La Poesía Española desde 1939 hasta la Actualidad
Como sucede en los demás géneros literarios, la guerra produjo un corte profundo en la evolución de la poesía. Muchos poetas marcharon al exilio: Rafael Alberti, Luis Cernuda, Pedro Salinas, Jorge Guillén, Luis Felipe o Juan Ramón Jiménez. Centraron su poesía en el tema de España como “paraíso perdido” y el mundo interior del poeta. Otros autores como Lorca o Antonio Machado habían muerto, y Miguel Hernández falleció en la cárcel en 1941. Dos de los poetas del Grupo del 27 que permanecieron en España se convirtieron en modelos seguidos por los escritores jóvenes: Dámaso Alonso con Hijos de la ira y Vicente Aleixandre con Sombra del paraíso. Pese a la pobreza cultural de posguerra, en la poesía se apreció cierta diversidad y riqueza artística, tal vez motivadas porque los censores pensaban que la poesía era un género minoritario que no trascendía de las revistas literarias o de las reducidísimas tiradas de los libros de versos.
El Contexto de Posguerra y las Primeras Tendencias (Años 40)
En la década de los años 40, la poesía española siguió dos tendencias fundamentales: la poesía arraigada y la poesía desarraigada, si bien no fueron las únicas.
Poesía Arraigada
La poesía arraigada se caracterizó por estar técnicamente muy bien construida, pero alejada de la realidad social y existencial del momento. Sus autores se agruparon en torno a dos revistas: Escorial, que cultivó una poesía centrada en lo cotidiano, en la familia y la religión, y Garcilaso, que buscó la serenidad renacentista. Los más importantes de estos poetas “garcilasistas” fueron Luis Rosales (La casa encendida, una de las mejores obras líricas de posguerra), Leopoldo Panero, Luis Felipe Vivanco o Dionisio Ridruejo.
Poesía Desarraigada y Existencial
En 1944, arrancó la poesía desarraigada con la publicación de Hijos de la ira de Dámaso Alonso y Sombra del paraíso de Vicente Aleixandre. Los dos maestros del 27 conmocionaron el panorama poético con una poesía existencial, que manifestó la angustia del ser humano ante un mundo caótico y tuvo su cauce a través de la revista “Espadaña”, fundada por Victoriano Crémer y Eugenio de Nora. Se alejó del clasicismo con unos poemas directos y apasionados. Junto a los autores citados, cabe recordar a Blas de Otero y José Hierro.
Otras Corrientes: Postismo y Grupo Cántico
Otras tendencias de esta época fueron el “postismo”, que surgió en torno a la revista del mismo nombre (abreviatura de postsurrealismo, el último ismo), fundada por Carlos Edmundo de Ory, y el grupo Cántico, creado en Córdoba, que se inclinó por una poesía culturalista y barroca.
La Poesía Social (Años 50)
La poesía “desarraigada” derivó en la década de los 50 en una poesía social, reflejo de los problemas colectivos como la injusticia o la desigualdad. La poesía se convirtió en “un arma cargada de futuro”, en palabras de Gabriel Celaya. Prevaleció el fondo sobre la forma, con un tono coloquial, incluso prosaico, cuyo destinatario fue “la inmensa mayoría”. En 1955, se publicaron dos libros fundamentales: Cantos íberos de Gabriel Celaya, y Pido la paz y la palabra de Blas de Otero. El tema de España se convirtió en una constante, como podemos ver en obras como Que trata de España de Blas de Otero y Canto a España de José Hierro.
Renovación y Compromiso (Hacia 1960)
Hacia 1960, aparecieron las primeras críticas a la literatura social, por su pobreza de estilo y por su esquematismo temático. Surgió una nueva generación poética que buscó una mayor calidad literaria sin renunciar al compromiso social. Fue habitual en su obra la presencia de lo íntimo, los recuerdos, el amor. En definitiva, la poetización de la experiencia personal. Por otro lado, fue relevante su apertura intelectual a muy variadas influencias, algunas hasta entonces desconocidas en la literatura española, como Ezra Pound, T.S. Eliot o el griego Constantino Cavafis, sin olvidar a los poetas del 27, en especial Aleixandre o Cernuda, y los hispanoamericanos Neruda y César Vallejo. Sus autores se agruparon en torno a dos grupos: el de Barcelona (Carlos Barral, José Agustín Goytisolo y Jaime Gil de Biedma) y el grupo de Madrid (Ángel González, Claudio Rodríguez, José Ángel Valente, José Manuel Caballero Bonald, Francisco Brines). Esta promoción supuso un hito esencial en la poesía española.
Los Novísimos (Finales de los 60 y Años 70)
A finales de los años sesenta, surgió un nuevo grupo de poetas que escribieron una lírica experimental y minoritaria: los Novísimos. Tomaron su nombre de la antología del crítico José María Castellet que reunió a la mayor parte de los poetas más renovadores de la década de los setenta: Nueve novísimos poetas españoles (Barcelona, 1970): Vázquez Montalbán, Félix de Azúa, Pere Gimferrer, Ana María Moix o Leopoldo María Panero. Su poesía se caracterizó por una absoluta libertad formal (ruptura del verso, supresión de los signos de puntuación, creación de collages…), la introducción de elementos exóticos, artificiosidad, y la influencia de los medios de comunicación de masas y del cine. Fue una especie de pop literario influido por la estética de Andy Warhol, que convivió con una tendencia más culturalista, como es el caso de Pere Gimferrer (Arde el mar).
La Poesía Más Reciente: Diversidad y Personalismo
La poesía más reciente se caracteriza por el personalismo y la diversidad. Se observa una vuelta al intimismo y el abandono de las formas extremas del experimentalismo. Jaime Gil de Biedma o Ángel González son los maestros de muchos poetas actuales. Proliferan antologías, revistas y premios literarios (Visor, Hiperión).
Tendencias Actuales
Entre las últimas tendencias podemos destacar el culturalismo y clasicismo de influencia del mundo grecolatino (Luis Alberto de Cuenca o Luis Antonio de Villena), el neobarroquismo (Antonio Carvajal), el neosurrealismo (Blanca Andreu), el neoerotismo (Ana Rossetti), la metapoesía (Jenaro Talens).
La Poesía de la Experiencia
La poesía de la experiencia es tal vez la línea más representativa de estos últimos años. Es una poesía realista, comprometida, de carácter urbano. Luis García Montero, Carlos Marzal, Vicente Gallego, Felipe Benítez Reyes, Benjamín Prado y Elvira Sastre se inscriben en esta tendencia.