celebrando los resultados, el rey Alfonso XIII abandonó España y se proclamó la II República Española, marcando el fin de una era y el inicio de un nuevo capítulo en la historia de España.